Penny Vincenzi - Reencuentro

Здесь есть возможность читать онлайн «Penny Vincenzi - Reencuentro» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Reencuentro: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Reencuentro»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una noche de 1987, alguien abandona a una niña recién nacida en el aeropuerto de Heathrow. Un año antes, tres chicas, Martha, Clio y Jocasta, se habían conocido por casualidad en un viaje y habían prometido volver a encontrarse, aunque pasará mucho tiempo antes de que cumplan la promesa. Para entonces, Kate, la niña abandonada, ya será una adolescente. Vive con una familia adoptiva que la quiere, aunque ahora Kate desea conocer a su madre biológica. Es decir, una de aquellas tres jóvenes, ahora mujeres acomodadas. Pero ¿qué la llevó a una situación tan desesperada?
La trama que desgrana este libro se sitúa allí donde confluyen entre estas cuatro vidas. Y es que Kate verá cumplido su deseo aunque, como enseñan algunas fábulas, a veces sea mejor no desear ciertas cosas…

Reencuentro — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Reencuentro», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ella le miró con más atención.

– ¿Dónde está tu encantadora esposa?

– Ya te lo he dicho. En Londres. Posiblemente en Berkshire. No lo sé seguro.

– ¿Y por qué no la has traído?

– Aisling, ¿cómo quieres que la traiga aquí?

– No ha salido bien.

Gideon dudó y después dijo de mala gana.

– No, no ha salido bien.

– No debiste casarte con ella. Fue un gran error.

– Imagino que sí. No ha resultado ser lo que esperaba.

– Quería decir que había sido un gran error para ella, Gideon. Un error por tu parte. Muy mal hecho.

– Me parece un poco injusto.

– ¿Ah, sí? Era evidente, con sólo mirarla, que estaba completamente abrumada contigo.

– Aisling, no era una niña pequeña. Era una chica sofisticada, una periodista de éxito. Su padre es un hombre rico y famoso.

– Venga ya, Gideon. ¿Qué sabia ella de tu vida? De lo que representaba. Es casi veinte años más joven que tú para empezar. En los últimos veinte años, las chicas como ella tienen una idea muy diferente del matrimonio. Es imposible que comprendiera lo que significa ser tu consorte. La compadezco mucho.

– ¿La compadeces?

– Sí. Mucho.

– Esta conversación es absurda -dijo Gideon.

– No pierdas los nervios. Piénsalo un poco. Supongo que creíste estar enamorado de ella.

– Estaba muy enamorado de ella. Todavía lo estoy.

– Tonterías. Estás enamorado del amor como siempre. Eres un romántico anticuado, por eso me enamoré de ti. Seguro que te subió la moral, tener un trofeo como ella colgado del brazo. Ya veis que todavía puedo, eso es lo que decías. Sinceramente, Gideon, deberías avergonzarte. Supongo que impresionaba más como esposa que como novia pero…

– Ella se moría de ganas de casarse -dijo Gideon-. Fue idea suya, prácticamente me arrastró a Las Vegas.

– Oh, sí, y tú te dejas mangonear, ¿no? Es facilísimo hacerte hacer lo que no quieres hacer. Gideon, en serio, no querrás que me crea eso. Para mí está todo clarísimo. Pero se acabó la luna de miel y esa fiesta maravillosa, que debió de ser divertidísima, me habría gustado ir, por cierto, y volviste al trabajo, y ella se quedó sola mirando las musarañas. Sintiéndose aún peor porque de hecho ella tenía una profesión. Hola, cielo.

– ¡Hola! -Fionnuala corrió hacia ellos, chorreando agua, y se echó en una tumbona al lado de su padre-. Tengo hambre, mamá, ¿cuándo almorzamos?

– Dentro de una hora. A menos que quieras comer antes.

– Sí quiero.

– Pues ve a hablar con el cocinero.

– Vale, iré. ¿Cómo está Jocasta, papá? Parece muy enrollada.

– Está bien -dijo Gideon con gran dificultad.

– Bien. Hasta ahora.

– ¿Qué vas a hacer? -preguntó Aisling cuando su hija se alejó.

– No lo sé. Ella quiere el divorcio.

– Pues divórciate. Sé que te cuesta, pero ¿qué otra posibilidad tienes? De todos modos, probablemente ni siquiera es un matrimonio legal. Hazlo como regalo de bodas -dijo, y se echó a reír de su propia broma.

Gideon se levantó y se zambulló en la piscina, nadó unos largos y después se paró, mirando a su ex esposa. Su segunda ex esposa. Era muy guapa… todavía. Rubia, esbelta, pero con un busto generoso, un cuerpo firme y una cara sin arrugas que eran un testimonio de las maravillas de la ciencia cosmética. La había querido mucho. Tanto como a Jocasta.

