La inmensa nube, a modo de misericordioso velo, se quedó colgan____________________ve húmeda, hacia el punto donde el camino zigzagueaba, y lo primero que vio cuando pasó sano y salvo la curva fue acanzado. Se alejó a la carrera, o todo lo rápido que le permitía la nienutos para salir del campo de visión de quien estuviera en las alturas con la esperanza de que, fuera quien fuese, creyera que le había aldo entre Reef y todo lo demás colina arriba, lo que le dio unos mi Borrasca, que avanza____________________tañas, Reef se quitó el impermeable, lo dobló formando un tosco trineo, se subió encima, se agarró el sombrero y, esforzándose por no chillar, se dejó deslizar hacia abajo, hacia la blancura desconocida en pronunciada pendiente, con la vaga idea de girar para cruzarse con funda que era la nieve, y sin ninguna experiencia, ni siquiera de niño, en las desquiciadas prácticas que se estilaban en invierno en estas mondose de vuelta hacia el establo de Ouray. Sin modo de saber lo proba sin prisa, más abajo, en el siguiente tramo del sendero, encaminán Borrasca, rezando como nunca había rezado en su vida para no toparse con rocas ocultas en el camino. Al acercarse al sendero de abajo, le pa_reció que iba demasiado rápido y tuvo que sacar un pie, de hecho los dos, para al final rodar sobre su costado y frenarse, y a punto estuvo de pasarse del filo y salir disparado hacia un nuevo saliente, que sí que era escarpado, por no decir vertical. Pero consiguió parar antes y rodó un par de metros por un pequeño desprendimiento, hasta el camino. Se quedó tumbado boca arriba durante un minuto. Borrasca, que se había acercado, lo miró con curiosidad, aunque no parecía muy sorprendi_do de verlo.
– No recuerdo haberte dicho que volvería -lo saludó Reef-, pero me alegro de verte de todos modos; anda, vayamos a ver qué tal an_dan las cosas por casa.
Al potro le pareció bien, se quedó quieto moviendo los ojos has_ta que lo montó Reef y ambos reanudaron el viaje.
Llegaron a Ouray sin cruzarse con más jinetes, aunque alguien po____________________to curiosamente humano, bien podría haber entendido, en el sentido hindú, parte de lo que Reef quería decir.muró al caballo, que, si uno se dejaba engañar por su comportamienterrado, y por tanto renacido. «Y te digo que he de renacer», le murdría haber estado vigilándolos con gemelos. Reef prefirió tomárselo del mejor modo posible y pensar que la Asociación de Propietarios (¿quién si no podría haber sido?) creería que estaba muerto y en
– Sí que has vuelto pronto.
El le contó lo que había pasado.
– Sólo queda una cosa que hacer.
– Ya, ya. Y va a ser que me dejas aquí sola, con el invierno a las puertas y el bebé llorando.
Sintió un vacío familiar vibrando muy adentro, expandiendo el miedo hasta salir por sus palmas y dedos. Era por cómo lo miraba ella. El sabía que no serviría de nada, pero dijo:
– Siempre hemos encontrado el modo de volver a reunimos, ¿no?
Ella siguió clavándole aquella mirada.
– ¿Qué ha cambiado? El bebé, claro, pero ¿qué más?
– ¿He dicho yo algo, Reef? -Ella nunca levantaba la voz. Nunca, jamás. Pero a esas alturas estaba a punto de hacerlo, y ahí estaba él, far_fullando.
– No quiero que os hagan daño a ninguno de los dos, eso lo en__res ahorrarte el sermón por esta vez? ¿Por qué no te lo guardas para la próxima?tiendes, ¿no? Por lo que sé, esos chicos están ahora mismo ahí arriba, en esas montañas, esperando a que se abra esta puerta. Por favor, ¿quie
Lo cierto es que ella no quería.
