[Bing como solista tiple.] Sa… li… do…
[Todo el mundo miraba como si estuviera fascinado por la difícil proeza vocal cuya exitosa conclusión les per_mitiría, al fin, entre dientes, relajarse. Y cantaban:]
Yipi dipi dipi, flipi zipi zipi, smipi gdipi gdipi, du.
A lo que siguió un animado cakewalk que daba ocasión a breves efectos novedosos, ruidos de locomotora, de animales de corral. El misteriosamente desaparecido Alonzo Meatman, sin ir más lejos, se había especializado en tocar la armónica con la nariz, y solía meter mocos en los agujeros tres y cuatro y un «mocazo» en el número dos lo bastante sustancial para obturarlo por completo, lo cual había repre____________________to furioso de Alonzo y a su escasa tolerancia a cualquiercauto de turno que le pedía prestado el instrumento; esto daba lugar a la consiguiente mala voluntad y contribuía al prolongado resentimiensentado en más de una ocasión un problema de nota aspirada al in comporta_miento no ortodoxo, lo que le llevó más de una vez, al principio furtiva_mente pero luego con creciente confianza, al despacho del Comandante de la Academia Musical de la Banda de Armónicas.
La costumbre de que unos alumnos delataran a otros, contempla____________________na de permiso. Con menos presión sobre él para crear y mantenercompensado por sus esfuerzos como espía, disfrutaba de considerable popularidad entre los demás chicos, sobre todo en los fines de semacuela. De hecho, dado que el «chivato» solía ser generosamente rediatamente la sospecha de juego sucio que habría desatado en otra esda con repugnancia en instituciones más tradicionales, había llegado en esta Academia a inspirar un curioso respeto, incluso en aquellos que era más probable que sufrieran sus consecuencias. Por eso, el que un «chivato» como el joven Meatman desapareciera no despertaba inme una segunda identidad o identidad tapadera, la pequeña comadreja tenía más energía para dedicarse a las actividades normales de la Banda de Ar__jor y por lo general llevaban una vida más sana que sus mónicas Musicales. Exentos también de los castigos sin previo aviso que, a capricho del viejo Comandante, sufrían literalmente las víctimas de sus delaciones, los chivatos padecían menos ansiedad, dormían mecompañeros de clase más vulnerables.
Antes, ese mismo día, Alonzo había hecho su visita semanal al «Viejo». Por la ventana alentaba una tarde primaveral, el soleado campus verdigris se extendía hasta un cortavientos de álamos de Lombardía, envueltos a esa distancia en una bruma verdosa y floreciente, mientras ante el marco de la ventana cabeceaba el rostro suavemen____________________rían cargando con las bajas del campo de deportes, marchando entre los magnolios, a los sones enérgicos delbierta de libros, papeles y (qué vergüenza) basura variada, como cáscaras de naranja, pepitas de melocotón y colillas, en montones que alcanzaban en algunos puntos más de medio metro de altura, algo que repelía un tanto a Meatman, que al fin y al cabo sólo había ido allí a «chivarse» de sus compañeros de clase, quienes pronto regresatuado con citas melodiosas de su «Pequeña Gigante» I.G. Mundharfwerke chapada en oro, tras una mesa de escritorio caóticamente cudos por la distancia, se elevaban desde los campos verdes y atravesaban la ventana del Comandante para acompañar su largo recitado, punpiadas, apedrearse, aparentemente hasta la inconsciencia, si no más…, y, de hecho, los cuerpos habían empezado a caer y los gritos, retardamia, intentaban estrangularse, patearse o, si tenían a mano piedras aprodades, se atisbaba de vez en cuando a algunos miembros de la Banda de Armónicas realizando la «Educación Física», aunque no el habitual Rugby ni el Lacrosse, no, se trataba más bien de un horroroso… Combate-en-Diez-Metros sin reglamentar, en el que los músicos, diminutas figuras con sudaderas rojas que lucían el blasón dorado de la Acadebatir las visitas de madrugada a las letrinas, pues se