Julia Quinn - Treinta y seis Tarjetas de San Valentín

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Treinta y seis Tarjetas de San Valentín: краткое содержание, описание и аннотация

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Susannah Ballister había sido una de las más populares debutantes de la temporada anterior, hasta que el hombre que todos creían que le propondría matrimonio se casó con otra. De la noche a la mañana, ella se convirtió en alguien a quien compadecer y sobre quien cuchichear, de modo que se marchó al campo para recuperarse.
De vuelta en Londres de nuevo, a Susannah se le hace difícil sonreír siendo objeto de los rumores y debiendo conformarse con su nuevo papel de desdeñada. David Mann-Formsby, conde de Renminster es el hermano del hombre que la despreció. Socialmente influyente, realiza un acto de amabilidad que sirve para que Susannah recupere su lugar en la sociedad. Pero entonces David descubre que lo que le impulsa a hacerlo es más que amabilidad… él desea a Susannah. Aunque pensaba que no era la mujer apropiada para su hermano, se da cuenta de que es completamente apropiada para él mismo, pero ahora debe convencer a Susannah de ello. Por su parte, Susannah está confundida por la ayuda de David, de quien sabe que no la aprobaba, y llega a la conclusión de que debe ser piedad, o al menos simpatía lo que le motiva. Ahora David debe dar un gran paso para mostrarle que no es la piedad lo que le impulsa, sino el amor.

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"Me gustaba Clive," dijo ella, retrocediendo en su memoria, "porque ¡ah!, no sé, supongo que era porque él siempre parecía tan feliz y libre. Era contagioso. " Ella se encogió de hombros desvalidamente, justo cuando giraban en la esquina del embarcadero, reduciendo la velocidad instintivamente cuando se acercaron al resto de los patinadores. "No creo que yo fuera la única que se sentía de aquella forma," prosiguió ella. "A todo el mundo le gustaba estar cerca de Clive. De alguna manera… " Ella sonrió tristemente, y con pesar. Los recuerdos de Clive eran agridulces

"De alguna manera," terminó suavemente, "todo el mundo parecía sonreír cerca de él. Sobre todo yo. " Ella volvió a encogerse de hombros, casi como disculpándose. "Era emocionante estar a su lado. "

Miró a David, que la observaba con una expresión intensa. Pero no había cólera, ni recriminación. Solamente un palpable sentimiento de curiosidad, y de la necesidad de entender.

Susannah dejo escapar un pequeño aliento, no exactamente un suspiro, pero casi. Era difícil poner en palabras algo que nunca se había obligado a analizar. "Cuando uno está con Clive," dijo finalmente, "todo parece… "

Le llevó varios segundos encontrar la palabra adecuada, pero David no la apresuró.

"…más brillante," terminó finalmente. "¿Tiene esto sentido? Es casi como si él brillara, y todo lo que entra en contacto con él parece de alguna manera mejor de lo que realmente es. Todos parecen más hermosos, la comida sabe mejor, el olor de las flores más dulce. " Se giró hacia David con una expresión seria. "¿Entiende lo qué quiero decir? "

David asintió.

"Pero al mismo tiempo," dijo Susannah, "me he dado cuenta de que él era tan deslumbrante- todo era tan deslumbrante, de hecho- que no note otras cosas. " Las comisuras de su boca se fruncieron pensativamente mientras trataba de encontrar las palabras para expresar lo que sentía. "No noté cosas que yo debería haber advertido. "

"¿Qué quiere decir? " preguntó él, y cuando lo miró a los ojos, supo que no se burlaba de ella. Que verdaderamente le interesaba su respuesta.

"En el baile de los Worth, por ejemplo," dijo ella. "Me salvé de lo que, seguramente, habría sido un desagradable episodio gracias a Penelope Featherington. "

David frunció el entrecejo. "No estoy seguro de conocerla. "

"Eso es exactamente lo que quería decir. No le dediqué ni un solo pensamiento el pasado verano. No confunda mis palabras," le aseguró ella. "No es que fuera cruel con ella. Solamente…indiferente, supongo. No presté atención a nadie fuera de mi pequeño círculo social. El círculo de Clive, en realidad. "

Él asintió demostrando que la entendía.

"Y resulta que, en realidad, es una persona muy agradable. " Susannah alzó la vista y lo miró muy seria. "Letitia y yo le hicimos una visita la semana pasada. Es, también, muy inteligente,, pero me molesté en conocerla y averiguarlo. Desearía… " Hizo una pausa, mordiéndose el labio inferior. "Pensaba que yo era mejor persona de lo que soy, eso es todo. "

"Yo creo que lo es," dijo él suavemente.

