Array Array - Atlas de geografía humana
Здесь есть возможность читать онлайн «Array Array - Atlas de geografía humana» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на русском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Atlas de geografía humana
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Atlas de geografía humana: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Atlas de geografía humana»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Atlas de geografía humana — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Atlas de geografía humana», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
—Ignacio… —mi hijo mayor estaba tirado boca abajo encima de la alfombra y fingía no haberme oído, a veces pienso que quiere pasar a la historia como «el niño al que siempre había que llamar dos veces»—. ¡Ignacio! —insistí, y volvió la cabeza—. Tu hermana está con décimas, ¿te ha contado algo al salir del colegio?
—No, nada —sus ojos regresaron al televisor antes de que sus labios desganados consintieran en articular la primera sílaba.
—Dice que le duele la tripa. ¿Le ha sentado mal la comida?
—No lo sé.
—¿Qué habéis comido?
—No lo sé.
—¿Cómo que no lo sabes? —estaba tan cabreada que levanté la voz a riesgo de despertar a la enferma—. ¿Qué pasa, que tú no has comido hoy?
—Sí, pero ya no me acuerdo…
—Muy bien —el mando a distancia es el Poder. El Poder reposaba en mi mano derecha. La yema de mi dedo índice hizo justicia—. Muchas gracias.
—¡Jo, mamá, por favor…! —por fin conseguí verle la cara, sus rasgos distorsionados por la repentina velocidad de su discurso, sus manos dibujando grandes círculos en el aire para aplastarlos con la palma un instante después—. De verdad, eres…. Es increíble. Bueno, mamá, ya está bien, enciende la tele por favor, por favor te lo pido, anda… ¡Pero si yo no he hecho nada! ¡Es una injusticia!
—¿Qué habéis comido hoy, Ignacio?
No invirtió ni una décima de segundo en recordarlo.
—Paella, filete empanado y plátano.
—¿Y algo estaba malo?
—Bueno, la paella del colé es asquerosa, ¡agh…! Le ponen judías verdes. Pero siempre es así. El filete estaba muy bueno, y el plátano, pues… bien, Como todos los plátanos.
Volví a encender el televisor, y contemplé la nuca de mi hijo durante un cuarto de hora más. Cuando Fran me contó que, a cambio de la inclusión de su nombre entre los patrocinadores del proyecto, le había sacado a la Oficina de Turismo de Suiza no uno, sino dos billetes más gastos de estancia, y me propuso aprovechar el segundo para que después pudiera justificar el haberme
encargado a mí misma todos los textos de apoyo de los correspondientes fascículos —naturalmente, las dos sabemos que no hace falta ir hasta allí para documentarse, resumió, pero, chica, ya que puedes viajar gratis…—, tuve en cuenta, en primer lugar, el agobio económico en el que nos había sumergido la compra de una casa que no me acababa de gustar, y luego, lo bien que me sentaría darme una vuelta por Centroeuropa, desconectándome durante cuatro días de niños, horarios, deberes, colegios, trabajo y demás. Calculé el tiempo que debería invertir en el despacho para recuperar las horas perdidas, y las mañanas de sábado y domingo que necesitaría para escribirme un par de docenas de columnitas cortas, muy fáciles de hacer, sobre Historia, Arte, Tradiciones, Curiosidades, Gastronomía y cosas por el estilo, pero después de contar tantas veces en horas y en pesetas, se me olvidó contar con la caprichosa salud de mis dos hijos.
Yo no sé si todos los niños del mundo son iguales o si les pasa solamente a los míos, pero no falla. Un par de horas antes de que me pusiera de parto con Clara, Ignacio, que tenía tres años y medio, vomitó el desayuno como prólogo de una virulenta afección intestinal que le produjo continuas náuseas, diarrea y hasta algunas décimas. Cuando mi padre iba a ingresar en el hospital para que le extirparan un tumor en el estómago que nadie se atrevía a pronosticar que al final resultara benigno, porque tenía un aspecto horroroso, los dos se contagiaron de varicela al mismo tiempo. Mientras hacía el equipaje para irme con mi marido a Barcelona, donde una hermana suya iba a casarse al día siguiente, a Clara le subió de golpe un fiebrón asociado con ningún síntoma, que unas horas más tarde, después de que yo hubiera renunciado al viaje para quedarme a cuidarla, cesó de golpe en la consulta del pediatra. El diagnosticó fiebre asintomática y se quedó tan ancho, pero yo empecé a preguntarme si alguna vez me sería posible dormir fuera de casa sin sobresaltos, o subir a un avión con la dosis de angustia imprescindible. Con el paso del tiempo, los acontecimientos se ocuparon de responderme que no, que de momento no parecía posible.
