Carmen Posadas - Invitación a un asesinato

Здесь есть возможность читать онлайн «Carmen Posadas - Invitación a un asesinato» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Invitación a un asesinato: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Invitación a un asesinato»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Olivia Uriarte acaba de ser abandonada por su marido. Ha sido reemplazada por una mujer más joven y además está al borde de la ruina.
¿Qué puede hacer? Planear al milímetro su propio asesinato.
¿Cómo? Invitando a todos sus enemigos a un lujoso velero en el Mediterráneo.
Sin embargo… Será su hermana Ágata quien reconstruirá los últimos minutos de la vida de Olivia y buceará en los posibles motivos de cada invitado para asesinarla.
Esto, cambiará su propia vida y la de su hermana.

Invitación a un asesinato — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Invitación a un asesinato», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Y no se le ha aparecido a usted la finada tal como temía? La vez que me vino a ver para jalarme de la lengua dijo que la razón de su visita era pedirme consejo para esquivar el peligro de que grandísima víbora se materializara como fantasma. La veo a usted de lo más contenta, incluso relinda diría yo, por lo que imagino que no ha habido apariciones molestas.

Se rió como sólo ella sabe hacer, dejándome ver esa dentadura perfecta que yo recordaba de otros encuentros y que debió de costarle un platal.

– No, no se me ha aparecido -reconocí-, al menos de momento.

– No lo descarte, del todo, niña. Aunque quién sabe, los finados tienen formas muy diversas de comunicarse con nosotros, pobres mortales.

(Otra con ideas esotéricas pensé.)

– No creo demasiado en los espíritus -dije a continuación, tratando de poner fin a una charla que empezaba a resultar un poco cansina-. Tampoco creo en los mensajes que se mandan desde el Más Allá.

– Es que a lo mejor el mensaje no viene del más allá sino que ya está en el más acá.

– ¿En el más acá?

– Desde luego no es una conversación para tener en mitad de la calle, pero ¿no me diga que su hermana de usted no le dejó alguna cartita, un sobre con últimas voluntades o algo así? Era más mala que el curare, pero muy ordenadita y organizadora la doña. Seguro que le dejó algo escrito, qué se yo, una encomienda.

– En efecto, lo hizo -respondí, cada vez más molesta por tener que darle explicaciones a madame Serpent sobre cosas que no eran de su incumbencia.

Además, ahora que conocía la generosidad póstuma de Olivia para conmigo, me molestaba su modo de referirse a ella. Por eso le conté lo del volante que obraba en mi poder y mi conversación con Gutiérrez Müller el viernes explicándole de qué se trataba.

– … Da la casualidad de que ahora mismo voy a pasarme por ese registro del Ministerio de Justicia y averiguar qué me ha dejado. Así que ya ve, mi hermana se acordó de mí después de todo. Un seguro a mi favor, algo completamente inesperado y muy generoso por su parte, de modo que preferiría que no continuara hablando mal de ella.

– ¿Y cómo sabe que es al suyo?

– ¿A mí qué? -respondí ya al límite de mi paciencia.

– A su favor, tontita mía.

– ¿A favor de quién va a ser si no? El resguardo lo tengo yo.

– Los mensajes del más allá -o los del más acá, como este caso- son muy interesantes, pero es menester saberlos leer de forma correcta. Que usted tenga ese volante no quiere decir, necesariamente, que sea la beneficiaría, ¿no'scierto?

– Bobadas. ¿Por qué me lo deja a mí entonces?

– Ahí tiene otro misterio curioso a cargo de su querida hermana, pero uno muy fácil de resolver, sólo tiene que ir a ese registro y averiguar. También debe de haber alguna razón por la que decidió dejarle a usted ese papelito y no a otra persona, como a un abogado, por ejemplo. ¿Sabe una cosa? Estoy empezando a pensar que necesitaba usted un coach, ¿no es así como ahora los llaman? O dicho en palabras llanas, alguien con las ideas claras que le diera una manito. Dos cabezas piensan mejor que una y lo que no ven dos ojos lo ven cuatro -rió-. Por cierto -dijo-, es curioso que nos hayamos encontrado aquí, no más, en la calle, ¿no'scierto? Si no creyera firmemente que su hermana de usted está friéndose como un anticucho en las calderas de Pedro Botero, estaría por asegurar que se las ha arreglado para que coincidamos en esta veredita alegre con luz de luna o de sol.

