Jason Goodwin - La serpiente de piedra

Здесь есть возможность читать онлайн «Jason Goodwin - La serpiente de piedra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La serpiente de piedra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La serpiente de piedra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Estambul, 1838. Mientras el sultán Mahmud II agoniza en su palacio sobre el Bósforo, la comunidad griega anda misteriosamente inquieta y rumores de conspiración se propagan por las esquinas. Entre el tumulto, Maximilian Lefèvre, un misterioso arqueólogo francés, llega a la ciudad de la Sublime Puerta en busca de un tesoro bizantino perdido. Yashim, un célebre detective eunuco conocido por su astucia y exquisito gusto, debe custodiar al recién llegado. Pero pronto el cuerpo de Lefèvre aparece mutilado, y Yashim se convierte en el principal sospechoso del marcado asesinato. Un enigma se oculta tras las exóticas calles de Estambul, y Yashim sólo podrá demostrar su inocencia resolviéndolo.

La serpiente de piedra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La serpiente de piedra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Yashim había quedado sorprendido por el talento de Preen para la organización. Había desaparecido la bailarina que trabajaba sólo por las propinas de los clientes, que se preocupaba por su apariencia, cada vez más deteriorada, que dormía, bailaba y pasaba días enteros en el hammam . Tan pronto como captó la idea de que podía dirigir un teatro, se puso a ello con entusiasmo. Localizó buenos locales en Pera, buscó un equipo de contratistas y los sometió a su voluntad, planeó el programa entero y organizó el decorado… Todo ello en el lapso de unos pocos meses. Preen mostraba una inesperada veta de acero. No soportaba tonterías, ni contradicciones. Pero no regateaba elogios cuando correspondía.

No los escatimaba con él, desde luego. Yashim esperaba que tuviera razón, que Pera pudiera aceptar un teatro. Sería algo entre un music hall inglés y una revista parisién. Había leído sobre esos lugares. Muchas personas lo desaprobarían. Yashim, a fuer de sincero, lo desaprobaba también un poco. Pero, por Preen -y por su tribu-, esperaba que funcionara.

– He recibido un poco de dinero extra -dijo tendiendo la bolsa de Mavrogordato-. ¿Puedes darle utilidad?

Preen apartó la cabeza.

– Aquí lo despreciamos, Yashim. Ya lo sabes.

Su brazo se extendió como un tentáculo e hizo caer la bolsa en su mano.

– Gracias. ¿Quieres un café?

– No. Pero tengo un favor que pedirte.

– Me sorprendes. ¿No vamos a despreciar el dinero, a fin de cuentas?

– Mejor que no. Un chico rico, Preen. Griego, y más bien de buena apariencia.

– Mmmm. -Preen arqueó delicadamente una ceja-. ¿Fajín, falda y piernas peludas también?

– Más bien zapatos de cordones y una estambulina, me temo. Y un aliento que huele a whisky.

Preen volvió la cabeza y trazó un dibujo distraídamente en su cuero cabelludo.

– ¿Chico de academia?

– Es lo que supongo.

Desde la independencia griega, diez años antes, muchos griegos ricos había enviado a sus hijos a ser educados en Atenas.

– Alexander Mavrogordato. Los banqueros -terminó Yashim.

– Ah, esos Mavrogordato -dijo Preen picaramente, como si hubiera otros. Luego su expresión cambió-. Podríamos necesitar la bolsa, de hecho.

37

Yashim dejó el cesto en el suelo, y cogió tres cebollas y varios calabacines. Bajó la tabla de cocina y la instaló en la mesilla alta donde guardaba la sal, el arroz y las especias. Tomó un cuchillo afilado de la caja que tenía a su lado y lo afiló bien en un acero inglés que Palieski le había regalado una vez. El arte culinario no se basaba en el fuego; sino en una hoja afilada.

Arrancó la piel externa de la cebolla utilizando el borde romo del cuchillo. La partió por la mitad y dejó los dos trozos boca abajo. El cuchillo se alzó y cayó sobre su punta. La tabla dio momentáneamente un bandazo y se balanceó a un lado. Yashim continuó cortando. Barrió las rodajas hacia el borde de la tabla. Ésta volvió a balancearse. Yashim la levantó por un borde y barrió con su mano bajo ella, apartando un grano de arroz.

Por un momento, se quedó mirando el diminuto grano, frunciendo ligeramente el ceño. Luego levantó la mirada y metió su dedo dentro de los espacios entre el bote del arroz, el salero y los frascos de especias. Algunos granos de arroz se pegaron a sus dedos. Movió los botes y frascos a un lado, y encontró algunos granos más.

Yashim se frotó las yemas de los dedos entre sí, abrió la tapa del bote del arroz y miró dentro. Estaba casi lleno, la cucharilla enterrada en el grano hasta su empuñadura.

Paseó la mirada por la habitación. Todo estaba en orden, todo como la viuda lo habría dejado después de haber venido a limpiar, los trapos de cocina doblados, las bolsas de la ropa colgando de una fila de ganchos, la jarra del agua de pie, en la palangana.