Cuando Ignacio llegó a casa, me encontró sentada en el borde de la cama de Clara, que no había llegado a despertarse mientras la trasladaba en brazos desde el salón y ahora seguía durmiendo, su respiración excesivamente pautada, honda, como la de todos los niños enfermos.
—¡Otra vez! —mi marido se limitó a pronunciar estas dos palabras mientras se apoyaba en el quicio de la puerta, la cabeza hacia atrás como único indicio de un moderado acceso de desesperación.
—Sí —murmuré—, otra vez. Lo siento mucho, pero no te preocupes, ya lo he arreglado todo…
Me levanté para ir hacia él, le besé brevemente en los labios, como todas las tardes, y lo llevé del brazo hasta el pasillo.
—Paulina ya está avisada —cerré la puerta antes de seguir enumerando los resultados positivos que habían arrojado media docena de llamadas telefónicas—. Le he dicho que prepare un arroz blanco mal puesto para comer mañana y que no la deje tomar nada más, excepto un yogur de postre, si quiere. Tengo la impresión de que es algo intestinal, no sé, he llamado al pediatra y me ha dicho que a él, desde luego, no le extrañaría nada. Mi hermana Natalia vendrá a las ocho y media, antes de irse a la facultad, y se puede quedar aquí una hora, Paulina me ha dicho que no la importa llegar a las nueve y media, y que si puede, aparecerá incluso antes. Tú te levantas, vistes a Ignacio, te lo llevas al colegio y ya está. Cuando llegue Paulina, mi hermana se va a clase, y por la tarde, después de comer, viene tu madre, que me ha dicho que no tenía nada mejor que hacer. Pasado mañana repetimos la jugada, los miércoles Natalia no empieza hasta las once, pero entonces la que vendrá por la tarde será mi madre, tú no te preocupes por nada… Le he dejado a Paulina la lista de la compra en la puerta de la nevera, y una nota para que prepare una tortilla de patatas para cenar, pero Clara ni probarla, ¿eh?, Clara dos lonchas de jamón de York, otro yogur, y andando. Si tienes que salir alguna noche, llama a Natalia, que me ha dicho que no la importa hacer de canguro entre semana. Cuando se lo he comentado a tu madre, de paso, Alvarito se ha puesto a chillar que su novia también podría venir, que están muy mal de pelas, tú verás. Ya sabes que si llamas a Julia. Álvaro vendrá con ella y echarán un polvo en el futón del estudio, pero a mí no me molesta, sobre todo porque antes de irse siempre meten las sábanas en la lavadora, me hace mucha gracia que tu
hermano sea tan cuidadoso… ¡ Ah! Y el viernes es la fiesta de cumpleaños de mi sobrino Pablo, Ignacio no se la quiere perder por nada del mundo. Mis padres irán seguro, y supongo que casi todos mis hermanos también, pero si no te apetece verle la cara a la gilipollas de mi cuñada, cosa que comprendería perfectamente, no hace falta que vayas. Llama a los abuelos y que lo lleven ellos, ¿de acuerdo? Si Clara está bien del todo, que vaya también, si no, que se quede en casa, por mucho que llore. Mi avión sale de Zurich el sábado a las once. Estaré aquí a la hora de comer, supongo, y por supuesto, llamaré todos los días. Tú, sobre todo, no te agobies, seguro que lo de la niña no es nada.
Me detuve a respirar y sólo entonces volví a mirarle a la cara.
—Eres increíble —me dijo, sonriendo—. Si tuviera una secretaria como tú, curraría la mitad, en serio.
Y a lo mejor, pensé yo, hasta podríamos volver a follar como al principio.
Ahora, cuando he llegado a dudar de que aquella historia sucediera en realidad alguna vez, tanto de mí misma he invertido en ella —tanta energía, tanto tiempo, tantas neuronas desgastadas para reconstruir unas pocas horas con la obsesiva meticulosidad de un relojero loco, condenado por su propia locura a desmontar todas las mañanas el más complicado de los mecanismos de cuerda para volver a montarlo inmediatamente después—, ahora que, a fuerza de invocarla, recordarla, desgastarla, he llegado a sospechar que pudiera habérmela inventado yo sola, a veces pienso que lo que pasó en Lucerna, y sobre todo lo que me pasó a mí, después de Lucerna, no tiene otra explicación que su semejanza con aquellos viejos y buenos tiempos del principio.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Atlas de geografía humana»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Atlas de geografía humana» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Atlas de geografía humana» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.