Luego, como si me estuviera dando a conocer un secreto, don Juan me dijo que Genaro nos esperaba en unas arboledas cercanas a la casa, para mostrarme su cuerpo de ensueño . Repitió una y otra vez que yo me encontraba en el estado de conciencia ideal para ver y entender lo que realmente es el cuerpo de ensueño . Me hizo ponerme de pie, cruzamos el cuarto y llegamos a la puerta de la calle. Cuando yo estaba a punto de abrirla, me di cuenta de que alguien estaba acostado sobre una pila de petates que los aprendices usaban como camas. Pensé que uno de ellos había regresado a la casa mientras don Juan y yo conversábamos en la cocina.
Me acerqué a él y entonces noté que era Genaro. Estaba profundamente dormido, roncando en paz, de cara al suelo.
– Despiértalo -me dijo don Juan-. Tenemos que irnos. Debe estar agotado.
Lo sacudí muy despacio. Lentamente se dio vuelta, haciendo los ruidos de alguien que despierta de un profundo sueño. Estiró los brazos y abrió los ojos. Involuntariamente grité y salté hacia atrás.
Los ojos de Genaro no eran ojos humanos. Eran dos puntos de intensa luz ambarina. Mi susto fue tan tremendo que me mareé. Don Juan me golpeó la espalda con cierta fuerza y restauró mi equilibrio.
Genaro se puso de pie y me sonrió. Sus rasgos estaban rígidos. Se movía como si estuviera borracho o le faltara coordinación física. Pasó a mi lado y se dirigió hacia la pared. Me encogí anticipando el choque, pero atravesó la pared como si ésta no estuviera ahí. Volvió al cuarto por la puerta de la cocina. Mientras lo observaba con un horror sin nombre, Genaro caminó por las paredes, con el cuerpo paralelo al piso, y por el cielo raso, parado de cabeza.
Caí de espaldas al tratar de seguir sus movimientos. Desde esa posición ya no vi a Genaro; veía en cambio una burbuja de luz que se movía por el cielo raso arriba de mí y por las paredes dándoles vueltas al cuarto. Era como si alguien paseara el haz de luz de una enorme linterna eléctrica por el cielo raso y las paredes. Finalmente, el haz de luz se apagó. Desapareció de vista desvaneciéndose contra la pared.
Miré a don Juan y le dirigí una pregunta muda. Comentó que mi miedo siempre saltaba fuera de toda proporción, y que tenía que luchar para llegar a controlarlo. Me ayudó a incorporarme, y dijo que me había portado muy bien. Había visto el cuerpo de ensueño de Genaro como es en realidad, una burbuja de luz.
Le pregunté cómo podía estar tan seguro de que yo había visto una burbuja de luz. Contestó que él vio moverse a mi punto de encaje, primero hacia su sitio normal para compensar mi susto, y luego lo vio moverse a las profundidades del lado izquierdo, más allá del punto en el que no hay más dudas.
– En esa posición sólo hay una cosa que uno pueda ver : burbujas de energía -prosiguió-. Pero de la conciencia acrecentada a ese otro punto en la profundidad del lado izquierdo sólo hay un corto trecho. La verdadera hazaña es hacer que el punto de encaje se mueva, de su sitio normal, al punto donde no hay más dudas.
Agregó que yo tenía que entrar en ese momento en un estado de conciencia normal porque aun teníamos una cita con el cuerpo de ensueño de Genaro en unas arboledas cercanas a la casa.
Cuando regresamos a la casa de Silvio Manuel, don Juan dijo que la pericia de Genaro con el cuerpo de ensueño no era nada en comparación con lo que habían hecho, o aún hacían los antiguos videntes.
– Eso lo verás muy pronto -dijo con un tono siniestro, y se rió.
Con un miedo creciente, le pregunté qué era lo que quería decir, y eso sólo evocó más risa. Finalmente dijo que me iba a explicar la manera en que los nuevos videntes entendieron al cuerpo de ensueño y la manera en que lo usaron.
