Kay Hooper - Jaque al miedo

Здесь есть возможность читать онлайн «Kay Hooper - Jaque al miedo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Jaque al miedo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Jaque al miedo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Lucas Jordan es un reputado criminólogo con poderes paranormales que trabaja para el FBI, en la Unidad de Crímenes Especiales. Un secuestrador psicópata tiene en jaque a toda la Unidad: tras raptar a sus víctimas, y cobrar el rescate, las somete a una macabra situación letal sin escapatoria, mientras un reloj marca, inexorablemente, el tiempo de vida que les queda.
Samantha Burke, una médium que trabaja en un circo, con capacidad para ver el futuro, se cruza de nuevo en la vida de Lucas, con una inquietante premonición: el asesino conoce perfectamente el patrón mental de Lucas, y cada uno de sus movimientos forma parte de una retorcida partida de ajedrez en la que todos son piezas de tan macabro juego. Samantha se convertirá en la pieza clave del tablero y la única capaz de salvar no sólo la vida de Lucas, sino también su herido corazón.

Jaque al miedo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Jaque al miedo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Siento lo de su amigo -añadió ella con calma-. Pero los dos sabemos que la vidente que le dijo que iba a morir no le obligó a matarse.

Wyatt palideció y se quedó de nuevo inmóvil.

– No sé de qué está hablando.

Samantha sabía muy bien que a la gente, en su mayoría, le desagradaba ver desvelados sus secretos, e iba contra su carácter el exponer públicamente a Wyatt Metcalf. Pero las otras dos personas que había en la habitación también tenían facultades psíquicas y, por más que detestara hacerlo, Samantha tenía la sensación de que necesitaban saber por qué el sheriff sentía tal odio y desconfianza hacia los «adivinadores».

– Usted era muy joven -dijo con voz firme-. Puede que tuviera alrededor de doce años. No fue aquí, en Golden, sino en algún lugar de la costa, junto al mar. Fue con unos amigos a una feria y, por una apuesta, pagaron a una vidente para que les leyera la buenaventura.

– No era una vidente. Era…

Samantha no hizo caso y siguió hablando.

– Ella dejó que se quedaran todos en la caseta mientras les iba adivinando el futuro uno por uno. La mayor parte de lo que les dijo era vago y positivo, lo cual no es raro. Ningún vidente respetable le diría deliberadamente a un cliente, y menos aún a un chico joven, que va a ocurrirle una desgracia, especialmente si el cliente no puede hacer nada por eludir su destino. Pero su amigo, su mejor amigo, tenía problemas. Tenía problemas desde hacía mucho tiempo y usted lo sabía. Incluso había hablado de suicidarse.

– Él no… Yo no le creí…

– Claro que no le creyó. ¿Quién cree en el suicidio a los doce años, excepto alguien que desea morir? Pero la vidente sí le creyó. Sabía que su amigo hablaba en serio y se arriesgó. Mientras todos ustedes escuchaban, le advirtió que moriría si no cambiaba de vida. Y le dijo que morir no resolvería nada, que no ayudaría a nadie y que sólo haría sufrir a los que quedaran detrás. -Samantha hizo una pausa y luego añadió rápidamente-: Intentaba ayudarle.

– No -dijo Wyatt-. Si no hubiera dicho eso, si no le hubiera metido esa idea en la cabeza…

– Ya estaba en su cabeza. Era ya su destino. Y usted lo sabe. Si quiere seguir culpándome, sea al menos sincero consigo mismo. Esa mujer no intentaba estafar ni engañar a nadie, y desde luego no pretendía hacer nada malo. Hizo todo lo que pudo por un desconocido.

Wyatt se quedó mirándola un momento. Después echó la silla hacia atrás, se levantó y abandonó la sala de reuniones.

– Sigo haciendo amigos, ¿eh? -murmuró Samantha mientras volvía a doblar el pañuelo y se lo apretaba contra la nariz, que todavía sangraba.

Lucas se dio cuenta de que seguía sujetándole la muñeca y la soltó.

– A nadie le gusta que otros saquen sus secretos a la luz -dijo.

– Sí, pero por lo menos ya sabemos que hay una explicación para su desconfianza y su desagrado… por no decir su odio. Yo confiaba sinceramente en que no fueran simples prejuicios ciegos.

Parecía cansada.

– Maldita sea, ¿quieres volver de una vez al motel y descansar un poco? -Se oyó decir Lucas con aspereza.

– Puede que eche una siesta antes de esta noche. -Samantha miró el reloj e hizo una mueca-. O puede que no. Tardo una eternidad en ponerme el dichoso maquillaje, si quiero hacerlo bien y no asustar a los clientes.

– Sam…

– No va a pasarme nada, Luke.

