Timwick se quedó mirando el cráneo.
– ¿Está seguro de que ésta es una representación correcta?
– Sí. ¿Puedo volverme a Nueva York, entonces?
– Sí, gracias por su trabajo. Haré que lo lleven en coche de inmediato. Como es natural, no dirá una palabra sobre este asunto. No queremos una filtración en seguridad.
– No tengo deseo alguno de hablar sobre este trabajo. No fue precisamente uno de los mejores momentos de mi carrera. Iré a preparar mis cosas. -Doprel salió de la habitación.
– ¿Lo llevo yo? -preguntó Fiske desde donde estaba parado, justo detrás de Timwick.
– No. -Timwick se apartó del busto. -El cráneo es un engaño. Doprel ya no tiene ninguna importancia. Lo enviaré de vuelta con otro. Tengo más trabajo para ti y tenemos que darnos prisa. -Se dirigió al teléfono. -Déjame solo, tengo que hacer llamadas.
Esperó hasta que Fiske hubiera salido de la habitación y luego marcó el número seguro de la Casa Blanca.
– No es él. Tiene la misma edad y la misma estructura facial, pero no es él.
BARRETT HOUSE
– Me mintió -susurró Eve y giró para enfrentar a Logan-. ¡Me mintió!
– Sí. Es la última mentira que te diré, Eve.
– ¿Y piensa que le voy a creer? Cada vez que me vuelvo, descubro que me ha mentido otra vez. En ningún momento pensó que era Kennedy. Por Dios, hasta puso todos esos libros e informes sobre Kennedy en el escritorio nada más para que creyera lo que usted quería que creyera. Era todo un invento alocado.
– No había nada de alocado. Me esmeré mucho para que la mentira fuera creíble. Tenía que tapar el hecho de que estaba investigando lo que Donnelli había alegado. Por eso sembré las pistas falsas sobre Kennedy. Para que no supieran si realmente sospechaba algo o era un loco de atar. Hasta comencé a buscar discretamente un escultor forense, la persona que pudiera revelarme si había algo de verdad en lo que decía Donnelli.
– Sí.
– Así es, tú eras la pieza clave que necesitaba.
La mirada de Eve volvió a posarse en el cráneo de Jimmy. No, ya no era Jimmy. Se trataba de Ben Chadbourne, el Presidente de Estados Unidos. Eve sacudió la cabeza.
– Es una locura. Cuando me contó lo que sucedió en la funeraria de Donnelli, supuse que había sido hace años. Era lo que usted quería que pensara ¿no es así?
– Sí. Fue solamente hace dos años.
– Todo mentira.
– Tenías que estar completamente libre de influencias e ideas preconcebidas. Era la única forma de garantizar que reconstruirías la cara que pertenecía a ese cráneo. -Su mirada siguió la de Eve hacia el rostro de Chadbourne. -Verte trabajar fue como un milagro, como si le estuvieras dando vida. Yo estaba casi seguro de que era él, pero cada toque lo volvía…
– ¿Cómo murió? ¿Lo asesinaron?
– Es probable. Tendría sentido.
– ¿Y el hombre que está en la Casa Blanca es uno de sus dobles?
Logan asintió.
Eve sacudió la cabeza.
– Es demasiado disparatado. No se podría lograr con Chadbourne ni con Kennedy. Es una función demasiado pública.
– Pero lo hicieron.
– ¿Quién, Timwick?
– Es el testaferro.
– ¿De quién?
– De la esposa de Chadbourne. Ella tiene que estar manejando los hilos. Es la única que tiene el poder de proteger a un doble y de instruirlo.
Lisa Chadbourne.
Lisa Chadbourne. Eve la recordó en la conferencia de prensa: entre bambalinas, mirando a su esposo con adoración.
– ¿Ella sería la asesina?
– Es posible. No lo sabremos hasta que averigüemos qué le sucedió a Ben Chadbourne.
– ¿Qué motivos podría tener?
– No lo sé. Ambición, posiblemente. Es inteligente y astuta y sabe cómo manejar una situación para sacarle provecho. Trabajó duro para terminar sus estudios de abogada y llegó a ser socia de una prestigiosa firma legal. Después de casarse con Chadbourne lo fue empujando hasta hacerlo llegar a la Casa Blanca. Una vez allí, ella hizo todo bien. -Logan sonrió con ironía. -Es la primera dama perfecta.
