Mercedes Salisachs - La gangrena

Здесь есть возможность читать онлайн «Mercedes Salisachs - La gangrena» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La gangrena: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La gangrena»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Premio Planeta de Novela 1975
La gangrena narra la vida de Carlos Hondero, desde su niñez en los años de la Dictadura hasta los años setenta, cuando se convierte en un hombre rico y poderoso, pero también la historia misma de España. Las mutaciones del alma (originariamente publicada como Bacteria mutante) retoma el mundo novelesco de La gangrena, cuando Lolita Moraldo, a los setenta y un años, recibe la visita de su viejo amigo Carlos Hondero, que fue el gran amor de su vida. La historia retrocede hasta la época en que se conocieron antes de la guerra civil. Patética historia de un amor frustrado, retablo de los ambientes de la buena sociedad y retrato del país en el curso de más de medio siglo, es una obra crucial en la trayectoria de la autora.
Por primera vez en un único volumen, La gangrena, este clásico de las letras españolas con el que la autora obtuvo, en 1975, el Premio Planeta, y Las mutaciones del alma (originariamente publicada como Bacteria mutante), que prolonga y amplía el mundo novelesco de La gangrena. Se trata de una de las obras más intensas de Mercedes Salisachs.

La gangrena — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La gangrena», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Después… ¿Qué iba a ocurrir después? No podía haber un después. No podía existir nada: ni siquiera el derecho a ser considerado víctima.

Aquel día Serena no almorzó en casa. No era la primera vez que se adjudicaba el privilegio de ausentarse a la hora de almorzar.

Subí al estudio de mi hija. Desde allí, la ciudad era un gran bloque gris, cercado por el azul de un mar que a veces se volvía negro. Recuerdo que hacía mucho viento y los árboles se balanceaban goteando restos de una lluvia reciente.

Carlota estaba allí, su silla encarada hacia un caballete donde se alzaba el cuadro que estaba haciendo. Tenía el tocadiscos en marcha y no me había oído llegar. Detuve el mecanismo y me acerqué a ella: «¿Cómo va ese cuadro?» Abandonó los pinceles, me tendió los brazos: «¿Qué hora es?», preguntó. Decía que cuando pintaba las horas se le pasaban volando, que se olvidaba de todo. Era un sosiego escuchar su voz (todavía alegre): «Fíjate en ese paisaje, papá: ¿no te parece sobrecogedor?»

– Pintas mejor que tu madre -le dije-. Algún día podrás hacer una exposición.

Carlota entornaba los ojos: retrocedía, volvía al lugar donde yo la había encontrado. Era consolador comprobar su forma tan ágil de manipular la silla. A veces uno llegaba a olvidarse de que no podía caminar.

– ¿Sabes, papá? Cuando pinto a menudo imagino que la tengo al lado, que me está insuflando lo que debo hacer… No deja de ser un acicate saber que también mi madre era artista. Es una forma de prolongarla.

Pensé otra vez: «Voy a decírselo todo. Si no lo hago ahora, no lo haré nunca…» Pero Carlota dio vuelta a su silla y me tendió la mano.

– Mira, papá… Contempla el paisaje. ¿Qué te está diciendo?

Tenía una mano cálida y suave. Una mano llena de sueños. Apretaba la mía, me arrastraba hacia el ventanal:

– ¿Crees tú que el paisaje puede hablar?

– Todo puede hablarnos, papá.

– Suponte que te diga algo terrible, algo que tú ni siquiera sospechas… ¿Cómo reaccionarías?

– Quizá pensara: el paisaje está mintiendo.

– Suponte que no mintiera.

– Entonces pensaría: «No volveré a mirarlo.» No me gusta que me digan cosas feas.

– ¿Aunque te vieras obligada a tenerlo siempre delante?

Carlota frunció el entrecejo y torció la cabeza:

– ¿Qué tratas de decirme, papá? ¿Qué llevas entre ceja y ceja?

– Nada. Era una hipótesis.

Carlota volvió a sonreír.

– Ya sé lo que haría; correría hacia ti. Te buscaría, te diría: «Defiéndeme contra el paisaje, papá; acaba de atentar contra mi vida.»

Cogí su cara entre las manos. Besé su frente.

– Y yo te diría: confía en mí, Carlota; jamás toleraré que nadie ni nada la destruyan.

Almorzamos allí mismo en una mesa portátil. A Carlota le gustaba contemplar el jardín mientras comía. Había tilos balanceándose, había hojas correteando secas por la planicie de arena y había una extraña crispación en la hierba y en las ramas.

– No quisiera parecerme al jardín de ahora -dijo ella-. Es como un borrón en un escrito.

Le gustaba decir cosas así, peculiares; cosas que la gente normal no captaba, como si el hecho de su contemplación forzosa le hubiera descubierto unas dimensiones nuevas.

– Si aguzas el oído, podrás oír sus bramidos.

Intenté bromear:

– Nosotros, los que no somos artistas, lo llamamos viento.

– No -dijo-, más allá del viento… ¿No oyes?

Miré mi plato. Apenas comí aquel día. Me sentía inapetente, destemplado.

