Carly Phillips - Lo que los hombres quieren

Здесь есть возможность читать онлайн «Carly Phillips - Lo que los hombres quieren» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Остросюжетные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Lo que los hombres quieren: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Lo que los hombres quieren»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La columnista Rina Lowell estaba intentando averiguar qué era lo que querían los hombres y necesitaba saberlo por cuestiones muy personales… porque se estaba volviendo loca por su nuevo jefe, Colin Lyons. Después de muchos años viviendo para los demás, Rina había recuperado su vida… y su sexualidad. Y, ¿qué mejor que una aventura para volver a ponerse en marcha de verdad?
Colin Lyons no entendía a las mujeres, y menos la maniobra de seducción que Rina había puesto en marcha. Lo cierto era que no deseaba resistirse… Rina era demasiado atractiva. Y no pudo evitar acabar en la cama con ella; pero no sospechaba que estaba a punto de despedirla…

Lo que los hombres quieren — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Lo que los hombres quieren», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Cuando se marchó del hospital, Colin se sentía mucho más centrado y feliz con la situación de su familia, pero aún tenía que arreglar las cosas con Rina. No iba a cometer de nuevo el error que había cometido el día anterior.

Al llegar a su casa, Rina prácticamente no le dirigió la palabra, pero él lo comprendió. Por desgracia, no tuvo ocasión de hablar con ella a solas, y como Jake y Brianne pensaban quedarse a pasar la noche, no le quedó más remedio que posponer su conversación a la mañana siguiente. Ni siquiera se sorprendió cuando Rina decidió no despedirse de él.

A la mañana siguiente, Rina llamó al trabajo para decir que estaba enferma. No era cierto, pero no se sentía con fuerzas para enfrentarse al mundo. Estaba a punto de perder el trabajo que tanto le gustaba.

Sin embargo, lo peor de todo había sido la traición de Colin. No podía creer que, después de haber hecho el amor, de mantener una relación tan intensa como aquélla, no le hubiera dicho lo que pensaba hacer.

Desesperada, decidió aprovechar la ocasión para poner al día su curriculum y enviarlo por correo electrónico a varios editores de revistas de Nueva York. Gracias a Internet, fue sencillo. Ahora sólo tenía que esperar las respuestas. Por mucho que le gustara el Ashford Times , Colin tenía razón. Había que aprovechar las oportunidades.

Definitivamente, había llegado el momento de regresar a Nueva York, de volver a casa.

En aquel instante apareció Frankie.

– ¿Hola? ¿Has sobrevivido a las Navidades? He visto tu coche abajo y me figuré que te habrías quedado en casa.

– Sí, claro, y decidiste venir y despertarme…

– Ja, ja… ¿Qué haces aquí? ¿Es que estás trabajando? -preguntó, al ver que estaba con el ordenador portátil.

– No, sólo estoy buscando un nuevo empleo. De hecho, es posible que pronto tengas una nueva vecina.

– ¿Una nueva vecina? De eso, nada. No es tan fácil. Es como pedirme que me busque a una nueva mejor amiga. Además, adoro que vivas aquí. Así que explícame lo que ha pasado…

Rina le contó todo lo que sabía sobre la situación económica del periódico y sobre las intenciones de Colin para arreglar el problema.

– Así que, como ves, no tengo más remedio que buscar otra cosa en Manhattan. Mi curriculum no es muy extenso, pero mi serie de artículos casi está terminada y creo que me ayudarán bastante.

– Por un momento he pensado que te marchabas por tus problemas con Colin…

– No, no es por eso. Ya no me queda nada aquí, así que he decidido volver a Nueva York.

– ¿Y qué hay de tu relación con él?

– ¿A qué te refieres?

– No juegues conmigo. Lo sabes de sobra.

Rina se sintió frustrada.

– No lo sé, maldita sea…

Frankie puso una mano en la espalda de su amiga y los ojos de Rina se llenaron de lágrimas.

– No ha dudado en mentirme en algo tan importante como eso. ¿Cómo voy a volver a confiar en él?

– No lo sé, Rina, pero puedes confiar en mí y en los amigos que has hecho en el periódico. Y estoy segura de que Colin también estará a tu lado si le das una oportunidad.

Rina pensó que aquél era el verdadero problema. Sabía que, si se acercaba a él, se sentiría aún más vulnerable. Y por mucho que lo amara, no quería que la hiriera de nuevo.

Había perdido a su marido y ahora había perdido a Colin. Pero al menos se había encontrado a sí misma y no podía arriesgarse a perder eso. Sobre todo, ahora que su marcha era inminente.