Probablemente más. Aisling tenía razón, era un romántico anticuado e idiota. Y no debería haberse casado con Jocasta. A la que todavía quería…, en cierto modo. Lo bastante, tal vez, para dejarla libre.

Después de almorzar, mientras Aisling dormía la siesta, escribió algunos correos electrónicos.

Jocasta estaba sentada mirando el signo más azul. Más. No menos, esta vez, sino más. Más significaba embarazo. Era así de sencillo. Era más algo. Más un embarazo. Más un bebé. Más el hijo de Nick.

Se sentía muy rara. Rara de verdad. No exactamente como esperaba. Lo que había temido toda su vida había ocurrido y se sentía impactada, horrorizada y aterrada. Pero también sentía otra cosa. Una especie de… respeto. Por que hubiera pasado. Porque ella y Nick hubieran hecho un bebé. Habían hecho el amor y habían hecho un bebé. Algo que era en parte de ella y en parte de Nick. Era una idea extraordinaria.

Aunque no era un bebé todavía, sólo un grupo de células. Estaba…, ¿de cuánto estaba? Estaba embarazada de tres semanas. Tres semanas y media. Fuera lo que fuera, era como un alfiler. Un diminuto alfiler de células. No era un bebé. Y podía deshacerse de él. Rápida y fácilmente.

Tenía que deshacerse de él. Era evidente.

Aparte de que ella nunca podría tener un bebé, y la mera idea de tener dentro de ella esas células le producía pánico, ¿qué haría o qué diría Nick si lo sabía? Nick, que ni siquiera era capaz de asumir un compromiso, ni vivir con ella, ni pensar en matrimonio, ¿cómo reaccionaría ante la noticia de que era padre? Bueno, aún no lo era, pero lo sería. Era impensable.

Decidió ir a ver a Clio.

Clio, por supuesto, le dio muy malos consejos.

Como que no debía hacer nada con precipitación. Como que debía esperar unos días más, esas pruebas no eran del todo fiables, dijeran lo que dijeran, era demasiado reciente. Le preguntó que si estaba segura de que era de Nick. Le dijo que debía decírselo a Nick.

– ¡Decírselo a Nick! Clio, ¿te has vuelto loca? No puedo decírselo a Nick. Se quedaría horrorizado, huiría, lo odiaría, me odiaría. No, tengo que… tengo que abortar cuanto antes mejor, y…

– Jocasta, sigo pensando que deberías decírselo. Si de verdad estás embarazada y si de verdad es suyo, debes decírselo.

– Pero ¿por qué?

– Porque es su hijo, también. Estaría mal no decírselo. Estaría muy mal, decidir deshacerse del bebé sin decírselo al padre.

– Clio, tú no conoces a Nick y yo sí. No quiere hijos. Ni siquiera me quiere a mí. Y si estás pensando en decírselo tú misma, deja de pensarlo ahora mismo, tienes que prometerme, prometerme, Clio, ahora mismo, ya, júrame…

Estaba llorando. Clio la abrazó.

– No se lo diré, tonta. Te lo prometo, por mi vida.

– Nunca, nunca.

– Nunca. Venga, siéntate y tómate un té.

– Un café, por favor. Bien fuerte.

– De acuerdo.

Fue a la cocina y Jocasta la siguió y se sentó a la mesa.

– A lo mejor no estás embarazada. ¿Cuándo tenía que venirte la regla?

– El jueves.

– Es muy poco tiempo. Podría ser un error. ¿Te sientes rara o algo? ¿Mareada o cansada…?

– En absoluto -dijo Jocasta.

– Yo esperaría unos días y me haría otra prueba. Ve a ver a tu médico, o al ginecólogo, a ver qué dice.

– Es una doctora -dijo Jocasta.

– Pues a tu doctora. Hay varias cosas, que pueden afectar las pruebas. Imagino que sigues tomando la píldora. Toma, el café.

Jocasta tomó un sorbo, lo dejó e hizo una mueca.

– Oye, está malísimo. ¿Qué le has puesto, Clio? Me dan ganas de vomitar.

Clio la miró serenamente, en silencio, y después dijo:

– Jocasta, lo siento, pero ésa es la prueba definitiva. Seguro que estás embarazada.

Sarah Kershaw confirmó el diagnóstico de Clio.

Hacía años que era la ginecóloga de Jocasta. Tenía cuarenta y pocos años, era enérgica y comprensiva.

– Haremos una prueba de laboratorio, claro. Esta misma tarde. ¿Puedes hacer pipí?

– Sí, ya lo creo -dijo Jocasta-. No puedo parar.

– Ése es otro síntoma. Lo siento, Jocasta. De todos modos, haremos la prueba. Bueno, ¿qué quieres hacer?

– Quiero abortar. Evidentemente. Y quiero que me esterilicen al mismo tiempo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Reencuentro»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Reencuentro» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Reencuentro»

Обсуждение, отзывы о книге «Reencuentro» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x