– No puedo creer que sea ella.
– Te entiendo. A mí también me costó creerlo. Estuve con ella un par de veces y me cayó bien. Esa combinación de encanto e inteligencia puede resultar muy atractiva.
Eve sacudió la cabeza.
– Te estoy enloqueciendo con tantas cosas. Ojalá pudiera darte más tiempo para asimilar todo, pero no puedo. No nos queda tiempo. -Se puso de pie. -De acuerdo: no tienes que creer que fue Lisa Chadbourne, si no quieres. Puedes creer que fue otra persona. Pero no vas a negarme que ella tiene que ser parte de la conspiración para que pueda funcionar
– Es… razonable, sí. -Eve echó otra mirada al cráneo. ¿Pero… ¿Y si no es Chadbourne? ¿Si es el doble?
– Es Chadbourne.
– ¿Porque usted quiere que lo sea?
– No, porque es él. Es lo único que tiene sentido. -Logan hizo una pausa. -Porque fue James Timwick el que le llevó aquel cuerpo a Donnelli.
– ¿Cómo puede saberlo con tanta seguridad? El padre de Donnelli pudo haber mentido.
– Sí, seguro que sí. Al parecer, era un crápula. Pero no era tonto. Se codeaba con unos personajes bastante peligrosos y tenía que protegerse. El crematorio estaba equipado con grabadoras ocultas. Tiene a Timwick grabado en una cinta. -Esbozó una sonrisa torcida. -Fue parte del legado que le dejó a su hijo y la carnada que me hizo morder el anzuelo. A causa de esa cinta, hice que Gil investigara la historia.
– Si tuviera una cinta tan incriminadora, no necesitaría más pruebas. Podría llevársela a las autoridades, o a los medios y dejar que…
Logan negó con la cabeza.
– No era lo suficientemente incriminadora. No contenía detalles. No decía: "Eh, oigan, soy James Timwick y estoy quemando al Presidente de los Estados Unidos". Era sólo una conversación general mientras estaban en el crematorio. Timwick dio órdenes a uno de sus hombres para que lo ayudara con el cadáver. En un momento le pidió una silla a Donnelli. Evidentemente, el pobre hombre había tenido una noche agitada y estaba cansado. Eran comentarios de ese tipo.
– ¿Entonces cómo sabía que se trataba de Timwick?
– Lo conocía de antes. Es director del Servicio Secreto y asistió a bastantes funciones de Chadbourne, además…
– Servicio Secreto. Me dijo que tenía un puesto jerárquico en el Departamento del Tesoro. -Eve apretó los labios. -Sí, por supuesto, el Servicio Secreto es parte del Departamento del Tesoro. Otra pequeña evasión.
– Lo siento. -Logan continuó. -Timwick tuvo una carrera distinguida y fue crucial para la elección de Chadbourne. Su voz es muy característica. Es de Massachusetts y el acento es inconfundible. Tenía el presentimiento de que era él y cuando Donnelli hijo me mandó la cinta grabada, pasé algunos de los vídeos que hice donde está Chadbourne en campaña y los comparé. No fue difícil. Timwick no es un hombre al que le gusta quedarse en segundo plano. Creo que está decepcionado de que Chadbourne no le haya dado un puesto en el gabinete.
– No puedo creer que permitieron que Donnelli viviera para chantajearlos. ¿Por qué no lo obligaron a renunciar a la cinta y el cráneo?
– El les dijo que había puesto una copia de la cinta y una explicación en manos de un abogado, que las enviaría inmediatamente a los medios si él desaparecía o moría por causas no naturales.
– Después murió de un ataque cardíaco y su hijo desapareció.
– Pero ellos no habían sido responsables, así que tuvieron que concluir en que Donnelli hijo había hecho un mejor negocio. Imagino que la búsqueda debe de haber sido muy intensa. Yo me comporté con sumo cuidado, pero puede haber habido algo que los llevó a pensar que Donnelli se contactó conmigo. -Se encogió de hombros. -O quizá no. Tal vez andaban detrás de cualquier cosa o persona que resultara sospechosa y yo hice sonar la alarma.
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