Parecía inútil no sacar el tema del Interdikt. Sin dar nombres ni fechas, Cyprian le hizo a Vámos un rápido resumen de lo que había estado haciendo.
– Ah, eso. -Vámos se quitó los anteojos y se los limpió en la ca_misa mientras fingía mirar atentamente el cielo-. Por aquí lo llaman el Zabraneno. Quienquiera que lo instalara, el caso es que ya no per__dictorios con respecto a su utilidad. Ninguno de nosotros sabe cómo desmantelarlo, así que lo mejor que podemos hacer es esperar, mandar patrullas, de este a oeste, de oeste a este, cuidar de que nadie lo ponga en marcha por accidente.tenece a nadie; los alemanes y los austríacos se han desentendido y fingen que no saben nada, la gente de la región está aterrorizada, los turcos envían sus sondeadores cada mes aproximadamente, creyendo que es como la Gran Muralla China, levantada para impedir que ellos invadan la región. Los británicos, como siempre, se muestran contra
– ¿Y alguna vez ha…?
Vamos adoptó una expresión desacostumbradamente solemne.
– Se comporta como si estuviera vivo. Sabe cuándo alguien se acer__ve… Supongo que querrás verlo.ca y toma medidas para protegerse. De cualquiera que pase de cierto radio. Nosotros hemos aprendido a entrar, pero para lo que nos sir
Flaco Gabrovo recordó que tenía una cita con un representante de una fábrica de esencia de rosas de Filípolis, y se marchó tras discul____________________puchas verdes oscuras…toristas, a sólo un aliento de descubrir sus rostros de debajo de sus cadas que tenían algo de animales familiares pero estaban deformados, eran irreconocibles e intranquilizadores, y parecían observar a los modas de las colinas de la Sredna Gora, entre árboles recubiertos de hiedra, un siniestro tapiz de criaturas verdes encorvadas y encapuchatoristas del RRAYO, que los condujeron rugiendo a través de las falparse. Cyprian y Reef se subieron cada uno detrás de uno de los mo
Y arrastrándose por las lindes…, o de hecho saliendo y entrando laboriosamente como la lanzadera de un telar por toda la urdimbre del campo de visión, extendiéndose por los hilos invisibles y cruzados en los que todo lo que existe se despliega, Cyprian, bajo el viento poco amable, con los dientes recubiertos de una amplia variedad de insec__bía estado ahí, pero a lo que él no había sido receptivo…tos vivos, presenciaba distorsiones, desplazamientos, rotaciones… Ahí había algo más, a punto de aparecer, algo que, comprendió, siempre ha
– Pararemos aquí -dijo Mihály Vamos- y seguiremos andando, con cuidado.
En fila india, avanzando en zigzag, como si contaran los pasos, se acercaron a una larga estructura de cemento erosionado, llamativa_mente oscuro en este desacostumbrado frío estival, una repetición de elementos que en su totalidad estaban lúgubremente dispuestos en la misma dirección, como si esperaran a intrusos desconocidos pero no por ello merecedores de misericordia.
Vamos los llevó a una especie de casamata ampliada, construida no hacía mucho pero que ya empezaba a herrumbrarse. Dentro, en las sombras ocres de la tarde, comunicados desgarrados que en el pasado habían voceado urgencias seguían sujetos a un antiguo tablón de anuncios enmarcado, aunque muchos ya se habían caído y habían ido a parar a los rincones. Los túneles conducían al interior de una oscu_ridad de piedra, hacia estructuras contiguas que no estaban indicadas, y se extendían a lo largo de kilómetros en lo que se anunciaba con toda claridad como una inmensa barrera fortificada.
En un almacén encontraron cientos de bombonas nuevecitas, sin rastro de polvo, todas con la etiqueta fosgeno.
– Son de verdad -dijo Vámos-. El fosgeno ya ha dejado de ser exótico, hay plantas que lo producen por todas partes, no es más que cloro y monóxido de carbono. Con acceso a la suficiente corriente eléctrica, es fácil producir cloro a partir del agua salada, y el monóxido de carbono puede recuperarse a partir de casi cualquier proceso de combustión. Los expones ambos a la luz, y ya tienes fosgeno.
