Carlos Zafón - Las Luces De Septiembre

Здесь есть возможность читать онлайн «Carlos Zafón - Las Luces De Septiembre» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Las Luces De Septiembre: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Las Luces De Septiembre»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Irene y su familia se trasladan a vivir a bahía azul, donde su madre trabaja como ama de llaves de un misterioso fabricante de juguetes donde vive recluido en una gigantesca mansión poblado por seres mecánicos y sombras del pasado. Un enigma en torno a unas extrañas luces que brillan entre la niebla que rodea el islote del faro, una criatura de pesadilla que se oculta en el bosque, el misterio unirán a Ismael e Irene para siempre durante un mágico verano.
Un misterio que los llevará a vivir la más emocionante de las aventuras en un laberíntico de luces y sombras.

Las Luces De Septiembre — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Las Luces De Septiembre», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

En medio de una blanca inmensidad de arena fina como el polvo, Irene y Hannah descansaban sobre los restos de un antiguo bote varado en la orilla, rodeadas por una bandada de pequeños pájaros azules que parecían anidar ente las dunas níveas de la playa.

– ¿Por qué la llaman la Playa del Inglés? -preguntó Irene, contemplando la extensión desolada que mediaba entre el pueblo y el cabo.

– Aquí vivió, durante años, un viejo pintor inglés, en una cabaña. El pobre tenía más deudas que pinceles. Regalaba cuadros a la gente del pueblo a cambio de comida y ropa. Murió hace tres años. Lo enterraron aquí, en la playa donde había pasado toda su vida -explicó Hannah.

– Si a mí me dejasen elegir, también me gustaría que me enterrasen en un lugar como éste.

– Alegres pensamientos -bromeó Hannah, no sin cierto reproche.

– Pero no tengo prisa -puntualizó Irene, al tiempo que su mirada reparaba en la presencia de un pequeño velero que surcaba la bahía a un centenar de metros de la costa.

– Ufff… -murmuró su amiga-o Ahí está: el marinero solitario. No ha sido capaz ni de esperar un día a coger su velero.

– ¿Quién?

– Mi padre y mi primo llegaron ayer del barco -explicó Hannah-. Mi padre todavía está durmiendo, pero ése… No tiene cura.

Irene oteó el mar y observó el velero surcando la bahía.

– Es mi primo Ismael. Se pasa media vida en ese velero, al menos cuando no trabaja con mi padre en el muelle. Pero es un buen chico… ¿Ves esta medalla?

Hannah le mostró una preciosa medalla que pendía de su cuello en una cadena de oro: un sol sumergiéndose en el mar.

– Es un regalo de Ismael…

– Es preciosa -dijo Irene, observando detalladamente la pieza.

Hannah se incorporó y profirió un alarido que hizo que la bandada de pájaros azules se catapultara al otro extremo de la playa. Al poco, la tenue figura al timón del velero saludó, y la embarcación puso proa hacia la playa.

– Sobre todo, no le preguntes por el velero -advirtió Hannah-. Y si es él quien introduce el tema, no le preguntes cómo lo hizo. Puede estarse horas hablando de ello sin parar.

– Es cosa de familia…

Hannah le dedicó una mirada furibunda. -Creo que te abandonaré aquí en la playa, a merced de los cangrejos. -Lo siento.

– Se acepta. Pero si yo te parezco parlanchina, espera a conocer a mi madrina. El resto de la familia parecemos mudos a su lado.

– Seguro que me encantará conocerla.

– Ja -replicó Hannah, incapaz de reprimir su sonnsa socarrona.

El velero de Ismael cortó limpiamente la línea del rompiente y la quilla del bote se insertó en la arena como una cuchilla. El joven se apresuró a aflojar el aparejo y arrió la vela hasta la base del mástil en apenas unos segundos. Práctica, evidentemente, no le faltaba. Tan pronto saltó a tierra firme, Ismael dedicó a Irene una involuntaria mirada de pies a cabeza cuya elocuencia no desmerecía de sus artes navegatorias. Hannah, ojos en blanco y media lengua fuera con gesto burlón, se apresuró a hacer las presentaciones; a su modo, naturalmente.

– Ismael, ésta es mi amiga Irene -anunció amablemente-, pero no hace falta que te la comas.

El chico propinó un codazo a su prima y tendió su mano a Irene:

– Hola…

Su escueto saludo iba unido a una sonrisa tímida y sincera. Irene estrechó su mano.

– Tranquila, no es tonto; es su manera de decir que está encantado y todo eso -matizó Hannah.

– Mi prima habla tanto que a veces creo que va a gastar el diccionario -bromeó Ismael-. Supongo que ya te ha comentado que no debes preguntarme por el velero…

– Lo cierto es que no -contestó cautamente Irene.

– Ya. Hannah piensa que ése es el único tema del que sé hablar.

– Las redes y los aparejos tampoco se te dan mal, pero donde esté el velero, primo, agua fresca.

