Entre las partidas de cartas en los vestuarios y los pelotones de damas que se congregaban al final de cada turno en las entradas de los túneles de cada país, no podía decirse que ni Reef ni Flaco ahorraran mucho, aunque trabajo no faltaba: «Es un mercado de vendedores», oían mientras iban como cíngaros de un túnel europeo a otro, «voso____________________teros en las cordilleras de Tauern y Wochein.vés de las montañas, con otras tantas oportunidades para los dinamillara en cualquier momento, por viejas reivindicaciones territoriales que Reef no estaba seguro de haber llegado a entender, y aunque los países siguieran en paz, Austria quería desplazar fuerzas masivas al sur siempre que le viniera en gana. Entre 1901 y 1906, sólo para la nueva Karawankenbahn, se perforaron cuarenta y siete nuevos túneles a tratros al menos podéis elegir». Los Alpes austríacos en concreto bullían de actividad. Todos esperaban que la guerra entre Austria e Italia esta
En el Simplón, desde 1898 llevaba en marcha un monumental proyecto de un túnel para conectar las líneas férreas entre Brigue, en Suiza, y Domodossola, en Italia, y sustituir así un viaje de nueve ho____________________sonas que se ponen nerviosas en los lugares estrechos.tener la obra: una puerta de hierro contenía un gran depósito de agua muy caliente de casi trescientos metros de largo. Todos los esfuerzos se concentraron entonces en el acercamiento que se realizaba al mismo tiempo desde el lado italiano, donde los manantiales de agua caliente eran un poco menos engorrosos. Como se estaban construyendo dos galerías paralelas en la misma montaña, con frecuencia era necesario cruzar de la una a la otra y recular a lo largo de cortos tramos en la dirección opuesta. No parecía muy recomendable ser una de esas pernantiales de agua caliente habían expulsado a todos y obligado a deras en diligencia tirada por caballos. Reef y Flaco llegaron a tiempo para encontrarse con algunas épicas dificultades. Del lado suizo, ma
Barrenas perforadoras de más de medio metro se desgastaban has____________________llo de piedra, que las nuevas brocas Brandt, montadas sobre trípodes bía que cambiarlas docenas de veces al día. El ruido era infernal, el aire húmedo, caliente y sofocante cuando no estaba saturado de polvita reducirse a siete centímetros más deprisa que la tiza de billar, y hacual ametralladoras Hotchkiss, como eran más rápidas, se suponía que debían limitar. Pero no había bastantes para todos, y Reef se encon_traba a menudo picando o perforando con un peto de protección que le permitía apoyar el pie del taladro contra su cuerpo.
La primera vez que se adentraron en la montaña, los veteranos del equipo -Nikos, Fulvio, Gerhardt, el cantante de ópera, el albanés- iban preparados para luchar con roca helada, pero se encontraron un corazón apasionado, un interior hirviente, agua mineral a casi cin_cuenta grados, y algunos días tuvieron que librar una verdadera batalla simplemente para salir vivos al acabar el turno, aunque algunos nunca lo consiguieron…
– Estamos como cabras -informaba Nikos a Reef varias veces cada día, gritando por encima del estruendo de la perforación-. Hay que estar loco para trabajar aquí.
Algunos de los chicos del turno eran anarquistas a tiempo parcial interesados en ahondar en su educación química. La mayoría hacía cuanto podía para mantener la cara oculta a los visitantes que desfila____________________nes, cámaras de flash de magnesio y preguntas que abarcaban desde las muy entrometidas a las estúpidamente repetitivas.tificarse. Ingenieros, inspectores, empleados de la empresa, parientes políticos ociosamente curiosos, policía de los gobiernos de todas las jurisdicciones europeas se presentaban inesperadamente con maletiban por allí a diario, pocos de los cuales consideraban necesario iden
– Si quieres quitar de en medio a alguno de ellos -ofreció Ramiz, el albanés-, te haré un buen precio, tarifa plana, sin extras. No tengo nada que perder, porque no puedo volver. -Huía de una an__garse mientras él no saliese de sus tierras-. Por eso en casi todas las aldeas hay una familia o, a veces, dos como la mía, encerradas en sus casas.tigua vendetta sangrienta en su país. El antiguo código de la región, conocido como Kanuni Leké Dukagjinit, permitía a cada familia agraviada un disparo de rifle por el que no se le perseguiría, pero si el ofensor seguía vivo veinticuatro horas más tarde, no podían ven
Reef sintió un interés personal.
