Array Array - Atlas de geografía humana

Здесь есть возможность читать онлайн «Array Array - Atlas de geografía humana» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на русском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Atlas de geografía humana: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Atlas de geografía humana»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Atlas de geografía humana — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Atlas de geografía humana», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Era tan joven, que salí de clase convencida de que yo tenía el poder.

Cuando por fin logré hablar con Amanda, aquella noche, hacía ya muchos años que estaba segura de no haber sido jamás la poderosa, pero todavía era capaz de asombrarme ante la abrumadora dosis de poder que Félix creía seguir conservando sobre mí.

—Estoy estupendamente y ya sabes que te quiero mucho, mamá, pero no tengo tiempo para besos y abrazos porque he quedado y voy a llegar tarde —eso fue casi todo lo que me dijo después de protestar por el retraso de mi llamada—. Tienes que mandarme el dinero del ballet. La semana que viene termina el plazo.

—¿No has recibido la transferencia? Tiene que estar ahí desde hace… tres días por lo menos.

—¿Sí? Vale, pues le diré a papá que se pase por el banco. Él dice que está muy ocupado, ya sabes, y como a casa no ha llegado ningún justificante…

Félix siempre había pagado las clases de ballet de Amanda. Él era quien quería una hija brillante, admirada, diferente. Pero desde que vivía con ella, yo corría con la mitad de todos los gastos de esa carrera de bailarina que mi hija había emprendido contra mi voluntad. Ahora todo es diferente, me había anunciado él al empezar el curso, las clases son mucho más caras, y además yo tengo que hacerme cargo de todos los gastos diarios, la comida, los transportes, en fin, me parece justo… Me indigné tanto que le colgué el teléfono y decidí pagar sin rechistar. Desde aquel día, no había vuelto a pronunciar una palabra sobre ese tema.

—Bueno, cariño… —añadí después de una pausa suficiente, para facilitar la despedida—. Entonces…

—Oye, mamá—su voz era tan firme, encambio, que temí recibir las peores noticias de sus labios, pero mi hija, que era guapa, inteligente, trabajadora, y capaz de ser feliz de muchas mareras, todavía no estaba dispuesta a admitir que nunca llegaría a ser una bailarina genial. Me había preparado para esperar todo el tiempo que hiciera falta antes de consolarla por eso, pero los auténticos motivos de su preocupación me pillaron por sorpresa—. Dime la verdad… ¿Te has echado un novio?

—¿Yo…? —aquella pregunta me pareció tan extravagante que casi me echo a reír—. No. Claro que no. ¿Por qué dices eso?

—No, si a mí me parecería estupendo, en serio… Es que como últimamente no se te encuentra en casa.

—Porque estoy muy liada en la editorial.

—Ya, eso era lo que decía papá —parecía lamentarlo—. Hemos estado discutiendo, porque… Él dice que nunca podrás vivir con otro hombre.

—¿Qué? —si la potencia de mi voz hubiera dependido de mi voluntad, en aquel instante todo el universo se hubiera estremecido al mismo tiempo, bajo la fabulosa resonancia de una sola sílaba.

—Pues eso, que ya sabes, yo le quiero mucho pero como es tan creído… De todas formas, yo le

he dicho que no tiene razón, ¿eh?, no creas… Bueno, mami, ahora sí que me tengo que ir, es que voy a llegar tardísimo… Un beso muy fuerte. Te quiero. Adiós.

Me quedé paralizada, con el auricular en la mano, al borde del llanto sin saber ni siquiera por qué. Ya he pasado por esa angustia, tuve que recordarme, eso ya está superado. El tubo de plástico que un segundo antes habría querido pulverizar con mis propias uñas, descendió muy lentamente, obedeciendo al ritmo que marcaban mis labios cerrados, vivo muy bien, eso me decían, tengo mucha suerte, un trabajo que me gusta, una hija sana, no me duele nada… El primer timbrazo me desconcertó, el segundo atronó en mis oídos, el tercero me impuso una reacción automática.

—¿Sí?

—¿Ana Hernández Peña?—era una voz de hombre, y no la conocía.

—Sí, soy yo —para entonces ya estaba segura de que eran los de la lavadora.