Pero alguna otra persona había estado allí.

Yashim investigó. Buscaba algo lo bastante pequeño para que pudiera esconderse en un bote de arroz.

Yashim cogió un paño doblado y lo extendió en el diván. Cogió el tarro del arroz y lo inclinó hacia delante, derramando el grano sobre el trapo. Nada más que un montón de arroz. Miró dentro del bote. Estaba vacío.

Devolvió el arroz al bote con sus dos manos al principio, y luego con la cucharilla. Limpió algunos granos de arroz del borde y volvió a colocar la tapa.

El francés. Lefèvre. ¿Cuánto tiempo lo había dejado solo? Dos horas, tres. Así que se despertó y quiso prepararse algo de comer.

Lefèvre no cocinaba. No distinguía las aceitunas negras de las cagarrutas de oveja.

«Me creo todo lo que veo.»

Yashim frunció el entrecejo.

Fue a sus libros y miró los estantes. Los libros no estaban en ningún orden en particular, lo cual no le dijo nada. Quizás habían sido desordenados, quizás no. Probó uno o dos al azar, y salieron fácilmente.

Devolvió los botes a su sitio, y siguió cortando las cebollas.

Regó con aceite de oliva la base de un plato de loza.

Partió un limón y exprimió su jugo en el aceite. Se secó las manos con un trapo.

Fue a la librería y deslizó el dedo por un estante hasta encontrar el libro.

Había sido un regalo de la madre del sultán, la Valide. La mujer lo había recibido sin encuadernar, sin duda, en un envoltorio de papel color manila. Antes de regalárselo lo había hecho encuadernar en piel imperial verde, con el colofón de la Casa de Omán, una pluma de garceta, taraceado en el lomo en pan de oro. Título y autor estampados en el lomo en oro.

PAPÁ GORIOT-BALZAC. Era un obsequio exquisito.

En la embajada, la maleta de Lefèvre contenía media docena de libros. Eran los mismos libros que el aterrorizado individuo había derramado, disculpándose, por el suelo antes de morir. Excepto uno, recordó Yashim. Se trataba de un ejemplar de Papá Goriot , encuadernado en papel, ligeramente raído por el lomo, que él no había visto antes.

Sacó el Balzac de la estantería y abrió la tapa de piel.

Lefèvre, al menos, había encontrado un escondite.

Una joya se oculta en el cuello de una mujer. Un hombre puede perderse en una multitud.

Yashim suspiró: el regalo de la Valide estaba irremediablemente estropeado.

Hace falta un libro para esconder un libro.

38

Enver Xani introdujo su llave en la cerradura y empujó la puerta suavemente. Apareció una fría y oscura cámara donde se oía el sonido del agua corriendo. Entró, agradecido de poder escapar al calor y el polvo de la ciudad, y se agachó para desatarse los zapatos. Los dejó cuidadosamente sobre una piedra, cerró la puerta a sus espaldas y se quedó esperando a que sus ojos se adaptaran a la penumbra.

La frialdad del agua aún lo sorprendía. En invierno, decían los hermanos, se te metía hasta el tuétano; te pasabas el día mojado, congelado, moviéndote entre los sifones y las cisternas de la ciudad en botas forradas de piel, manos y cabellos permanentemente fríos y húmedos, las articulaciones de los dedos de manos y pies hinchadas por el frío. No era un trabajo para hombres viejos. Lo cual era el motivo por el que la mayor parte de los guardianes del agua llevaba a un aprendiz con él en sus rondas; invariablemente uno de sus propios hijos.

En verano, en cambio, uno podía sentirse agradecido por el frescor y la humedad, por el tranquilo y refrescante sonido del agua fluyendo. Fuera, el polvo se cocía en las ardientes calles, levantado por el paso de muchos pies, pero sin verse afectado por la más ligera brisa. Aquí, en cualquiera de la aproximadamente docena de sifones y cisternas repartidos por la ciudad, uno podía penetrar en la fría quietud de los bosques, situados a unos veinticinco kilómetros de distancia, desde donde el agua iniciaba su largo y lento descenso hacia la sedienta capital. Era un privilegio. Enver había pagado bien por ello.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La serpiente de piedra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La serpiente de piedra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jason Goodwin - La estrategia Bellini
Jason Goodwin
Jason Goodwin - The snake stone
Jason Goodwin
Jason Goodwin - An Evil eye
Jason Goodwin
Jason Goodwin - The Bellini card
Jason Goodwin
Leonardo Padura - La cola de la serpiente
Leonardo Padura
Peter Tremayne - La Serpiente Sutil
Peter Tremayne
Vonda McIntyre - Serpiente del Sueño
Vonda McIntyre
Nathaniel Goodwin - Nat Goodwin's Book
Nathaniel Goodwin
Отзывы о книге «La serpiente de piedra»

Обсуждение, отзывы о книге «La serpiente de piedra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x