Y salgo de la casa de Padre y recorro la calle, y está muy tranquila incluso aunque es pleno día y no oigo otro sonido que los pájaros cantando y el viento y a veces los edificios que se derrumban en la distancia, y si me pongo muy cerca de los semáforos puedo oír un pequeño chasquido cuando cambian de color.
Y entro en las casas de otras personas y juego a ser detective y puedo romper las ventanas para entrar porque la gente está muerta y no importa. Y entro en las tiendas y cojo las cosas que quiero, como galletas rosas o gominolas de frambuesa y mango, o juegos de ordenador o libros o vídeos.
Cojo una escalera de la furgoneta de Padre y me subo al tejado. Y cuando llego al borde del tejado pongo la escalera atravesada y camino hasta el siguiente tejado, porque en un sueño se te permite hacerlo todo.
Y entonces encuentro las llaves del coche de alguien y me meto en su coche y conduzco, y no importa si choco con las cosas y conduzco hacia el mar, y aparco el coche y salgo y está lloviendo mucho. Y cojo un helado de una tienda y me lo como. Y entonces bajo hasta la playa. Y la playa está cubierta de arena y grandes rocas y hay un faro en una punta, pero la luz no está encendida porque el farero está muerto.
Y me quedo de pie en la orilla, y el agua me moja los zapatos. Y no nado por si hay tiburones. Y me quedo de pie y miro hacia el horizonte y saco mi regla larga de metal y la sostengo en alto contra la línea entre el mar y el cielo y demuestro que la línea es una curva y que la Tierra es redonda. Y la forma en que el agua sube hasta taparme los zapatos y luego baja es un ritmo, como la música o un tambor.
Y entonces cojo ropa seca de la casa de una familia que está muerta. Y me voy a casa, a la de Padre, sólo que ya no es la casa de Padre, es la mía. Y me preparo un poco de Gobi Aloo Sag con colorante rojo para comida y un batido de fresa, y veo un vídeo sobre el Sistema Solar y juego un poco con el ordenador y me voy a la cama.
Y entonces el sueño se acaba y yo estoy contento.
A la mañana siguiente desayuné tomates fritos y una lata de judías verdes que Madre me había calentado en un cazo.
En medio del desayuno, el señor Shears dijo:
– Vale. Puede quedarse unos días.
Y Madre dijo:
– Puede quedarse el tiempo que necesite quedarse.
Y el señor Shears dijo:
– Este piso apenas es lo suficientemente grande para dos personas, no digamos ya para tres.
Y Madre dijo:
– Puede entender lo que estás diciendo, ¿sabes?
Y el señor Shears dijo:
– ¿Qué va a hacer? Aquí no hay colegio para él. Los dos trabajamos. Maldita sea, es ridículo.
Y Madre dijo:
– Roger, ya es suficiente.
Entonces Madre me preparó un té Red Zinger con azúcar pero no me gustó y luego dijo:
– Puedes quedarte todo el tiempo que quieras.
Y después de que el señor Shears se hubiese ido a trabajar, Madre hizo una llamada por teléfono a la oficina y cogió lo que se llama Baja por Motivos Familiares, que es cuando alguien en tu familia se muere o está enfermo.
Entonces dijo que teníamos que ir a comprar algo de ropa para mí y un pijama y un cepillo de dientes y una toalla. Así que salimos del piso y caminamos hasta la calle principal, Hill Lane, que es también la A4088, y estaba llenísima de gente y cogimos un autobús n.° 266 hasta el centro comercial de Brent Cross. Había demasiada gente en John Lewis y me dio miedo y me tumbé en el suelo cerca de los relojes de pulsera y grité y Madre tuvo que llevarme a casa en un taxi.
Entonces ella tuvo que volver al centro comercial para comprarme algo de ropa y un pijama y un cepillo de dientes y una toalla, así que yo me quedé en la habitación de invitados mientras ella no estaba, porque no quería estar en la misma habitación que el señor Shears, porque tenía miedo de él.
