Lorenzo Silva - Del Rif al Yebala - Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos

Здесь есть возможность читать онлайн «Lorenzo Silva - Del Rif al Yebala - Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Del Rif al Yebala: Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Del Rif al Yebala: Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Para el autor recorrer Marruecos es hacer realidad un sueño de infancia y, a la vez, adentrarse en el impresionante escenario de la aventura bélica de su abuelo, combatiente a pie en la llamada guerra de Africa. A lo largo de ocho jornadas, y con la compañía de su hermano y un amigo, el escritor explora el interior del país para descubrir la áspera región del Rif y la zona no menos agreste del Yebala, y de paso lugares como Melilla, Annual, Alhucemas, Xauen, Larache, Alcazarseguer, Tánger, Fez, la antigua ciudad romana de Volúbilis o Rabat. El viaje desvela el Marruecos presente y lo anuda a la historia de la guerra pasada, que acude a estas páginas con la enfebrecida claridad del espejismo: combates reducidos a cacerías, al heroísmo inútil, el desdén de los gobernantes, el horror.

Del Rif al Yebala: Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Del Rif al Yebala: Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Antes de irnos pedimos café, quizá para tratar de espantar la mala conciencia. Aunque nos olemos que nada que podamos conseguir a cambio de nuestro dinero ayudará decisivamente en ese empeño.

Poco antes de las cinco, volvemos a recorrer las avenidas en dirección a la ciudad antigua. Pasamos primero por Fezel Jedid, donde está el palacio real. De él sólo podemos ver las murallas almenadas y la suntuosa decoración de sus siete puertas. Están labradas en madera y oro, con exquisitos adornos azules y verdes. Muy cerca está la mellah , la antigua judería de Fez. Mellah o mallah significa literalmente "lugar de sal", y este toponímico, por el que se conocía el lugar donde se emplazó la de Fez, se aplica en todo Marruecos. Ahora la mayoría de los habitantes de la mellah de Fez son musulmanes, pero en otro tiempo era lugar reservado a los hebreos. Según cuenta el aventurero catalán Domingo Badía o Alí Bey, que entró en Fez a comienzos del siglo Xix fingiendo ser un noble sirio, a los judíos los encerraban de noche en la mellah y les obligaban a andar descalzos por la ciudad. También les forzaban a vestir manto, pantuflos y bonete negros, y si se cruzaban con un musulmán notable, debían apartarse a la izquierda de la dirección del musulmán e inclinarse totalmente. Charles de Foucauld, que hizo sus itinerarios por Marruecos disfrazado de rabino a fines del mismo siglo, refiere que aún entonces era frecuente que los hebreos fueran apedreados, y hasta parece justificarlo:

El estado de israelita no carecía de sinsabores; andar descalzo por las poblaciones y a veces por los huertos, recibir injurias y pedradas, no era nada: pero vivir constantemente con los judíos marroquíes, gente despreciable y repugnante donde las haya, salvo raras excepciones, era un suplicio intolerable. Como a un hermano, abriéndome su corazón, se jactaban de acciones criminales, o me confiaban sentimientos innobles. ¡Qué de veces no he echado de menos la hipocresía!

En cierta ocasión, Badía, extrañado de que los judíos se avinieran a vivir en tan ásperas condiciones, le preguntó a uno de ellos por qué no se marchaba a otro país. El hebreo le dijo que no podía, pues era esclavo del sultán. Lo cierto era que los judíos venían a ser los protegidos del Majzén, que les amparaba en sus actividades comerciales e incluso les daba concesiones de aduanas. Por eso su barrio, en Marrakech, en Meknés y en Fez, está junto al palacio imperial. Cuando caía un sultán, los desórdenes subsiguientes solían incluir el asalto de las masas a la mellah, donde se liquidaban las deudas asesinando a los acreedores judíos. Y es que, a pesar de todo, sus negocios eran prósperos. Aunque vivían despreciados por todos, incluso por los más bajos soldados y por los negros, dice Badía que pudo ver en Fez a muchas judías hermosas y ricamente adornadas. Aparte de estar agradecidos por la protección que les dispensaba el Majzén, que les permitía enriquecerse a costa de los musulmanes, los hebreos tenían otra razón para no emigrar: si querían irse, debían pagar antes fuertes sumas al sultán. Un siglo después, los judíos encontrarían en la zona del Rif a un nuevo y curioso protector: Abd elKrim, que durante su corto gobierno suavizó las condiciones de menosprecio en que vivían también en el norte.