Dicho esto empezó, como si tal cosa, a tararear Fina estampa; luego me plantó dos besos a modo de despedida y la vi partir. Corría una tenue brisa muy impropia del mes de julio y esa túnica amarillenta suya la hacía parecer envuelta en una nube sulfurosa. Ya me disponía a hacer algún comentario sarcástico sobre esta última particularidad cuando sonó mi móvil, sobresaltándome. El nombre que figuraba en la pantalla era el último que yo había incorporado a la lista de mis contactos, apenas unos días atrás. «¡Pedro Fuguet!», exclamé sin poder evitar una gran sonrisa, y es que estaba casi segura de que llamaba para concertar una cita tal como habíamos quedado.

– … Síííí, ¿dígame? ¡Pero qué ilusión!

A quien pueda interesar

Éste es el (pen)último capítulo de la historia de mi hermana Olivia que comencé a escribir en aquel hotelucho de Magaluf poco después de su muerte, y mi deseo es esmerarme para que sea lo más fiel posible a su recuerdo, también a los acontecimientos que lo componen. He pensado mucho en cómo darle forma al final de esta larga confesión que lleva por título «Invitación a un asesinato», y por fin he elegido esta fórmula burocrática de «a quien pueda interesar» por ser la más desapasionada de todas. No quiero que se trasluzcan mis sentimientos, creo que Oli lo hubiera preferido así, ella odiaba los sentimentalismos.

Ocurre a veces que un problema que parece irresoluble cambia de signo al aparecer un mínimo dato, una piececita del puzle que aunque pequeña e incluso obvia es la que confiere sentido a todo lo demás. Dicha pieza obraba en mi poder desde hacía tiempo, sólo que yo la había encajado equivocadamente en otra esquina del rompecabezas, y allí no hacía más que emborronar el paisaje. Me refiero a ese famoso volante para el Ministerio de Justicia que recogí en casa de Flavio junto con otras y muy escasas pertenencias de mi hermana. He repetido a menudo a lo largo de esta extensa confesión que Oli nunca hacía nada a humo de pajas. Por eso, yo tenía que haber comprendido desde el principio que no era casual que el volante se encontrara junto a las fotos de sus hijas muertas. Sin embargo, no caí en ello. Tampoco me precipité a averiguar qué diablos me había dejado Oli, primero porque hubo un fin de semana por medio, y segundo porque siempre pensé que, si dicho volante obraba en mi poder, significaba que yo era la beneficiara. Cósima Kovatchev. He ahí el nombre de la verdadera beneficiaría. Reconozco que tuve que releerlo un par de veces, porque no me lo esperaba en absoluto. Y sin embargo, en cuanto lo hice, todo el resto de las piececitas a las que antes he hecho mención se colocaron en su sitio como por ensalmo. La primera de todas corresponde al hecho de que esta muchacha es hermana de Kardam Kovatchev, el vengativo novio de Sonia San Cristóbal. Pero, mucho más importante para nuestra historia, Cósima es, además, aquella niña de trece años a la que arrebataron a su hija recién nacida. Por lo que yo había podido averiguar, ella nunca logró recuperarse de tan desdichado parto y desde entonces entraba y salía de distintas instituciones mentales a cual más sórdida Una vez encajada esta pieza fundamental, el resto de lo que yo había ido averiguando en conversaciones con cada uno de los pasajeros del Sparkling Cyanide cobró de pronto un nuevo y revelador sentido. ¡Claro!, me dije, ahora lo comprendo todo, es muy sencillo. Tal como declaró a la Guarda Civil el médico de mi hermana, el doctor Pedralbes, Oli sabía desde tiempo atrás que estaba mortalmente enferma. Posiblemente fue entonces cuando lo urdió todo. Tengo que comprobar los datos con Gutiérrez Müller o con alguien que entienda de seguros, pero por lo que dice la propaganda que a veces leo en los periódicos, contratar una póliza de vida no requiere un examen médico demasiado exhaustivo si uno es aún joven. Lo único que se requiere es no morir por una enfermedad que se estime contraída antes de la firma de dicho seguro. Supongo además, y usando el más elemental sentido común, que las compañías aseguradoras no pagarán lo mismo en caso de que la muerte se deba a un suicidio, por lo que ella necesitaba que pareciera un accidente… o un asesinato.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Invitación a un asesinato»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Invitación a un asesinato» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Invitación a un asesinato»

Обсуждение, отзывы о книге «Invitación a un asesinato» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x