Chris Bohjalian - Doble vínculo

Здесь есть возможность читать онлайн «Chris Bohjalian - Doble vínculo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Doble vínculo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Doble vínculo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Mientras Laurel Estabrook practica ciclismo en una carretera solitaria, sufre el ataque de unos hombres que tratan de violarla, pero, por suerte, consigue aferrarse a su bicicleta y salvarse de milagro. Sin embargo, el choque emocional es muy fuerte y a Laurel le cuesta recuperarse, por lo que empieza entonces a trabajar en la entidad gubernamental BEDS, dedicada a buscar alojamiento a los sin techo. Cuando parece que su trabajo puede ayudarle a encauzar su vida, se produce la muerte de uno de los indigentes, Bobbie Croker.
Al limpiar las dependencias de Bobbie, aparece una caja llena de fotografías y negativos. Laurel es la encargada de restaurar las fotografías para organizar un homenaje al fallecido y Bobbie Croker resulta ser un fotógrafo lleno de talento por cuyo trabajo ella se apasiona. Pero la joven hace un descubrimiento que le hiela la sangre: entre las fotografías aparece la de una chica montada en bicicleta y que bien podría ser ella el día en que fue atacada.
Empieza entonces a investigar el pasado de Bobbie y a recrear su historia para olvidar su propia experiencia.

Doble vínculo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Doble vínculo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El hombre contó que Bobbie había llegado a las Green Mountains en busca de Reese. Ya era mayor y no le quedaban muchas opciones. Pero no encontró a Reese a la primera. Algo le pasó en Burlington y acabó en el Hospital Público de Vermont. Allí le pidió a alguien que localizara a su antiguo editor. Dos meses más tarde le dieron el alta y lo dejaron al cuidado de Reese. La capacidad de concentración de Bobbie había disminuido hasta tal punto que apenas era capaz de pasarse media hora viendo una telecomedia en la tele. Reese supuso que Bobbie había estado los últimos años entrando y saliendo de hospitales en Nueva York, Florida y Dakota del Norte. Pero ya no bebía y, cuando estaba correctamente medicado, volvía a ser el mismo inadaptado bonachón, de buen corazón y un poco impresentable que había sido treinta y cinco o cuarenta años atrás.

– ¿Qué vas a hacer con estas fotos? -le preguntó Shem cuando terminó su historia, con la vista fija en una imagen de Julie Andrews haciendo de Ginebra que lo tenía fascinado e incluso algo emocionado-. Yo vi ese espectáculo, en 1960, en el teatro Majestic. Me acababa de casar. Julie Andrews nunca estuvo más guapa que entonces, ¿verdad?

Laurel le aseguró que nunca lo estuvo y añadió que, al contrario que la mayoría de las jóvenes de su edad, se sabía de memoria la letra de «The Simple Joys of Maidenhood» [8]. Luego le contó a Shem los planes de su jefa de hacer una retrospectiva de la obra de Bobbie para darle la oportunidad de tener la exposición que nunca pudo realizar en vida.

– ¡Vaya! Seguro que a su hermana le encanta la idea -dijo Shem, con una risita recelosa acompañando este comentario-. ¿Sigue coleando, o también pasó a mejor vida?

– Sigue viva, pero anda contando que su hermano murió de adolescente. O por lo menos, eso es lo que a mí me dijo. Incluso me retó a ir a Chicago para ver su tumba. ¿Cree que está al tanto de que Bobbie tenía un hijo?

– Lo dudo -dijo él-. ¿Sabes? No le hará gracia lo de vuestra exposición. Por lo que contaba Bobbie, creo que esta mujer era muy fiel a sus padres. Mucho. No era una niña de mamá ni una niña de papá, era una niña de los dos. A Bobbie y a Reese les entraba la risa al ver las energías que empleó durante gran parte de su vida para rehabilitar la reputación de sus padres. Se irá a la tumba diciéndole a cualquiera dispuesto a escuchar que todos esos chismes sobre su madre y Jay Gatsby no eran más que un montón de tonterías, imposibles de demostrar.

Laurel apoyó los codos en la mesa y entrelazó los dedos de las manos delante de su rostro mientras reflexionaba sobre esto.

– ¿Qué está sugiriendo? ¿Cree que entre estas imágenes puede haber una foto que demuestre que Jay Gatsby era el padre de Bobbie?

– Igual no es en éstas, pero sí en otras. ¡Seguro! A fin de cuentas, a eso se dedicó nuestro paranoico y esquizofrénico amigo, ¿no? Esas fotos eran para él como los apuntes de un demente. Unas notas cifradas con un código secreto. Las fotos que Bobbie siempre llevaba encima eran como un mapa del tesoro.

– O una autobiografía.

– ¡Exacto! ¿Te acuerdas de ese programa de la tele, This is your life? Casi seguro que no, lo ponían hace mucho. Era un programa de los años cincuenta. Lo presentaba Ralph Edwards. Traía a invitados famosos, Nat King Cole, o Gloria Swanson, por ejemplo, y sus amigos y familiares aparecían uno a uno para sorprenderlos con historias de su vida. Bobbie estaba haciendo su propio This is your life con sus imágenes. Sacaba fotos de todo lo que tenía que ver con su lado Gatsby. Reese me dijo que era una especie de obsesión para su amigo.

– ¿Fue el propio Bobbie el que le contó que se dedicaba a eso?