– Algo te ocurre, papá. ¿Por qué no me dices lo que te preocupa?.

– Estoy cansado: eso es todo. Quisiera hacer un largo viaje contigo. Marcharme lejos de aquí: tú y yo solos.

– ¿Y Serena?

Me llevé la mano a la frente: la tenía ardiendo.

– Serena no querrá acompañarnos.

– Te equivocas, papá… Serena nos quiere mucho. -Se detuvo. Apartó el plato, cruzó las manos sobre la mesa-: Tú, en cambio, jamás la has querido, ¿verdad, papá?

– No es eso.

– ¿Entonces qué es? Suele quejarse de que la dejas sola, de que nada de lo que ella hace te interesa… Tiene razón, papá.

– Tampoco lo que yo hago le interesa a ella.

– Apariencias.

– Me duele que hables así de Serena.

Me levanté:

– Perdóname, hija mía; no me encuentro bien.

Me dirigí a la puerta. Carlota quería seguirme. Escuchaba tras mí las ruedas de su carrito avanzando rápidas y suaves sobre la alfombra del vestíbulo.

– Escucha, papá…

Llegué a la escalera. Bajé al rellano de mi dormitorio. Me coloqué el termómetro. Temblaba. Tenía fiebre, mucha fiebre. Pensé aún que podía ser una reacción nerviosa. «Cuida de tu hija, Carlos: podría convertirse en tu enemigo…» Me eché en la cama. La habitación daba vueltas: «El hombre ha llegado a la Luna…» Había que ver la televisión, asistir a los consejos, comer platos típicos, leer best-sellers , romper lanzas por una idiotez y forjar metas estúpidas. «La meta, Carlos; la meta…» En aquellos momentos la meta era protegerse contra Paco, contra Victoria, contra Serena. Intenté levantarme de la cama. No podía. Pulsé el timbre. Pensé que acudiría Dolores. Pero cuando se abrió la puerta, entró Serena:

– No, por favor… Tú no.

– ¿Qué le has dicho a Carlota? -preguntó fríamente.

– Tengo fiebre, Serena; estoy enfermo.

– Te conozco, Carlos; siempre aduces esas cosas cuando quieres desviar el tema.

Cogí su mano y la llevé a mi frente; Serena la retiró enseguida.

– La has dejado hecha un mar de lágrimas.

Intenté incorporarme. Serena era una mota difusa en la penumbra de la habitación.

– ¿Dónde has estado? -pregunté.

– No creo que a estas alturas te importe demasiado saber dónde paso mis horas libres.

– Has almorzado con ese imbécil.

– No sé a qué imbécil te refieres. En todo caso, sea quien fuere, nunca lo será tanto como tú. Lo que importa ahora es saber con exactitud qué le has dicho a Carlota.

– No temas: no le he explicado el lío que os traéis entre manos. Si es eso lo que te preocupa, quédate tranquila. Es demasiado arriesgado hablar con Carlota de esas cosas. Le he propuesto que hagamos un viaje juntos.

Serena carraspeó:

– Así que pensabas huir con ella… ¿Hasta cuándo?

– Hasta siempre.

– ¿Y dejarías tu trabajo?

– No soy insustituible.

Serena respiró hondo:

– Te has vuelto loco.

– Es posible.

– ¿Qué te ha contestado Carlota?

– No me ha entendido. No puede entenderme. Imagina que tú eres poco menos que una santa.

– A ti lo que te ocurre es que tienes celos de tu hija. No puedes tolerar que me quiera tanto como te quiere a ti.

No contesté. Su maldita voz era ya un flagelo.

– Me he enterado de todo, Carlos. Has tenido la desfachatez de echarle en cara a Paco el préstamo del Banco. Por si fuera poco lo has agredido… No, es inútil que protestes. Paco me ha puesto al corriente.

– Por lo menos confiesas haber estado con él.

– No es ningún delito almorzar con un amigo de toda la vida.

– Lo es cuando ese amigo atenta contra tu propio marido.

– ¿Atentar? ¿Quién atenta contra quién? ¿No estarás invirtiendo los términos, Carlos? ¿Has olvidado ya todo lo que Paco ha hecho por ti a lo largo de la vida?

Volví a incorporarme. No podía ver su rostro. La penumbra me lo impedía.

– Te lo ruego, Serena; no vuelvas a sacar lo de la maldita medalla… ¿Crees tú que todos esos favores le dan derecho a acostarse con mi propia mujer?

Serena no se inmutó. Dio un respingo y se quedó inmóvil.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La gangrena»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La gangrena» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Mercedes Lackey - Crown of Vengeance
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Sacred Ground
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - To Light A Candle
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Reserved for the Cat
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Moontide
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Owlsight
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Exile's Valor
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - The Silver Gryphon
Mercedes Lackey
Mercedes Salisachs - Goodbye, España
Mercedes Salisachs
Mercedes Salisachs - El cuadro
Mercedes Salisachs
Mercedes Salisachs - Adagio Confidencial
Mercedes Salisachs
Отзывы о книге «La gangrena»

Обсуждение, отзывы о книге «La gangrena» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x