Ella asintió, mirando fijamente en la distancia como si pudiera encontrar las respuestas que necesitaba en el horizonte. "Tal vez lo soy. Supongo que no debería reprobarme a mi misma por mis acciones del verano pasado. Era muy divertido, y Clive era muy agradable, y era muy emocionante estar con él. " Ella sonrió tristemente. "Es difícil resistirse a eso – a ser constantemente el centro de atención, a sentirse tan querido y admirado. "

"¿Por Clive? " David preguntó suavemente.

"Por todos. "

Sus patines surcaron el hielo una vez, dos veces, antes de que él contestara, "Entonces no era tanto el hombre en si mismo, sino la forma en que él la hacía sentir lo que usted amaba. "

"¿Hay alguna diferencia? " preguntó Susannah.

David consideró profundamente su pregunta antes de contestar finalmente, "Sí. Sí, creo que la hay. "

Susannah entreabrió los labios, sorprendida, cuando sus palabras la obligaron a reflexionar sobre Clive más profunda y largamente de lo que lo había hecho en bastante tiempo. Se tomó su tiempo y después abrió la boca para contestar, pero entonces-

¡BAM!

Algo chocó de golpe contra ella, robándole el aliento, y enviándola a través del hielo hasta que aterrizo con fuerza en un banco de nieve.

"¡Susannah! " gritó David, patinando rápidamente hasta su lado. "¿Se encuentra bien? "

Susannah parpadeó y jadeó, tratando de quitarse la nieve de la cara, y las pestañas, y el pelo, y, bueno, pues de todas partes. Había aterrizado sobre su trasero, casi en una posición reclinada, y estaba casi sepultada en la nieve.

Balbució algo, probablemente una pregunta -no estaba segura de si había dicho quién, qué, o cómo, y luego se las arregló para quitar la suficiente nieve de sus ojos y ver a una mujer con un abrigo de terciopelo verde que patinaba furiosamente alejándose.

Susannah bizqueó. Era Anne Bishop. ¡Susana la conocía bastante bien de la Temporada anterior! No podía creer que Anne la hubiera derribado y luego huyera de la escena.

"¿Por qué esa pequeña…? "

"¿Está herida? " le preguntó David, interrumpiéndola eficazmente cuando se acuclilló a su lado.

"No," se quejó Susannah, "aunque no me puedo creer que se haya alejado sin preguntar siquiera si estoy bien. "

David echó un vistazo por encima de su hombro. "No hay ni rastro de ella ahora, me temo. "

"Bien, espero que tenga una buena excusa," refunfuñó Susannah. "Nada, excepto una muerte inminente será aceptable. "

David pareció esforzarse por no sonreír. "Bien, no parece herida, y su capacidad mental evidentemente funciona así que, ¿ me permite ayudarla? "

"Por favor," dijo Susannah, agradecida, aceptando su mano.

Salvo que la capacidad mental de David no debía estar en funcionamiento, porque él aún estaba acuclillado a su lado cuando le ofreció la mano, sin darse cuenta de que no tenía la posición más adecuada para tirar de ella y ponerla en pie, y tras un precario segundo, durante el cual ambos parecieron quedar suspendidos a medio de camino entre el hielo y una posición erguida, los patines de Susana resbalaron, y ambos aterrizaron de espaldas en el banco de nieve que rodeaba el embarcadero

Susannah se rió. No podía evitarlo. Había algo tan maravillosamente incongruente en el altivo conde de Renminster sepultado en la nieve. En realidad, estaba bastante atractivo, con copos de nieve sobre sus pestañas.

"¿Se atreve a reírse de mí? "fingió rugir él, después de haber escupido la nieve de su boca.

"Oh, nunca," contestó ella, mordiéndose el labio para evitar una risita. "No soñaría con burlarme de usted, Milord Snowman. " [2]

David apretó los labios en una expresión que pretendía ser de enojo, pero que en realidad ocultaba su diversión. "No", le advirtió él, "me llame así. "

"¿Milord Snowman? "repitió ella, sorprendida por su reacción.

Él hizo una pausa, contemplando su cara con una expresión de suave sorpresa. "¿Entonces no se ha enterado? "

Ella negó con la cabeza, en la medida que podía con ella enterrada en la nieve. "¿Enterarme de qué? "

"Los parientes de Harriet estaban sumamente apenados con la pérdida de su apellido. Harriet es la última de los Snowe, ya sabe. "

"Lo que significa… " Los labios de Susannah se entreabrieron deliciosamente horrorizada. "¡Oh no me diga…! "

"En efecto," contestó David, con aspecto de querer echarse a reír pero sabiendo que no debería. "El nombre correcto de mi hermano ahora es Clive Snowe-Mann-Formsby. " [3]

"Ah, soy malvada," dijo Susannah, riéndose con tanta fuerza que el montón de nieve tembló. "Soy verdaderamente una mala persona. Pero no puedo… No puedo evitarlo… yo… "

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