Sara Paretsky - Fuego

Здесь есть возможность читать онлайн «Sara Paretsky - Fuego» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Fuego: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Fuego»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Victoria Warshawski es una investigadora privada que procede de los barrios del sur de Chicago, donde la inmigración, las drogas, los embarazos adolescentes y el absentismo escolar son una constante. Aquejada de cáncer, la entrenadora de baloncesto del instituto donde ella estudió le pide que asuma el control del equipo femenino, y Warshawski no puede negarse.
El equipo está compuesto por adolescentes de minorías raciales, algunas de ellas con hijos, y todas procedentes de familias humildes. La mayoría de los padres de las chicas trabaja en By-Smart, una cadena de hipermercados que explota y discrimina a sus empleados.

Fuego — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Fuego», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Antes de marcharnos de Lakeview llamé a la madre de Billy. Contestó el teléfono un hombre que era una especie de mayordomo o secretario; en cualquier caso, alguien que filtraba las llamadas. Se mostró muy reacio a molestar a la esposa de William, y cuando finalmente conseguí que me pusiera con ella enseguida entendí por qué: Annie Lisa iba colocada hasta las cejas. Tanto si había tomado algo moderno y respetable, como Xanax, o anticuado y fiable, como Old Overholt, hacía una pausa, como un eco de satélite, al contestar a mis palabras.

Hablé despacio y con paciencia, como si lo hiciera con un niño, recordándole que era la detective encargada de buscar a Billy.

– ¿Cuándo supo de él por última vez, señora Bysen?

– ¿Saber de él? -repitió el eco.

– ¿Ha hablado con Billy hoy?

– ¿Billy? Billy no está aquí. William, William está enfadado.

– ¿Y por qué está enfadado William, señora?

– No lo sé, la verdad -estaba desconcertada y se extendió considerablemente-. Billy fue a trabajar. Fue al almacén, eso es lo que hace un buen muchacho, trabajar duro para ganarse la vida, así que ¿por qué eso hace que William se enfade? A no ser que sea porque Billy está haciendo lo que dice Papá Bysen; a William siempre le irrita que Billy obedezca las órdenes de Papá Bysen, pero a William también le gustan los chicos que trabajan en serio. A los chicos que hacen el vago, toman drogas y tienen hijos los desprecia, así que debería estar contento de que Billy volviera a ir al almacén.

– Sí, señora -dije-. Seguro que en el fondo está contentísimo, sólo que se lo oculta a usted.

La ironía fue una equivocación: creyó que le estaba diciendo que William le estaba escondiendo a Billy. Interrumpí sus preguntas y le pedí el número de teléfono de la hermana de Billy.

– Candace está en Corea. Trabaja en las misiones y estamos muy orgullosos de que esté enderezando su vida.

Annie Lisa decía las frases como un reportero inexperto leyendo el texto de una pantalla.

– Eso está muy bien. Pero por si Billy ha llamado a su hermana para comentarle sus planes, ¿podría darme su número de teléfono?

– Él no haría eso; sabe que William se enfadaría muchísimo.

– ¿Y su dirección de e-mail?

La desconocía, o no quiso dármela. Insistí hasta donde podía hacerlo sin despertar su encono, pero no dio su brazo a torcer: prohibido ponerse en contacto con Candace hasta que hubiese cumplido su condena.

– ¿ Cree que Billy recurriría a alguno de sus tíos o tías?

Me lo imaginé confiándose a tía Jacqui mientras ella se sonreía con suficiencia.

– Nadie entiende a Billy como yo. Es muy sensible, igual que yo; no se parece a los Bysen. Ninguno de ellos ha llegado a comprenderle jamás.

Aquello parecía ser el límite, tanto de lo que yo iba a sacar de ella como de lo que ella iba a darme. El señor Contreras, que había bajado a su casa a buscar una parka y una llave inglesa, me aguardaba al pie de la escalera con Mitch. Al marcharnos oímos los tristes ladridos de Peppy detrás de la puerta.

El edificio de los Dorrado rebosaba vida tal como siempre parecen hacerlo los apartamentos urbanos. Mientras subíamos los tres tramos de escalones oímos a bebés berreando, estéreos a todo volumen que hacían vibrar las barandillas, gritos de adultos en un sinfín de idiomas e incluso a una pareja en pleno orgasmo. Mitch tenía erizado el pelo del lomo; el señor Contreras agarraba con fuerza la correa.

Me sentí un poco tonta llegando con un hombre, un perro y una pistola, aunque al menos la pistola la llevaba bien escondida en el chaleco. El perro y el hombre resultaban mucho más evidentes para cualquiera que nos viera. Desde luego dejaron a Rose anonadada.

– ¿Un perro? Ni hablar, se comerá al bebé. ¿Y éste quien es? ¿Su padre? ¿Qué pintan aquí?

Detrás de ella se oían los alaridos de María Inés.

