Antonio Molina - Sefarad. Una novela de novelas

Здесь есть возможность читать онлайн «Antonio Molina - Sefarad. Una novela de novelas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Sefarad. Una novela de novelas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sefarad. Una novela de novelas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Como su nombre indica, Sefarad no es una novela, sino una multitud de novelas cuyos hilos se cruzan y entrelazan sin cesar. Una serie de vidas (muchas de ellas reales) que nos saltan al paso a lo largo de los diecisiete capítulos en que está dividido el libro para contarnos su historia de desarraigo, de persecución o exilio.
Muchas de esas historias tienen una raíz común: el éxodo. Desde los menos traumáticos: de una ciudad a otra por causa del trabajo, hasta los provocados por los conflictos bélicos o por las persecuciones generadas en ellos. Pero todas están marcadas por el desarraigo que sufren sus protagonistas. Es un sentimiento de extrañeza bien hacia el nuevo lugar que habitan, bien hacia una situación que les convierte en algo distinto que les aparta de la sociedad. En el primer caso están las historias de los emigrantes de poblaciones pequeñas a otras más grandes y que mantienen vivas las tradiciones de sus lugares de origen en sus nuevos ambientes, buscando cualquier pretexto (la fiesta del pueblo, las vacaciones, etc.) para regresar y revivir por unos días el tiempo irrecuperable de la nostalgia. En el segundo caso los acontecimientos están fuera del control del personaje y se presentan con la fuerza arrolladora de lo impensable: una persona sana se convierte en una persona a punto de morir tras una visita al médico, un servidor fiel del régimen soviético se convierte en un traidor de la noche a la mañana, una persona amante de su país se convierte en un enemigo del mismo por el simple hecho de pertenecer a una familia judía, etc. También hay historias de los que, mucho tiempo más tarde, volvieron al lugar de donde escaparon para encontrar que nunca más podrán sentirme cómodos entre los vecinos que, tal vez incluso, les denunciaron, de aquellos que fueron a visitar los campos de concentración en los que murieron la mayoría de sus familiares, de aquellos que, de repente y sin motivo aparente, en un lugar cualquiera se sienten intrusos y fuera de lugar.
Es una novela individual y colectiva a un tiempo, un viaje de destierro que usa el tren como lugar mágico o terrible en el que todo puede pasar: desde el encuentro apasionado de dos desconocidos que marcará el resto de la vida del que, vez tras vez, narra la historia a cada nuevo amigo, hasta el viaje hacia la muerte cierta que les aguarda en el campo de exterminio a los viajeros hacinados en sus vagones. Un tren en el que los viajeros son los perseguidores de un sueño imposible y los perseguidos por una pesadilla abominable.
Primo Levi, Kafka, Milena Jesenska, Heinz y Margaret Neumann, Victor Klemperer, Jean Améry, Nadiezhda Mandelstam, Evgenia Ginzburg, Willi Münzenberg, Walter Benjamin, son algunos de los personajes de carne y hueso que aparecen en esta novela, muchos de ellos víctimas del fascismo hitleriano, del totalitarismo soviético y de la dictadura franquista. Sus historias se mezclan con las de otros menos conocidos y con las inventadas por Muñoz Molina, quien, al final del libro, ofrece una “Nota de lecturas” para aquellos que quieran profundizar en esas vidas desgarradas por los acontecimientos.

