• Пожаловаться

Karin Fossum: El Ojo De Eva

Здесь есть возможность читать онлайн «Karin Fossum: El Ojo De Eva» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Детектив / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

libcat.ru: книга без обложки

El Ojo De Eva: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Ojo De Eva»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Eva es una joven pintora de escaso éxito, divorciada y madre de una niña pequeña. Un día se encuentra a Maja, una vieja amiga, que intenta convencerla para que se gane la vida como prostituta y poder saldar así sus deudas, cada día más acuciantes. Maja invita a Eva a su casa y la anima a ver por un resquicio de la puerta cómo se hace el trabajo. Pero de pronto el cliente y Maja se enzarzan en una pelea y Eva acaba con el cadáver de su amiga entre las manos. El comisario Sejer, que se encarga del caso, esconde una mente sutil y experimentada tras un aspecto ordinario y gris. Al hacerse cargo de la investigación intuye que la joven artista, a quien ha tomado declaración como amiga de la víctima, sabe más de lo que dice. Poco a poco irá atando cabos, pues todas las respuestas a sus interrogantes están en la vida secreta de Eva Magnus.

Karin Fossum: другие книги автора


Кто написал El Ojo De Eva? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El Ojo De Eva — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Ojo De Eva», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Creo que ya sé lo que provoca ese escape de aceite. No es más que una junta. Cuesta unas treinta o cuarenta coronas. Tengo una en casa.

Eva no contestó. No apartaba la vista del culo del hombre, de su piel blanca y su pelo ralo. Tenía una pequeña calva en la parte posterior de la cabeza. Eva se olvidó de contestar. En el silencio oía el rumor del río, regular y gruñón. «Ese pobre conductor de autobús -pensó- seguirá sentado en el cuarto de interrogatorios, harto de café instantáneo. Sudará buscando una coartada, o tal vez tenga una que no quiere utilizar. Puede que tenga una amiga, y si lo cuenta, su matrimonio se irá a pique, aunque si lo oculta, se irá de todos modos. ¿Y qué pensarán sus vecinos? Sus nietos tendrán que inventar algo qué contar a todos los mocosos del colegio cuando empiece a correr el rumor de que su abuelo tal vez sea el tipo que mató a esa puta en Tordenskioldsgate. Puede que esté mal del corazón -pensó-, y le dé un infarto y muera durante el interrogatorio. Está en la edad, cincuenta y siete años.» O quizá no tuviera ninguna amiga, simplemente soñara con tenerla, y estuviera simplemente dando un paseo en su coche para evadirse un rato, tal vez se detuvo delante de un puesto de perritos calientes, o quizá se diera un paseo por la orilla del río para tomar un poco de aire fresco. Y nadie lo cree, porque los hombres maduros en edad de ser abuelos no van por ahí de noche solos en su coche, a la buena de Dios; o son delincuentes sexuales o tienen una amante. No nos creemos en absoluto lo del perrito caliente, tendrás que inventar algo mejor. Dínoslo ya: ¿cuándo visitaste por última vez a Marie Durban?

– Aquí está la linterna.

El hombre había vuelto a enderezarse. Le puso la linterna en la mano. Eva iluminó la hierba.

– Si quieres, yo la sostendré mientras tú miras.

– No -tartamudeó Eva-, no hace falta. Realmente tiene buen aspecto. Quiero decir, me fío de tí. Lo de comprar un coche es un asunto de mutua confianza.

– Creo que debes echarle un vistazo. Mira lo bien que está, no hay mucha gente que esté tan pendiente como yo, ¿sabes? Y sólo ha tenido un dueño antes. No se lo dejo conducir a nadie y mi mujer no tiene carné. De modo que tu oferta tendrá que ser muy buena. Antes de firmar el contrato quiero que lo mires de arriba abajo. No quiero que luego vengas quejándote.

– No soy idiota -dijo Eva malhumorada-. En lo que se refiere al coche, creo que eres de fiar.

– Puedes estar segura. Pero las mujeres no siempre tenéis el coco muy despejado, por eso te lo digo. A veces escondéis alguna sorpresa, por así decirlo.

El cuchillo, pensó Eva.

El hombre sorbió por la nariz y prosiguió:

– Tengo que asegurarme de que eres capaz de hacer una buena compraventa.

Eva temblaba. Levantó la linterna y le enfocó la cara.

– Claro que lo soy. Pago y recibo la mercancía que he pagado. ¿Es curioso, verdad, cómo todo se puede comprar con dinero?

– Aún no me has hecho ninguna oferta.

– Te la haré después del test de la Asociación Automovilística.

– ¿No has dicho que te fiabas de mí?

– Sólo en lo que se refiere al coche.

El hombre resopló.

– ¿Qué coño quieres decir con eso?

– Piensa un poco.

Eva se enderezó, se acaloró y volvió a desinflarse de nuevo.

El hombre movió la cabeza incrédulo y volvió a inclinarse sobre el motor.

– Jodidos líos de mujeres -murmuró-. ¡Sacar a un pobre diablo inocente del calor del garaje en medio de esta maldita tormenta sólo para fastidiar!

– ¿Inocente?

Eva notó que la tierra se hundía bajo sus pies. Se sentía de pronto tan desfallecida, tan extraña y débil, que tuvo que apoyarse en el coche. Estaba en el lado izquierdo, junto a la varilla que sostenía el capó.

