Jo Nesbø - Nemesis

Здесь есть возможность читать онлайн «Jo Nesbø - Nemesis» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nemesis: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nemesis»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una cámara de seguridad muestra a un atracador en un banco de Oslo apuntando a un empleado. Le ha dado veinticinco segundos al director para que vacíe el cajero. Dispara. Ha tardado treinta y uno. A Harry Hole, el impredecible detective que ha dado fama mundial a Jo Nesbø, la imagen granulada del homicidio no se le va de la cabeza. Junto a la inexperta Beate Lønn deberá encontrar al asesino. Siguen la pista hasta un famoso atracador. Sólo que está en la cárcel. Además, Harry Hole tiene un gran defecto: nadie como él sabe crearse problemas y casi siempre huelen a alcohol. Cuando parecía que su vida privada había alcanzado la paz con Rakel y sus problemas en la comisaria estaban resueltos, amanece con una resaca que despierta sus peores pesadillas. Sólo recuerda la insensatez que cometió la noche anterior: atender la llamada y la invitación de Anna, una antigua novia, nada más. Lo peor es que Anna ha aparecido muerta esa misma mañana. Y él es el sospechoso, a menos que pueda aclarar y demostrar lo que ha hecho durante las últimas doce horas.

Nemesis — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nemesis», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Se detuvo ante el ascensor y pulsó el botón de llamada.

– ¿Adónde vas ahora? -preguntó Beate.

– A comprobar un detalle. No tardaré ni una hora en volver.

Las puertas del ascensor se abrieron y de él salió el comisario jefe Ivarsson.

– ¡Vaya! -exclamó con una sonrisa-. ¿Los maestros detectives detrás de la pista? ¿Algo nuevo de lo que informar?

– Supongo que el meollo del asunto de los grupos paralelos está en que no tenemos que andar siempre informando -dijo Harry al tiempo que esquivaba a Ivarsson y entraba en el ascensor-. Si es que os he entendido bien a ti y al FBI.

Ivarsson sonrió ampliamente y consiguió sostenerle la mirada.

– Por supuesto que hay que compartir la información clave.

Harry apretó el botón del primer piso pero Ivarsson se colocó entre las puertas y las bloqueó.

– ¿Y bien?

Harry se encogió de hombros.

– Stine Grette le susurró algo al atracador antes de que éste le disparase.

– ¿Y qué?

– Creemos que le susurró «Es culpa mía».

– ¿Es culpa mía?

– Sí.

Ivarsson frunció el entrecejo.

– Eso no puede ser correcto, ¿no? Sería más lógico que dijera «no es culpa mía», es decir, que no era culpa suya que el jefe de la sucursal tardara seis segundos de más en meter el dinero en la bolsa.

– Estoy en desacuerdo -dijo Harry mirando el reloj con descaro-. Hemos contado con la ayuda de uno de los mejores expertos del país en ese campo. Pero Beate te puede facilitar los detalles.

Ivarsson se apoyó en una de las hojas de la puerta del ascensor que, obcecado, le golpeaba la espalda insistentemente con la otra.

– Así que, con el aturdimiento, se olvida del «no». ¿Es eso todo lo que tenéis, Beate?

Beate se sonrojó.

– Acabo de empezar a ver el vídeo del atraco de la calle Kirkeveien.

– ¿Alguna conclusión?

Su mirada vagó de Ivarsson a Harry.

– Nada, de momento.

– Así que nada-dijo Ivarsson-. Entonces, seguramente os alegrará saber que hemos localizado a diez sospechosos que hemos traído para que presten declaración. Y tenemos un plan para soltar al fin a Raskol.

– ¿Raskol? -preguntó Harry.

– Raskol Baxhet, el mismísimo rey de los ratones -explicó Ivarsson con una sonrisa satisfecha antes de agarrarse las presillas del cinturón, aspirar ufano y subirse los pantalones-. Pero seguramente Beate podrá facilitarte los detalles.

13

Mármol

Harry tenía claro que, respecto a algunas cosas, era un ser mezquino. Con la calle Bogstadveien, por ejemplo. No le gustaba la calle Bogstadveien. No sabía exactamente por qué, a lo mejor era porque en esa calle, adoquinada a base de oro y petróleo, el summum de la felicidad en el país de la Felicidad, nadie sonreía. Él tampoco sonreía, pero él vivía en Bislett, no le pagaban por sonreír, y en este momento tenía un par de buenas razones para no sonreír. Claro que eso no significaba que a Harry, como a la mayoría de los noruegos, no le gustara que le sonrieran a él.

En su fuero interno, Harry intentó disculpar al chico que había detrás del mostrador del 7-Eleven pensando que quizás odiase su trabajo, que tal vez él también viviese en Bislett y que empezaba a llover de nuevo.