– No, pero te voy a decir una cosa: ¿Te acuerdas de ese día, en 1939, en el que Bobbie encontró la foto que Jay le regaló a su madre? Ésa en la que salía con el uniforme de soldado. Bobbie se la llevó al escapar de casa. Reese la vio muchos años después, cuando él y Bobbie todavía trabajaban en Life. Me dijo que Bobbie aún era lo suficientemente joven como para notar el parecido, que era algo increíble. Está claro que las fotos que sacaba Bobbie eran como las pistas de una búsqueda del tesoro. Si no todas, por lo menos una gran parte. Ya sabes, puede que encuentres la casa, luego igual encuentras la habitación, después abres el cajón y ahí encontrarás la foto.

– ¿Qué foto? ¿La de Jay en Camp Taylor?

Shem extendió las manos con las palmas hacia arriba.

– No tengo ni idea de qué es lo que se oculta en el cajón. Ni tan siquiera sé si es un cajón, un armario o una caja. Sólo era una metáfora. Pero Bobbie le contó a Reese que todo estaba en las fotos, y Reese me lo contó a mí. Por eso siempre las llevaba encima, no importa dónde estuviera o lo mal que le fueran las cosas. Constituían la prueba de quién era en realidad. La prueba de que su padre era ese buen tipo del que todo el mundo hablaba, y que era mucho mejor que esa maldita panda del otro lado de la bahía.

– Tengo algunas fotos que Bobbie llevaba con él al final de sus días. Hay una de él y su hermana, otra de Jay junto a un coche muy llamativo… Pero ésa de la que habla, la de Jay de uniforme, no la he encontrado.

– Puede que su hijo sepa dónde está -dijo Shem-. Quizá el chaval sepa dónde encontrarla. Igual ése es el motivo por el que Bobbie se presentó aquí hace siete años. Para dejar la última prueba.

Laurel sabía dónde estaban los dos hombres. El más violento, el que había matado a una profesora en Montana, se encontraba en el pabellón de máxima seguridad de una prisión a sesenta kilómetros al noroeste de Butte. El otro, el que no tenía antecedentes, seguía en Vermont, en un correccional a las afueras de Saint Albans. Nunca se le pasó por la cabeza volver a verlos después de que, tras oír la sentencia, se los llevaran del juzgado. A uno, con destino a una cárcel de Vermont; y al otro, a ser juzgado por asesinato en Montana.

– Puede que su hijo tenga la foto, ¿verdad? -dijo Laurel-. O algún tipo de prueba.

– Seguro. Pero ¿cómo piensas dar con él? Lo único que sabes es que hizo algo malo, pero ni tan siquiera estás segura de que esté en la cárcel.

«Sí, sí que lo sé -pensó Laurel-. Lo único que no sé es si está en la cárcel de Montana o en la de Vermont.»

PACIENTE 29873

Esta mañana, saqué el tema del libro. Esperaba una respuesta entusiasta, pero se mostró a la defensiva y recurrió al sarcasmo. Más tarde, se calmó un poco. Cuando le pedí que desarrollara sus pensamientos, me dijo que yo no tenía ni idea de lo que estaba hablando.

Llegados a este punto, las ventajas de hablar sobre el libro pesan más que los riesgos.

Fragmento de las notas de Kenneth Pierce,

psiquiatra a cargo,

Hospital Público de Vermont,

Waterbury, Vermont.

Capítulo 22

Whit estaba agotado cuando cenó con sus tíos el sábado por la noche. Pero todavía le faltaban algunas horas para sufrir los efectos más serios y dolorosos de la sesión de paintball, que le golpearían con la furia de una ola la mañana del domingo. A decir verdad, no se trataba de un dolor agudo y punzante, de esos que te hacen ver las estrellas. Pero, después de pasarse la víspera jugando al paintball en el bosque, se arrastraba renqueante por su apartamento. Sentía una palpitación constante en la zona lumbar, tenía tan doloridas las pantorrillas que no era capaz de estirarlas y, cuando intentaba respirar profundamente, notaba un afilado pinchazo en el costado. Se preguntaba si se habría roto alguna costilla. Sin embargo, era una hermosa mañana y le esperaba una tarde de encierro en la biblioteca, así que, a las doce y media, decidió montar su bicicleta en la baca de su abollado Subaru -abollado porque antes había pertenecido a su madre, una conductora descuidada que no prestaba atención a los bordillos, los parquímetros y las columnas de cemento de los garajes subterráneos- y se dirigió a Underhill. No había podido ir el fin de semana anterior, así que quería acercarse ese día. Supuso que, en su estado, lo que más le costaría sería subir y bajar la bici de la baca, pero el cuadro de la máquina era tan ligero que pensó que podría hacerlo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Doble vínculo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Doble vínculo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Arturo Fontaine - La Vida Doble
Arturo Fontaine
Chris Bohjalian - Midwives
Chris Bohjalian
libcat.ru: книга без обложки
Chris Bohjalian
Chris Bohjalian - Skeletons at the Feast
Chris Bohjalian
Chris Bohjalian - The Night Strangers
Chris Bohjalian
Chris Bohjalian - Secrets of Eden
Chris Bohjalian
Robert Heinlein - Estrella doble
Robert Heinlein
Christopher Bohjalian - The Double Bind
Christopher Bohjalian
Michael G. Brown - Vínculo sagrado
Michael G. Brown
Hugo Egido Pérez - El vínculo que nos une
Hugo Egido Pérez
Отзывы о книге «Doble vínculo»

Обсуждение, отзывы о книге «Doble vínculo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x