Sefarad. Una novela de novelas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sefarad. Una novela de novelas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Me invitaron a Alemania una vez, hace unos pocos años, a dar una charla en una ciudad muy bella, como de cuento, con calles empedradas y casas de tejados góticos, con parques, con mucha gente paseando en bicicleta, Göttingen, donde habían vivido los hermanos Grimm. Me acuerdo del ruido como de seda que hacían los neumáticos de las bicicletas al deslizarse sobre los adoquines húmedos al anochecer, y del sonido de sus timbres. Había hecho un día soleado, y yo había estado desde por la mañana yendo de un lado para otro, siempre con personas muy serviciales y muy afectuosas, que se ocupaban de organizar la satisfacción inmediata de cualquier deseo que yo formulara, con una eficacia que podía ser agobiante. Si decía que tenía interés en visitar un museo inmediatamente se ponían a llamar por teléfono y al cabo de un rato ya tenían a mi disposición folletos informativos, listas de horarios, modos posibles de transporte. Por la mañana me llevaron a dar una charla a la universidad, después se angustiaron presentándome posibilidades diversas de sitios para almorzar, si prefería comida italiana, o china, o vegetariana, y cuando dije un poco por casualidad que me apetecía un italiano se desvivieron por determinar cuál sería el mejor entre varios posibles. Por la tarde, con toda la somnolencia de la comida y el cansancio acumulado del viaje, me llevaron a una librería a dar una lectura. Yo leía un capítulo de mi libro, y a continuación el traductor lo leía en alemán. Nada más ponerme a leer me desalentaba pensar en todas las páginas que me quedaban por delante y me aburría e irritaba lo que yo mismo había escrito. Alzaba los ojos del libro al tragar saliva o tomar aire y veía delante de mí las caras serias y atentas del público, que me escuchaba disciplinadamente sin entender ni una palabra, y que además había pagado por soportar ese suplicio. Me avergonzaba de lo que había escrito, me sentía culpable del tedio que debía de estar sintiendo aquella gente, y para abreviar el mal rato leía a toda velocidad y me saltaba párrafos enteros. Se me cerraban los ojos cuando el traductor leía en alemán y yo intentaba mantenerme erguido y atento, como si entendiera algo, y buscaba en las caras ahora algo menos inanimadas del público posibles reacciones a lo que yo había escrito tiempo atrás en una lengua que no se parecía en nada a la que ellos escuchaban. Distinguía alguna sonrisa, algún gesto de asentir a algo escrito por mí y que yo no sabía lo que era, y al final me sentí tan aliviado que no me importó nada la vehemencia de los aplausos, aunque sonreí e incliné un poco la cabeza, con la bajeza habitual de quien es halagado. Qué tormento recibir parabienes, contestar a preguntas de personas tan sumamente interesadas que casi me daba vergüenza que me importara tan poco su interés por lo que yo tenía que decirles. Era como caminar sobre arena y hundirse a cada paso, como bracear en arena, y yo lo único que deseaba era salir de allí cuanto antes y no tener que escribir otra dedicatoria ni mostrar interés ante otra explicación, y verme libre de la agobiante servicialidad de los organizadores, que ya tramaban y organizaban mis próximos pasos, miraban el reloj calculando el tiempo que faltaba para que cerrasen el museo al que yo tenía tantas ganas de ir, discutían si sería más rápido y más cómodo para mí que me llevaran en un taxi o en tranvía, se aseguraban de que yo seguía teniendo los folletos informativos, alguno de ellos miraba en un mapa si cerca del museo había un restaurante italiano al que me pudieran llevar a cenar, dado que ya se contaba con mi predilección por la comida italiana. Se quedaron consternados y yo me sentí horriblemente desconsiderado y culpable cuando les dije que prefería irme al hotel, y que cenaría allí mismo cualquier cosa, aunque uno de ellos se ofreció a llamar por teléfono para que le leyeran la carta y yo pudiera ir tomando una decisión, y también para que le dijeran el horario de apertura y cierre del restaurante y en su caso las posibilidades de elección que ofrecía el room service. Que no se molestaran, les dije, casi les supliqué, que no tenía hambre y lo mismo me tomaba una cerveza y una bolsa de patatas fritas del minibar de la habitación, pero enseguida me arrepentí de haberlo dicho, porque surgió la duda de si en la habitación del hotel habría minibar… No podía creer que estaba solo cuando al final me dejaron, despidiéndose de mí con un afecto del todo inmerecido en la escalera de entrada, ellos tan amables y yo maldiciéndolos por dentro, anticipando casi dolorosamente la cercanía del momento en que podría tenderme en la cama, sin hacer nada, sin hablar con nadie, sin tener que abrirme paso por un menú escrito sólo en alemán, quitarme los zapatos y doblar la almohada y quedarme tendido mirando al techo, disfrutando de todas las horas que tenía por delante para estar solo, para pasear a mi aire, hacia donde me diera la gana, con las manos en los bolsillos, sin ningún propósito, sin nadie a mi lado para someterme a una implacable cortesía.

