Lawrence Block - 8 millones de maneras de morir

Здесь есть возможность читать онлайн «Lawrence Block - 8 millones de maneras de morir» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

8 millones de maneras de morir: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «8 millones de maneras de morir»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Por orden médica, Matt Scudder acaba de dejar el alcohol, pero mantenerse sobrio parece más difícil que mantenerse con vida, incluso en una ciudad como Nueva York. Una mole que, como Scudder sabe muy bien, puede aplastar a cualquiera. A pesar de su juventud, Kim también lo sabía, y por so había intentado escapar. Seguro que no merecía la vida de prostituta que el destino le había concedido, y sin duda no merecía la muerte que le tocó, y que Scudder no pudo evitarle. Para redimirse, el ex policía tendrá que encontrar a quien ha convertido a la chica en papilla, y para ello, arriesgar lo que aún queda de sí mismo. Esta novela le valió a Lawrence Block el premio Edgar, y marca un hito en la vida de su gran personaje, Matthew Scudder.

8 millones de maneras de morir — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «8 millones de maneras de morir», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Entiendo.

– El recepcionista en el Galaxy era un colombiano, un muchacho llamado Octavio Calderón. Puede que fuera una coincidencia. Hoy en día la ciudad está llena de colombianos. Quizá el asesino escogió el Galaxy porque conocía a alguien que trabajaba allí. Pero eso no tiene importancia. Calderón tuvo que reconocer al asesino, o por lo menos había oído hablar de él lo bastante como para tener la boca bien cerrada. Después de que un poli volviera por allí para interrogar a Calderón de nuevo, éste desapareció. Los amigos del asesino le aconsejaron que se esfumara, o bien él se dio cuenta de que no estaba seguro allí. De manera que volvió a Cartagena, o se instaló en otra pensión de Queens.

O puede que estuviera muerto, pensé. Era posible, pero no lo creía. Cuando esa gente mata, les gusta dejar los cadáveres bien a la vista.

– También apareció muerta otra prostituta.

– Sunny Hendryx -dije-. Pero eso fue un suicidio. Puede que la muerte de Kim le afectara demasiado, con lo que el asesino de Kim es moralmente responsable de la muerte de Sunny. Pero de todas formas ella se suicidó.

– Estoy hablando de la que hacía la calle. El travestí.

– Cookie Blue.

– Esa. ¿Por qué la mataron? ¿Para ponerte sobre una pista falsa? Pero tú ni siquiera tenía una pista en ese momento.

– No.

– ¿Entonces por qué? ¿Crees que la primera muerte hizo perder la cabeza al asesino? ¿Que eso desencadenó algo en él y quiso hacerlo de nuevo?

– Creo que forma parte de eso -dije-. Nadie haría una segunda carnicería como esa a menos de que no disfrutara con la primera. No sé si mantuvo relaciones sexuales con su víctima, pero el placer que tuvo al matarlas tiene que tener un origen sexual.

– ¿Entonces escogió a Cookie para pasarlo bien?

Bryna palideció de nuevo. Ya era bastante penoso oír como alguien se hacía asesinar por ser la novia de alguien, pero aún peor oír que uno podía ser asesinado al azar.

– No -dije-, Cookie fue muerta por una razón concreta. El asesino la fue a buscar; pasó delante de otras fulanas hasta que la encontró. Cookie era de la familia.

– ¿De la familia? ¿De qué familia?

– De la familia del novio.

– ¿Entonces el joyero tenía dos novias? ¿Una call-girl y un travestí callejero?

– Cookie no era su novia. Era su hermano.

– Cookie…

– Al principio, Cookie Blue se llamaba Mark Blaustein. Mark tenía un hermano mayor llamado Adrian que se metió en el negocio de las joyas. Adrian Blaustein tenía una novia llamada Kim, y unos socios colombianos.

– Entonces había una relación entre Kim y Cookie.

– La tenía que haber. Estoy seguro de que nunca se conocieron. Dudo de que Mark y Adrian tuvieran contactos en estos últimos años. Eso explicaría por qué le llevó tanto tiempo al asesino encontrar a Cookie. Pero yo sabía que tenía que haber un vínculo por algún sitio. Es gracioso, no hace mucho que le dije a alguien que eran hermanas en el alma. Y era casi verdad. Eran casi hermanas políticas.

Reflexionó un momento sobre lo que le había dicho, le dijo a Bryna que nos dejara solos un momento. Esta vez no me interpuse. Ella abandonó la mesa y Danny Boy hizo un gesto a la camarera. Pidió vodka para él y me preguntó qué quería.

– Nada por ahora -dije.

Cuando le trajeron el vodka tomó un sorbo y posó el vaso en la mesa.

– Has avisado a los polis.

– No.

