Max Aub - Cuentos

Здесь есть возможность читать онлайн «Max Aub - Cuentos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cuentos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cuentos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Dramaturgo y narrador español. Nació en París en 1903, hijo de padre alemán y madre francesa que se instalaron en Valencia en 1914. Dirigió entre 1935 y 1936 el teatro universitario `El búho` perfilándose como uno de los escritores jóvenes influido por la Revista de Occidente y José Ortega y Gasset. Durante la guerra civil colaboró con André Malraux en la filmación de L`Espoir (1937). Republicano, cruzó la frontera en 1939 y fue internado en un campo francés. Deportado a Argelia, consiguió escapar en 1942 y se trasladó a México, donde ha publicado la parte más significativa de su obra literaria. A pesar de sus comienzos esteticistas y de vanguardia, resulta ser un escritor de carácter realista y de fuerte contenido sociopolítico. Antes de la guerra civil había publicado Los poemas cotidianos (1930), Teatro incompleto (1930), Espejo de avaricia (1935) y Yo vivo (1936). A finales de la década de 1960 se atrevió a regresar a España, para comprobar el desconocimiento absoluto de su persona y de su obra entre los españoles, y poco después escribió La gallina ciega, diario español (1971) en la que recogió sus amargas impresiones. Publicó revistas muy personales: Sala de Espera (1960) y Los 60. Su obra narrativa comprende las novelas del ciclo El laberinto mágico (Campo cerrado, 1943, Campo de sangre, 1945, Campo abierto, 1951, Campo del moro, 1963, Campo francés, 1965, y Campo de los almendros, 1968), varios volúmenes de cuentos y, entre otras novelas, Juego de cartas (1964).
En este recopilación se encuentran los siguientes cuentos: El que ganó Almería, La gran guerra, La invasión, Sesión secreta, La sonrisa, la Gabardina y Las alpargatas.

Cuentos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cuentos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать
Max Aub Cuentos El que ganó Almería Y además no hables mal de Almería - фото 1

Max Aub

Cuentos

El que ganó Almería

– Y además no hables mal de Almería, porque no la conoces. A mí me gusta. Por lo menos me gustaba, ahora la habrán puesto a lo moderno. ¡Había unas casas de putas que daban gloria y el mejor cante de Andalucía!

El Cabezotas se ríe.

– ¿De qué te ríes?

– De que ni es Andalucía ni nada y que eso es de allí. Y me estaba acordando de Escobar [1], uno que era brigada al empezar la guerra: el que ganó Almería.

– Nunca la perdimos.

– Pero estuvimos a punto.

– A punto se está siempre.

– La verdad es que dependemos de bien poca cosa.

– Según se mire. Somos una combinación de voluntad y azar. Mitad y mitad.

– Pareces de Bilbao…

– Claro que si tu padre no hubiera conocido a tu madre…

– Tú lo has dicho: el padre, la voluntad; la madre, la casualidad.

– O al revés.

– Entonces no hay por qué preocuparse.

– Según; y nos fusilarán o no, según las ganas que tengan.

– Algo más que ganas será.

– A lo mejor el jefe del pelotón que te toque es de tu pueblo y te deja libre.

– Si lo crees así, la astrología te lo haga bueno.

– No hables de lo que no sabes.

– Te desafío que salgamos afuera una noche clara y mires durante diez minutos las estrellas. En el campo, claro está, y no te sientas confortado con el gran manto. Por lo menos a mí, el mirar las estrellas…

– Te hace recordar al Caudillo.

– ¿Quién te lo dijo, adivino?

– Me han hecho creer en ellas.

– No de la manera que lo dices. Pero me confortan, me reconfortan; es lo único que he sacado en claro de la guerra.

– Lo malo es que está lloviendo.

– Cerca del mar nunca se ven bien las estrellas.

– Pues aviados iban los marineros.

– No te he dicho en el mar sino en la costa. El mar, la alta mar, es tan buena como el campo en noche serena.

– Así que, a ti, ¿las estrellas te dan confianza?

– Sí. Allí hay algo. Algo más que en esta cochina tierra.

– ¿Cochina tierra, Alicante?

– Cuenta lo de Almería.

– Allí fue como en casi todas partes el 18 de julio del 36. El Gobernador Militar [2], al pairo, esperando. Comprometido, pero esperando. Dando seguridades de su lealtad a la República, al Gobernador Civil [3]y, por otra parte, esperando órdenes, en ese caso del Capitán General, es decir de Granada.

– ¿Y cuándo los de Granada se sublevaron?

– Intentó declarar el estado de guerra, detener al Gobernador, etc.

– ¿Y?

– El Gobernador se resistió [4], en general, como todos.

– ¿Qué tiene que ver ahí la suerte?

– El Gobernador, fundándose en nada, por chiripa, aseguró que el gobierno le enviaba refuerzos, que lo iba a fusilar si se atrevía a declarar el estado de guerra; y le llegaron los refuerzos de donde menos podía suponerlo: de Granada.