– ¿Y cómo coméis?
– A las mujeres y a los niños se les permite ir y venir.
– ¿Fuiste tú el que…?
– Yo no, yo era un bebé por entonces. Fue mi abuelo: se cargó a un invitado de la otra familia, que se alojaba con ellos una noche, por algo relacionado con la Liga de Prizren y los combates que se libra__quiera, al cabo de poco tiempo, del nombre del hombre muerto. Pero en el Kanuni las normas son las mismas para los invitados y para la familia.ban en aquella época. Más tarde, nadie se acordaba de mucho, ni si
Cuando Ramiz llegó a la adolescencia y se convirtió él mismo en un objetivo legítimo, verse encerrado no tenía para él el mismo atrac_tivo que hubiera tenido para un individuo más maduro. Una noche…
– Tal vez me volví loco, no me acuerdo -… salió por una ventana, subió un barranco, atravesó las colinas y llegó hasta el mar, donde en_contró un barco-. Turcos. Sabían lo que pasaba, claro, pero vivían según un código distinto.
– Y entonces… tu abuelo, tu padre, ¿siguen en casa?
Se encogió de hombros.
– Eso espero. No he vuelto a verlos. Jetokam, jetokam! Lo raro es que yo esté vivo. ¿Cómo os vengáis en América?
Reef le contó una versión de su propia historia. En ella, Deuce Kindred y Sloat Fresno aparecían más como criaturas del mal puro que como pistoleros a sueldo, y por supuesto que no había normas sobre si uno podía refugiarse en casa; de hecho, había tardado todo ese tiempo en caer en la cuenta de que en América no había nada ni lejanamente parecido al Kanuni de Ramiz, aunque a todos les gusta__bar los detalles.ba hablar del Código del Oeste como si existiera de verdad y pudiera pedirse en préstamo un ejemplar en la biblioteca local para compro
– Vengar a tu propia familia está todavía permitido, me parece, aunque últimamente, a medida que la civilización va entrando sigilo_samente desde el este, las autoridades suelen fruncir cada vez más el ceño. Y dicen: «No te tomes la justicia por tu propia mano».
– Entonces, ¿en manos de quién hay que dejarla?
– Del alguacil, del sheriff.
– ¿La policía? Pero eso… es no crecer, seguir siendo un niño.
Reef, que se había sentido bastante tranquilo hasta ese momento, notó que se le secaba la garganta. Se quedó allí sentado, con un ci__te, sin valor para mirar a los ojos al otro hombre.garrillo liado a mano pegado a los labios y consumiéndose lentamen
– Méfal. Quiero decir que no…
– No pasa nada. Yo no me fui por eso.
– Tú los mataste.
Reef se lo pensó un poco.
– Tenían amigos poderosos.
Entre las muchas supersticiones que corrían por dentro de la mon____________________rarse, otros eran privados y menos propicios al comentario.toria. La sufrían, y también iba a ser su libertadora, si es que de algún modo conseguían sobrevivir para ver ese día. En las duchas, al final del turno, el sufrimiento podía verse en todos los cuerpos, como un documento cubierto de insultos a la carne y a los huesos: cicatrices, deformaciones, miembros perdidos. Se conocían entre ellos como otros hombres más afortunados, en las salas de vapor de los balnearios, por ejemplo, no llegarían a conocerse jamás. Extracciones de balas y recolocaciones de huesos realizadas por aficionados, cauterizaciones y marcas al hierro; algunos recuerdos eran públicos y podían compataña, estaba la creencia de que el túnel era «territorio neutral», ajeno no sólo a las jurisdicciones políticas sino también al Tiempo mismo. Los anarquistas y socialistas del turno tenían sus dudas sobre la his
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