Habría sido un consuelo considerarse uno de los vagabundos san____________________ción de Kit.nada por deudas y créditos y demasiados detalles ni siquiera anotados. Y Gotinga, abierta a la irrupción de cualquier enemigo, ya no era un refugio, del mismo modo que los vectores nunca habían sido la salvate que seguía en la nómina de Vibe, que se le pagaba de una cuenta cuyo libro mayor era el que él más deseaba cerrar y vaciar, el libro mayor sin encuadernar de una vida que en el pasado había estado en blanco pero que en un abrir y cerrar de ojos había quebrado, arruivalo cada vez más amplio de espacio-tiempo, y no sabía volver a ellos más de lo que sabría volver a Colorado. El Vectorismo, en el que Kit había pensado en el pasado que podía atisbar la trascendencia, un mundo de imaginarios coexistente, el «reino del espíritu» por el que la leyenda de Yale Lee De Forest imaginó que viajaba, no le había mostrado a Kit, al final, una vía de escape del mundo gobernado por los números reales. Su padre había sido asesinado por hombres que, por más que a menudo invocaran en voz bien alta a Jesucristo y su reino, eran exclusivamente leales al eje real. Kit se había engañado a sí mismo, había llegado a creer que Gotinga sería otro paso adelante en un viaje hacia una condición más pura, olvidando oportunamentos de Yashmeen, pero sabía que lo más cerca que había estado de la religión eran los vectores, y éstos también se alejaban por un inter
En algún lugar, más adelante, en la bruma del futuro, entre aquí y Venecia, estaba Scarsdale Vibe. La convergencia que Kit había evitado definir aguardaba su hora. Al hombre se le había permitido seguir de__se. Lo único que poseía.masiado tiempo con sus deshonrosos manejos sin recibir castigo. Que era lo único que le quedaba a Kit. Lo único a lo que podía aferrar
A medida que la luz empezaba a filtrarse por los bordes de las persianas de la ventana, Kit se durmió de nuevo y soñó con una bala encaminada al corazón de un enemigo, una bala que viajaba durante muchos años y recorriendo muchos kilómetros, que topaba de vez en cuando con algo y salía rebotada en un ángulo diferente, pero si__dió que ese zigzagueo a través de un espacio-tiempo tetradimensional podía expresarse como un vector en cinco dimensiones. Fuera cual fuese el número de dimensionesguiendo viaje como si fuera consciente de su destino, y él compren n que la bala habitara, un obser_vador necesitaría una más, n + 1, para verla y relacionar los extremos, y así obtener una única resultante.
Mientras Kit pasaba inquieto el momento mortecino e infruc__por con un número indeterminado de turistas erotómanas, Ruperta Chirpingdon-Groin ponía punto final al jugueteo de toda la noche con Yashmeen, la mayor parte del cual, lamentablemente, se había perdido en negociaciones: no había posibilidad de dulce igualdad, ni siquiera de simetría. Como tuoso de la noche que los chinos que conocía llamaban la Hora de la Rata, y Reef se entretenía en un baño hidropático lleno de vaeste proceso de regateo y fintado, coque_teo y engaño conllevaba su propia energía erótica de baja intensidad, aparentemente no degeneró en una fastidiosa tarea como ocurre a menudo cuando se da entre hombres y mujeres, así que la larga velada no fue un desperdicio total. Yashmeen había tenido un respiro de diez minutos de sus preocupaciones por su incierto futuro, y los celos de Ruperta, una bestia con una dieta exótica, se habían saciado. A las mujeres les sorprendió encontrarse un cielo lleno de luz matinal al otro lado de las cortinas, con el sol a punto de iluminar los picos y un par de veleros ya en el lago.
Todo el mundo enamorado del amor, salvo, al parecer, Kit, por cuyos deseos nadie preguntaba, y menos que nadie, él mismo. Cuan__ganza.do Yashmeen y él se encontraron en el Kursaal avanzado el día, los dos estaban desorientados por la falta de sueño, y él le anunció, no sin cierta brusquedad, su desvío a Venecia con propósitos de ven
– ¿Puedo aclararlo con el Hermano Swome? Dice que tengo que tomar el tren para Constantza, y, según el horario que me dio, se tar_da un poco más en llegar allí. ¿Cuánta prisa crees que tiene?
