B.No comer o beber nada durante mucho tiempo [5].
C.No gustarme que me toquen.
D.Gritar cuando estoy enfadado o confundido.
E.No gustarme estar en sitios pequeños con otras personas.
F.Destrozar cosas cuando estoy enfadado o confundido.
G.Gemir.
H.No gustarme las cosas amarillas o marrones y negarme a tocar cosas amarillas o marrones.
I.Negarme a usar el cepillo de dientes si alguien lo ha tocado.
J.No comerme la comida si las diferentes clases de comida se tocan entre sí.
K.No darme cuenta de que la gente está enfadada conmigo.
L.No sonreír.
M.Decir cosas que a la gente le parecen groseras [6].
N.Hacer cosas estúpidas [7].
O.Pegar a otras personas.
P.Odiar Francia.
Q.Conducir el coche de Madre [8].
R.Ponerme furioso cuando alguien ha movido los muebles [9].
A veces esas cosas ponían a Madre y Padre realmente furiosos y me gritaban a mí o se gritaban el uno al otro. A veces Padre decía «Christopher, si no te comportas como es debido te juro que te voy a moler a palos», o Madre me decía «Dios santo, Christopher, de verdad que me estoy planteando internarte», o Madre me decía «Vas a llevarme a la tumba antes de hora».
Cuando llegué a casa, Padre estaba sentado a la mesa de la cocina y me había preparado la cena. Llevaba una camisa a cuadros. La cena consistía en alubias, bróculi y dos lonchas de jamón y todo estaba dispuesto en el plato de forma que no se tocara. Me dijo:
– ¿Dónde has estado?
Y yo le dije que había salido. Eso se llama una mentira piadosa. Una mentira piadosa no es una mentira en absoluto. Es cuando dices la verdad pero no toda la verdad. Eso significa que todo lo que decimos son mentiras piadosas, porque cuando alguien te pregunta, por ejemplo, «¿Qué quieres hacer hoy?», dices «Quiero pintar con el señor Peters», pero no dices «Quiero comerme el almuerzo y quiero ir al baño y quiero irme a casa después del colegio y quiero jugar con Toby y quiero comerme la cena y quiero jugar en el ordenador y quiero irme a la cama». Había dicho una mentira piadosa porque sabía que Padre no quería que hiciera de detective.
Padre dijo:
– Acabo de recibir una llamada de la señora Shears.
Empecé a comerme las alubias, el bróculi y las dos lonchas de jamón.
Entonces Padre preguntó:
– ¿Qué demonios hacías husmeando en su jardín?
– Estaba haciendo de detective tratando de descubrir quién mató a Wellington -dije.
Padre dijo:
– ¿Cuántas veces tengo que decírtelo, Christopher?
Las alubias, el bróculi y el jamón estaban fríos pero no me importaba. Suelo comer despacio, así que mi comida casi siempre está fría.
Padre dijo:
– Te dije que no anduvieses metiendo las narices en los asuntos de los demás.
– Creo que es probable que el señor Shears matara a Wellington -dije.
Padre no dijo nada.
– Él es mi Principal Sospechoso -dije-. Porque creo que alguien pudo haber matado a Wellington para poner triste a la señora Shears. Y normalmente un asesinato lo comete un conocido…
Padre golpeó la mesa con el puño con mucha fuerza. Los platos y los cubiertos brincaron y mi jamón saltó hasta tocar el bróculi, así que ya no pude comerme el jamón ni el bróculi. Entonces Padre gritó:
– No toleraré que el nombre de ese hombre se mencione en esta casa.
– ¿Por qué no? -dije yo.
Y él dijo:
– Porque es un hombre malo.
– ¿Significa eso que pudo haber matado a Wellington? -dije yo.
Padre apoyó la cabeza en las manos y dijo:
– Por el amor de Dios.
Me di cuenta de que Padre estaba enfadado conmigo, así que dije:
– Ya sé que me dijiste que no me metiera en los asuntos de los demás, pero la señora Shears es amiga nuestra.
Y Padre dijo:
– Bueno, pues ya no es amiga nuestra.