– ¿Por qué no?

– No he tenido tiempo.

– Has preferido venir aquí.

– Así es.

– Yo, puedo tener la boca callada, Matt, pero Bryna la Vagina no sabe cómo. Piensa que lo que almacenamos en el cerebro se va acumulando y el cerebro acaba por explotar. Y no va a correr ese riesgo. De todas maneras, hablaste lo bastante alto como para que la mitad del local oyera lo que has dicho.

– Lo sé.

– Me lo figuraba. ¿Qué quieres?

– Quiero que el asesino sepa lo que yo sé.

– No creo que tarde mucho.

– Quiero que lo pases, que lo hagas circular, Danny. Me voy a ir, voy a volver a pie a mi barrio, luego pasaré un par de horas en Armstrong, tras lo que subiré a mi habitación.

– Te van a matar, Matt.

– Este cabrón solo mata mujeres.

– Cookie no era sino media mujer. Puede que esté subiendo a un eslabón superior.

– Puede.

– Quieres que se te eche encima.

– Parece que es eso, ¿no?

– Lo que me parece es que estás loco, Matt. Traté de hacerte entender lo que estabas haciendo nada más llegar. Traté de calmarte un poco.

– Lo sé.

– Puede que ya sea demasiado tarde, lo pase o no.

– Lo es. Antes de venir aquí me di una vueltecita por el Harlem. ¿Conoces a Royal Waldron?

– Por supuesto que conozco a Royal.

– Hemos estado hablando un poco los dos. Royal suele tratar bastante con unos colombianos.

– No me extraña con el tipo de negocios en los que está metido.

– Entonces es probable que ya estén al corriente. Pero tú puedes pasarlo también. Como seguro.

– ¿Seguro? ¿Qué es lo contrario de seguro de vida?

– No lo sé.

– Un seguro de muerte. Es posible que estén ahí fuera esperándote.

– Sí, es posible.

– ¿Por qué no te acercas hasta el teléfono y llamas a los bofias? Ellos te recogerían en un coche y te llevarían a algún sitio a hacer una declaración. Para algo pagamos a esos cabrones, ¿no?

– Quiero el asesino. Lo quiero cara a cara.

– Tú no tienes sangre latina. ¿Por qué te haces ahora el macho?

– Tú sólo pasa el mensaje, Danny.

– Siéntate un momento -se inclinó hacia delante, bajó el tono de voz-. Supongo que no irás a salir de aquí sin una pieza de artillería. Estate un minuto sentadito y te traeré algo.

– No necesito un arma.

– No, claro que no. ¿Quién la necesita? Le puedes arrancar el machete de las manos y hacérselo comer. Luego le rompes las piernas y lo abandonas en un callejón.

– Eso es lo que pensaba hacer.

– ¿Me vas a dejar que te consiga un arma? -me preguntó penetrándome con la mirada-. Ya tienes una. La llevas encima, ¿no es así?

– No necesito un arma.

Y era verdad. Cuando estaba saliendo del Top Knot eché la mano al bolsillo y sentí la culata y el gatillo del pequeño 32 ¿Quién lo necesitaba? De todas formas un arma tan pequeña como esa no tenía mucho efecto disuasorio.

Sobre todo cuando no eres capaz de apretar el gatillo.

Afuera seguía lloviendo, pero no con más intensidad que antes. Agarré el ala de mi sombrero y oteé el panorama alrededor de mí.

El Mercury estaba aparcado al otro lado de la calle. Lo reconocí por los abollones en los parachoques. Mientras estaba ahí parado, el conductor puso en marcha el motor.

Me encaminé hacia Columbus Avenue. Mientras esperaba a que abriera el semáforo vi que el Mercury hacía un giro de ciento ochenta grados y se aproximaba hacia mí. El semáforo se abrió y crucé la calle.

Tenía el arma en mi mano y mi mano en el bolsillo. El índice sobre el gatillo. Recordé como había temblado el gatillo bajo mi dedo no hace mucho tiempo.

Me hallaba en la misma calle.

Seguí caminando hacia el sur. Una o dos veces, miré por encima de mi hombro. El Mercury no dejaba de seguirme, a una manzana de distancia.

No estuve en ningún momento tranquilo, pero me puse particularmente tenso cuando llegué a la manzana donde había sacado el revólver la otra vez. No podía dejar de mirar hacia atrás, esperando a que en cualquier momento el Mercury se me echara encima. Hubo un momento en que me giré, fue un acto reflejo al oír el ruido de unos frenos, pero me di cuenta de que el ruido de la frenada venía de mucho más abajo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «8 millones de maneras de morir»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «8 millones de maneras de morir» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «8 millones de maneras de morir»

Обсуждение, отзывы о книге «8 millones de maneras de morir» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x