– Pocas ocasiones de entrar en iglesias ortodoxas.
– Todavía no. Pero se acerca el momento.
Cyprian se dio cuenta de que ni sabía pronunciar ni entendía las series de caracteres que el joven portento de la criptografía le ense_ñaba, ni tal cual fueron escritos ni transliterados.
– Claro que no lo entiendes, está en código, ¿no? -dijo Bevis-. Un código endemoniado, debo añadir. Nada más verlo me di cuenta de que utiliza a la vez los dos alfabetos, el del Antiguo y el del Nuevo Estilo, y me divertí bastante hasta que reparé en que cada letra de este alfabeto también tiene su propio valor numérico, lo que los antiguos es_tudiantes judíos de la Torá conocían como «gematría». Así que, por si no amenazara ya lo bastante el antiguo equilibrio mental, el mensaje debe tomarse también como una serie de dígitos con que los lectores pueden descubrir en el texto ciertos mensajes ocultos, sumando los va__pos del mismo valor, lo cual genera otro mensaje oculto. Además, esta gematría concreta no recurre sólo a la simple suma.lores numéricos de las letras en un grupo y sustituyendo otros gru
– Ay, Dios. ¿Qué más?
– Hay que elevar a potencias, calcular logaritmos, convertir carac__verge, y…, vaya, Latewood, si pudieras verte la cara que pones…teres sueltos en términos de una serie y encontrar el límite al que con
– No te cortes, por favor. Como si hubiera pocas risitas histéricas por aquí, por qué cortarse cuando se puede, ¿verdad?
– Por no mencionar coeficientes de campo, valores propios, ten_sores métricos…
– Vaya, podría llevar toda la vida, ¿no? ¿Cuánta gente trabaja aquí, en tu servicio?
Bevis se señaló a sí mismo, con un único dedo, sosteniéndolo como una pistola contra su cabeza.
– Ya puedes imaginarte lo rápido que pasa todo. Hasta ahora he sido capaz de descifrar una palabra, fatkeqési, que significa «desastre» en albanés. La primera palabra de un mensaje interceptado hace meses, y todavía no sé qué buscaba por entonces o quién la envió siquiera. El Suceso, fuera lo que fuese, hace tiempo que acabó, se perdieron vidas, la ropa de luto ha sido entregada a las siguientes viudas. La brigada de la Cuestión Oriental, tras pasar lo peor, se dedica ahora a ascensos, medallas, permisos y lo que se tercie, dejándonos a nosotros, barren__pieza por hacer. ¿Irredentismo? No me hagas reír. Por aquí nada se redime jamás, o, ya puestos, nada es siquiera redimible…deros de los Balcanes entre sus escombros miserables, con toda la lim
– Vaya, veo que os habéis hecho muy amiguitos, ¿no? -Derrick Theign asomó la cabeza por la puerta en una visita de inspección, sin duda-, muy bien, chicos, adelante…
– Esa persona me da escalofríos -le confesó Bevis.
– Entonces ándate con cuidado.
– Bevis -Theign tenía la costumbre de pronunciar su nombre cada vez que miraba dentro del pequeño cuchitril de Moistleigh-, el rey de las novelas de aventuras. -Antes de que el criptógrafo pudiese si_quiera alzar la mirada irritado, Theign ya se estaba yendo por el pasillo para tocarle las narices a otro.
– Y otra cosa curiosa -Bevis contemplaba con suspicacia la figu____________________cirlo tanto al inglés como al alemán, una tremenda pérdida de tiempo, ¿no te parece?bre de codificar largos artículos de los periódicos, así que casi se puede romper el código mientras se duerme, siempre que se esté dispuesto a leer un montón de basura cada día, y luego hay que teclearlo, tradura de Theign perdiéndose en el interior del local lleno de humo-, él me tiene trabajando en códigos italianos. Se supone que son nuestros aliados, ¿no? Pero, día tras día, todo este material naval llega a la pila de mi mesa por la mañana. En la Marina Real Italiana tienen la costum
– ¿Alemán? -lo preguntó sólo por ociosa curiosidad-, Bevis, ¿adon_de van a parar esos mensajes descifrados, exactamente?
