Santa Montefiore - La Virgen Gitana

Здесь есть возможность читать онлайн «Santa Montefiore - La Virgen Gitana» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Virgen Gitana: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Virgen Gitana»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Poco antes de morir, la madre de Mischa dona al Museo Metropolitano de Nueva York La Virgen gitana, un cuadro original del afamado pintor renacentista Tiziano, que ella había ocultado todos esos años sin que su hijo lo supiera. Poco a poco, Mischa descubre que esa misteriosa e hipnótica pintura está muy relacionada con su propia vida, en especial con los difíciles años de su infancia durante la posguerra europea. La súbita reaparición de un antiguo compañero sentimental de su madre, que había desaparecido de la faz de la tierra treinta años antes, planteará nuevas preguntas e inquietudes. En sus esfuerzos por desvelar el misterio de esa obra de arte escondida en secreto durante tanto tiempo, Mischa descubrirá amores, resentimientos y sensaciones que creía olvidados pero que lo habían marcado desde su más tierna infancia.

La Virgen Gitana — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Virgen Gitana», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Ya te he dicho que ni siquiera sabía que lo tuviera. ¡Maldita sea!

– Cálmate, Mischa. -Respiré hondo-. Tienes que entender que se trata de algo muy serio. El cuadro de un maestro universal de la pintura aparece de repente después de quinientos años. Todos los especialistas están como locos con este tema.

– ¿No es una copia?

– No, es auténtico.

– ¿Y por qué demonios lo escondía? ¿Por qué no lo vendió? -Solté una carcajada amarga-. ¡Hubiéramos sido ricos!

– Resulta muy difícil vender una obra de arte como ésta. No tiene precio.

– Es un misterio, y ahora que ella ha muerto, no sabré nunca la verdad. -Entonces se me ocurrió una idea. Había un hombre que podía saber algo. ¿Cómo no lo había pensado antes?- Escucha, tengo que irme. Llámame si hay alguna novedad.

Después de colgar, me puse a buscar un número de teléfono que no estaba seguro de conservar. Matías se había marchado a Chile con su mujer en 1960. Ni siquiera tenía la certeza de que siguiera con vida.

Aquella noche salí a tomar una copa. Solía ir a Jimmy's, un bar cerca de casa, pero allí todos me conocían y conocían a Linda, así que decidí buscar otro local. Ni siquiera miré el nombre. Me senté en un taburete y me quedé contemplando mi copa. No fumaba, pero en aquel momento no me hubieran ido mal un par de caladas. El olor de los Gauloises de Coyote se me había metido en la nariz y me arrastraba al pasado, donde tantas preguntas habían quedado sin respuesta. No podía pensar en ellas porque no sabía cómo resolverlas, de manera que prefería enterrar la cabeza en la arena, como decía Linda. En realidad no quería saber por qué Coyote no había regresado. El niño pequeño que había en mi interior seguía dolido por el abandono.

Al cabo de un rato, el alcohol me aflojó la tensión del cuello y los hombros y empecé a respirar con tranquilidad. Miré a mi alrededor. Un hombre tocaba la guitarra y una bella mujer cantaba tristes canciones. Aquella penumbra, en aquel ambiente cargado de humo y de olor a perfume me sentaron bien. Tal vez había sido mejor que Linda se marchara. Ahora tendría que hacer yo mismo la colada, ¿y qué?

Descubrí que me gustaba la idea de mi nueva soltería. Lo que necesitaba era viajar, salir de Nueva York, marcharme al extranjero. Hacía años que no viajaba. Me había puesto unas anteojeras y me había dejado arrastrar por la rutina como un caballo de tiro. Ahora podría tomarme unas vacaciones y partir en busca de Matías. Más animado, pedí otra copa.

– Hola.

Una mujer se sentó en un taburete junto a mí.

– Hola -respondí.

– ¿Estás solo?

Asentí y evalué con la mirada su cara redonda y la larga melena cobriza que le caía sobre los blancos hombros desnudos. Bajo el vestido negro y ajustado se adivinaban unos pechos llenos.

– ¿Tú también estás sola? -le pregunté, mirándola a los ojos, unos bonitos ojos color avellana.

– No, estoy con mis amigos -respondió. Cuando enarqué las cejas se echó a reír y me puso la mano en el brazo-. Soy la dueña del bar. Me llamo Lulú. Es la primera vez que vienes, ¿no?

– Así es.

– Desde luego, te habría visto -dijo con mirada acariciadora-. ¿Tienes nombre o prefieres que te llame Guapo?

Me reí de aquel chiste tan malo y comprendí que el alcohol me estaba haciendo efecto.

– Soy Mischa, Mischa Fontaine. -Extendí la mano. La suya era suave y húmeda.