– ¿Por qué no? -pregunté.
Y Padre dijo:
– De acuerdo, Christopher. Voy a decirte esto una sola vez, y sólo una. No volveré a decírtelo. Por el amor de Dios, mírame cuando te hablo. Mírame. No vas a volver a preguntarle nada a la señora Shears sobre quién mató a ese maldito perro. No vas a hacerle preguntas a nadie sobre quién mató a ese maldito perro. No vas a volver a entrar sin autorización en los jardines de otras personas. Vas a dejar ese ridículo jueguecito del detective desde ahora mismo.
Yo no dije nada.
Padre dijo:
– Voy a hacer que me lo prometas, Christopher. Y ya sabes qué significa que te haga prometerme algo.
Yo sabía bien qué significa decir que prometes algo. Tienes que decir que nunca más volverás a hacer algo y entonces nunca debes volver a hacerlo, porque eso convertiría la promesa en una mentira.
– Ya lo sé -dije.
Padre dijo:
– Prométeme que dejarás de hacer esas cosas. Prométeme que dejarás ese ridículo juego ahora mismo, ¿entendido?
– Lo prometo -dije.
Creo que sería un astronauta muy bueno.
Para ser un buen astronauta tienes que ser inteligente y yo soy inteligente. También tienes que entender cómo funcionan las máquinas y yo soy bueno a la hora de entender cómo funcionan las máquinas. También te tiene que gustar estar solo en una minúscula nave espacial a miles y miles de kilómetros de la superficie de la Tierra sin que te entre pánico o claustrofobia o tengas añoranza o te vuelvas loco. Y a mí me gustan de verdad los espacios pequeños, siempre y cuando no haya nadie en ellos conmigo. A veces, cuando quiero estar solo, me meto en el armario del tendedero que hay al lado del cuarto de baño y me deslizo junto al calentador y cierro la puerta detrás de mí y me paso horas allí sentado, pensando, y eso me hace sentir muy tranquilo.
Así que yo tendría que ser un astronauta en solitario, o tener mi propia parte de la nave espacial en la que nadie más pudiese entrar.
No hay cosas amarillas o marrones en una nave espacial, así que eso también estaría bien.
Tendría que hablar con otras personas del Centro de Control, pero lo haríamos a través de una conexión de radio y un monitor de televisión, o sea que no sería como hablar con desconocidos, sino como jugar a un juego de ordenador.
No sentiría ninguna añoranza, porque estaría rodeado de montones de las cosas que me gustan, máquinas y ordenadores y el espacio exterior. Y podría mirar a través de una ventanita de la nave espacial y saber que no hay nadie cerca de mí en miles y miles de kilómetros, que es lo que a veces me imagino que me pasa en las noches de verano, cuando me tumbo en el jardín y miro al cielo y me pongo las manos a los lados de la cara para no ver la valla y la chimenea y el hilo de tender y puedo hacer como que estoy en el espacio.
Todo lo que vería serían estrellas. Las estrellas son los sitios en que las moléculas de las que está hecha la vida se crearon billones de años atrás. Por ejemplo, el hierro de tu sangre, que impide que estés anémico, se creó en una estrella.
Me gustaría poder llevarme a Toby conmigo al espacio, y puede que me lo permitieran porque a veces se llevan animales al espacio para los experimentos, o sea que si se me ocurriera un buen experimento con una rata que no le hiciera daño a la rata, podría pedir que me dejaran llevar a Toby.
Pero si no me dejaran iría igualmente porque sería un Sueño Hecho Realidad.
89
Al día siguiente en el colegio le dije a Siobhan que Padre me había dicho que ya no podía hacer de detective y eso significaba que el libro se había acabado. Le enseñé las páginas que había escrito hasta entonces, con el dibujo del universo y el plano de la calle y los números primos. Y ella dijo que no importaba. Dijo que el libro era realmente bueno como estaba y que debía sentirme muy orgulloso de haber escrito un libro, incluso aunque fuera más bien corto, y que había algunos libros muy buenos que eran muy cortos, como El corazón de las tinieblas, que era de Conrad.
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