Sara Paretsky - Ángel guardián

Здесь есть возможность читать онлайн «Sara Paretsky - Ángel guardián» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Ángel guardián: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ángel guardián»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La detective Victoria Warshawski, mujer independiente, solitaria, aparentemente dura e incapaz de ordenar su vida doméstica y sentimental, vuelve a hacerse cargo de la causa de los desheredados encarnada en dos de sus vecinos: una anciana que vive sola con sus perros y cuya presencia incomoda a los nuevos residentes del barrio y el entrañable señor Contreras, que le pide su ayuda para localizar a un antiguo compañero de trabajo desaparecido cuando hacía averiguaciones sobre las condiciones de jubilación de la empresa en la que ambos trabajaban.

Ángel guardián — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ángel guardián», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Los ayudantes nos observaron sin pestañear.

– ¿Han denunciado la desaparición?

– Hemos dado parte al distrito Diecinueve -dije, antes de que al señor Contreras se le escapara que no lo habíamos hecho.

– ¿Cuándo fue la última vez que vio a su amigo? -preguntó Jaworski.

– Acabo de decírselo, hace una semana. ¿Qué más tenemos que hacer para poder ver ese cadáver que tienen aquí?

Los rostros de ambos ayudantes se ensombrecieron con la misma expresión de brutalidad.

– No empiece a crearnos problemas, anciano. Nosotros hacemos las preguntas. Usted las contesta. Si se porta bien le dejaremos ver el cadáver. Será un verdadero trato de favor para usted.

Los empleados del depósito estaban apoyados en la pared, esperando a ver el cariz que tomaba la discusión.

– El señor Contreras tiene setenta y siete años -intervine-. Es mayor, está cansado, y el tipo que ha desaparecido es su último amigo de infancia. Él no busca problemas, ni lo pretende, sólo quiere quitarse esa preocupación de la cabeza. Estoy segura de que a ustedes no les gustaría ver a sus padres o a sus abuelos en esta situación.

– ¿Qué interés tienes en esto, nena?

Era otra vez Hendricks. Mientras tuviéramos sus placas frente a los ojos, podía saber con quién estaba hablando. Reprimí mi impulso por romperle la barbilla contra mi pie derecho.

– Sólo estoy ayudando a mi vecino, encanto. ¿Tengo que llamar al doctor Vishnikov y pedirle permiso para ver el cuerpo? -Vishnikov era uno de los asistentes del forense que yo conocía de mis tiempos en la oficina del defensor público.

– No te sulfures. Entraremos en el depósito tan pronto como contestéis a nuestras preguntas.

La puerta exterior se volvió a abrir. Miré por encima del hombro izquierdo de Jaworski y me relajé parcialmente. Era Terry Finchley, un detective de homicidios del Área Uno.

– ¡Terry! -le llamé.

Se había acercado al mostrador para comprobar algo con el empleado de admisiones, pero se volvió al oír mi voz.

– ¡Vic! -se acercó-. ¿Qué estás haciendo aquí?

– Intentando identificar un cuerpo. Estos agentes al parecer han sacado a un viejo del canal cerca de Stickney hoy. Mi amigo y yo queríamos asegurarnos de que no se trata de alguien que conocemos. Los ayudantes del sheriff Jaworski y Hendricks, el detective Finchley, de la policía de Chicago.

No les gustó, no les gustó ni un pelo que me tuteara con un poli de Chicago, y negro para más inri. Intercambiaron miradas y sacaron aún más la mandíbula.

– Tenemos que hacerles a la chica y al viejo unas cuantas preguntas, detective, así que por qué no se queda al margen -ambos se habían girado para mirar a Finchley, así que no pude averiguar quién era el que hablaba.

– No puedo -dijo tranquilamente Finchley-, no si se trata del tipo que han sacado en Stickney. Me acaban de pedir que viniera a echarle un vistazo: al parecer creen que es cosa del municipio, y no del condado.

Los ayudantes pusieron peor cara. Me pregunté si iban a cascar primero a Finchley o a mí. La hostilidad de sus cuerpos se extendía a toda la sala; el hombre del mostrador la sintió y salió de allí. Los empleados apoyados contra la pared interrumpieron su charla y también se acercaron a nosotros.

Hendricks y Jaworski les vieron acercarse y se miraron con irritación el uno al otro. Como los tres empleados eran negros, era bastante probable que se pusieran de parte de Finchley si se terciaba una pelea.

– Llévatelo, pues -espetó Hendricks-. De todas formas tenemos cosas mejores que hacer que cuidar de un viejo alcohólico muerto.

Él y Jaworski giraron sobre sus talones al unísono y desfilaron hacia la salida. Me pareció oír musitar a uno de ellos «negro de mierda», pero no quise convertir el caso en un asunto federal.

