Alan Bradley - Flavia de los extraños talentos

Здесь есть возможность читать онлайн «Alan Bradley - Flavia de los extraños talentos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Flavia de los extraños talentos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Flavia de los extraños talentos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Imagínese una vieja casa de campo en algún lugar de Inglaterra, en los años 50. Imagínese una niña de casi 11 años, solitaria y de extraños talentos, que vive allí con una familia poco común: un padre viudo de carácter taciturno y unas hermanas a las que nuestra protagonista no soporta. Se llama Flavia de Luce y es la dueña y señora de un laboratorio químico de la época victoriana abandonado décadas atrás.
La joven Flavia, como si fuera un detective, hurgará en al misterioso pasado de su padre y planeará la venganza contra sus hermanas Ofelia y Daphne mientras el material para su propio experimento científico es el cuerpo de un hombre que se encuentra enterrado en el jardín de su casa.
Con su protagonista excéntrica y brillantes, Flavia de los extraños talentos es una novela absolutamente original, imaginativa, de lectura compulsiva, que engancha por su inteligencia y por su humor, a veces muy negro, que se burla de la macabra seriedad de la trama.

Flavia de los extraños talentos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Flavia de los extraños talentos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Dónde vive la señorita Mountjoy?

Daffy me observó, perpleja.

– La señorita bibliotecaria Mountjoy -añadí.

– No tengo ni idea -respondió Daffy-. No he ido a la biblioteca del pueblo desde que era niña.

Con los ojos aún muy abiertos, Daffy me observó por encima de sus gafas.

– Quiero pedirle consejo sobre lo que hay que hacer para ser bibliotecaria.

Era una mentira perfecta. Daffy suavizó la mirada y casi me observó con respeto.

– No sé dónde vive -contestó-. Pregúntale a la señorita Cool, de la confitería. Ella sabe todo lo que se cuece en Bishop's Lacey.

– Gracias, Daffy -dije, mientras mi hermana se dejaba caer en un mullido sillón de orejas-. Eres un lince.

Una de las principales comodidades de vivir cerca de un pueblo es que, cuando hace falta, se puede llegar en muy poco tiempo. Volé montada en Gladys, pensando que tal vez no sería mala idea llevar un diario de vuelo, como les obligan a hacer a los pilotos de los aeroplanos. Para entonces, Gladys y yo ya teníamos unos cuantos cientos de horas de vuelo, la mayoría de ellas en el trayecto de ida y vuelta a Bishop's Lacey. De vez en cuando, le ataba una cesta de picnic a los faldones negros traseros y nos aventurábamos incluso más lejos.

En una ocasión habíamos viajado toda la mañana para llegar hasta una posada en la que, según se decía, había dormido Richard Mead una noche en 1747. Richard (o Dick, como yo lo llamaba a veces) era el autor de A Mechanical Account of Poisons in Several Essays. Publicado en 1702, era el primer libro en inglés sobre el tema, y yo poseía una primera edición que era la joya de mi biblioteca de química. En la galería de retratos de mi habitación tenía una imagen suya pegada al espejo, junto a las de Henry Cavendish, Robert Bunsen y Carl Wilhelm Scheele, mientras que Daffy y Feely tenían fotos de Charles Dickens y Mario Lanza, respectivamente.

La confitería de Bishop's Lacey se hallaba en High Street, apretujada entre la empresa de pompas fúnebres y la pescadería. Apoyé a Gladys contra la luna del escaparate y giré el pomo.

Maldije entre dientes: la puerta estaba cerrada a cal y canto. ¿Por qué el universo conspiraba en mi contra de aquella manera? Primero el armario, luego la biblioteca y ahora la confitería. Mi vida se estaba convirtiendo en un largo pasillo de puertas cerradas.

Ahuequé las manos, las apoyé en el cristal y contemplé el interior en penumbra. Tal vez la señorita Cool hubiera salido, o tal vez hubiera tenido que atender una urgencia familiar, como el resto de los habitantes de Bishop's Lacey. Cogí el pomo con ambas manos y sacudí la puerta con fuerza, aunque sabía perfectamente que era inútil.

Recordé entonces que la señorita Cool vivía en un par de habitaciones en la parte de atrás de la tienda. A lo mejor se le había olvidado abrir la puerta, me dije. Es lo que les pasa a veces a los ancianos: que se vuelven seniles, y entonces…

Pero… ¿y si había muerto mientras dormía?, pensé. O algo peor… Eché un vistazo a ambos lados de High Street, pero la calle estaba desierta. ¡Un momento! Me había olvidado por completo de Bolt Alley, un túnel húmedo y estrecho de adoquines y ladrillo que daba a los jardines de la parte de atrás de las tiendas. ¡Claro! Me dirigí hacia allí a toda prisa.