Colin estaba sentado ante su escritorio, golpeándolo con un bolígrafo. Había intentado hablar varias veces con Rina, pero no lo conseguía nunca. El lunes había estado enferma. El martes había pasado por redacción, pero le había rehuido y después no había querido contestar a sus llamadas ni abrirle la puerta cuando decidió ir a su casa. Y el miércoles, él ya estaba de tan mal humor que no soportaba ni a su sombra.

Entonces, alguien lo tocó en el hombro y él se volvió, disgustado.

– ¿Qué diablos quieres?

– Un minuto de tu tiempo, si no es mucho pedir.

Era Rina en persona.

– ¿Qué puedo hacer por ti? -preguntó, con frialdad.

– He intentado hablar con Corinne, pero dice que ahora eres el responsable de la sección de personal, así que no tengo más remedio que hablar contigo…

– ¿Sobre qué? -preguntó, extrañado.

– Sobre referencias. He seguido tu consejo y he enviado varios currículums a revistas de Nueva York. Así que, si alguien llama, te agradecería que le dieras buenas referencias de mí a pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros.

La idea de perderla le pareció insoportable.

– No pienso hacer nada parecido -espetó.

– Colin, puede que no te guste lo que escribo, pero no puedes negar que he hecho un buen trabajo por el periódico. No puedes negarme algo tan sencillo como facilitarme la obtención de un nuevo empleo…

– Claro que puedo.

Entonces, y tal y como había hecho en otra ocasión, la tomó de la mano y se llevó a la escalera para hablar a solas con ella.

– Estás siendo poco razonable -dijo Rina, retrocediendo hasta la pared.

– ¿Poco razonable? ¿No te parece que hacer las maletas y enviar currículums es aún menos razonable?

– Tú veras. ¿Es cierto o no que pretendías librarte de las columnistas de Corinne? -preguntó, enojada.

– Sí, en efecto, ése era mi plan -confesó.

– Y entonces, ¿por qué te parece poco razonable que intente encontrar otro empleo?

– Porque entre Corinne, Joe y yo vamos a conseguir reflotar el diario. Volveremos a dar noticias generales, pero espero que salvemos vuestras columnas en el proceso.

Ella se encogió de hombros.

– Eso no es ninguna garantía. Así que, si no te importa, te agradecería que me dieras una recomendación.

– Rina, lo siento de verdad… Eres la última persona en el mundo a la que querría hacer daño. Y haré lo que esté en mi mano por salvar tu empleo.

– ¿Es que aún no te has dado cuenta? No estoy enfadada contigo por eso. Por muy difícil que me resulte de creer, puedo entender que quisieras salvar el periódico aunque fuera a mi costa -explicó, temblando-. Pero no entiendo por qué me mentiste. Después de acostarte conmigo, de compartir mis sueños y esperanzas, mis miedos y mis errores, ¿cómo pudiste callar algo tan importante?

– Intenté contártelo varias veces, pero nunca encontré el momento.

– Sí, recuerdo que quisiste contarme algo en la fiesta de Emma.

– En efecto, pero justo entonces nos echó encima el champán. Y después comprendí que la columna era muy importante para ti y que la noticia te hundiría… Si comprendes por qué lo hice, ¿no podrías perdonarme?

Colin quería tocarla, pero no se atrevió y se metió las manos en los bolsillos.

– Puedo perdonarte, pero no creo que podamos volver a lo que teníamos. Por una parte, creo que te marcharás de todas formas. Y por otra, confíe en mis instintos contigo y me equivoqué… Acepto tus disculpas, pero me vuelvo a Nueva York.

– Rina…

Rina hizo ademán de marcharse, pero se quedó allí.

– ¿Qué?

– Si salvo tu empleo, ¿te quedarás? Sé que te gusta.

Ella no dijo nada.

– Corinne y yo tomaremos esa respuesta por un sí -dijo él-. Y si te quedas aquí, estaré a tu lado. Porque mis días de viajar por el mundo han terminado para siempre.

– No, no es cierto. Te aburrirás o te sentirás agobiado en alguna situación y querrás huir.

Colin la miró y sonrió.

– La única manera de averiguarlo es que te quedes y lo compruebes tú misma…

– Dame una buena recomendación, Colin, eso es todo. Por favor…

Colin negó con la cabeza y se apoyó en la pared. Era consciente de haberlo complicado todo. En cierto momento había llegado a creer que podía estar con Rina y marcharse después, probablemente porque era lo que había estado haciendo toda su vida.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Lo que los hombres quieren»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Lo que los hombres quieren» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Lo que los hombres quieren»

Обсуждение, отзывы о книге «Lo que los hombres quieren» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x