Me adormilé un rato, en el confort alemán de la habitación, que era pequeña y tenía vigas en el techo y el suelo de madera bruñida, como en el dibujo de un cuento, echándome encima uno de esos edredones ligeros y cálidos que no hay en ninguna otra parte del mundo, recostado en la almohada grande, mullida, olorosa a lavanda, pero no quería abandonarme al sueño, porque era temprano, aunque ya estaba anocheciendo, y si me dormía ahora podría despertarme plenamente despejado a las dos de la madrugada, y pasarme el resto de la noche en uno de esos insomnios temibles de habitación de hotel. Bajé al vestíbulo tomando la precaución de comprobar que no rondaba por las proximidades ninguno de mis anfitriones, y al salir a la calle también miré a un lado y a otro, acordándome de los espías en las novelas de John le Carré que leí tanto de joven, hombres comunes con gafas y abrigo que caminan por pequeñas ciudades alemanas y se vuelven de vez en cuando y miran en los espejos de los coches aparcados para comprobar que no les persigue un agente de la Stasi. Había una niebla fría en el aire, una humedad y un olor a río y a vegetación empapada. Según caminaba iba recuperándome del cansancio y la somnolencia, notando ese principio de euforia que suele animarme cuando salgo del hotel a las calles de una ciudad extranjera y no tengo por delante ninguna obligación. Soy todo ojos, no soy nadie y nadie me conoce, y si voy contigo paseamos abrazados con una gozosa ligereza que nos devuelve a los primeros días que estuvimos juntos, porque esa ciudad a la que hemos llegado es tan nueva y tan prometedora como lo fue la nuestra cuando tenía la misma claridad inaugural que nuestra vida recién comenzada de amantes.

Recuerdo muy pocas cosas, muy nítidas: una calle adoquinada, con casas de tejados en punta a los dos lados, tejados de pizarra y vigas de madera cruzándose en las fachadas, pequeñas ventanas con postigos de madera entornados, a través de los cuales se veían interiores iluminados, forrados de madera, de libros. Me acuerdo del rumor sigiloso de las bicicletas, la vibración de los radios al girar en el silencio de la calle sin coches y el roce adhesivo de los neumáticos sobre los adoquines húmedos. Escuchaba a mi espalda la nota aguda de un timbre y enseguida me adelantaba un ciclista apacible, hombre o mujer, y no necesariamente joven, a veces una señora de pelo blanco y gafas y sombrero anticuado, o un ejecutivo de traje azul marino bajo el impermeable. Vi torres góticas con relojes dorados y tranvías que cruzaban al fondo de una calle en un silencio casi tan fantasmal como el de las bicicletas. En una esquina me llamó la atención el escaparate muy iluminado de una pastelería, de la que llegaba hasta la calle un ruido denso y jovial, aunque también amortiguado, como forrado en la quietud general de la ciudad, conversaciones y tintineo de cucharillas y de tazas, y un aroma caliente de obrador, muy nítido en el aire tan frío, de chocolate y café. Porque tenía hambre y me había ido quedando aterido durante el paseo tan largo vencí la timidez que tantas veces me impide entrar solo en un local lleno de gente, el apocamiento español que se me acentúa si estoy en un país extranjero. Debía de ser una pastelería de principios de siglo, conservada intacta, con escayolas y dorados como de barroquismo austrohúngaro, con espejos enmarcados en caoba y arañas de salón de baile, con veladores de mármol y delgadas columnas de hierro pintadas de blanco, con un brillo de purpurina en los capiteles. Había bastidores con anchos periódicos alemanes muy tupidos de letra que parecían también periódicos de principios de siglo, o al menos de la guerra de 1914. Las camareras iban vestidas con justillos blancos escotados y faldones antiguos, peinadas con rodetes o trenzas sujetas a las sienes, y eran rubias y de caras coloradas y redondas, y se movían veloces y un poco sofocadas entre las mesas llenas de gente, sosteniendo en alto con una sola mano bandejas muy cargadas de teteras y jarras de porcelana con café o chocolate y porciones de tartas, las tartas cuantiosas, exquisitas que relucían en las vitrinas, en una variedad que yo no había visto nunca, ni he vuelto a ver después.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sefarad. Una novela de novelas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sefarad. Una novela de novelas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


César Aira - Una novela china
César Aira
Antonio Molina - In the Night of Time
Antonio Molina
Antonio Molina - A Manuscript of Ashes
Antonio Molina
Antonio Molina - In Her Absence
Antonio Molina
Antonio Molina - Sepharad
Antonio Molina
Antonio Molina - El viento de la Luna
Antonio Molina
Antonio Molina - Ardor guerrero
Antonio Molina
libcat.ru: книга без обложки
Antonio Molina
Antonio Molina - Córdoba de los Omeyas
Antonio Molina
libcat.ru: книга без обложки
Antonio Molina
Antonio Molina - El jinete polaco
Antonio Molina
Juan Ramón Muñoz Sánchez - La Galatea, una novela de novelas
Juan Ramón Muñoz Sánchez
Отзывы о книге «Sefarad. Una novela de novelas»

Обсуждение, отзывы о книге «Sefarad. Una novela de novelas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x