– Los antiguos videntes buscaban una perfecta réplica del cuerpo -continuó-, y casi lograron conseguirla. Lo único que no pudieron copiar fueron los ojos. En vez de ojos, el cuerpo de ensueño tiene el resplandor de la conciencia. Nunca te diste cuenta de eso antes, cuando Genaro solía mostrarte su cuerpo de ensueño .
"A los nuevos videntes les importa un comino una perfecta réplica del cuerpo: nunca tuvieron ningún interés en copiarlo. Han conservado, sin embargo, el nombre cuerpo de ensueño para indicar una sensación, un impulso de energía que es transportado por el movimiento del punto de encaje, a cualquier lugar en este mundo, o a cualquier lugar de los siete mundos accesibles para el hombre.
Don Juan delineó el procedimiento usado por los nuevos videntes para lograr el cuerpo de ensueño . Dijo que comienza con un acto inicial, cualquier acto que por el hecho de ser continuo engendra intento inflexible. El intento inflexible lleva al silencio interno, y el silencio interno a la fuerza interna necesaria para mover al punto de encaje en sueños a posiciones convenientes.
Llamó a este orden de sucesión el cimiento. Una vez completado este cimiento viene el desarrollo del control, que consiste en mantener sistemáticamente la posición de ensueño aferrándose tenazmente a la visión del sueño. La práctica constante resulta en una gran facilidad para sostener posiciones de ensueño en nuevos sueños, no tanto porque gane uno control con la práctica, sino porque cada vez que se ejercita este control se fortifica la fuerza interna. A su vez, la fuerza interna fortificada mueve el punto de encaje a posiciones de ensueño , que pueden fomentar la sobriedad; en otras palabras, los sueños sé vuelven, de por sí, más y más maniobrables, incluso más ordenados.
– El desarrollo de los ensoñadores es indirecto -prosiguió-. Es por eso que los nuevos videntes creyeron que podemos ensoñar por nuestra cuenta, solos. Puesto que el ensueño utiliza un movimiento natural del punto de encaje, no deberíamos necesitar ayuda de nadie.
"Lo que verdaderamente necesitamos es sobriedad, y nada puede dárnosla, ni ayudarnos a obtenerla, salvo nosotros mismos. Sin ella, el movimiento del punto de encaje, es caótico, como son caóticos nuestros sueños ordinarios.
"Así que, al fin y al cabo, el procedimiento para llegar al cuerpo de ensueño es la impecabilidad en nuestra vida diaria."
Don Juan explicó que una vez que se adquiere sobriedad, y una vez que las posiciones de ensueño se vuelven progresivamente más fuertes, el siguiente paso consiste en despertarse en una posición de ensueño . Comentó que, aunque da la impresión de ser algo sencillo, la maniobra era en verdad un asunto de tan inmensa complejidad que requiere no sólo de sobriedad sino de todos los atributos del guerrero, especialmente de intento .
Le pregunté en qué forma ayuda el intento a los videntes a despertar en una posición de ensueño . Contestó que la maestría del intento era la técnica más sofisticada que existía, y que era la única manera de dirigir la fuerza del alineamiento. Despertar en una posición de ensueño era sencillamente sostener el alineamiento de emanaciones que han sido encendidas por el movimiento del punto de encaje.
Don Juan dijo que el segundo peligro eminente del ensoñar era la fortaleza misma del cuerpo de ensueño que incita al ensoñador a correr riesgos. Por ejemplo, es muy fácil para el cuerpo de ensueño contemplar las emanaciones del Águila durante largos periodos de tiempo, ininterrumpidamente, pero también es muy fácil que sea totalmente consumido por ellas. Los videntes que contemplaron las emanaciones del Águila sin sus cuerpos de ensueño murieron, y aquéllos que las contemplaron con sus cuerpos de ensueño fueron consumidos por el fuego interior. Los nuevos videntes resolvieron el problema viendo en grupos. Mientras un vidente contemplaba las emanaciones, otros permanecían cerca para prestar ayuda.
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