Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán

Здесь есть возможность читать онлайн «Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La amigdalitis de Tarzán: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La amigdalitis de Tarzán»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Juan Manuel Carpio, cantautor peruano probando suerte en París y María de la Trinidad del Monte Montes, joven aristócrata salvadoreña, narran la historia de su relación a través de cartas en La amigdalitis de Tarzán. Ella fracasará en su intento de llevar una vida plena en el matrimonio con un fotógrafo chileno. Él tendrá aspavientos internacionales a través de sus canciones. Pero ninguno imaginará lo indispensable que se tornará para cada cual la lectura del cariño del otro en las misivas, las cartas, que protagonizan La amigdalitis de Tarzán.

La amigdalitis de Tarzán — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La amigdalitis de Tarzán», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Que yo a este hombre lo conozco y lo quiero desde antes de conocerlo y de quererlo, carajo, Rafael! ¡Si es facilísimo!

– Eso mismo. Facilísimo. Y ahora sí que ya está todo requeteclaro, claro que sí. Pero yo sigo en Babia, con tu perdón…

– Y además lo conozco desde antes de conocerlo desde antes. ¿O no conoces tú el poema ese de Gertrude Stein: A rose is a rose is a rose is a rose is a rose is…?.

– Basta ya, hermana mía, que me estás mareando.

– Y a mí también este vino tinto, pero pidamos otro y brindemos por…

– Juan Manuel Carpio. Peruano…

– Y trovador globe trotter, de gorra extendida y monedita… ¿No te acabo de decir que por ahí, por algún lado, como que lo conozco desde que nací?

– Pidamos otro tinto rápidamente, hermanita, por favor…

It's all right with me… Recuerdo -y aún se me bañan los ojos en lágrimas de amor, de amistad, de hermandad, de complicidad, de misterio y de confianza, y de tú y yo algo tenemos de todo eso, algo y mucho, Mía- que esto le dije, también yo, a Fernanda María, aquella madrugada del 23 de diciembre… Bueno, aquella madrugada ya del 24 de diciembre y tremendamente jingle bells y triste en que recorrimos abrazadísimos de frío y de mi borrachera el zigzagueante y breve camino que llevaba hasta su casa linda para mí, mundo raro para mí, mucha casa, mucho París, mucha muchacha flaquita y linda para mí, mucha pelirroja pecosa del alma para mí, en el número 17 de la rue Colombe, y cruzando el Sena sin mirarlo, porque también el agua que pasa bajo sus puentes se había llevado a Luisa, no sólo un avión…

Pero bueno, estaba también all right with me, y subimos a tomar la del estribo, como quien dice, y de alguna manera aún no he vuelto a bajar más de aquel cuarto, quinto, sexto piso, púchica que ya ni me acuerdo, pero qué manera de recordarlo y llevarlo en el alma siempre.

Y esto, muy precisamente esto, es lo que yo entiendo por llevar en el alma siempre. Consiste, para empezar, en sentirme verdaderamente querido por lo que valgo, o sea nada, esa noche de diciembre y Navidad de mierda de 1967 en París, en que mientras me hundía en el sofá más cómodo en que en mi vida había hundido mi naufragada humanidad, una muchacha ya casi doble te ayuda a quitarte el abrigo y te jura que esa mañana, no bien se despierte, va a correr a comprarte una gorra nueva y muy Merry Christmas, porque Dios mío, sólo a ti se te ocurre andar con una gorra tan revieja, aj, qué asco, Juan Manuel Carpio, y ahora déjame que te sirva algo y si quieres te caliento también algo de comer, porque en toda la noche no has probado un bocado… Debería estar ofendidísima, ahora que lo pienso, porque casi toda la comida la he llevado o la he cocinado yo.

– Caliéntame un whisky sólo con hielo, entonces…

– Oye, fui yo quien dijo primero que para mí estaba all right, pero…

All whisky, por favor…

– Lo que el señor mande, sí.

Me quedé dormido con media botella del estribo, pero no sin antes haber andado con la carota medio hundida en el corazón delicioso y como delicadísimo de Fernanda María, medio como auscultando, en realidad, el asunto tan raro ese de que su nariz me encantase, de que en mi vida, ni siquiera en la canción al respecto, había visto unos ojos verdes como aquellos ojos verdes, de mirada Fernanda María, de que una cabellera tan roja y tan bella ni en el cine en tecnicolor-pantalla panorámica, la había visto jamás, de que estaba profunda, conmovedora, terrible, total, comodísima, somnolientísima, patética, y bostezadísimamente de acuerdo en quedarme dormido en aquel fuera de lugar y en el momento menos apropiado, también, y mientras desde aguas muy arriba del río Sena, no, tan feo no podía ser el río Sena, o sea que era desde las inmundas aguas del río Rimac muy arriba, cruzando el Atlántico y llegando a Lima, que me estaba haciendo ese adiós tan triste pero tan pelirrojo y tan cómodo y tan tierno, Luisa…

– Feliz Navidad -me contó, a la mañana siguiente, Fernanda María, que fueron las palabras con las que me quedé dormido encima de ella y que por eso había amanecido con este brazo todo acalambrado, mira tú qué bruto eres, Juan Manuel Carpio…

– Qué alegre -recordaba yo que había exclamado ella, sin signo de exclamación alguno, dulce, tiernamente, mientras notaba que algo llamado Vaso se me caía de la mano y me estoy quedando dormido en un mundo raro… all right… me… también…

Dos años después, todo seguía más o menos igual, diría yo, aunque estoy convencido de que, en mi lugar, Fernanda María, contraatacaría:

– No, señor. No, Juan Manuel Carpio…

– Llevo dos años rogándote que, ¡por favor!, te limites a llamarme Juan Manuel.

