Array Array - Los aires dificiles
Здесь есть возможность читать онлайн «Array Array - Los aires dificiles» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Los aires dificiles
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Los aires dificiles: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los aires dificiles»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Los aires dificiles — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los aires dificiles», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
también le afectaría la muerte de su hermano, supongo.
—Sí, pero mucho menos que la de mi cuñada. Se lo advierto porque habla mucho
con ella, como si fuera su amiga invisible, ¿sabe?
Le cuenta lo que le pasa, se dirige a ella en la mesa para preguntarle si le gusta la
comida, nos pide que la avisemos para que vaya a darle un beso antes de
dormirse, ese tipo de cosas. La quería muchísimo, para él fue como una madre de
repuesto. Su relación con Damián era distinta. Él, en fin…
Damián era un hombre de mucho carácter, que podía llegar a ser muy brusco y
perdía la paciencia con facilidad. No es que no quisiera a Alfonso, sino que se
empeñaba en tratarle como si fuera una persona normal. Le exigía
responsabilidades que no podía asumir, le imponía normas que no podía
obedecer, se empeñaba en que comiera correctamente, en que anduviera
erguido, en que llevara siempre la camisa por dentro del pantalón, se ponía
furioso cuando la sopa se le derramaba por la barbilla…
Se detuvo al comprobar que la doctora le miraba ahora fijamente, al adivinar qué
motivos la habían impulsado a levantar la cabeza. Ya había previsto que aquella
cuestión saldría a relucir y había decidido ser sincero en beneficio de Alfonso, sin
maquillar la fealdad de unos hechos de los que se sentía de algún modo
responsable, ni cargar las tintas para reconfortarse íntimamente a sí mismo por
las oscurasrazones que aquella mujer nunca llegaría a conocer.
—Habría preferido no hacerle esta pregunta, pero espero que esté de acuerdo conmigo en que no tengo más remedio. Dígame la verdad, por favor… ¿Su hermano pegaba a Alfonso?
—Sí –Juan miró al frente con la misma firmeza que recibía de los ojos que le escrutaban desde el otro lado de la mesa–. Me da mucha vergüenza reconocerlo, pero es la verdad. Nunca delante de mí, claro, ni de su mujer, que se lo impedía siempre que estaba presente, pero… Tampoco se trató nunca de una violencia sistemática, no sucedía todos los días, ni siquiera todas las semanas, estaba más relacionado con estallidos repentinos de cólera. De vez en cuando, Damián sentía que ya no aguantaba más, y le pegaba, nunca palizas, sólo golpes aislados, hasta que se tranquilizaba de nuevo. Pero las amenazas sí eran frecuentes. Cuando Alfonso hacía algo que le parecía mal, Damián le preguntaba si quería que se enfadara… Él se comportaba como si no hubiera ningún problema, pero algunas veces yo conseguí obligarle a hablar en serio de ese tema, y hasta llegué a proponerle que ingresáramos a Alfonso en una residencia, aunque siempre se negó a aceptarlo. Él quería tener a su hermano en su casa, pero quería un hermano distinto del que existía de verdad, así que la situación desembocó enseguida en un callejón sin salida.
