Juan Saer - El limonero real

Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Saer - El limonero real» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El limonero real: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El limonero real»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La escritura de Juan José Saer ha sido reconocida por la crítica especializada como una de las más valiosas y renovadoras en el ámbito de la lengua española contemporánea. El limonero real (1974) representa un punto de condensación central en su vasto proyecto narrativo. Una familia de pobladores de la costa santafesina se reúne desde la mañana, en el último día del año, para una celebración que culmina, por la noche, en la comida de un cordero asado. Dos ausencias hostigan al personaje central de la novela: una, la de su mujer, que se ha negado a asistir a la fiesta alegando el luto por su hijo, otra, la de ese mismo hijo, cuya figura pequeña emerge una y otra vez en el recuerdo. Doblemente acosado por la muerte y por la ausencia, el relato imprime a su materia una densidad creciente, que otorga a la comida nocturna las dimensiones de un banquete ritual. El limonero real es la novela de la luz y de la sombra, cuyos juegos y alternancias puntúan el transcurso del tiempo, es la novela de las manchas que terminan, finalmente, por componer una figura, es la novela de la descripción obsesiva de los gestos más triviales, de las sensaciones y las percepciones, de las texturas y los sabores. Juan José Saer nació en Santa Fe, en 1937. Fue profesor en la Universidad Nacional del Litoral. En 1968 se radicó en París y actualmente es profesor en la Facultad de Letras de la Universidad de Rennes (Francia).

El limonero real — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El limonero real», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Trae el cuchillo grande y la palangana -dice Rogelio.

Aunque la orden no ha sido dirigida a él, Rogelito sacude la cabeza afirmativamente -un momento antes de que la voz de Rogelio haya sonado ha comenzado a dar sal-titos en el mismo lugar, como si corriera sin avanzar-, da dos o tres saltos más en el punto en el que se encuentra, y después pega media vuelta brusca y sale al trote en dirección a la parte delantera de la casa. Rogelio lo mira alejarse. -Muchacho de mierda -dice. El círculo de varones, en el que la ausencia momentánea de Rogelito ha dejado un espacio vacío entre el Segundo y el Carozo, se echa a reír, con excepción del Ladeado, que mira a Rogelio con los ojos extraordinariamente abiertos.

– Hay que dejarlo descansar un rato antes de sacrificarlo -dice Wenceslao.

Rogelio tira de la soga, sacudiéndola al mismo tiempo, y lleva el cordero hasta el fondo del patio; ata la soga al tronco de un paraíso y el cordero se echa, en silencio, tranquilo, mirando al grupo de varones que se han distribuido rompiendo el círculo que habían formado un momento antes, formando ahora un semicírculo frente al animal echado en el suelo. Todos lo miran.

– El año pasado-dice el Segundo- había ótodo cov-dedo, ¿se acuerda, tío? Se escapó y se llevo pod delante la mesa donde la tía Dosa había dejado un pan dulce pada que se enfdiada. Lo patio todo y se comió la mitad.

Un ruido a metal se aproxima desde la parle delantera. El cordero se sacude y el grupo de varones gira y ve a Rogelito que viene al trote -con el mismo ritmo, el mismo paso y la misma expresión con que se fuera- golpeando la hoja del cuchillo contra la base de la palangana de metal. A un metro de distancia del grupo se detiene de golpe, sin dejar de dar saltitos ni de golpear el cuchillo contra la palangana.

– Misión cumplida -dice.

– Trae para acá -dice Rogelio, estirando el brazo.

Rogelito sigue saltando en su lugar y golpeando el cuchillo contra la palangana. Golpea con un ritmo rápido, uniforme, los brazos pegados al cuerpo, la mano izquierda inmóvil, a la altura del pecho, sosteniendo la palangana, y la derecha sacudiéndose rápidamente, agarrando el mango de madera amarilla del cuchillo. Rogelio sacude la cabeza y da un paso en dirección a su hijo. Rogelito lo deja aproximarse y cuando está por ser alcanzado retrocede sin dejar de saltar ni de golpear la palangana. El sonido metálico repercute y cuando Rogelito salta para atrás su mano derecha comienza a moverse más rápidamente, de modo tal que el ritmo de los golpes se hace más frenético. Retrocediendo, sin dejar de saltar y de golpear la palangana, Rogelito obliga a Rogelio a perseguirlo por el patio trasero, mientras el grupo de varones se ríe a carcajadas, de espaldas al cordero que se ha vuelto a parar y bala, asustado.

– Traiga para acá, carajo -dice Rogelio, riéndose y tirándole a Rogelito suaves patadas que no lo alcanzan. Los hijos de Agustín están doblados por la risa y Wenceslao sonríe con un cigarrillo sin encender entre los labios, porque se ha quedado con un fósforo en la mano derecha y la caja en la izquierda, interrumpiendo su acción para contemplar la escena. Desplazándose por el patio, Rogelito y Rogelio entran en la zona de sombra, vuelven a salir, recorren un momento el espacio soleado y entran otra vez en la zona de sombra. El Carozo comienza a correr detrás de su padre, se adelanta a él, pasa junto a su hermano que continúa retrocediendo, pega una media vuelta brusca y corta la retirada de Rogelito abrazándose a su cintura por detrás. Cuando Rogelio cae sobre su hijo, el Carozo se para y permanece mirándolos.

– Ya es mío -dice Rogelio.