– Y yo llevo dos años diciéndote que el día en que te deje de llamar Juan Manuel Carpio me habré hartado de ti…

– Te encanta regodearte con lo de mi modesto origen y tu nariz en el aire, haciéndole ascos a…

– Imbécil.

– Oligarca.

– Mucho oligarca, sí. Pero la que trabaja aquí soy yo…

– Hija de puta…

– ¡Perdóname, amor! ¡Juan Manuel Carpio, perdóname por favor! ¡Nadie, ni la Piaf, ni el Montand, ni el Aznavour, ni el Brassens, han cantado para mí tan lindo como tú!

– ¿Y eso no es trabajar? ¿Y día y noche y sin horarios ni sindicatos, como tú? Y además corro a diario a la Sorbona para asistir de alumno libre a cuanta clase de literatura exista. Bueno, corría, porque el otro día le pregunté por Georges Brassens al huevonazo que dicta poesía francesa contemporánea, y me respondió que si quería hablar de Brassens me largara a cualquier bistró, cafetín o callejuela. Y, claro, me largué, tras haberlo mandado a él y su curso a la mierda, por supuesto. La Sorbona ha muerto, Fernanda María. Pero, bueno, todo esto ¿es o no trabajar?

– Sí y no…

– ¿Cómo que sí y no? A ver si hablas un poquito más claro. Eso, para ti, ¿es trabajar o no?

– Es también cantarle a Luisa y eso es lo que me jode, Juan Manuel Carpio.

– ¿Y Frank Sinatra y el all right?

– Pues sí y no, Juan Manuel Carpio, porque a una le gusta sentirse querida, también.

En fin, por todo esto, creo yo, contraatacaría Fernanda María, dos años después:

– Todo sigue más o menos igual, si quieres, de acuerdo, Juan Manuel Carpio. Pero, con sus más y con sus menos, diría yo.

Y razón no le faltaba, en el fondo, porque aparte de que su sueldo, por minuto trabajado, equivalía al producto mensual de mi gorra, más alguna embajada de las que ella me conseguía ahora, alguna noche Pro Víctimas de Algo Siempre en el Perú, en las que uno tenía que pagarse hasta la entrada, para luego escucharse cantar, y alguna función vestido de indio de Guatemala, de México, de Paraguay, de Bolivia, del Perú, y alguno que otro país más en que los indios del sol son sinónimo de esperanza en el buen salvaje homogeneizado y pasteurizado para el futuro de la humanidad…

En fin, que entre la revolución cubana y El cóndor pasa, América Latina estaba más presente que nunca en París, a partir de aquel maravilloso Mayo del 68 en que, por más cansada que regresara Fernanda María de la Unesco, cada vez que yo salía disparado, guitarra e imaginación en mano, para llevarlas al poder, ella soltaba su eterno It's all right with me y nos íbamos corriendo a la revolución y la encontrábamos más linda todavía de noche que de día, con las hogueras y las barricadas y las cadenas humanas para alcanzarse el próximo adoquín antipoder policial, en medio de la solidaridad de los pueblos de la noche, según frase célebre de Malraux, que era ministro de Cultura del gobierno que nos íbamos a tumbar, en fin, qué se le va a hacer, ése era problema suyo…

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Alfredo Echenique - Cuentos
Alfredo Echenique
Alfredo Echenique - El Huerto De Mi Amada
Alfredo Echenique
Alfredo Sanfeliz Mezquita - La democracia de las emociones
Alfredo Sanfeliz Mezquita
Luis Alfredo Landavere Vergara - Guía de supervivencia audiovisual
Luis Alfredo Landavere Vergara
Alfredo Gaete Briseño - Nadie en cuarentena
Alfredo Gaete Briseño
Alfredo Echenique - Un mundo para Julius
Alfredo Echenique
Alfredo Sánchez Gutiérrez - La música de acá
Alfredo Sánchez Gutiérrez
Alfredo Tomás Ortega Ojeda - La bruja
Alfredo Tomás Ortega Ojeda
Alfredo Gaete Briseño - El regreso del circo
Alfredo Gaete Briseño
Raquel Echenique - Yo soy un refugiado
Raquel Echenique
Felipe I. Echenique March - Una historia sepultada
Felipe I. Echenique March
Отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán»

Обсуждение, отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x