Array Array - Atlas de geografía humana

Здесь есть возможность читать онлайн «Array Array - Atlas de geografía humana» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на русском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Atlas de geografía humana: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Atlas de geografía humana»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Atlas de geografía humana — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Atlas de geografía humana», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Foro. Por eso cuentan en voz tan alta sus amores con hombres apasionantes, a los que no se les pasa siquiera por la cabeza enrollarse con mujeres como yo. Eso creía, pero tal vez estaba

equivocada, a ratos me convencía de que Ana nunca habría llegado a caer tan bajo, y esa sospecha me dolía más que la aceptación de que existieran dos clases diferentes de destino, para dos clases diferentes de hombres y de mujeres, pobre gente, gente apasionante. No lo sabía, no sabía nada de mí, nada de nadie, con una única excepción, porque existía una sola cosa que sabía con certeza, con una apabullante seguridad de que iba a ocurrir, como sé que la noche sucede al día, que las nubes se disipan cuando cesa la lluvia, que la muerte implacable paraliza los cuerpos. Así sabía que si dejaba escapar a ese hombre me labraría un futuro de soledad completa, el horizonte que vislumbraba ya cuando la suerte tiró para mí unos dados que seguramente no me correspondían, y sacó un tres. Podría haber sacado un seis, pero la mitad de seis es mucho más que cero, y dormir sola por las noches es lo mismo que no tener nada, y sin embargo, y sabiendo todo esto, no sabía qué hacer con mi vida. Jamás me había imaginado que intentar ser feliz pudiera llegar a resultar tan difícil.

Y sin embargo, eso fue lo único que hice durante mucho tiempo, intentar ser feliz, aprovechar lo que traía de bueno ese tiempo que pasaba deprisa y parecía no pasar nunca, apreciar el calor de otro cuerpo bajo las sábanas, esmerarme en cocinar platos nuevos y difíciles para las cenas de los viernes, veranear en Madrid, con las persianas echadas y el ventilador en marcha, aguardando la tregua del atardecer para emigrar a la Casa de Campo y desplegar un botín de tortilla y filetes empanados en una buena mesa, al fresco, justo delante del lago, en la gloria, ya te digo. No eché de menos Katmandú, ni Bali, ni Hammamet, aquel verano, pero eché de menos a Foro cuando se marchó con David a la playa, a primeros de agosto, aunque fuera lo que más le da por culo en este mundo, y llegué a arrepentirme de no haber aceptado su invitación, porque me quedé en casa, sola, para pensar, esas tonterías que se dicen a veces, y no hice más que ver la televisión y aburrirme como una de esas ostras que se estarían comiendo en las Rías Bajas. Cuando volvieron, me asombré de cuánto estaba empezando a parecerse Foro a su hijo.

La transformación de aquel rostro, de aquel cuerpo, las manos que no temblaban, la carne que reconquistaba un espacio perdido entre la piel y los huesos, la voz firme, el café con leche, con bollo y todo, que reemplazaba a la vieja copa de coñac de las viejas mañanas, era ya tan evidente que, en la editorial, septiembre fue el mes de Foro, y las conjeturas sobre la identidad oculta de la desesperada que había cargado con aquella ruina bajaron repentinamente de volumen, cediendo a la presión de hipótesis de otra naturaleza, comentarios menos cargados de asombro que de admiración por una metamorfosis que parecía aspirar a lo absoluto y en la que todo el mundo daba por sentado que había una mujer de por medio. Yo seguía a distancia aquel proceso, sintiéndome orgullosa de él, de ese cambio del que me consideraba responsable, y cedía incluso a la modesta audacia de sacar el tema a la menor oportunidad, buscando tal vez fuerzas en la unanimidad de los otros, un empujón que me animara a dejarme caer por fin del lado correcto, cualquiera que éste fuese, y jamás pensé que pudiera existir más de uno hasta que un día, después de que la casualidad nos reuniera alrededor de la máquina de café, a media mañana, Ana me abrió los ojos sólo para que Ramón consiguiera meterme después los dedos dentro.