Aquel rostro pálido salpicado de acné enrojecido y virulento miró con desinterés la tarjeta de identificación policial de Harry.

– ¿Cómo voy a saber cuánto tiempo lleva ahí ese contenedor?

– Porque es verde y porque te tapa la mitad de la vista de la calle Bogstadveien -dijo Harry.

El chico dejó escapar un suspiro y se apoyó las manos en las caderas que apenas le sujetaban los pantalones.

– Una semana. Más o menos. Oye, hay una cola de gente esperando detrás de ti.

– Ya. He mirado dentro. No contiene casi nada, salvo unas botellas vacías y algunos periódicos. ¿Sabes quién lo encargó?

– No.

– Veo que tienes una cámara de vigilancia encima del mostrador. Por el ángulo, parece cubrir el contenedor situado ante la ventana.

– Si tú lo dices.

– Si aún conservas la grabación del viernes pasado, me gustaría verla.

– Llama mañana, estará Tobben aquí.

– ¿Tobben?

– El jefe comercial.

– Entonces propongo que llames a Tobben ahora mismo para que te autorice a darme la cinta, y no os molestaré más.

– Mira a tu alrededor -insistió el joven con el rostro más encendido aún-. Ahora no tengo tiempo de ponerme a buscar un vídeo.

– ¿Ah, no? -dijo Harry sin volverse-. ¿A lo mejor después de cerrar?

– Tenemos abierto las veinticuatro horas -dijo el chico alzando la vista al cielo.

– Era una broma -dijo Harry.

– Vale, jajá -dijo el chico con voz de sonámbulo-. ¿Vas a comprar algo o qué?

Harry negó con la cabeza y el chico miró por encima del hombro de Harry:

– ¡Caja libre!

Harry suspiró y se volvió hacia la cola que se apiñaba en dirección al mostrador.

– Nada de caja libre. Soy de la policía de Oslo -dijo mostrando la tarjeta de identidad-. Esta persona está detenida por pronunciar mal el noruego.

Como ya se ha dicho, Harry era mezquino en relación con ciertas cosas. Pero ahora se alegró de la reacción conseguida. Le gustaba que le sonrieran.

Aunque no con la sonrisa que parece integrar la formación profesional de predicadores, políticos y agentes funerarios. Sonríen con los ojos mientras hablan y eso confirió al señor Sandemann, de la Funeraria Sandemann, un fervor que, unido a la temperatura de la sala de camillas situada bajo la iglesia de Majorstua, hizo sentir a Harry escalofríos. Miró a su alrededor. Dos féretros, una silla, una corona, un agente funerario, un traje negro y un peluquín.

– Está tan bonita -observó Sandemann-. Llena de paz. Plácida. Digna. ¿Es usted de la familia?

– No exactamente.

Harry le enseñó su identificación policial con la esperanza de que el fervor estuviera reservado para los allegados. No lo estaba.

– Es trágico que una persona se vaya de esa manera -sonrió Sandemann mientras juntaba las palmas de las manos.

Los dedos del agente eran excepcionalmente delgados y torcidos.

– Me gustaría revisar la ropa que llevaba la difunta cuando la encontraron -dijo Harry-. En la agencia dijeron que tú la habías traído aquí.

Sandemann asintió con la cabeza, buscó una bolsa de plástico blanca y explicó que la guardaba por si podía entregársela a los padres o hermanos, si se presentaban. Harry buscó en balde algún bolsillo en la falda negra.

– ¿Busca usted algo en particular? -preguntó Sandemann en un tono inocente, mirando por encima del hombro de Harry.

– Una llave -dijo Harry-. ¿No encontrasteis nada cuando… la desnudasteis?

Sandemann cerró los ojos y negó con la cabeza. Lo único que tenía bajo la ropa era a sí misma. Aparte de la foto que llevaba en el zapato, claro.

– ¿Una foto?

– Sí. Extraño, ¿verdad? Seguramente, una costumbre de ellos. Todavía está en el zapato.

Harry sacó de la bolsa un zapato negro de tacón alto, y al momento la vio en el umbral de la puerta al llegar. Vestido negro, zapatos negros, boca roja. Una boca muy roja.

La imagen era una fotografía arrugada de una mujer y tres niños en una playa, parecía una foto veraniega tomada en algún lugar de Noruega, con rocas vivas y pinos altos en las colinas del fondo.

– ¿Ha venido algún familiar? -preguntó Harry.

– Sólo su tío. Según un colega suyo, claro.

– ¿Claro?

– Sí, entiendo que está cumpliendo condena.

Harry no contestó. Sandemann se inclinó hacia delante encorvando la espalda, la pequeña cabeza se hundió entre los hombros otorgándole el aspecto de un cuervo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nemesis»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nemesis» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Nemesis»

Обсуждение, отзывы о книге «Nemesis» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x