Kate Morton - La Casa De Riverton

Здесь есть возможность читать онлайн «Kate Morton - La Casa De Riverton» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Casa De Riverton: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Casa De Riverton»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un suicidio inesperado marcará para siempre a los habitantes de Riverton Manor
En el verano de 1924 todo es felicidad en la mansión de Riverton Manor… hasta la noche de la fiesta. Toda la alta sociedad se está divirtiendo entre el glamour y la elegancia del paraje. Pero en medio de la noche se escucha un disparo. El joven poeta Robbie Hunter se ha quitado la vida a orillas del lago de la mansión. Las hermanas Hartford, Hannah y Emmeline, serán las únicas testigos y se convertirán además en las protagonistas de toda la prensa del momento.
Unas cuantas décadas después, en 1999, Grace Bradley, la que fuera en su día doncella en Riverton Manor, recibe la visita de una joven directora de cine que está preparando una película sobre el suicidio del poeta. Tras años de silencio y olvido, los fantasmas del pasado empiezan a aflorar; y un terrible secreto intenta abrirse paso, un secreto que Grace no ha podido borrar jamás de su memoria. Los recuerdos siguen vivos en esta novela llena de amor, celos, odios y rivalidades, recuerdos que se gestaron en un verano de los decadentes años veinte.

La Casa De Riverton — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Casa De Riverton», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Marcus y Rebecca McCourt se habían separado recientemente.

5. Saffron High Street

Sigue lloviendo. Comienzo a sentir un dolor punzante en las vértebras lumbares, más sensibles que un barómetro. Anoche no pude dormir, me dolía todo el cuerpo. Un hueso gemía su dolor al otro, musitándole cuentos de una agilidad perdida hacía largo tiempo. Me encorvé y doblé mi rígido y viejo esqueleto, tratando inútilmente de conciliar el sueño. El fastidio se convirtió en frustración, después en aburrimiento, y finalmente en terror. Me aterrorizaba que la noche no terminara nunca y que pudiera quedar atrapada para siempre en su largo y solitario túnel.

Tras largo rato, debí de quedarme dormida, porque esta mañana desperté, y hasta donde sé una cosa no puede ocurrir sin la otra. Estaba quieta en la cama, con mi camisón enrollado en la cintura, la piel sudorosa después del esfuerzo nocturno, cuando una joven con la blusa remangada y una larga y delgada trenza que le rozaba los pantalones vaqueros entró en mi habitación y abrió las cortinas, dejando entrar un haz de luz. No era Sylvia, y en consecuencia supe que era domingo.

La joven -llamada Helen, leí su nombre en su placa de identificación- me metió en la ducha, tomándome del brazo para sostenerme. Sus uñas pintadas de morado se hundían en mi paliducha y fláccida piel. La trenza dio un coletazo sobre uno de los hombros cuando me enjabonaba el torso y las extremidades, tratando de eliminar la película de sudor de la noche, al tiempo que tarareaba una melodía desconocida. Cuando consideró que mi grado de higiene era adecuado, me sentó en la silla de plástico y me dejó sola para que me remojara debajo del agua tibia de la ducha. Yo me aferré con ambas manos a la barra que estaba debajo, y me incliné hacia delante, suspirando mientras el agua caía sobre mi agarrotada espalda proporcionándome alivio.

Con la ayuda de Helen me sequé, vestí, maquillé y arreglé, y a las siete y media estaba sentada en la sala de estar. Tuve tiempo de tomar una taza de té con una tostada correosa antes de que Ruth llegara para llevarme a la iglesia.

No soy demasiado religiosa. En realidad, tuve épocas en que la fe me abandonó, como cuando clamaba por un Padre benévolo, incapaz de permitir que sus hijos fueran sometidos a los horrores terrenales. Pero hice las paces con Dios hace mucho tiempo. La edad es una gran moderadora. Ahora nuestra relación es cordial. No hablamos a menudo, pero sé dónde encontrarlo.

Estamos en Cuaresma, el periodo de meditación y arrepentimiento que precede a la Pascua, y esta mañana el púlpito de la iglesia estaba revestido de púrpura. El sermón, acerca de la culpa y el perdón, fue bastante agradable (muy apropiado, considerando el esfuerzo que he decidido asumir). El pastor leyó el versículo 14, 6 del Evangelio según San Juan. Instó a los fieles a no sucumbir ante los alarmistas que predican la catástrofe del fin del milenio y a descubrir en cambio la paz interior a través de Cristo. «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie está junto al Padre salvo yo», recitó. Y luego nos sugirió que, en los albores de un nuevo milenio, tomáramos como ejemplo la fe de los apóstoles en Cristo. Con la excepción de Judas, por supuesto: no parece muy recomendable que traicionara a Cristo por treinta monedas de plata y luego se ahorcara.

