Eduardo Mendoza - Sin noticias de Gurb

Здесь есть возможность читать онлайн «Eduardo Mendoza - Sin noticias de Gurb» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Sin noticias de Gurb: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sin noticias de Gurb»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Esta divertida novela relata la búsqueda de un extraterrestre que ha desaparecido, tras adoptar la apariencia de la vocalista Marta Sánchez, en la jungla urbana barcelonesa. Pero el protagonista de la narración no es Gurb, sino otro alienígena que sale en pos de él y cuyo diario constituye el esqueleto de la narración. La verdadera naturaleza del relato es de carácter satírico: Mendoza convierte esta Barcelona, a un tiempo cotidiana y absurda, en el escenario de una carnavalada que revela el verdadero rostro del hombre urbano actual.

Sin noticias de Gurb — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sin noticias de Gurb», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

15.00 Regreso a casa. En la puerta del ascensor hay un letrero que dice: NO FUNCIONA. Se refiere sin duda al ascensor. Decido subir a pie.

15.02 Al pasar frente a la puerta del piso de mi vecina me detengo. En el interior suenan voces. Desmonto el timbre, me introduzco el cable eléctrico en las orejas y escucho. ¡Es ella! Al parecer, su hijo se muestra remiso a ingerir un plato de verdura. Ella le insta a comer diciéndole que si no come no crecerá ni será fuerte como Supermán; por si estos argumentos no bastan, añade que si no se traga toda la coliflor en menos de cinco minutos le partirá los dientes con el taburete de la cocina. Me avergüenzo de hollar de este modo la intimidad de su hogar, dejo los cables colgando de la caja y continúo subiendo las escaleras.

15.15 Me como los diez kilogramos de churros que he comprado. Me gustan tanto que, acabado el último, me como también el papel aceitado que los envolvía.

16.00 Tendido en la cama y con la vista clavada en el techo, del que cuelgan varias arañas grandes como melones, pienso en mi vecina. Por más que me devano los sesos (que no tengo), no doy con la forma idónea de abordarla. Llamar a su puerta e invitarla a cenar no me parece prudente ni oportuno. Tal vez la invitación debería ir precedida de un obsequio. En ningún caso debo enviarle dinero, pero, si a pesar de todo decidiera enviárselo, mejor en billetes de banco que en monedas. Las joyas presuponen una relación más formal. Un perfume es un regalo delicado, pero muy personal; se corre el riesgo de no acertar el gusto de la persona a la que se desea obsequiar. Laxantes, emulsivos, apósitos, vermicidas, antirreumáticos y demás productos farmacéuticos, excluidos. Es muy probable que le gusten las flores y los animales domésticos. Podría enviarle una rosa y dos docenas de dobermans.

17.20 Me asalta el temor de que mi vecina tome cualquier regalo procedente de mí como un atrevimiento . Intento exterminar las arañas con Cucal.

17.45 Necesito ropa. Salgo a la calle. Me compro unas bermudas. Me darían un aspecto desenfadado si no salieran por debajo las perneras de los calzoncillos de felpa, pero la verdad es que no puedo prescindir de ellos, pues, aunque el clima es casi veraniego (y con tendencia a un ligero aumento de las temperaturas), mi metabolismo se adapta mal al cuerpo humano. Tengo siempre los pies helados, al igual que las pantorrillas y los muslos; las rodillas, en cambio, me bullen, y lo mismo me sucede con uno de los glúteos (con el otro, no); y así sucesivamente. Lo peor es la cabeza, quizá debido a su intensa actividad intelectual a que la someto de continuo. Su temperatura sobrepasa a veces los 150 grados centígrados. Para paliar este calor llevo siempre un sombrero de copa, cuyo interior voy rellenando con cubitos de hielo que compro en las gasolineras, pero el remedio, por desgracia, es pasajero. En seguida el hielo se licua, el agua hierve y la chistera sale despedida con tal potencia que las primeras que tuve aún siguen en el aire (ahora he mejorado el sistema sujetando el ala de la chistera al cuello de la camisa con una goma resistente). También me he comprado tres camisas de manga corta (azul cobalto, amarilla, granate), unos mocasines de ante para llevar sin calcetines y un traje de baño floreado con el que me han asegurado que me haré el amo de todas las piscinas. Que Dios les oiga.

19.00 De vuelta a casa, me quedo pensando frente a la televisión. Urdo un plan para trabar contacto con mi vecina sin despertar sus sospechas respecto de mis intenciones. Ensayo frente al espejo.

20.30 Voy a casa de mi vecina, llamo quedamente a su puerta con los nudillos, me abre mi vecina en persona. Me disculpo por importunarla a estas horas y le digo (pero es mentira) que a medio cocinar me he dado cuenta de que no tengo ni un grano de arroz . ¿Tendría ella la amabilidad de prestarme una tacita de arroz , añado, que le devolveré sin falta mañana por la mañana, tan pronto abran Mercabarna (a las 5 de la mañana)? No faltaría más. Me da la tacita de arroz y me dice que no hace falta que le devuelva el arroz , ni mañana, ni nunca, que para estas emergencias están los vecinos. Le doy las gracias. Nos despedimos. Cierra la puerta. Subo corriendo a casa y tiro el arroz a la basura. El plan está funcionando mejor de lo que yo mismo había previsto.