Damián tenía una personalidad bastante compleja, ¿sabe? Yo creo que no soportó nunca el hecho de ser el segundo, que hubiera dado cualquier cosa por cambiarse conmigo, por ser el primogénito. Tenía una especie de delirio patriarcal, quizás porque ganó mucho dinero desde muy joven, fue un típico empresario triunfador de veinte años, de esos que estuvieron tan de moda en los ochenta. Le gustaba ocuparse de mis padres, hacerles regalos caros, a veces innecesarios, regalar dine–ro a mis hermanas en Navidad, ser siempre el que aparecía con el juguete más caro en los cumpleaños de todos los niños, en fin… Aspiraba a ser el padre de todos nosotros y no estaba acostumbrado a que nada se le resistiera. El pobre Alfonso se le resistió, y ése fue el resultado. —Alfonso le tenía miedo –concluyó la doctora en voz alta. —Terror. No podía soportar estar a solas con él. Si había más gente delante no pasaba nada, pero cuando se quedaban solos, se echaba a llorar de repente, o se meaba en los pantalones, y eso empeoraba todavía más las cosas, claro. —Vaya… –dijo ella solamente, antes de escribir un largo párrafo en el margen de uno de los impresos de su carpeta–. Eso puede llegar a plantear inconvenientes graves, pero de todas formas no debe usted culparse por ello. Lamentablemente, es un hecho muy común, incluso entre personas cultas, de las que nadie esperaría esa actitud…
Prefiero seguir hablando de Alfonso. Usted le apuntó al autobús, y de ese dato deduzco que tiene un carácter obediente y una cierta autonomía. —Sí, estoy seguro de que es perfectamente capaz de adaptarse a hacer dos viajes diarios con otros compañeros. La semana que viene lo traeré yo, antes de ir a trabajar, y lo recogeré a la vuelta, pero me gustaría que después viniera ya en el autobús. He conseguido que en el hospital tengan en cuenta mi situación y me eximan de hacer guardias durante tres meses, hasta que Alfonso se adapte al
ritmo de aquí, pero es una circunstancia excepcional, que terminará después de
Navidad… Además, ahora tengo muchos más gastos que antes, y las guardias me
vendrán bien. He pensado en contratar a una persona para que duerma en mi
casa las noches que yo no esté, y creo que lo mejor es que Alfonso se habitúe lo
antes posible a una cierta independencia. Por eso he decidido queempiece hoy,
aunque sea viernes.
De todas formas, no creo que les plantee demasiados problemas. Los cambios no
le gustan nada, eso es verdad, no se siente seguro en ambientes que no conoce,
pero es bastante dócil y tiene buen carácter, sin grandes episodios de violencia.
Nunca se ha autolesionado, ni ha agredido a nadie. Se relaciona bien con los
demás, es muy cariñoso y también aceptablemente autónomo.
Controla los esfínteres, sabe vestirse, comer solo, lavarse los dientes, hacer
pequeños recados…
Tiene el nivel de un niño de cinco o seis años.
—Que no es poco –la doctora le dio la razón moviendo la cabeza–.
¿Algún detalle particular?
—Sí. Le gusta mucho la salsa de tomate. Nosotros se la ponemos en todo, en la
carne, en el pescado frito… Es como una garantía de que comerá bien. Luego,
además, también le gusta mucho masturbarse.
Eso era lo que más enfurecía a mi hermano Damián. La verdad es que aprovecha
cualquier oportunidad, y no le importa que haya gente mirando. Yo he conseguido
convencerle de que se meta en el cuarto de baño cuando mi sobrina está en casa,
pero no he pasado de ahí… –sonrió, y la doctora le devolvió la sonrisa.
—¿Llega al orgasmo?
—No necesariamente. A veces sí, pero otras veces se interrumpe a medio camino
y lo deja de pronto.
Es más bien como un pasatiempo.
—Ya, otro onanista recreativo… No se preocupe, aquí no va a escandalizar a
nadie. Tenemos casos como para montar dos equipos de fútbol y ponerlos a jugar
entre ellos. Es bastante corriente.
¿Algo más?
—Sí, yo… –se detuvo un instante, para escoger las palabras justas–. A lo mejor
encuentran que está demasiado consentido. No lo puedo explicar demasiado bien
pero, después de todo lo que ha pasado, me cuesta ser duro con él y con la niña.
Todos hemos sufrido demasia–do en los últimos tiempos, así que, a lo mejor,
estoy mimándoles demasiado, a los dos por igual, no sé… La verdad es que yo
quiero mucho a mi hermano.
—Me gusta oír eso –la doctora Gutiérrez se levantó, para dar por concluida la
entrevista–. Nosotros intentaremos quererle también.
Bueno, me parece que no hay nada más que… ¡Ah, sí! Siempre se me olvida.
Ahora soy yo la que tiene que comentarle una cosa, pero se lo puedo contar por
el camino, así le acompaño hasta la puerta…
Salieron juntos del despacho y enfilaron el pasillo de las aspidistras.
—Lo que se me olvidaba decirle tiene que ver con el viento –anunció la doctora
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Los aires dificiles»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los aires dificiles» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Los aires dificiles» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.