Al salir de la iglesia, Ruth y yo solemos recorrer a pie el corto trayecto desde High Street hasta el café de Maggie. Siempre vamos allí, aunque Maggie se marchó del pueblo con una maleta y el mejor amigo de su esposo hace muchos años. Esta mañana, mientras avanzaba lentamente por la empinada cuesta de Church Street, del brazo de Ruth, observé los primeros brotes que, impacientes, asoman en los setos de zarzamoras alineados a ambos lados del sendero. La rueda ha vuelto a girar y la primavera está próxima.

Descansamos un momento en el banco de madera que está debajo del olmo centenario, cuyo gigantesco tronco marca el cruce de Church Street y Saffron High Street. El sol invernal parpadeaba a través del encaje de sus ramas desnudas, desentumeciendo mi espalda. Qué extraños son estos días claros y brillantes de finales de invierno, en que es posible sentir frío y calor al mismo tiempo.

Cuando era joven, caballos, carruajes y coches tirados por caballos recorrían estas calles. Después de la guerra, lo hacían también los automóviles: Austen y Ford T, cuyos conductores, con ojos desorbitados, hacían sonar las bocinas. Los caminos eran polvorientos, llenos de baches y estiércol. Las niñeras empujaban afanosamente enormes cochecitos con ruedas y los pilluelos de ojos inexpresivos vendían periódicos en las esquinas.

La vendedora de sal siempre se instalaba en la esquina, donde ahora está la gasolinera. Vera Pipp, se llamaba: una figura enjuta con un gorro de tela y una fina pipa de cerámica siempre colgando de sus labios. Yo solía esconderme detrás de la falda de mi madre, mirando con ojos asombrados a la señora Pipp, que usaba un gran gancho para cargar los bloques de sal en su carro y luego, con una sierra y cuchillo, los transformaba en piezas más pequeñas. Solía aparecer en mis pesadillas, con su pipa y su brillante gancho.

Al otro lado de la calle estaba la tienda de empeño, con tres llamativas esferas metálicas en el escaparate, como era habitual en todos los pueblos de Gran Bretaña de principios de siglo. Mi madre y yo la visitábamos todos los lunes para cambiar nuestros mejores vestidos de domingo por unos pocos chelines. El viernes, cuando la tienda de confección le pagaba a mi madre por su costura, ella me enviaba allí otra vez a retirar las prendas, para que pudiéramos vestirnos y acudir a la iglesia.

La tienda de comestibles era mi favorita. Ahora es un local donde se hacen fotocopias. Fue la última en desaparecer diez o veinte años atrás, cuando se construyó el supermercado en Bridge Road. En mi época la atendían un hombre alto y delgado de marcado acento y cejas aún más marcadas, y su regordeta esposa, que se ocupaba de satisfacer los pedidos de los clientes, por extravagantes que fueran. Incluso durante la guerra el señor Georgias era capaz de proveernos de un paquete de té adicional sin incremento de precio alguno. Para mis jóvenes ojos la tienda era el país de las maravillas. Solía mirar a través de la vitrina, las brillantes cajas de flan y gelatina en polvo marca Bird o las de bizcochos McVitie & Price, ordenadas cuidadosamente en pirámides. clase de lujos que nunca tuvimos en casa. Dentro, sobre amplios y pulidos mostradores, se veían piezas amarillas de manteca y queso, cajas de huevos frescos -a veces, todavía tibios- y alubias secas, que se pesaban en balanzas de metal. Algunos días, los menos, mi madre llevaba de casa un recipiente que el señor Georgias llenaba de melaza oscura con un cucharón.

Ruth me tomó del brazo y me puso de pie. Seguimos caminando por Saffron High Street hacia el descolorido toldo rojo y blanco del café de Maggie. El menú, escrito con trazo irregular en una pizarra, lucía su acostumbrada y variopinta combinación de modernas especialidades -cappuccino grande, hamburguesas de pollo estilo cajún, pizzas con tomates desecados- pero nosotras pedimos lo de siempre, dos tazas de té English breakfast y un bizcocho para compartir. Nos sentamos en la mesa junto a la ventana.

La chica que nos atendió era nueva, tanto en la cafetería como en el oficio, sospeché, a juzgar por la torpeza con que aferraba una taza en cada mano mientras el plato de bizcocho se balanceaba a causa de la temblorosa muñeca.

Ruth le dirigió una mirada de desaprobación, alzando las cejas al ver los charcos de té que inevitablemente se formaron en los platos. No obstante, se contuvo piadosamente, sus labios permanecieron cerrados mientras trataba de secar el desastre con servilletas de papel.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Casa De Riverton»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Casa De Riverton» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Casa De Riverton»

Обсуждение, отзывы о книге «La Casa De Riverton» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x