Sara Paretsky - Ángel guardián

Здесь есть возможность читать онлайн «Sara Paretsky - Ángel guardián» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Ángel guardián: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ángel guardián»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La detective Victoria Warshawski, mujer independiente, solitaria, aparentemente dura e incapaz de ordenar su vida doméstica y sentimental, vuelve a hacerse cargo de la causa de los desheredados encarnada en dos de sus vecinos: una anciana que vive sola con sus perros y cuya presencia incomoda a los nuevos residentes del barrio y el entrañable señor Contreras, que le pide su ayuda para localizar a un antiguo compañero de trabajo desaparecido cuando hacía averiguaciones sobre las condiciones de jubilación de la empresa en la que ambos trabajaban.

Ángel guardián — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ángel guardián», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Yo no abro tan temprano, cielo. Pero si me entero de algo te lo haré saber. Quizá mi viejo vio algo. Ha tenido un ataque, pero le gusta sentarse fuera por la tarde y por la mañana, a ver la calle, lo mismo que ha hecho en los últimos setenta años.

Le di mi tarjeta y dos dólares por las cervezas y las galletas. Cuando ya me dirigía hacia la puerta, Tessie volvió a hablar.

– No tienes pinta de ser la clase de chica que dejaría a un viejo tío borracho dando tumbos por ahí. Es algo en tu forma de moverte, cielo. Me imagino que dices la verdad cuando dices que eres detective.

Eso se parecía lo bastante a un cumplido como para allanarme un poco el camino. Esbocé un saludo con la mano y salí otra vez al calor.

Ya iba siendo hora de volver a la fábrica e intentar interceptar a algunos de los mecánicos a la salida, pero el corazón no me daba brincos ante la idea. Dos cervezas con el estómago vacío después de un día al sol me hacían suspirar por cualquier alternativa a la actividad física. Por ejemplo una siesta. Además, ¿cómo iba a ser eficaz en mi estado actual? Si alguien me miraba de reojo, me desplomaría. Mis capacidades no estaban lo suficientemente ágiles como para formular preguntas irresistibles.

Metí la tercera del Cressida y me dirigí hacia el norte por Halsted. A esa hora era más rápido no adentrarse en las autovías. Incluso Halsted estaba atascada; tenía que cambiar constantemente de velocidad con los semáforos. Al día siguiente devolvería el Cressida y alquilaría un coche que funcionase correctamente.

Lo que necesitaba era un acercamiento distinto a Diamond Head. Me había estado golpeando la cabeza contra un muro de cemento. Necesitaba a alguien que pudiese abrirme sus puertas. Yo trabajo mucho para grupos industriales en Chicago. Podía ser que algún antiguo cliente agradecido formase parte de la junta directiva de Diamond Head. Incluso podía darse que los dueños, quienesquiera que fuesen, también tuviesen participación en alguna otra firma para la que yo hubiese trabajado. El señor Contreras había dicho varias veces que Diamond Head tenía nuevos dueños; lo único que tenía que hacer era localizarlos. Y eso era algo que mi fiel abogado podía hacer por mí. Él tenía ordenador y acceso al sistema Lexus, yo no.

Salí de Halsted por Jackson, donde viven los remanentes de la comunidad griega de Chicago. Sólo giré allí porque Jackson era la vía directa hacia mi oficina, pero el aroma que llegaba de los restaurantes de las esquinas fue demasiado para mí. Además, eran casi las cinco, demasiado tarde para que Freeman Carter emprendiera su investigación. Me instalé ante una taramasalata y una fuente de calamares fritos y dejé a mis espaldas el calor y las frustraciones de la jornada.

Empresa legal

Me costó mucho a la mañana siguiente comunicarme con la oficina de Freeman. Las tres primeras veces que marqué el número conté veinte señales antes de colgar. ¿Qué demonios le había pasado a su línea telefónica? La llamada tenía que haber sido contestada por el centro de mensajes. A la cuarta vez que llamé alguien descolgó el teléfono pero no sabía quién era Freeman. Su renuencia a tomar un recado me decidió a presentarme en persona.

No había entrado en las oficinas de Crawford-Mead desde que se habían mudado a su nuevo local junto a Wacker, pero los paneles de nogal, el Ferraghan rojizo colgado a la derecha de la entrada y las dos enormes urnas Tang eran exactamente los mismos que tenían en La Salle sur. ¿Para qué molestarse en mudarse si va uno a reproducir exactamente su entorno anterior a un precio tres veces más alto?

Leah Caudwell había sido la recepcionista de la firma desde que Dick ingresó en el bufete. Yo siempre le había caído bien, y me había considerado la parte agraviada cuando Dick y yo nos separamos. Sin animarla precisamente a creerlo, tampoco había desmentido nunca la idea directamente; el desgaste que eso podía suponerle a Dick sustituía mi pensión alimenticia.