—No me quiere decir quién es —nunca una de mis mínimas insinuaciones cosecharía a cambio un discurso tan largo—. Ayer se lo volví a preguntar, y nada. Y mira que yo se lo cuento todo, y se lo dije, no es justo, Foro, yo te cuento cómo me van las cosas y tú… Yo también te lo cuento, me dijo, todo, menos el nombre. Y yo le dije que creía que éramos amigos, y él me dijo que no fuera tramposa, y así… Yo creo que ella debe de ser un poco tonta, ¿no?, porque prohibirle decir quién es, a estas alturas… Ni que fuéramos al colegio todavía, joder. Y seguro que trabaja aquí, él dice que no, pero yo estoy segura de que sí, y debe de estar ahora mismo en este edificio, porque a ver si no, para qué tanto secretito. Lo único que le he sacado es que es una mujer muy solitaria, de treinta y muchos años, que nunca ha estado casada, y que tiene un carácter débil… Bueno, eso lo digo yo, porque él está empeñado en protegerla, en justificarla siempre… Da la impresión de que la cuida tanto como si fuera una niña pequeña, que no se entere de esto, que no vaya a pensar lo otro, que no crea lo de más allá. ¡Coño! Si yo lo único que quiero es que me la presente, y no por mí, que a mí me da lo mismo, sino por él, porque si se lo mete en la cama de noche, a ver por qué no puede ni

saludarla de día. ¿Pero quién se habrá creído esa tía que es? ¡Note jode!

—Una hija de puta —asintió Ramón, dándose a sí mismo la razón con la cabeza—, de eso estoy seguro, desde luego.

—Pues mira que se lo digo —prosiguió Ana, sus mejillas más acaloradas de repente, como agradeciendo la llegada de los refuerzos—, pero él nada, tío, él la defiende siempre. Tú no lo entiendes, me dijo el otro día, pero es mi última oportunidad. Y una mierda, Foro, le contesté yo, ¿y me dices eso ahora, precisamente ahora que has dejado de beber y que vas hecho un pincel? Y él dale que te pego, que no, Ana, que tú no lo entiendes, y yo que sí, que sí, que cómo no lo voy a entender…

Cualquiera entendería que una mujer se volviera loca por un hombre capaz de hacer algo así por ella, ¿tío?, y en cambio ésta, ya veis, \e tiene muerto de miedo, con los labios cosidos, pero es que tendríais que verlo, en serio. Yo creo que la quiere mucho, pero me temo que ella no se lo merece, la verdad… Ahora, que aunque sea una gilipollas, la verdad es que me alegro por él. porque no hay más que verle…

En ese momento susurré que necesitaba ir al baño y eché a andar por el pasillo. Sin pensar siquiera adonde se dirigían, seguí a mis pies hasta la pecera, me senté en mi silla, y miré la pantalla de mi ordenador, donde una pelota de tenis botaba sin parar, animando en cada movimiento una estela amarillenta que probaba el rumbo errático, puramente casual, de su trayectoria. Con los ojos clavados en cada una de las cadenas de luz que se anulaban eternamente entre sí, encontré una asombrosa semejanza entre la vida de cualquiera de aquellas ilusiones esféricas y mi propia vida, que tampoco sabía en qué dirección iba a botar la próxima vez.

Lo de menos era que, al cabo, esos espectadores imparciales que acababan de dictaminar sin duda alguna que ella era una hija de puta, estuvieran tan cerca de mí. Con eso ya contaba, y contaba también con obtener un grado de comprensión mucho mayor del que ellos mismos sospechaban si alguna vez llegaban a conocer por fin mi identidad. Pero lo que jamás se me había ocurrido era que mi historia pudiera contarse de aquella extraña manera. Estaba tan acostumbrada a pensar en Foro como en un mal menor, un remedio de urgencia, un recurso para desesperadas, que apenas podía creer que alguien afirmara en voz alta lo que yo misma me reprochaba sin mover los labios. Porque ellos no sabían lo que yo sabía, y sin embargo, estaban seguros de que Foro era mejor que la mujer con quien dormía algunas noches. Y había algo todavía más asombroso. La simple posibilidad de que, al final, aquel hombre a quien yo no me decidía a tomar, pudiera dejarme por otra mujer que le mereciera más, dibujaba ante mis ojos, con la espantosa precisión de una pesadilla, el umbral de un infierno que aún no había visitado nunca. Y todo esto ocurría cuando ya me había decidido a disfrutar indefinidamente de mi situación, cuando ya había aceptado las reglas de mi doble vida sin discutirlas conmigo misma, cuando ya creía que había pasado lo peor. Y sin embargo, nunca he pasado una noche peor que aquélla.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Atlas de geografía humana»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Atlas de geografía humana» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Atlas de geografía humana»

Обсуждение, отзывы о книге «Atlas de geografía humana» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.