había informado recientemente de peculiares, más bien pipiculares, actividades allí… Por la ventana, más allá del Comandante, en los Campos de Activitar también la Guardia Provisional Anti-Micción, establecida para comnicos y soplar los subdominantes, cuyo resultado era la emisión de un sonido vagamente negroide, aunque el intruso debía cuidarse de eviridad protegía la famosa Armónica Reverberante en re bemol frente a los asaltos del Limador Fantasma, del que se sabía que se introducía sigilosamente en los dormitorios con un conjunto completo de limas de lengüetas de armónica profesionales para alterar las notas y crear dificultades a los solistas, obligándolos a veces a aspirar los acordes tócaba también el riesgo de una infección cerebral; dónde y cuándo dormían las unidades y quién hacía los diferentes tipos de guardias, como la Guardia de Integridad Tonal, que durante las horas de oscutica; la necesidad de mantener los pelos de la nariz bien cuidados y recortados para que no se engancharan entre las chapas protectoras y fueran arrancados, lo que, aparte del dolor y la humillación, implisolutamente todo: las Normas de Seguridad de la Armónica Cromáven informante, como había hecho antes docenas de veces, todo, abdo pudiera ofrecerle-, a la par que, con tono opiáceo, explicaba al jogas, en realidad delataba un desprecio casi nihilista a cuanto el munque parecía la sonrisa lenta y afable del consumidor habitual de drote arrugado del Comandante, con su esmeradamente cuidado bigote blanco y la dentadura dorada que centelleaba cuando sonreía -aun Halls of Montezoo-HOO-ma!, de Offenbach, mientras el tranquilo Viejo continuaba su digresión con un pasmo almibarado que se diluía en la tarde, hasta llegar a alegacio____________________vitablemente incluían corrupción y muerte, con hileras de espejos que se encaraban a través de una neblina de uso secular, de aliento, de dentífrico pulverizado y preparados ta introducirse en la Letrina misma, en las cercanías oscuras que ineciones blancas, que se tornaban húmedas y violetas en los bordes, hasciones de porcelana de formas voluptuosas, no necesariamente lavabos, sino más bien vehículos para las misteriosas, pero hasta el momento sin especificar, «actividades pipiculares», y ofreciendo seguidamente una visible imagen completa, un veloz picado entre las hileras de instalavados en las letrinas, evocando en breves destellos las blancas instalanes obsesivamente detalladas de los extraños comportamientos obserpara el afeitado, de vapores de agua del grifo con rastros de los minerales de la región, y cada conjunto de imágenes se desencadenaba por leguas innúmeras, todos reflejados, y convergía hacia el Punto del Infinito a lo largo de una inmensa cur_va lenta…
Curiosamente, después de esa reunión no volvió a saberse de Alonzo. El ayudante de campo del Comandante lo expulsó, le entre__centrarse en el trabajo que tenía sobre la mesa…gó su vale semanal por los servicios prestados y lo observó perderse sin rumbo entre las hileras simétricas de árboles antes de volver a con
Entretanto, de vez en cuando, en los intersticios de lo que al fin y al cabo no eran unas vacaciones perpetuas en el Medio Oeste, la an_tigua tripulación del Inconvenience se veía asaltada por las dudas. ¿Y si no eran de verdad armonicistas? ¿Y si todo aquello no era más que una especie de autoengaño para no pensar en una realidad demasia____________________dárseles…, en algún trato secreto, de naturaleza indeterminada, con un antiguo enemigo…? Pero no supieron encontrar ninguna entrada en ninguno de sus diarios de a bordo que les ayudara a recordar…blarse ahora y que estaba firmemente instalada en el corazón de la…, la Organización cuyo nombre curiosamente había empezado a olvido espantosa como para que la iluminara la vasta e indiscriminada luz del Cielo, tal vez para no pensar en la traición, de la que no podía ha
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