– Willow puede cuidar del pequeño Jesse por un tiempo, estará a salvo con ella y con Holt, pero no estoy tan segura con respecto a ti, pobre ganso patoso, necesitarás a alguien que te cubra las espaldas…
Bueno, hasta ahí había llegado después de tantos años, tantos, de jurar que nunca se rebajaría. Suplicando, cobarde, como una esposa asustada. Consciente de que él ya había cruzado el umbral, cual fugaz sombra, con aquel corpachón que ella amaba a pesar de su barriga cervecera, que ya tanto le daba. Dios, ella, que nunca rezaba, cómo re__diera seguir vivo, en alguna parte.zaba ahora para que quienquiera que fuese no hubiera llegado a la cima todavía, al menos quería aferrarse a la remota posibilidad de que pu
– El primer trueno en el este, cariño. Ese es el momento en que los zuñis dicen que termina el invierno, y entonces estaré de vuelta…
Jesse estaba dormido, así que Reef le besó con delicada suavidad en la cabeza antes de salir por la puerta.
Y así fue como Reef adoptó la identidad de Thrapston Cheesely III, un tipo neurasténico de la Costa Este, aprendió a parecer más perverso de lo que era, a vestir como un petimetre que no sabría montar un caballito de tiovivo, y entró a hurtadillas en Denver para tomar lecciones de baile de una tal Madame Aubergine, haciéndole jurar que le guardaría el secreto bajo pena de echarle una antigua mal_dición de un chamán ute. Empezó a usar agua de colonia y la misma marca de gomina que el Káiser Guillermo de Alemania, y guardaba la dinamita, los detonadores y material diverso de explosivos en un conjunto de maletas monogramadas de piel de cocodrilo a juego que le había dado la provocativa y voraz Ruperta Chirpingdon-Groin, una viajera inglesa fascinada por lo que tomaba como contradicciones en su personalidad y a la que no asustaban precisamente las señales de pe_ligro que reconocía.
– Querida, queridísima señorita Chirpingdon-Groin, no se enfa____________________ble, señorita Chirpingdon-Groin…sado un instante siquiera en su compañía, mi encantadora, mi deseaqueña Yup Toy, pero sencillamente debe perdonarme, pues qué puede significar una flor de loto todavía inmadura para alguien que haya pade conmigo. Admito que fui un chico malo en la cocina con esa pe
La propia Yup Toy, que esperaba junto a una inmensa máquina de hielo, entre una hilera de vendedoras orientales de cubitos en míni____________________bre del establecimiento, desbordados por el sólido a baja temperatura.partiendo cubos galvanizados, con membretes en relieve con el nomvaban y dispersaban vapores, reinaba una confusión de agua en todos los estados a la vez, a través de la cual las chicas-de-hielo, dirigidas por un maître con castañuelas, se deslizaban con patines entre las mesas, reble a cualquiera salvo a los que ejercían el desdén por hábito, como Ruperta. Para otros que valoraban mejor sus virtudes, su mente era un libro abierto, y muchos empezaron a apartarse, intuyendo problemas inmediatos. En las profundidades sin iluminar de la gran máquina, un martillo de vapor golpeaba sin parar bloques de hielo en crudo, se eleraba una uña escarlata y se la chupaba, incapaz de parecer inescrutamos atuendos de lentejuelas, con una cara tan maquillada que parecía una máscara de porcelana a la luz de nafta que fluía desde abajo, se mi
Reef se unió al lascivo séquito de neurasténicos de Ruperta, que recorrían las fuentes de aguas termales buscando la eterna juventud o huyendo del peso muerto del tiempo; y por el camino se iba encon____________________carse a él en el curso de sus viajes.dad que no?, pues eso habría embotado el filo del deseo, no sólo por Ruperta sino por cualquiera, Yup Toy o quien fuese, que pudiera acercho sentido echar demasiado de menos a Stray en ese momento, ¿verversaciones con su pene que le llevaron a concluir que no tenía mucas, una vez a la semana como media, con un alboroto memorable que hacía que todos salieran pitando, sin saber a qué distancia estarían a salvo. Entre estas riñas, Reef mantenía largas y deshilvanadas conli y esporádicos ramos de flores que la mantenían en la duda sobre él, pues lo había tomado por un hombre blanco salvaje que se hacía pasar por señoritingo exquisito. Lo que no les impedía enzarzarse en bronmitirle surtirse de habanos y champán a 3,50 la botella, y sorprender a Ruperta de vez en cuando con baratijas indias de plata y lapislázutrando con jugadores lo bastante impulsivos o descuidados para per
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