– Nacido de la luz -dijo Cyprian como si estuviera a punto de entender algo.
– Parece que, después de todo, ésta no es un arma de gas -dijo el motoros-, «Fosgeno» es en realidad una palabra en código para luz. Aquí hemos aprendido que es la luz el verdadero agente destructi_vo. Aparte de eso, los creadores del Zabraneno se han movido en el mayor de los secretismos, aunque los pocos trabajos teóricos publica_dos parecen ser alemanes, y se remontan a los primeros estudios sobre el alumbrado urbano; sin embargo, por entonces le dedicaban gran atención al Éter, utilizando como modelo las ondas de choque que atraviesan el aire en una explosión convencional, buscando métodos similares para intensificar localmente la presión de la luz en el Éter… Por la experiencia militar con proyectores, se sabía con qué eficacia una luz de esa potencia podía producir desconcierto y miedo. El paso siguiente era encontrar un modo para proyectarla como una corriente de energía destructiva.
– El miedo en una forma letal -dijo Cyprian-. Y si todas estas unidades, a lo largo de esta línea, explotaran a la vez…
– Una gran cascada de ceguera y terror que arrasaría el corazón de la Península Balcánica. Jamás ha sucedido nada igual. La fotometría es todavía demasiado primitiva para que alguien sepa cuánta luz se desplegaría o lo intensa que sería…, se situaría en torno a varios mi_llones de candelas por pulgada cuadrada, pero sólo son suposiciones, expresiones de pánico militar en realidad.
– Dios -dijo Reef.
– Puede que no.
Flaco había mencionado unos cables negros.
– Pero por aquí no veo ninguna fuente de luz.
La mirada que recibió de Vámos no era de las que Cyprian re_cordaría con tranquilidad.
– Sí. Raro, ¿verdad?
Al salir, Vámos dijo:
– ¿Es esto lo que te mandó buscar tu gente?
– No dijeron nada de códigos -dijo Cyprian con una furia con_tenida-, más malditos códigos aún.
Los motoristas los dejaron en un cruce de carreteras cerca de Shipka.
– Sok szerencsét, Latewood -dijo Vámos asintiendo. Según el pro__vanecido y el viento reanudó su aleteo.tocolo de estas situaciones, puede que sobre todo en Tracia, uno no se daba la vuelta a mirar. Al poco, el ruido de los motores se había des
– ¿Qué vamos a decirle a Yash? -se preguntó Reef.
– Que no pudimos encontrarlo. Fingiremos que seguimos bus_cando por un tiempo, pero en las direcciones equivocadas. Debemos mantenerla a ella y al bebé lejos de esto, Reef. En algún momento, diremos que la misión es un fracaso y volveremos a…
– ¿Has perdido el hilo, colega? -preguntó Reef al cabo de un rato.
– Me estaba preguntando qué le diremos a la gente de Ratty. Ellos tienen una impresión más que equivocada de lo que está pa_sando, ¿no?
– Suponiendo que esos chicos de las motocicletas nos hayan con_tado «la verdad verdadera».
– Ahora son los guardianes de la cosa. Ya puestos, de todo este tris__nen. No quiero creerles, pero les creo.te e incomprensible caos balcánico. No quieren la misión, pero la tie
A partir de entonces, en los momentos en que no tenía ningu__te un inmenso estallido de luz, tóxica e implacable, que despojaría el cielo de todo detalle, una imagen de la que ni siquiera se libraba en sueños.na ocupación urgente, Cyprian se encontraba esperando de repen
Cuando reanudaron la marcha, a Reef le encantó ver lo fácilmen____________________cisamente entonces, la niña le recordaba a su hijo Jesse en Colorado.tino de nómada y no viera motivos para oponer resistencia alguna. En cuanto aprendía a asir un determinado objeto, lo primero que hacía era tirarlo. Aunque era algo que Reef necesitaba y no necesitaba prezones que cualquier otro bebé, pero no más, como si conociera su deste que se adaptaba el bebé al viaje. Ljubica lloraba por las mismas ra
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