– Me parece que lo que les importaba era sacarme de Gotinga. Tú les venías bien para eso, y has cumplido tu tarea. Ya no tienes que sen_tirte obligado con ellos.
– Pero de esto…, de este otro asunto, tenemos que ocuparnos mientras podamos. Y dado que Reef cree que me necesita para que le cubra, no puedo desentenderme. Pase lo que pase, será rápido.
Ella lo miró, con el entrecejo fruncido.
– Entonces es una suerte que tu billete sea para Kashgar, ¿no?
– A lo mejor no pasa nada.
– O puede que te maten.
– Yashmeen, ese hijo de puta ha destruido mi familia. Lo que soy…
– No es más que envidia. Tú tienes la suerte de saber a qué ate_nerte. Un nombre, alguien a quien hacer responsable. La mayoría de nosotros sólo podemos esperar, sentados como bobos, a que algo surja de la oscuridad, golpee y vuelva al lugar de donde ha salido, como si fuéramos demasiado frágiles para un mundo de familias felices, cuyos destinos tranquilos requiriesen el sacrificio del resto de nosotros.
– Pero si estuvieras en mi lugar, y tuvieras la oportunidad…
– Claro que lo haría. Kit. -Le puso una mano sobre el brazo sólo el tiempo justo-. Ya no soy yo quien decide mis planes, la gente del CRETINO cree que les debo mi prolongada supervivencia y ha deci_dido que éste es el momento de cobrar su deuda.
– ¿Así que te llevan de vuelta a Londres?
– Primero iremos a Viena, luego a Buda-Pest. Por cierto miste__tegridad del estudio.rioso auge de actividad en la Investigación Psíquica. Intuyo que voy a ser utilizada como sujeto experimental, pero cuando pregunto los detalles me dicen que si yo supiera demasiado comprometería la in
– ¿Merece la pena escribirte a la atención del CRETINO, o abri_rán y leerán tu correo?
– Ojalá lo supiera.
– Entonces, ¿de quién podemos fiarnos?
Ella asintió.
– Noellyn Fanshawe. Estudiamos juntas en Girton. Aquí tienes su dirección; pero no esperes respuestas rápidas.
– Y tu padre…
Ella le dio un sobre sellado del Sanatorium, con los habituales blasones grandiosos a modo de membrete.
– ¿Qué es esto? Pensaba que vosotros dos sólo os comunicabais por telepatía. -Se lo guardó en un bolsillo interior de la chaqueta.
Yashmeen esbozó una sonrisa fina, formal.
– La telepatía, por más maravillosa que sea, no tendrá… ¿cómo decís vosotros, «ni punto de comparación»?, pues eso, ni punto de comparación con lo que sucederá en el momento en que pongas esto en sus manos.
Ella le habría dicho cosas más halagadoras, supuso, pero nada de tanta confianza. Kit tuvo un fugaz atisbo de ambos como vistos des_de fuera: dos renegados que mantenían la profesionalidad aunque la profesión casi hubiera acabado con ellos.
Él la fue a despedir a un pequeño muelle donde esperaba un va__lla blusa y una falda, también un chubasquero con capucha, pero no sombrero. Él no habría sabido cómo suplicar con ojos bovinos ni aunque le hubieran dado lecciones. Le cogió la mano y se la estrechó formalmente, pero no se la soltó al instante:por del lago. Hombres del CRETINO pululaban por allí, lanzándole repetidas miradas de impaciencia y, casi se diría, de reproche. El cielo se oscurecía con veloces nubes de tormenta. Ella llevaba una senci
– ¿Crees que…?
– ¿Que nos habríamos fugado juntos en la vida real? No. Y me cuesta imaginar que haya nadie tan estúpido como para creer que lo haríamos.
El barco retrocedió adentrándose en el lago, viró y se la llevó, sin que ella se molestara en mirar atrás. Kit se encontró a Reef cerca de allí, fumando, fingiendo que no se había dado cuenta.
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