– ¿No? -Él le cogió la mano con que sujetaba el pañuelo y la apartó para que todos vieran la sangre escarlata-. ¿No?

Ella contempló el pañuelo; después levantó la mirada hacia él y se le limitó a decir:

– ¿Ha parado ya?

Tenía los ojos más oscuros que Lucas había visto nunca, unos ojos insondables. Lucas se preguntó cuántas cosas les estaba ocultando. Se preguntó también por qué se resistía a presionarla para averiguarlo.

Y fue Jaylene quien contestó por fin a Samantha, diciendo:

– Parece que sí. Sam, no hace falta ser médico para saber que esas hemorragias que desencadenan tus visiones no son un buen augurio. -Se quedó pensando y añadió-: Y perdona el juego de palabras.

Samantha esperó a que Lucas le soltara la mano; luego volvió a doblar el pañuelo y se tocó la nariz para limpiarse los últimos restos de sangre.

– No me pasará nada -repitió.

Lucas se apartó de ella y apoyó la cadera en la mesa de reuniones.

– Ya te ha pasado antes, ¿verdad? ¿Hoy mismo?

– Sí, ¿y?

– Jaylene tiene razón, Sam. Es un síntoma. -Lucas intentó controlar su voz, pero sabía que sonaba áspera-. Una señal de que te estás esforzando demasiado. La última vidente a la que vi sangrar por la nariz con frecuencia acabó en coma.

Pasado un momento, Samantha dijo:

– Dos veces en un día no es con frecuencia. Es… una excepción.

– Cielo santo, Samantha…

– Lavaré el pañuelo y te lo devolveré. Que tengáis buena suerte cuando registréis la casa de Lindsay. Espero que encontréis algo. Hasta luego, Jay.

– Adiós, Sam.

Lucas se quedó un momento donde estaba. Después le dijo a su compañera:

– En toda mi vida he conocido a nadie tan terco.

– Pues deberías mirarte al espejo.

Él volvió la cabeza para mirarla con el ceño fruncido; pero se limitó a decir:

– Hay que vigilarla, sobre todo esta noche, mientras esté trabajando. Sean cuales sean las reglas de ese cabrón, apostaría a que no incluyen ceñirse al horario que esperamos.

– No, eso seguramente sería demasiado previsible. Entonces, ¿crees de veras que Sam está en peligro?

– Ese tipo la conoce. La ha traído hasta aquí. Eso significa que es importante para él o para su juego.

Jaylene asintió con la cabeza.

– Estamos de acuerdo. Pero, Luke, aparte de Glen Champion, que ya ha doblado su turno estos últimos días, no hay nadie en el departamento que esté dispuesto a hacer de guardaespaldas de Sam. Y sabes tan bien como yo que un policía desganado puede ser más peligroso que no tener ninguno.

– Lo haré yo.

Jaylene no le preguntó cómo pensaba vigilar a Samantha veinticuatro horas al día.

– Nosotros iremos interrogando a los vecinos del edificio de Lindsay y registrando su apartamento -dijo-. Llamaré a Caitlin Graham para decírselo. De hecho, creo que voy a pedirle a Wyatt que destine un par de hombres a vigilarla.

– ¿Crees que podría ser una víctima potencial?

– Si ese tipo estaba vigilando la casa para ver quién encontraba el colgante, sabe que Caitlin está aquí. Es mejor asegurarse.

– Sí.

– El colgante va camino de Quantico. Quizás ellos encuentren algo que nos sirva. Entre tanto, tenemos las fotografías, si quieres echarle otro vistazo.

– ¿Tú no percibiste nada?

– No. Puede que porque Sam ya lo había tocado. -Jaylene sacudió la cabeza-. La verdad es que no me gusta pensar que ese tipo nos lleve tanta delantera que incluso supiera de antemano que el colgante acabaría en manos de Sam.

– A mí tampoco.

– ¿Crees que es un vidente?

Lucas frunció el ceño.

– No. Los datos que tenemos hasta ahora sugieren que manipula a la gente, que tal vez influye en los acontecimientos o hasta los provoca, pero nada indica que los presienta en un sentido paranormal.

– Entonces, ¿cómo sabía que Sam tocaría el colgante?

– Es cuestión de lógica. Estamos de acuerdo en que la conoce. Eso significa que sabía o sospechaba que se involucraría en la investigación.

– Sobre todo, estando tú aquí -murmuró Jaylene.

Lucas no hizo caso.

– El secuestrador podía suponer, lógicamente, que tarde o temprano alguien le pediría a Sam que tocara cualquier objeto o prueba que encontráramos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Jaque al miedo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Jaque al miedo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Jaque al miedo»

Обсуждение, отзывы о книге «Jaque al miedo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x