Santa Montefiore - La Virgen Gitana

Здесь есть возможность читать онлайн «Santa Montefiore - La Virgen Gitana» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Virgen Gitana: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Virgen Gitana»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Poco antes de morir, la madre de Mischa dona al Museo Metropolitano de Nueva York La Virgen gitana, un cuadro original del afamado pintor renacentista Tiziano, que ella había ocultado todos esos años sin que su hijo lo supiera. Poco a poco, Mischa descubre que esa misteriosa e hipnótica pintura está muy relacionada con su propia vida, en especial con los difíciles años de su infancia durante la posguerra europea. La súbita reaparición de un antiguo compañero sentimental de su madre, que había desaparecido de la faz de la tierra treinta años antes, planteará nuevas preguntas e inquietudes. En sus esfuerzos por desvelar el misterio de esa obra de arte escondida en secreto durante tanto tiempo, Mischa descubrirá amores, resentimientos y sensaciones que creía olvidados pero que lo habían marcado desde su más tierna infancia.

La Virgen Gitana — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Virgen Gitana», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

1

Todo empezó un día nevoso de enero. Enero es un mes deprimente en Nueva York. Los árboles están desnudos, las fiestas se han terminado y las luces navideñas se las han llevado para el año siguiente. Un viento cargado de escarcha barría las calles, y yo caminaba a paso rápido con las manos en los bolsillos, mirando el suelo. No pensaba en nada en particular, sólo en el trabajo de cada día. Intentaba no pensar en mi madre. Soy experto en evitar cosas: si algo me resulta doloroso, no pienso en ello. Si no pienso en ello, no sucede; si no lo veo, no está… ¿no? Hacía una semana que había muerto mi madre, y ya se había celebrado el funeral. Los periodistas, insistentes como moscardones, no paraban de preguntar cómo era posible que sólo ahora saliera a la luz un Tiziano tan valioso, no catalogado. ¿No entendían que yo sabía tan poco como ellos? Si ellos luchaban en la oscuridad, yo me debatía en el aire.

Llegué a mi oficina en West Village, una tienda de antigüedades en la planta baja de un edificio de ladrillo rojo. En la puerta contigua, Zebedee Hapstein, un excéntrico relojero, se afanaba en imprimir armonía a su discordante orquesta de tictacs. Me había olvidado de ponerme los guantes, y con los dedos entumecidos no atinaba a encontrar la llave. Al levantar la vista me vi reflejado en el espejo de la entrada: la cara fantasmal de un hombre envejecido, de mirada torva. Me desprendí de la tristeza, y mientras avanzaba me sacudí la nieve de los hombros. Stanley no había llegado, ni tampoco Esther, que contestaba el teléfono de la tienda y limpiaba. Subí la escalera como si arrastrara un enorme peso. Olía a madera y a cera de muebles, y había una luz mortecina. Cuando encendí la luz de mi oficina me llevé un susto de muerte: un vagabundo esperaba tranquilamente sentado en una silla.

Le pregunté qué demonios hacía allí y cómo había entrado. No había ninguna ventana abierta y la puerta principal estaba cerrada con llave; por un momento tuve miedo. Cuando el individuo se volvió hacia mí con una media sonrisa, me desconcertó el inusitado azul turquesa de sus ojos, que relucían como dos aguamarinas en medio del rostro barbudo y surcado de arrugas. Se envolvía en un pesado abrigo, se cubría la cabeza con un sombrero de fieltro, y uno de sus sucios zapatos tenía la punta agujereada. Por un instante tuve una sensación de déjà vu , que desapareció tan rápidamente como había aparecido. Me miró de arriba abajo, evaluando mi aspecto, y su impertinencia me enfureció.

– Te has convertido en un joven muy apuesto -dijo, como hablando para sí y asintiendo con la cabeza.

Lo miré ceñudo, sin saber qué responder.

– Así que no sabes quién soy. -Su sonrisa ocultaba un fondo de tristeza.

– Por supuesto que no, y creo que debería marcharse de aquí.

El hombre asintió sin decir ni una palabra y se encogió de hombros.

– En realidad no hay razón para que te acuerdes, maldita sea. Pero esperaba… ¿qué más da? ¿Te importa que fume un pitillo? Ahí fuera hace un frío de narices.

Por alguna razón, su acento sureño me puso la carne de gallina. Antes de que yo pudiera contestar, el vagabundo sacó un Gauloise y encendió una cerilla. El olor del tabaco me produjo un cierto mareo y desató una avalancha de recuerdos, pero me dije que eran imaginaciones mías. Lo miré fijamente y, para ocultar mi emoción, me quité el abrigo y lo colgué en la percha detrás de la puerta. Luego me senté frente al escritorio. El hombre pareció relajarse, pero no me quitaba los ojos de encima.