– Lo que quiero decir -gruñó el hombre desde el fondo del motor- es que eras tú la que querías comprar el coche. Y yo me he limitado a presentarme, tal y como habíamos quedado. No entiendo por qué te enfadas tanto.

– ¿Enfadarme? -ladró Eva-. ¿A esto lo llamas tú enfadarse? ¡He visto cosas peores, he visto a gente perder completamente los estribos por una tontería!

El hombre se volvió y la miró con desconfianza.

– ¡Joder! ¿Estás esquizofrénica, o qué?

Volvió a inclinarse.

Eva respiraba con dificultad, notaba que la cólera se estaba apoderando de ella, lo sintió como un alivio que le iba subiendo por dentro a una velocidad vertiginosa, ardiente como una corriente de lava, abriéndose camino hacia el estómago, el pecho, y extendiéndose luego por los brazos. Muy agitada gesticulaba en la oscuridad, cuando de repente notó que tropezaba con algo y oyó un ruido. La varilla que sostenía el capó se soltó y la pesada tapa metálica se cerró con un estruendo. El culo y las piernas del hombre sobresalían por el borde, el resto de su cuerpo había desaparecido.

Eva retrocedió dando un grito. Desde el fondo le llegaban bramidos y alguna que otra terrible maldición. Miró asustada la tapa del capó; tenía que pesar una barbaridad; se levantó una pizca y luego volvió a caer antes de levantarse de nuevo. El corazón le palpitaba con tanta fuerza que él tendría que oírlo. Había provocado la cólera del hombre, exactamente igual que hizo Maja, pero esa ciega cólera iba dirigida entonces hacia ella. Un momento después, el hombre lograría salir y se abalanzaría sobre ella con todas sus fuerzas. Eva dio unos pasos hacia delante, se palpó el muslo buscando el bolsillo, metió la mano y encontró el cuchillo.

– ¡Me cago en Dios!

El hombre quería levantarse, darse la vuelta, pero Eva dio un salto hacia delante y se echó sobre el capó con todo el peso de su cuerpo. El gritaba con voz ronca desde el interior, como si estuviera dentro de una lata.

– ¿Qué coño estás haciendo?

– ¡He perdido el juicio! -gritó Eva con voz quebrada.

– ¡Estás loca!

– ¡Tú sí que estás loco!

– ¿Qué coño quieres de mí?

Eva tomó aliento y gritó:

– ¡Quiero saber por qué tuvo que morir Maja!

Hubo un silencio total. El hombre intentó moverse, pero no lo logró. Eva podía oír su acelerada respiración.

– ¿Cómo cojones has podido…?

– ¡Te gustaría saberlo!, ¿verdad?

Seguía tumbada sobre el capó; el hombre había dejado ya de moverse, jadeaba como un perro a punto de reventar, con la cara pegada al motor.

– Puedo explicarlo -gruñó-; ¡fue un accidente!

– ¡No lo fue!

– ¡Ella tenía un cuchillo, joder!

El hombre hizo un movimiento tan brusco que el capó se levantó de repente. Eva resbaló y acabó en la hierba sin soltar el cuchillo. Miraba las manos del hombre, esas manos que habían matado a Maja; vio cómo se cerraban.

– ¡Yo también tengo uno!

Eva consiguió levantarse y volvió a lanzarse sobre el coche. El hombre se desplomó, la primera cuchillada le alcanzó en el costado; el cuchillo penetró sin resistencia, como en un pan recién hecho. El capó lo tenía aprisionado como un ratón en una ratonera. Eva sacó el cuchillo; algo rojo y caliente chorreó por sus guantes, pero el hombre no gritó, sino que se limitó a emitir un pequeño gemido de asombro. Intentó volver a tomar impulso sacando con gran esfuerzo un brazo, cuando la segunda cuchillada le alcanzó en la región lumbar. Eva notó que esa vez la hoja encontró resistencia, como si hubiera alcanzado un hueso; tuvo que hacer fuerza para arrancarla y en ese instante las rodillas del hombre se doblaron. Caía lentamente al suelo, pero todavía estaba enganchado y colgado del coche; ella ya no podía parar, porque él aún se movía y tendría que detenerle, poner fín a esos repugnantes gemidos que seguían saliendo de su boca. Poco a poco iba adoptando un ritmo que era el que se ocupaba de dirigir el cuchillo; lo clavó una y otra vez, alcanzándole en la espalda, en el costado y de vez en cuando en la chapa del coche, el radiador, la aleta…, hasta que por fín se dio cuenta de que el hombre había dejado de moverse, aunque seguía colgado, ya muerto, como el cuerpo de un cerdo en un garfio.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Ojo De Eva»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Ojo De Eva» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Cecilia Ahern
Miyuki Miyabi: Fuego ruzado
Fuego ruzado
Miyuki Miyabi
Camilla Läckberg: La Princesa De Hielo
La Princesa De Hielo
Camilla Läckberg
Camilla Läckberg: Las huellas imborrables
Las huellas imborrables
Camilla Läckberg
Отзывы о книге «El Ojo De Eva»

Обсуждение, отзывы о книге «El Ojo De Eva» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.