Me acerqué al mostrador de recepción con un alegre saludo en los labios, pero me encontré frente a una joven extraña fácilmente treinta años más joven que Leah. Era flaca como un lápiz, llevaba un vestido tubo de punto verde y una profusa cantidad de carmín.

– ¿Está enferma Leah hoy? -pregunté.

La joven sacudió la cabeza.

– Se despidió cuando nos mudamos, en noviembre pasado. ¿Puedo ayudarla en algo?

Me sentí estúpidamente herida porque Leah se hubiese marchado sin notificármelo a mí. Con cierta brusquedad le di mi nombre a la joven y le dije que venía a ver a Freeman.

– Ah, vaya. ¿Tenía cita con él?

– No. Me he pasado la mañana intentando localizarle por teléfono y pensé que sería más fácil venir personalmente. Pero hablaré con su secretaria: lo que necesito no requiere su atención personal.

– Ah, vaya -repitió, perpleja, sacudiendo sus cardados rizos-. Bueno, quizá sea mejor que hable con Catherine. Si quiere sentarse, diré que la avisen. ¿Cómo me ha dicho que se llamaba?

Catherine Gentry era la secretaria de Freeman. Como no había contestado al teléfono, no sabía si contestaría al ordenanza. La actitud de la recepcionista dejaba claro que algo le pasaba a Freeman, pero parecía inútil tratar de convencerla de que me dijera algo. Le tendí una de mis tarjetas y me acerqué a los sillones rojizos que había bajo el Ferraghan. Cuando Dick entró en el bufete, catorce años atrás, me había dicho, impresionado, que el tapiz estaba asegurado por cincuenta mil dólares. Supuse que en ese momento ya valdría tres o cuatro veces más, pero el asombro de Dick probablemente había disminuido proporcionalmente.

Después de esperar diez minutos hojeando el Wall Street Journal y copias atrasadas de Newsweek , apareció una rechoncha jovencita que le susurró algo a la recepcionista y se acercó hasta mí.

– ¿Es usted la señora Warshawski? -su pronunciación aproximativa de mi apellido resultó bastante creíble-. Soy Vivian Copley, una de las ayudantes del señor Carter, he trabajado mucho para él últimamente. ¿Para qué necesitaba verle?

– Seguramente es algo en lo que usted me podrá ayudar, pero ¿le ha sucedido algo al señor Freeman? Hace unas cuantas semanas que no hablo con él.

Se tapó la boca con la mano y soltó una risita nerviosa.

– Oh, vaya. No me gusta… no sé si debemos… pero probablemente saldrá mañana en los periódicos.

– ¿El qué? -pregunté vivamente. Me estaba cansando de la ineficacia que reinaba entre el personal de esa oficina.

– Nos anunció su dimisión del bufete el viernes. Le han pedido que se marchara de inmediato. Catherine está aquí hoy encargándose de sus expedientes, pero mañana se va. Estamos dirigiendo a sus clientes hacia los demás socios, por eso, si quiere decirme para qué necesita verle, podremos decidir quién es la persona más indicada para ayudarla.

Me examiné las uñas unos instantes, preguntándome si debía preguntar por Dick o por Todd Pichea. El efecto sería eléctrico, pero ¿qué podía sacar con eso?

Me levanté.

– Freeman se ha estado ocupando de mis asuntos durante tanto tiempo que no me sentiría cómoda trabajando con nadie más. ¿Por qué no me acompaña simplemente a ver a Catherine?

Se enroscó un mechón de pelo en el dedo.

– En realidad, nosotras no debemos…

Sonreí con firmeza.

– ¿Por qué no me lleva a ver a Catherine?

– Creo que tendré que consultarlo con mi jefe primero -se escabulló por la puerta que conducía a los despachos del bufete.

Esperé unos treinta segundos y la seguí. Como nunca había estado allí antes no sabía dónde podía estar el despacho de Freeman. Elegí el corredor de la derecha al azar y avancé sobre una alfombra espesa hasta los tobillos, asomando la cabeza en varios despachos y salas de reunión. Me topé con numerosos subalternos cargados de carpetas y de hojas impresas por ordenador, pero con ninguno que supiera algo de Freeman Carter.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Ángel guardián»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ángel guardián» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Sara Paretsky - Body Work
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Golpe de Sangre
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Marcas de Fuego
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Indemnity Only
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Deadlock
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sin previo Aviso
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Medicina amarga
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sisters on the Case
Sara Paretsky
Sara Paretsky - A Woman’s Eye
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Windy City Blues
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Fire Sale
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Punto Muerto
Sara Paretsky
Отзывы о книге «Ángel guardián»

Обсуждение, отзывы о книге «Ángel guardián» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x