– ¿Quién es usted? -Hice la pregunta a bocajarro y me preparé para la respuesta mientras me decía que no era posible, no después de tanto tiempo. No quería que fuera así, apestando a tabaco y a sudor.

Me sonrió y exhaló una nube de humo por un lado de la boca.

– ¿Te dice algo el nombre de Jack Magellan?

Tenía la boca seca y no supe qué responder.

Enarcó una de sus pobladas cejas y se inclinó sobre la mesa.

– ¿A lo mejor te resulta más familiar el nombre de Coyote, Junior?

Me quedé boquiabierto. Busqué en su rostro las facciones del hombre que había tenido mi corazón en sus manos, pero sólo vi una barba con flecos grises y un rostro castigado por el aire y el sol, surcado de profundas arrugas. Ya no quedaba nada de su magia y de su juventud. Aquel apuesto norteamericano que nos prometió un mundo entero, hacía años que había muerto. Tenía que haber muerto, ¿no? De no ser así, ¿por qué no había regresado?

– ¿Qué quiere?

– He leído lo de tu madre en la prensa. He venido a verla.

– Mi madre ha fallecido -le solté con brusquedad. Quería ver su reacción, quería hacerle daño, causarle auténtico dolor. Yo no le debía nada, y él me debía una explicación y treinta años. Me alegró ver que se le llenaban los ojos de lágrimas y que inclinaba la cabeza sobre el pecho. Me dirigió una mirada de inmensa pena y le sostuve la mirada. No pretendí ignorar su emoción, me limité a contemplar cómo boqueaba como un pez fuera del agua.

– Ha muerto -musitó al fin con voz quebrada-. ¿Cuándo?

– Hace una semana.

– Una semana -repitió, sacudiendo la cabeza-. Si por lo menos…

Dio una calada al cigarrillo, y el olor del tabaco me envolvió de nuevo en una oleada de recuerdos que intenté rechazar. Volvía a ver las largas hileras de viñedos, los cipreses, las paredes amarillentas y descoloridas por el sol del château que una vez había sido mi hogar. Los postigos azul celeste estaban abiertos, soplaba una brisa cargada de olor a pino y a jazmín, y una voz, en algún recóndito lugar de mi memoria, cantaba Laredo.

– Tu madre era una mujer excepcional -dijo con tristeza-. Me habría gustado verla antes que muriera.

Quería decirle que mi madre se había aferrado mucho tiempo a la esperanza de que él volvería, que en los treinta años que pasaron desde su marcha nunca había dudado de él. Sólo cuando llegó al final del camino se resignó a aceptar la verdad: él no volvería. Yo quería gritarle, agarrarlo del cuello del abrigo y levantarlo del asiento, pero no hice nada. Lo miré fijamente sin mostrar emoción alguna.

– ¿Cómo me has encontrado?

– He leído la noticia sobre el Tiziano.

«Ah, el Tiziano -me dije-. Eso es lo que le interesa.»

Apagó el cigarrillo y rió entre dientes.

– He leído que se lo ha donado a la ciudad.

– ¿Y a ti qué te importa?

Se encogió de hombros.

– Ese cuadro vale una fortuna.

– Por eso estás aquí, por el dinero.

De nuevo se inclinó sobre la mesa y clavó en mí sus hipnóticos ojos azules.

– No he venido por dinero, no busco nada -dijo con voz ahogada de indignación-. En realidad, soy un viejo estúpido. Aquí no me espera nada.

– Entonces, ¿por qué has venido?

Sonrió tristemente, dejando ver una dentadura ennegrecida y cariada. Más que una sonrisa, era una mueca de dolor, y me sentí incómodo.

– Voy tras un espejismo, Junior, eso es. Siempre fue un espejismo, pero tú no lo podrías entender.

Desde la ventana pude ver cómo se alejaba cojeando, encorvado para protegerse del viento frío y con el sombrero calado hasta las orejas. Me rasqué pensativo la barbilla y noté la aspereza de mi barba incipiente. Por un momento creí oírle cantar: «Cuando paseaba por las calles de Laredo». No pude soportarlo ni un momento más. Cogí el abrigo y bajé corriendo las escaleras. Cuando abrí la puerta me encontré con Stanley que entraba. Se sorprendió de verme.

– Salgo un momento -dije simplemente.

En la calle caía una espesa nevada, así que empecé a seguir sus huellas. No sabía lo que le diría cuando lo encontrara, pero sabía por qué un sentimiento muy profundo había ahogado mi enfado. Era difícil de explicar, pero aquel hombre me había hecho un regalo muy especial, un regalo que nadie más podía hacerme, ni siquiera mi madre. Y a pesar del dolor que nos había ocasionado, entre nosotros seguía existiendo un vínculo que no se rompería nunca.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Virgen Gitana»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Virgen Gitana» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Virgen Gitana»

Обсуждение, отзывы о книге «La Virgen Gitana» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x