Otro pez flotante en Chicago

– Gracias, Terry -dije, agradecida-. No sé si estaban haciendo una demostración de fuerza sólo por divertirse o si hay algún problema real respecto a ese muerto.

– Ambas cosas -declaró Terry-. Les gusta sacar el pecho y darse ínfulas de escuadrón de asalto. Y el tipo que han sacado estaba muerto antes de caer al agua. ¿Crees que lo conoces?

– Aún no hemos llegado a saberlo. Nos gustaría poder ver el cadáver -procuré evitar que mi voz sonara acerba, Finchley nos había salvado de una bronca que podía haber terminado en directo a la mandíbula o en arresto.

– ¿Quién es tu amigo?

– Salvatore Contreras. Es lo más parecido a un familiar que tiene el tipo que andamos buscando.

El señor Contreras tendió automáticamente la mano a Finchley, pero dijo:

– Bueno, exactamente no es así, pequeña. Tiene una mujer y un hijo allá por Arizona, o al menos así era la última vez que oí hablar de ellos. Ella lo dejó hace treinta y cinco años, lo que haría cualquier mujer sensible si su marido se bebiera su paga todos los viernes y la dejase a ella y a su chaval en cueros. Pero lo de Mitch y yo viene de muy atrás, y en realidad no tiene a nadie más, agente, quiero decir, detective.

Finchley parpadeó bajo la descarga.

– No creo que sea necesario mandar a buscar a sus familiares a Arizona. Echémosle un vistazo.

Se dirigió hacia la sala de autopsias que se encontraba a la derecha del vestíbulo. Le puse una mano sobre el brazo.

– Quizá el señor Contreras prefiera mirar la pantalla del vídeo. No está tan endurecido como tú.

Si uno es demasiado aprensivo para mirar directamente un cadáver, los servicios del condado le sacan con una cámara de vídeo; se puede entonces mirar una pantalla en una pequeña salita junto a la cámara frigorífica. Así puede pasar por uno más de esos programas de televisión donde los muertos se levantan y vuelven a andar.

– No te preocupes por mí, cielo -me aseguró el señor Contreras cuando le expliqué el procedimiento-. Estuve en Anzio, por si no te acuerdas.

Uno de los empleados sacó la camilla con el cadáver de la cámara. Un saco de plástico negro le cubría hasta el cuello, pero la cabeza se veía perfectamente bien.

Había estado en el canal de saneamiento varios días y la última semana había sido calurosa. El rostro estaba hinchado y púrpura. En ese estado no hubiese podido jurarlo ni aunque se tratara de mi propio padre, menos aún tratándose de un hombre al que sólo había visto tres o cuatro veces. El pelo parecía el de Kruger, y la forma general de la cabeza, bajo su amoratada tumefacción, parecía la misma.

Sentí algunas náuseas. Ahora ya no estoy tan acostumbrada a ver cadáveres como lo estaba en mis tiempos con la brigada de homicidios del condado. El señor Contreras, a juzgar por su cara verdosa, también había perdido la inmunidad que había adquirido en los campos de batalla de Italia cincuenta años atrás.

Carraspeó y dijo con voz ronca:

– Se parece a Mitch, pero no puedo estar seguro. La cara… la cara… -agitó una mano y sus piernas se doblaron.

El empleado lo cogió antes de que cayera. Encontré una silla contra una pared y la acerqué. El empleado lo sentó y le dobló la cabeza sobre las rodillas. Con el apremio por atenderle, conseguir un vaso de agua y hacérselo beber, se me pasó mi propio mareo.

Al cabo de unos minutos el señor Contreras se enderezó.

– Lo siento. No sé qué me ha pasado. No sé si es Mitch o no. Es bastante difícil saberlo. ¿Puedes mirar su mano izquierda, querida? Se rebanó la punta del dedo corazón hará unos treinta años, por trabajar borracho como tantas otras veces. Yo estaba allí y tenía que haber visto lo que iba a pasar y haberlo apartado del torno, pero no se me ocurrió que podía ser peligroso -unas lágrimas que no tenían nada que ver con ese antiguo accidente le corrían por las mejillas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Ángel guardián»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ángel guardián» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Sara Paretsky - Body Work
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Golpe de Sangre
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Marcas de Fuego
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Indemnity Only
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Deadlock
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sin previo Aviso
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Medicina amarga
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sisters on the Case
Sara Paretsky
Sara Paretsky - A Woman’s Eye
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Windy City Blues
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Fire Sale
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Punto Muerto
Sara Paretsky
Отзывы о книге «Ángel guardián»

Обсуждение, отзывы о книге «Ángel guardián» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x