– Bien, Mischa, bienvenido a mi bar. Eres bastante alto, ¿verdad? Me gustan los hombres altos. Y no eres de por aquí, eres extranjero. Tienes un acento curioso.

Yo negué con la cabeza .

– Pues te equivocas. Soy de por aquí. -Me reí al ver la cara que ponía, como si no se tomara las cosas en serio y sobre todo le gustara coquetear.

– Ahora, tal vez, pero no has nacido aquí.

– ¿Por qué lo dices?

– Por tus ojos. Veo en ellos un mundo distinto. Por eso me gustas: tienes un aire de ser de otro mundo.

Me reí y alcé la copa a su salud.

– Debe de ser el alcohol.

– Oh, la bebida les hace otras cosas a los hombres. -Me puso la mano sobre la bragueta-. Mejor que no bebas demasiado, ¿no? No, tú eres un río de aguas profundas, muy profundas. Si lanzo mi anzuelo puede que encuentre un mundo allí abajo. -Se me acercó y me susurró al oído-. ¿Qué tal si te llevo a mi apartamento? -Pasó una larga uña roja entre los botones de la camisa-. Quiero follar contigo, Mischa. Estás en mi bar, eres mi invitado, es justo que te enseñe todo lo que puedo ofrecerte.

Subimos a su apartamento, que era pequeño pero coqueto, con un olor a flores y a perfume barato. No perdí el tiempo. La cogí en brazos y la llevé al dormitorio, aunque estuve a punto de entrar primero en el armario, lo que la hizo reírse con ganas. Era una mujer deliciosa en la cama, suave y juguetona, tremendamente sensual y desinhibida. Abría las piernas sin pudor y ronroneaba como un gatito cuando la acariciaba, giraba las caderas para que metiera la cabeza entre sus muslos y lamiera su sexo. Hacía muchos años que no disfrutaba tanto de una noche con una mujer. Ella tenía experiencia y aprovechaba golosa todo lo que hacíamos. Acabamos abrazados, con el corazón todavía acelerado por la adrenalina. Ella enterró el rostro en mi pecho y murmuró:

– Sabía que serías un buen amante.

– ¿Cómo lo sabías?

– Los franceses saben hacer el amor.

– ¿Cómo sabes que soy francés?

– Por tu acento. Hay un rastro de acento francés.

– Era francés hace mucho tiempo. -De repente sentí añoranza de aquellos viñedos y del cálido aroma a pino del château.

– Ya te lo dije, te dije que en tus ojos había otro mundo.

– Acertaste, pero es un mundo perdido.

– Nada se pierde por completo, Mischa -sentenció-. Puedes recuperarlo si quieres.

– Yo no creo que se pueda.

– Esto, mi guapo amigo, es precisamente lo que te impide llegar a él.

24

A la mañana siguiente llegué a la tienda con un aire tan alegre y animoso que Stanley se me quedó mirando. No se habría sorprendido más si me hubiera crecido una segunda cabeza.

– ¿Te pasa algo? -me preguntó.

Esther levantó un momento la vista del escritorio.

– Ya sé que Linda se ha marchado -dijo, cruzando los brazos y moviendo la cabeza con pesar-. Lo siento mucho.

Stanley la quiso hacer callar con la mirada pero yo les dirigí una sonrisa.

– Me voy de vacaciones -anuncié.

Stanley se quitó los lentes.

– ¿De vacaciones?

– Sí, eso que hacen las personas cuando necesitan un cambio de aires.

– Pero tú nunca te vas de vacaciones.

– Harás muy bien -interrumpió Esther con expresión comprensiva-. Tu madre se ha muerto y tu novia te ha dejado. Además, hace frío y nieva, está todo gris y deprimente. ¿A dónde piensas ir?

– Adonde haga buen tiempo -dije, encogiéndome de hombros-. A Chile.

– ¿Eso es un país? -bromeó Esther-. No suena como un país serio.

– Me voy mañana, y quiero que vosotros dos os ocupéis de todo mientras estoy fuera.

– Hoy tienes mejor aspecto que ayer. Pareces encantado de la vida -señaló Esther-. O estás enamorado o ayer ligaste. Pero sea lo que fuere, deberías hacerlo más a menudo.

– Lo que pasa es que me he dado cuenta de que necesito un cambio de aires.

– Y si ves algo interesante en Chile, tráetelo. -Stanley se limpió las gafas con la corbata-. ¿Por qué no te vas a Europa? En Chile es difícil que encuentres algo que valga la pena.

– ¡Europa! -exclamó Esther-. Oh, me encantaría ir a Europa. ¿Seguro que no quieres que te acompañe? Soy una excelente compañera de viaje. Puedo hablar mucho, pero nunca soy aburrida.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Virgen Gitana»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Virgen Gitana» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Virgen Gitana»

Обсуждение, отзывы о книге «La Virgen Gitana» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x