Irene asistió divertida al duelo de puyas con que ambos se complacían en batallar. No parecía haber malicia en ello o, al menos, ni más ni menos que la necesaria para añadir una pizca de pimienta a la rutina.

– Tengo entendido que os habéis instalado en la Casa del Cabo -dijo Ismael.

Irene se concentró en el muchacho y realizó su propio retrato. Unos dieciséis años, efectivamente; su piel y sus cabellos acusaban el tiempo que había pasado en el mar. Su constitución revelaba el duro trabajo en los muelles, y sus brazos y sus manos estaban estampados con pequeñas cicatrices, poco habituales en. los muchachos parisinos. Una cicatriz, más larga y pronunciada, se extendía a lo largo de su pierna derecha, desde poco más arriba de la rodilla hasta el tobillo. Irene se preguntó dónde habría conseguido semejante trofeo. Por último, reparó en sus ojos, el único rasgo de su apariencia que se le antojaba fuera de lo común. Grandes y claros, los ojos de Ismael parecían dibujados para esconder secretos tras una mirada intensa y vagamente triste. Irene recordaba miradas como aquélla en los soldados sin nombre con los que había compartido tres escasos minutos al compás de una banda de cuarta categoría, miradas que ocultaban miedo, tristeza o amargura.

– Querida, ¿estás en trance? -la interrumpió Hannah.

– Estaba pensando que se me hace tarde. Mi madre estará preocupada.

– Tu madre estará encantada de que la dejéis unas horas en paz, pero allá tú -dijo Hannah.

– Puedo acercarte con el velero si quieres -ofreció Ismael-. La Casa del Cabo tiene un pequeño embarcadero entre las rocas.

Irene intercambió una mirada inquisitiva con Hannah.

– Si dices que no, le rompes el corazón. Mi primo no invitaría a su velero ni a Greta Garbo.

– ¿Tú no vienes? -preguntó Irene, algo azorada.

– No subiría a ese cascarón ni aunque me pagasen. Además, es mi día libre y esta noche hay baile en la plaza. Yo que tú lo pensaría. Los buenos partidos están en tierra firme. Te lo dice la hija de un pescador. Pero no sé qué digo. Anda, ve. Y tú, marinero, más te vale que mi amiga llegue entera a puerto. ¿Me has oído?

El velero, que al parecer se llamaba Kyaneos, según rezaba la leyenda sobre el casco, se hizo a la mar mientras sus velas blancas se expandían al viento y la proa cortaba el agua rumbo al cabo.

Ismaelle dirigía tímidas sonrisas a la chica entre maniobra y maniobra, y sólo tornó asiento junto al timón una vez que el bote hubo adquirido un rumbo estable sobre la corriente. Irene, aferrada a la banqueta, dejó que su piel se impregnase con las gotas de agua que la brisa lanzaba sobre ellos. Para entonces, el viento los empujaba con fuerza, y Hannah se había transformado en una diminuta figura que saludaba desde la orilla. El vigor con que el velero surcaba la bahía y el sonido del mar contra el casco inspiraron en Irene ansias de reír sin motivo aparente.

– ¿Primera vez? -preguntó Ismael-. En un velero, quiero decir.

Irene asintió.

– Es diferente, ¿verdad?

Ella asintió de nuevo, sonriendo, sin poder despegar los ojos de la gran cicatriz que marcaba la pierna de Ismael.

– Un congrio -explicó el muchacho-o Es una historia un poco larga.

Irene alzó la mirada y contempló la silueta de Cravenmoore emergiendo entre las cimas del bosque.

– ¿Qué significa el nombre de tu velero?

– Es griego. Kyaneos: cian,-. respondió Ismael enigmáticamente.

Y como Irene fruncía el ceño, sin comprender, continuó:

– Los griegos usaban esta palabra para describir el color azul oscuro, el color del mar. Cuando Homero habla del mar, compara su color con el de un vino oscuro. Ésa era su palabra: kyaneos.

– Veo que sabes hablar de algo más, aparte de tu bote y las redes.

– Lo intento.

– ¿Quién te lo enseñó?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Las Luces De Septiembre»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Las Luces De Septiembre» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Carlos Zafón
libcat.ru: книга без обложки
Carlos Zafón
Carlos Zafón - Alicia, al Alba
Carlos Zafón
Carlos Zafón - Rosa de fuego
Carlos Zafón
Carlos Zafón - Der dunkle Wächter
Carlos Zafón
Carlos Zafón - Das Spiel des Engels
Carlos Zafón
Carlos Zafón - Le prince de la brume
Carlos Zafón
Carlos Zafón - La sombra del viento
Carlos Zafón
Mario Adriano Noverola - El muro de las luces
Mario Adriano Noverola
Отзывы о книге «Las Luces De Septiembre»

Обсуждение, отзывы о книге «Las Luces De Septiembre» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x