– Dejaré al perro atado aquí, en el rellano. Hemos pensado que podría ayudarnos a seguirle la pista a Josie, si es que tenemos algún indicio sobre dónde haya podido ir.

A continuación, le presenté al señor Contreras sin explicarle qué relación tenía conmigo; era tan complicada que no me vi capaz de resumirla en una frase. Mi vecino me dejó pasmada adentrándose en el apartamento haciendo oídos sordos a Rose para coger en brazos al bebé que lloraba. Quizá fuese su voz grave hablando bajito o simplemente su serenidad: Rose estaba tan encendida que podría haber dado luz al South Side entero y aún le sobraría para toda Indiana, pero en cuestión de minutos el señor Contreras tuvo al bebé callado, apoyado contra su camisa de franela y pestañeando con cara de sueño. Sabía que había criado a una hija y que tenía dos nietos, pero nunca le había visto en acción con algún bebé.

El sofá donde Julia solía matar el tiempo viendo la televisión se había convertido en la cama de Rose. Más allá, en el comedor, vi a Betto y Sammy tumbados en sus colchones hinchables debajo de la mesa. Permanecían inmóviles, pero al mirarlos vi el reflejo de la lámpara de la sala de estar en sus ojos: estaban despiertos y vigilantes. Rose no paraba de dar vueltas en el minúsculo espacio que quedaba entre la cama y la puerta retorciéndose las manos, gimoteando frases inconexas y contradictorias.

La cogí del brazo y la obligué a sentarse en la cama.

– Siéntese y procure pensar con calma. ¿Cuándo ha visto a Josie por última vez?

– Esta mañana. Se estaba vistiendo para ir al colegio y yo me marchaba, iba a la oficina del concejal, es una buena persona, pensaba que a lo mejor sabría de un empleo para mí, algo mejor pagado que By-Smart, y estuve en dos sitios, pero no están contratando, y regresé para preparar el almuerzo de Betto y Sammy, que vienen a comer, pero Josie come en el colegio, y ya está, no he vuelto a verla desde entonces, desde esta mañana.

– ¿Discutieron a propósito de algo? ¿Sobre Billy, tal vez?

– Me había enojado mucho que hubiese traído a ese chico a pasar la noche aquí. Me hubiese enojado igual con cualquier chico, pero ése, con su familia tan rica, ¿en qué estaba pensando? Podrían hacernos daño. Todo el mundo sabe que no quieren que su hijo salga con chicas mexicanas; todo el mundo sabe que se presentaron en la iglesia y que amenazaron al pastor Andrés.

La inquietud hizo que Rose se pusiera de pie como movida por un resorte. El sobresalto hizo que el bebé volviera a gimotear; el señor Contreras interrumpió para pedir el biberón de María Inés.

Rose lo recogió del suelo, al lado de la cama, y siguió hablando:

– Le pregunté si creía que la había educado para que metiera a un chico en su cuarto a pasar la noche. ¿Es que quiere un bebé, como Julia? ¿Arruinarse la vida por un chico, sobre todo por un chico rico que no tiene que preocuparse por nada? Dice que es buen cristiano, pero a la primera señal de problemas salen pitando, esos anglos ricos. Se supone que va a ir a la universidad, le dije, y ella quiere ir, con April. Así no tendrá que vivir como yo, yendo por ahí suplicando trabajo sin que nadie me contrate.

– ¿Cómo reaccionó, la amenazó con escaparse o alguna otra cosa por el estilo?

Negó con la cabeza.

– Todo esto, todo esto lo dijimos después de que viniera la familia del chico. La acusaron, la insultaron, y, que Dios me perdone, todas mentimos, todas dijimos que no, que Billy no había estado aquí. El abuelo era como un policía, no escuchaba nada, nada de lo que yo decía, y se metió en el dormitorio, en el baño, mirando a ver si había algo de Billy. Y va y dice que si Billy viene aquí, que si lo escondo, hará que me deporten. Ni lo intente, le digo, porque soy tan ciudadana de Estados Unidos como usted, este país es tan mío como suyo. Y el hijo, el padre de Billy, es aún peor, registrando mi Biblia, los libros de los niños, como si escondiéramos dinero que le hubiésemos robado a él; hasta agarró mi Biblia y la sacudió desparramando todos mis puntos y estampas por el suelo, pero cuando se fueron, Dios, menuda pelea tuvimos Josie y yo, entonces. Cómo puede ponernos en peligro de esta manera, y todo por un chico. Son como autobuses, le digo, siempre vendrá otro, no arruines tu vida, no hagas como Julia.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Fuego»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Fuego» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Sara Paretsky - Body Work
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Golpe de Sangre
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Marcas de Fuego
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Indemnity Only
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Deadlock
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sin previo Aviso
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Medicina amarga
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sisters on the Case
Sara Paretsky
Sara Paretsky - A Woman’s Eye
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Windy City Blues
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Fire Sale
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Punto Muerto
Sara Paretsky
Отзывы о книге «Fuego»

Обсуждение, отзывы о книге «Fuego» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x