– Allí, en Armilla, que es donde está el campo de aviación de Granada, los aviadores fueron los únicos que permanecieron fieles a la República -hablo de cuerpo armado, así, en general. Los demás se cargaron al Capitán General y echaron la tropa a la calle. Los aviadores cogieron sus aparatos y se fueron a Los Alcázares, donde sabían que no había problemas. El problema era para los de a pie. Setenta. No cabían naturalmente en los aviones, ni había manera de que esperaran ahí, a que los cazaran. Los mandaba el brigada Escobar. Antes de echar a volar le dijeron: coge los camiones y procura llegar a Cartagena lo antes posible. Seis camiones con todo el armamento y parque que pudieron meter en ellos, y la ametralladora. Carretera adelante, llegaron a Adra. Allí los comités les cerraron el paso. No se fiaban. El alcalde dijo que tenía que hablar con el Gobernador de Almería. Lo hizo porque los de teléfonos seguían leales.

– Ves tú: si los teléfonos…

– Etcétera, etcétera.

– Déjale que siga.

– Habló el alcalde con el Gobernador, que estaba cercado en el Gobierno Civil. Bien dispuesto a morir, como un héroe de la República: sin hacer gran cosa. Cuando el alcalde de Adra le dijo de qué se trataba, el hombre vio el cielo abierto, pero como era republicano y naturalmente desconfiado, empezó a preguntarse que qué eran esos hombres que le caían del cielo. Ya había hablado por teléfono con Granada y la sabía perdida. Los republicanos, descreídos, no creen en milagros.

– Y así nos fue.

– Sólo se fían de la legalidad. Habló con Escobar, que estaba negro: «¡Quiero llegar a Cartagena! ¡Debo llegar a Cartagena!»

«Un momento.»

El Gobernador habló con Los Alcázares. Le avalaron a Escobar. Pero en la mente legal del funcionario se alzó una duda: ¿quién le respondía del comandante de Los Alcázares con el que acababa de hablar?

«Un momento.»

Y habló con el gobernador de Murcia. Menos mal que dio con él, después de hablar con el Presidente de la Audiencia. Y volvió a llamar al alcalde de Adra.

«Que vengan. Pero no van a Cartagena sino que se quedan aquí.»

«Eso no es cosa mía.»

Así se salvó Almería [5].

– ¿Con setenta hombres?

– Bien armados, en camiones. El Gobernador pidió además que unos aviones de Los Alcázares se dieran una vuelta por allí arriba. Los militares de Almería creyeron que se les venía el mundo encima. Se rindieron.

– No veo de qué presumía tu Escobar. Fue una casualidad en la que entraron muchas otras en juego: hasta los sublevados de Granada.

– Pero ¡quítales a los hombres creerse designados por Dios! Por cierto que al Gobernador de Almería tus amigos los anarquistas le jugaron una sonada y si no es por un jardinero de la condesa de Parcent, no lo cuenta.

– Puesto a contar, sigue. El que habla, descansa.

– A poco de rendirse los militares, fondeó el Jaime I , los mandos de la FAI, y empezaron a obligar a llevar al acorazado víveres como si se tratara de abastecer a una ciudad entera y a poner multas de órdago. El Gobernador consiguió de Madrid que dieran órdenes de que el barco regresara más que de prisa a Cartagena. Allí se investigó y metieron a unos cuantos en chirona. Inútil decirte la que se armó entre la tripulación: salieron dos coches, con unos cuantos bragados, hacia Almería, para ajustarle las cuentas al Gobernador de marras. Menos mal que estaba en Madrid y al enterarse, allí se quedó.

Renunció.

– ¿Qué era?

– De Izquierda Republicana.

Templado se ríe.

– ¿De qué te ríes?

– Pero supieron dónde vivía y fueron a por él. Lo llevaron a uno de sus cuarteles. Es una manera de hablar. Menos mal que todavía fumaban todos y se olía menos a sudados. Se los iban llevando poco a poco: bien juzgados. Y si no es por un jardinero, que lo conocía, de Ronda -el Gobernador era de allí-, se lo cargan.

– ¿Tú crees que así podíamos ganar la guerra?

– ¿Por qué no? Cosas peores pasaron en Francia en 93, que diría don Juanito [6]y ya ves.

– Pero allí crearon el ejército. Y nosotros lo hicimos polvo.

– Dirás mejor que fue el ejército el que nos hizo papilla.

– También tienes razón.

– ¿Y qué pasó con tu Gobernador?

– Santo Domingo, Panamá -creo- y México. Bueno: México, la capital, no. Era el tiempo en que los médicos creían que su altura afectaba el corazón. Se fue a Cuernavaca, puso un ultramarinos, una tienda de abarrotes como dicen allá, trajo las cosas de España que allí se aprecian: nueces, avellanas, turrón, chorizos, manchego, algunas latas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cuentos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cuentos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Cuentos»

Обсуждение, отзывы о книге «Cuentos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x