Y cuando Madre llegó a casa me trajo un vaso de batido de fresa y me enseñó mi nuevo pijama, y tenía un dibujo de estrellas azules de 5 puntas sobre un fondo morado, así
Y yo dije:
– Tengo que volver a Swindon.
Y Madre dijo:
– Christopher, si acabas de llegar.
Y yo dije:
– Tengo que volver porque tengo que presentarme al examen de bachiller superior en Matemáticas.
Y Madre dijo:
– ¿Te estás sacando el bachillerato en Matemáticas?
Y yo dije:
– Sí. Voy a examinarme el miércoles y el jueves y el viernes de la semana que viene.
Y Madre dijo:
– Dios santo.
Y yo dije:
– El reverendo Peters va a ser el supervisor.
Y Madre dijo:
– Lo que quiero decir es que eso está muy bien.
Y yo dije:
– Voy a sacar un sobresaliente. Y por eso tengo que volver a Swindon. Sólo que no quiero ver a Padre. O sea que tengo que volver a Swindon contigo.
Entonces Madre se tapó la cara con las manos y respiró con fuerza y dijo:
– No sé si eso va a ser posible.
Y yo dije:
– Pero tengo que ir.
Y Madre dijo:
– Hablemos de eso en otro momento, ¿vale?
Y yo dije:
– Vale. Pero tengo que ir a Swindon.
Y ella dijo:
– Christopher, por favor.
Yo bebí un poco de mi batido.
Más tarde, a las 22.31, salí al balcón para ver estrellas, pero no había por culpa de todas las nubes y de lo que se llama Contaminación Lumínica, que es luz de farolas y faros de coches y reflectores y luces de edificios que se reflejan en minúsculas partículas en la atmósfera e impiden que se vea la luz de las estrellas. Así que volví a entrar.
Pero no pude dormir. Y me levanté de la cama a las 2.07 de la madrugada y tuve miedo del señor Shears, así que bajé al piso de abajo y salí por la puerta principal a Chapter Road. No había nadie en la calle y estaba más tranquila que durante el día, incluso aunque se oyera tráfico en la distancia y sirenas, así que hizo que me calmara. Caminé por Chapter Road y miré todos los coches y las formas que los cables de teléfono dibujaban contra las nubes naranjas y cosas que la gente tenía en sus jardines, como un enanito y un cocinero y un minúsculo estanque y un osito de peluche.
Entonces oí a dos personas que llegaban por la calle, así que me agaché entre el final de un contenedor y una furgoneta Ford Transit, y estaban hablando en una lengua que no era inglés, pero no me vieron. Y había dos minúsculos engranajes de latón en el agua sucia en la alcantarilla a mis pies, como engranajes de un reloj de cuerda.
Me gustaba estar entre el contenedor y la furgoneta Ford Transit, así que me quedé allí mucho rato. Y miré hacia la calle. Los únicos colores que se veían eran el naranja y el negro y mezclas de naranja y negro. Y no se sabía de qué colores serían los coches durante el día.
Y me pregunté si se podía engranar cruces, y decidí que sí se podía imaginándome este dibujo en mi cabeza
Y entonces oí la voz de Madre, que gritaba:
– ¿Christopher…? ¿Christopher…? -Y corría por la calle, así que salí de entre el contenedor y la furgoneta Ford Transit y ella corrió hasta mí y dijo-: Jesús. -Y se quedó de pie delante de mí y me señaló con un dedo la cara y dijo-: Si haces eso otra vez, te lo juro por Dios, Christopher… te quiero, pero… no sé lo que haría.
Así que me hizo prometer que nunca me iría del piso yo solo porque era peligroso y porque no podías fiarte de la gente en Londres porque eran desconocidos. Y al día siguiente tuvo que ir a las tiendas otra vez, y me hizo prometer que no contestaría a la puerta si alguien llamaba al timbre. Y cuando volvió trajo bolitas de comida para Toby y tres vídeos de Star Trek y los vi en la salita de estar hasta que el señor Shears volvió a casa y entonces me fui otra vez a la habitación de invitados. Deseé que 451c Chapter Road, Londres NW2 5NG tuviese un jardín, pero no lo tenía.
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