20.35 Vuelvo a llamar a la puerta de mi vecina. Me abre ella personalmente. Le pido dos cucharadas de aceite.

20.39 Vuelvo a llamar a la puerta de mi vecina. Me abre ella personalmente. Le pido una cabeza de ajos.

20.42 Vuelvo a llamar a la puerta de mi vecina. Me abre ella personalmente. Le pido cuatro tomates pelados, sin pepitas.

20.44 Vuelvo a llamar a la puerta de mi vecina. Me abre ella personalmente. Le pido sal, pimienta, perejil, azafrán.

20.46 Vuelvo a llamar a la puerta de mi vecina. Me abre ella personalmente. Le pido doscientos gramos de alcachofas (ya hervidas), guisantes, judías tiernas.

20.47 Vuelvo a llamar a la puerta de mi vecina. Me abre ella personalmente. Le pido medio kilo de gambas peladas, cien gramos de rape, doscientos gramos de almejas vivas. Me da dos mil pelas y me dice que me vaya a cenar al restaurante y que la deje en paz.

21.00 Tan deprimido que ni siquiera tengo ganas de comerme los doce kilos de churros que me he hecho traer por un mensajero. Sal de fruta Eno, pijama y dientes. Antes de acostarme entono las letanías a voz en cuello. Todavía sin noticias de Gurb.

DÍA 19

07.00 Hoy se cumple una semana (en el sistema decimal) de la desaparición de Gurb y la efeméride, unida a los demás reveses de fortuna que he sufrido últimamente, acaban de abatir mi ánimo. Para combatir la depresión me como los churros que dejé anoche y salgo de casa sin lavarme los dientes.

08.00 Me persono en la catedral con la intención de ofrecer un cirio a Santa Rita para que vuelva Gurb, pero al acercarme al altar, tropiezo y con el cirio prendo fuego al lienzo que lo cubre. El siniestro es sofocado fácilmente, pero no antes de que resulten fritas dos ocas del claustro. Mal presagio.

08.40 Saliendo de la catedral entro en un bar y desayuno (los churros de antes no cuentan) tortilla de atún, dos huevos fritos con morcilla, tasajo y berberechos. Para beber, cerveza (un tanque). Este piscolabis debería animarme, pero lejos de ello, su deglución me trae el recuerdo de la señora Mercedes, que a estas horas debe de estar siendo intervenida. Prometo ir a Montserrat a pie (sin desintegrarme) si sale con bien del trance.

09.00 Bajo paseando por las Ramblas, me meto por algunas calles laterales. En esta parte de la ciudad la gente es variopinta y bastaría su sola contemplación para saber que Barcelona es puerto de mar aunque no lo fuera. Aquí confluyen razas de todo el mundo (y también de otros mundos, si se me incluye a mí en el censo) y aquí se cruzan y descruzan los más variados destinos. Es el poso de la Historia el que ha formado este barrio y el que ahora lo nutre con sus polluelos, uno de los cuales, dicho sea de paso, acaba de chorizarme la cartera.

09.50 Continúo el paseo y las reflexiones a que éste me induce. Para pasar inadvertido, decido adoptar una constitución física de raza negra (pero con la fisonomía y la hechura de Luciano Pavarotti), mayoritaria en la zona. De todos los seres humanos, los llamados negros (porque lo son), parecen ser los mejor dotados: más altos, más fuertes y más ágiles que los blancos, e igual de tontos. Los blancos, sin embargo, no los tienen en alta estima, tal vez porque perdura en el subconsciente colectivo el recuerdo de un tiempo muy remoto, en el cual los negro fueron la raza dominante, y los blancos, la dominada. La riqueza del imperio negro provenía del cultivo de árboles frutales, cuya cosecha exportaban casi íntegramente al resto del mundo. Como las demás razas se dedicaban sólo a la caza, pues desconocían la agricultura y aun la pesca, su dieta era muy nociva y necesitaban desesperadamente de la fruta para reducir el nivel de colesterol. La opulencia y el poder del imperio negro duraron mientras duró el cultivo intensivo de las naranjas y las peras, los melocotones y los albaricoques. La decadencia empezó con el emperador Baltasar II, bisabuelo de aquel otro Baltasar, que viajó a Belén en compañía de Melchor y Gaspar. Baltasar II, apodado el Mentecato, hizo extirpar todos los frutales del imperio y dedicar la tierra fértil a la producción de mirra, un artículo que entonces, como ahora, tenía poca salida en el mercado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sin noticias de Gurb»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sin noticias de Gurb» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Sin noticias de Gurb»

Обсуждение, отзывы о книге «Sin noticias de Gurb» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x