—Soy Javier Álvarez. Me acabo de enterar de que le han cambiado el título a la obra, y…

—¿Qué obra? —pero antes de terminar la pregunta, ya me acordaba de todo.

—Pues la mía. Bueno, la que yo creía que era la mía, porque ahora ya no estoy tan seguro de querer firmarla. Fran Antúnez me ha contado que la idea ha sido suya, y quería felicitarla personalmente, desde luego, porque es como para entrar en el Guinness, vamos, yo no he visto nada igual en toda mi vida.,.

Estaba muy cabreado, y yo ni siquiera entendía por qué, así que me dispuse a aplacarle con cortesía, sin mucha convicción.

—Bueno, no sé si Fran le ha contado que Planeta saca una obra muy parecida un mes antes de que salea la nuestra, y por eso…

—¡Eso me da lo mismo, señorita! —ya chillaba directamente, y sus gritos me produjeron una inquietud imprecisa, como una extraña lástima, porque le había conocido de pasada un par de semanas antes, en la editorial, y me había parecido un hombre interesante, me había caído muy bien—. Existe una rama de la Geografía que se llama Geografía Humana, y por cierto, no tiene nada que ver con el contenido de este libro. Las montañas no son humanas, ¿sabe?, ni los ríos, ni las plataformas continentales, precisamente. Lo siento por usted, pero con ese título no vamos a hacer más que el ridículo…

—¡Mire! —yo también sabía gritar—. Usted sabrá mucho de Geografía, no se lo discuto, pero no tiene ni idea de cómo se hace un libro. ¿Sabe la cantidad de gente que ha trabajado ya en este proyecto? Fotógrafos, cartógrafos, redactores… ¿Se imagina cuánta gente se gana la vida con eso que usted llama «su–o–bra»? ¿Y la cantidad de horas que hemos gastado en discutir, en planificar, en mejorar el proyecto que le encargamos? No es culpa nuestra que nos hayan pisado el título. ¿Qué quiere, tirarlo todo por la ventana?

—¡Quiero un poco de rigor, señorita! —él contraatacó con tanta vehemencia que casi podía escuchar el crujido de sus venas tensas, hinchadas de sangre furiosa—. ¡Un poco de rigor, por Dios! Solamente eso.

—¡Pues busque usted un título que no esté registrado!

No le consentí decir nada más, y después de cortar la comunicación, descolgué el teléfono, para no recibir ninguna llamada más, de nadie. Si alguien me hubiera ofrecido no volver a hablar por teléfono jamás, en toda mi vida, habría firmado sin dudar.

Pero, a veces, las cosas cambian.

Por eso, cuando salió a la calle el último fascículo de aquel Atlas de Geografía Humana tan poco riguroso, no fui capaz de salir de casa sin marcar antes un número de teléfono que me sabía de memoria, para dejar un recado en un contestador, al que se accedía a través de otro contestador, que a su vez estaba precedido por un mensaje grabado en un tono extrañamente eufórico, buuuenas tardes!, de esos que se han puesto últimamente de moda en las instituciones públicas. Y eso que lo que dije fue apenas nada, hola, soy yo, que ya me voy. Tengo que acompañar a mi madre a

comprarse un bañador y luego ir a cenar con las de la editorial… He ido a la compra, la nevera está llena de cosas que te gustan y que se pueden comer frías, directamente del Tupperware al plato, aunque espero que encuentres algún otro motivo para echarme de menos. De nada. No creo que vuelva muy tarde. Te quiero. Un beso.

Porque, a veces, las cosas cambian.

Ya sé que parece imposible, que es increíble pero, a veces, pasa.

Estuve a punto de decir lo que estaba pensando pero recordé a tiempo la censura que había merecido mi sinceridad un par de meses antes, la última vez que salió el tema.

—¡Joder, Marisa! —me había cortado Ramón entonces, con un tono peculiar, como de indignación de poca monta—. ¿Pero hay alguna tía en el mundo que a ti te parezca que está buena?

—Claro que sí —contesté, tan ofendida como un niño al que acaban de pillar haciendo trampas.

—¿Cuál, a ver?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Atlas de geografía humana»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Atlas de geografía humana» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Atlas de geografía humana»

Обсуждение, отзывы о книге «Atlas de geografía humana» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x