Bolt Alley olía a su propio pasado, que según se dice incluía en otros tiempos un famoso tugurio. Me estremecí involuntariamente cuando el sonido de mis propios pasos retumbó en las paredes cubiertas de musgo y en el techo, del que goteaba agua. Intenté no tocar los apestosos ladrillos manchados de verde que tenía a ambos lados, ni respirar el aire rancio. Poco después, llegué al otro lado del pasadizo y salí de nuevo al sol.

El minúsculo jardín de la señorita Cool estaba rodeado por un muro bajo de ladrillos, medio en ruinas. La puerta, de madera, estaba cerrada por dentro.

Salté el muro, fui directamente a la puerta y la golpeé ruidosamente con la palma de la mano. Pegué la oreja a la madera, pero no percibí ningún movimiento en el interior. Salí del camino, pasé sobre la hierba sin cortar, me acerqué a una ventana y pegué la nariz a la parte baja de un cristal tiznado de hollín. Sin embargo, me tapaba la vista la parte de atrás de un tocador.

En un rincón del jardín divisé una caseta de perro bastante deteriorada: era, al parecer, lo único que quedaba de Geordie, el collie de la señorita Cool, que había muerto tras ser atropellado por un coche en High Street.

Tiré del combado armazón hasta que se soltó de la tierra apelmazada, lo arrastré por el jardín y lo coloqué directamente bajo la ventana. A continuación, me subí encima.

Una vez en la parte superior de la caseta sólo tuve que dar otro paso hasta conseguir trepar al alféizar de la ventana, sobre cuya pintura descascarillada mantuve un precario equilibrio con brazos y piernas extendidos, como el hombre de Vitrubio de Leonardo da Vinci: con una mano me sujeté firmemente a un postigo mientras con la otra trataba de limpiar un poco el mugriento cristal para mirar a través de él.

El interior de la pequeña habitación se hallaba en penumbra, pero había la suficiente luz como para distinguir la figura tendida en la cama…, y también para distinguir el rostro pálido que me observaba y su boca abierta en un horrendo óvalo.

– ¡Flavia! -exclamó la señorita Cool, poniéndose en pie de un salto. El cristal de la ventana amortiguó el sonido de sus palabras-. ¿Qué diantre…?

Cogió su dentadura postiza de un vaso y se la colocó a toda prisa en la boca. Después desapareció durante un segundo. En el momento en que saltaba al suelo oí el ruido del cerrojo de la puerta al descorrerse, tras lo cual la puerta se abrió hacia adentro y me mostró a la señorita Cool con aspecto de tejón atrapado. Vestía una bata de andar por casa y se aferraba la garganta con una mano, que abría y cerraba espasmódicamente.

– ¿Qué diantre…? -repitió-. ¿Qué ocurre?

– La puerta de delante está cerrada -dije-, y no he podido entrar.

– Pues claro que está cerrada -contestó-. Los domingos siempre está cerrada. Estaba descansando un rato.

Se frotó los ojillos negros, aún entornados por culpa de la luz. Poco a poco, empecé a darme cuenta de que tenía razón: era domingo. Aunque tenía la sensación de que habían pasado siglos, en realidad había sido aquella misma mañana cuando había ido a St. Tancred con mi familia.

Supongo que adopté una expresión de abatimiento.

– ¿Qué te pasa, querida? -me dijo la señorita Cool-. ¿Es por ese espantoso suceso en Buckshaw?

O sea, que lo sabía.

– Espero que hayas tenido el suficiente sentido común como para mantenerte alejada del escenario…

– Sí, claro que sí, señorita Cool -dije con una sonrisa de arrepentimiento-. Pero es que me han pedido que no hable del tema, supongo que lo entiende.

Era una mentira, y de las buenas.

– Eres una niña muy obediente -dijo, levantando la mirada y dirigiéndola hacia las cortinas cerradas de las ventanas de una hilera colindante de casas, todas las cuales daban directamente a su patio-. Éste no es un buen sitio para hablar. Será mejor que entres.

Me condujo a través de un estrecho pasillo, en uno de cuyos extremos se hallaba la minúscula habitación de la señorita Cool y, en el otro, una pequeñísima salita. Y, de repente, me encontré en la tienda, tras el mostrador que hacía las veces de oficina de correos del pueblo. Además de ser la única repostera de Bishop's Lacey, la señorita Cool era también la jefa de la oficina de correos, lo que significaba que sabía todo lo que valía la pena saber. Excepto química, claro.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Flavia de los extraños talentos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Flavia de los extraños talentos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Flavia de los extraños talentos»

Обсуждение, отзывы о книге «Flavia de los extraños talentos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x