La palangana cae al suelo y Rogelito arroja el cuchillo a un costado para luchar mejor. Rogelio abraza fuertemente a su hijo, inmovilizándolo. Rogelito cuelga en el aire y sacude infructuosamente las piernas para liberarse. -Ya cagó -dice Rogelio.

Manteniéndolo inmovilizado apoya la rodilla derecha en la tierra y sobre el muslo izquierdo pone a Rogelito de espaldas. Lo afirma contra el muslo sosteniéndolo con la mano izquierda y con la derecha agarra el cuchillo.

– Ahora lo degüello para que aprenda a no faltar el respeto a su padre -dice-. Pida perdón antes de morir.

Wenceslao sonríe con el cigarrillo sin encender colgando de los labios y el fósforo en la mano derecha y la caja en la izquierda.

– Perdón -dice Rogelito.

Rogelio aproxima el borde mocho del cuchillo al cuello de Rogelito. Antes de que el acero toque la carne alza la cabeza hacia el grupo que los contempla.

– Por ser año nuevo vamos a perdonarle la vida -dice. Los muchachos aplauden. Rogelio deja el cuchillo en el suelo y comienza a levantarse despacio, sin soltar a su hijo. Cuando está completamente erguido hace girar el cuerpo de Rogelito de modo de hacerlo quedar de espaldas a él. -Ahora voy a soltarlo, pero usted no se me mueve -dice.

Afloja el brazo. Inmediatamente después de quedar libre, Rogelito comienza a saltar otra vez en su lugar, sin alejarse de su padre. Rogelio retrocede un paso y alza rapidamente el pie para darle una patada, pero antes de que el pie llegue al culo de Rogelito éste ya ha dado un salto hacia adelante, quedando fuera de su alcance. Wenceslao enciende el fósforo y aproxima la llama a la punta del cigarrillo.

– Yo lo carneo -dice, sacudiendo la mano para apagar el fósforo y guardándose la caja en el bolsillo de la camisa mientras Rogelio se aproxima a él riéndose y jadeando.

– Es un bandido -dice Rogelio, llegando junto a el. Mete la mano en el bolsillo de la camisa de Wenceslao y saca los fósforos y los cigarrillos. Se pone un cigarrillo entre los labios, lo enciende, y vuelve a guardar el paquete y los fósforos en el bolsillo de Wenceslao. Fuman un momento sin hablar. Los muchachos se dispersan y comienzan a saltar otra vez, arrojando al aire una pelota de papel y tratando de cabecearla. El cordero mira la escena -inquieto, balando.

– A ver si se dejan de joder, grandulones de mierda -dice Rogelio.

Después ordena que se rieguen los patios.

– Vayan a saltar adelante, que asustan a este pobre animal y hay que carnearlo -dice Wenceslao.

Los muchachos se van. Quedan Wenceslao y Rogelio fumando en silencio, Rogelio parado en la zona de sombra y Wenceslao en la zona soleada, y la mitad de la sombra de Rogelio se imprime sobre la línea de sombra del rancho y la galería. La sombra de Wenceslao se estira en dirección al cordero, al montecito, al río. El humo de los dos cigarrillos sube apacible, lento, convergiendo y mezclándose a determinada altura para constituir una sola columna azul, árida y sin brillo.

– ¿Por dónde andará Agustín? -dice Rogelio, después de un momento.

– Ha de haber ido otra vez a lo Berini -dice Wenceslao.

– No puedo creer -dice Rogelio.

Se saca una brizna de tabaco de los labios con el pulgar y el anular de la mano con que sostiene el cigarrillo entre el índice y el medio.

– No hace más que joder -dice Wenceslao.

El cordero ha quedado parado, callado, tranquilizándose de a poco. Se da vuelta y comienza a tascar el pasto que crece alrededor del paraíso, más allá del cuadrado perfecto del patio liso en el que no crece nada verde del suelo. El Carozo viene desde adelante con una lata llena de maíz.

– Papi -dice-. Mami me mandó darle de comer a las gayinas.

– Sí -dice Rogelio-. Pero primero vienen y me riegan el patio. Deja ese maíz sobre la mesa y anda traer la regadera con agua.

El Carozo obedece. Mientras Wenceslao está dando las últimas chupadas al cigarrillo oye los gritos del Carozo y de Rogelito, peleándose por la regadera, y después el ruido de la bomba y del agua cayendo en un chorro violento en la regadera. No oye más nada en el momento en que deja caer el cigarrillo al suelo, pisándolo y aplastándolo contra la tierra, de modo que cuando el Carozo reaparece, inclinado hacia la izquierda para contrabalancear el peso de la regadera que hace fuerza en sentido contrario, el humo de la última pitada, que no obstante ha sido ya expelido, grisáceo, por Wenceslao, está todavía desvaneciéndose en la luz del sol, por encima de su cabeza.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El limonero real»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El limonero real» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Juan Saer - The Clouds
Juan Saer
Juan Saer - The One Before
Juan Saer
Juan Saer - Lo Imborrable
Juan Saer
Juan Saer - Palo y hueso
Juan Saer
Juan Saer - Las nubes
Juan Saer
Juan Saer - La Pesquisa
Juan Saer
Juan Saer - Responso
Juan Saer
Juan Saer - Glosa
Juan Saer
Juan Saer - Cicatrices
Juan Saer
Juan Saer - El entenado
Juan Saer
Sarah M. Anderson - A Real Cowboy
Sarah M. Anderson
Sarah Anderson - A Real Cowboy
Sarah Anderson
Отзывы о книге «El limonero real»

Обсуждение, отзывы о книге «El limonero real» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x