– Ni idea; de eso se encarga uno de los hombres de Theign. Vaya, alemán, nunca me había parado a pensarlo, se supone que ellos no son nuestros aliados, ¿no?
– Es otro de sus complejos jueguecitos, sin duda.
Volvieron a las series insolubles del código glagolítico. A esas altu__modo pasando a asuntos más importantes.ras, bastante cafeína había llegado ya a los centros del cerebro que se ocupaban de esas cuestiones para Bevis, de manera que se sintió có
– Y además, supón que los mensajes pudieran inscribirse de al____________________mente en este código, ción, densa y sin límites prácticos, de estos símbolos, escritos precisaquina capaz, claro, tal vez algo similar al Transformador Amplificador del señor Tesla. Y como el «gran mundo» no es más que una distribugún modo en «el mundo», en un conjunto coherente en sí, análogo a un «grupo» matemático. Tendría que diseñarse y construirse una mácualquier error en la inscripción original, por menor que fuese, podría a su tiempo tener consecuencias inmensas, aunque no obvias inmediatamente, hasta que un día alguien se diese cuenta de un borrón inevitable, de una cascada de falsas identidades, de una desintegración en una ausencia masiva. Como si una gran mar__gración de la razón misma.cha que nadie puede entender estuviera produciéndose ya, una emi
– Algo en una escala…-imaginó Cyprian.
– Hasta el momento inexpresable en el tiempo futuro de ninguna lengua. No importa en qué alfabeto esté escrito. Como nos gusta de_cir: «Alta susceptibilidad a variables primordiales».
– Una marcha…
– Una emigración. -¿A…?
– O, peor…, una especie de Cruzada.
Cuando por fin salieron y fueron a cenar, Cyprian se fijó en el cielo.
– Algo raro le pasa a la luz, Moistleigh -como si fuera física que no había estudiado en la escuela, una especie de eclipse inverso que un criptógrafo pudiera explicar e incluso, posiblemente, reparar. Pero Moistleigh estaba acongojado, como las multitudes que se congrega__sismo hacia arriba de vez en cuando, pero sin fijar la mirada, porque ¿quién sabía qué tipo de atención podía despertar aquello?ban en la Piazza Grande y a lo largo de la Riva, mirando con nervio
Tras salir de Venecia, Reef alcanzó a Ruperta en Marienbad y du____________________saje en la recepción, jarrones de flores frescas esperando a la siguiente pareja feliz. La perrita falderabargo, ninguno de los dos corazones estaba ya por la labor, y un día ella se marchó sin decirle nada. Un dormitorio vacío, ningún mendrían describirse como desesperadas, para llamar su atención. Sin emlidad Ruperta seguía encontrando ocasiones, algunas de las cuales porante un tiempo se reanudó la vieja y triste rutina. En las mesas de juego, ganaba más que perdía, pero al otro lado del libro de contabi Mouffette, de quien Reef siempre había sospechado que era un gato disfrazado, había vomitado en su sombre_ro Borsalino.
Cuidándose de presentar un aspecto desconsolado, mientras en secreto se sentía como si acabara de salir por las puertas de chirona, Reef volvió a dar vueltas por los balnearios, fingiendo diferentes ti____________________rosas propinas.tía que Reef se pudiera comprar habanos importados y dejar geneciente dinero semana tras semana como para sentirse absueltos de sus crímenes contra las clases trabajadoras, por no mencionar que permido el pego, los jugadores de cartas obscenamente ricos perdían sufigían que se dedicaban a curar lo que fuera: el despacho contable del piso de abajo estaba encantado, los matasanos creían que estaban dancarril radicaba en su naturaleza estrictamente mental. Los doctores del balneario sabían que ninguno de los males era verdadero, pero findía elegir entre una amplia gama de afecciones, todas cuidadosamente investigadas durante su presencia en otros establecimientos similares en compañía de otros hidrópatas. La belleza de la Ansiedad de Ferrosentarse ante la puerta del balneario para su ingreso, con lo cual pobre el suceso, sin sufrir síntomas inmediatos hasta el día antes de premático accidente ferroviario en el pasado reciente, preferiblemente en algún país cercano del que fuera difícil encontrar información sopos de neurastenia; la que mejor resultado le daba era la Ansiedad de Ferrocarril, cuya idea consistía en afirmar que había sufrido un trau
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