Seguimos hasta la entrada de Fezel-Bali. Si no fuera por las antenas de televisión, los letreros y los coches, su aspecto podría ser el mismo que hace trescientos años. Las casas se apiñan sobre los relieves del terreno, formando una colmena cuyo color oscila entre el arena y el gris. Pronto resulta imposible continuar con el coche. Hamdani lo deja en una pequeña explanada, al cuidado de un aparcacoches que se las apaña para amontonar un número increíble de vehículos en el limitado espacio de que dispone. Eso implica que hay que dejarle las llaves. Recuerdo que llevamos todo el equipaje en el maletero y le pregunto a Hamdani si no será imprudente. Menea la cabeza:

C'est comme nous.

Como si lo guardáramos nosotros. Me arrepiento de haber vuelto a mostrar desconfianza y de haberle forzado a repetirme que no hay nada de qué preocuparse, que él sabe lo que hace. Pero no deja de asombrarme cómo se llega y se confía sin más en un desconocido. El guardacoches no tiene más acreditación que un raído guardapolvo azul.

Entramos en la medina al fin. La impresión supera cualquier expectativa. La mayoría de las calles no tienen arriba de tres metros de ancho, y transcurren entre las casas y las tiendas bajo una especie de entoldado continuo que sume todo en la penumbra y a veces en la tiniebla. Sigue valiendo la descripción que hiciera Badía, hace casi doscientos años:

Las calles son muy oscuras, porque no solamente son muy estrechas en términos de ser casi imposible marchar de frente dos hombres a caballo, sino también porque las casas, que son altísimas, tienen en el primer piso un vuelo o proyección que quita mucha luz, inconveniente que se aumenta con la especie de galenas o pasadizos que reúnen la parte superior de las casas por ambos lados.

De vez en cuando el entoldado se interrumpe y se abre un remanso de luz, que uno cruza deprisa para volver a acogerse al abrigo y al frescor re lativo (aunque escaso) de la sombra. Por la medina la gente camina deprisa, y en sus callejas puedes cruzarte lo mismo con un par de mujeres envueltas en sedas que con un borrico que su propietario arrastra sin el más mínimo miramiento hacia nadie. Los dependientes de las tiendas (exiguas, viejas, algunas mugrientas) observan al transeúnte y sólo unos pocos, y sobre todo si el que pasa es turista, reclaman su atención. Los demás parecen sumidos en un sopor de siglos, como si no tuvieran interés en vender más que lo que se venda solo. En las tiendas se despacha ropa, cuero, hojalata, plata, baratijas, mantecas repugnantes para nuestro olfato demasiado delicado. El olor general de la medina, mezclado y fuerte, es una prueba continua para el europeo, aunque hay que reconocer que acaba resultando a su modo estimulante. En el suelo hay bastante inmundicia, que los fasíes pisotean sin ningún escrúpulo. A medida que nos vamos internando en el oscuro entramado de callejones, retrocedemos en el tiempo. La ciudad dentro de la ciudad, cuya luz ínfima cambia el aspecto de todas las cosas, tiene ese misterio un poco solemne de lo subterráneo. Es como la catacumba, como el pasadizo que conduce a olvidados vestigios. Al otro lado de un recodo aparece de pronto una imagen que parece recobrada del siglo Xii: a ambos lados del callejón, hacinados en sus rincones insalubres y sin más herramientas que las tradicionales, laboran los curtidores. Más allá, los afiladores, y un poco más allá, los caldereros. La oscuridad es aquí casi absoluta, y los hombres tienen la piel ennegrecida por la suciedad de sus talleres. Sus ojos te miran curiosos, desde otro mundo, desde otra época.

En la medina de Fez nos compramos gandoras, cuya comodidad para el verano resulta inigualable, y algunos regalos de plata. El regateo, que asume desde el principio Hamdani, se hace largo y un tanto violento. Incluso llegamos a irnos varias veces de la tienda. Con todo, en Fez están más endurecidos que en Xauen y sólo es posible obtener rebajas de entre el 30 y el 40 por ciento del precio original. El que nos vende las gandoras es un negro socarrón, bastante astuto y coriáceo. Respecto de los negros, que se mezclaron mucho con la población marroquí a lo largo de los siglos, hay una actitud compleja. No es raro oír a un bereber referirse a ellos con cierta distancia, pero los hijos que los marroquíes tenían con las esclavas de raza negra siempre fueron reconocidos sin problemas y en igualdad de condiciones con el resto. Al vendedor de gandoras, mientras discute con Hamdani el precio de nuestra compra, se le abre una inmensa sonrisa color marfil, que a ratos es lo único que se ve de él en la penumbra de su tienda.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Del Rif al Yebala: Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Del Rif al Yebala: Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Del Rif al Yebala: Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos»

Обсуждение, отзывы о книге «Del Rif al Yebala: Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x