Martin Amis - Agua Pesada

Здесь есть возможность читать онлайн «Martin Amis - Agua Pesada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Agua Pesada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Agua Pesada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Las historias de Agua pesada son mundos en miniatura que contienen, en dosis altamente concentradas, la acidez, el cinismo y el profundo cuestionamiento de las bases de nuestra sociedad que caracterizan las grandes novelas de Martin Amis. Así, en uno de los cuentos, la sociedad es mayoritariamente gay, y los heterosexuales son una minoría perseguida, en otro, un sarcástico robot marciano nos trae extrañas noticias sobre la vida en el sistema solar, y en el relato ‘Agua pesada’, Amis retrata sin piedad el malestar y la fatiga de la cultura de la clase trabajadora.

Agua Pesada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Agua Pesada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Lo que se oía era el chillido de remaches y goznes torturados y de pronto apareció en lo alto de la pared un rayo de luz oblongo, que se ensanchó por un momento cuando pasó una sombra frente a él. Luego se cerró la puerta y se restableció la oscuridad. Pop Jones hizo un gesto afirmativo, como aceptando algo. Ya fuese el portero de Marte un auténtico marciano o no (después de tantas especulaciones: no un engaño, ¿pero tal vez un cebo?), Pop pensaba que era un auténtico portero. Ahora, apagar nuevamente la luz, pensó Pop, y la calefacción. Escuchó atentamente, esperando oír el tintineo de los baldes, el ruido de las grandes llaves en las cerraduras húmedas. Pero sólo oyó ruido de pasos. Luego se encendieron todas las luces de una manera brutalmente repentina, que hería los ojos.

– Bienvenidos, DNA. De manera que ésta es la doble hélice en la turbina de la izquierda. DNA, les presento mis saludos.

Al enfocar se veía al portero de Marte sentado ante una mesa en una tarima: un inconfundible robot con mameluco azul marino, camisa y corbata. Su rostro era un pico de metal bruñido dramáticamente desprovisto de otros rasgos, las manos como garras, intrincadas, nerviosas. El acento no era extraño: norteamericano de educación mediana. Hablaba como un entrenador deportivo… un entrenador deportivo que les hablaba a otros entrenadores de menor categoría. Pero no tenía boca por donde hacer salir las palabras, el sonido era zumbante, metálico: un chirrido interior. El portero de Marte arrojó una carpeta vacía sobre la mesa y dijo:

– Señoras y señores, pido disculpas por el estado de estos modestos muebles. Este recinto lo construí yo hace casi exactamente un siglo, el 29 de agosto de 1949: el día en que se hizo evidente que en la Tierra había dos combatientes con armas nucleares. Siempre pensé en reciclarlo. Pero, carajo, nunca… Seres humanos, por favor no pongan esa cara. Miss Mundo, no arrugue la nariz. Y perdonen, en general que no se cumplan sus expectativas de grandeza. Existe una censura cósmica. Pero el universo es profunda y esencialmente profano. Creo que se admirarán de algunas de las cosas que voy a decirles. Sin embargo, otras serán las emociones predominantes. Emociones como miedo y desprecio. O, digamos mejor, terror y asco. Bien, primero… el pasado.

En ese momento ya se habían ubicado dos cámaras orientadas en direcciones opuestas en la base del podio. Se veía al portero de Marte, y además se veía al público (la gente estaba sentada en sillas de lata en un salón ceniciento, con revestimiento de madera, cortinas grisáceas en las falsas ventanas, las banderas norteamericana y soviética). Sentados en primera fila estaban Incarnacion Buttruguena-Hume y su esposo, Pickering. Incarnacion levantó tímidamente la mano.

– Sí, Incarnacion.

Ella se ruborizó, esbozó una sonrisa y dijo:

– ¿Puedo hacer una pregunta preliminar, señor?

El portero de Marte hizo un mínimo gesto de asentimiento.

– Señor, hace sólo dos años hubo seres humanos en el umbral de este planeta. ¿Por qué…?

– ¿Por qué no me di a conocer entonces? Hay una buena razón: el cerco de alambre. Tengan paciencia, por favor. Todo se aclarará. Volviendo al programa: el pasado… Para recapitular: la Tierra y Marte son satélites del enano amarillo de segunda generación, rico en metales, de la secuencia principal en el disco medio de la Vía Láctea. Nuestros planetas se formaron hace unos cuatro mil millones y medio de años. Nosotros, más pequeños y más expuestos, nos enfriamos más rápido. Con lo que podría decirse que empezamos antes.

Con algo que sonó como una risita divertida o tal vez burlona, el portero de Marte se recostó en el respaldo de su asiento y juntó sus delgadas garras.

– Bien. Los dos teníamos la misma química prebiótica y fuimos polinizados por el mismo cometa de período largo: el Cometa Alfa, así lo llamamos, que visita el sistema solar cada 113 millones de años. Una vez establecida la vida en la Tierra, ustedes pasaron por el proceso que con mucha indulgencia llaman “evolución”. Mientras que nosotros nos pusimos en actividad mucho antes. En apenas 300 millones de años. Mientras ustedes no eran más que una fea enfermedad. Un asqueroso germen maloliente en la costa. Y les aseguro que nuestra experiencia era más típicamente planetaria: la complejidad autoorganizada, con un impulso teleológico sin remordimientos. La civilización marciana floreció, con algunos altibajos, durante tres mil millones de años, y llegó a su… ¿digamos a su apoteosis?, a su clímax hace 500 millones de años, cuando, según decían, los dinosaurios regían en la Tierra. Cuarenta y tres millones de años más tarde se extinguió la vida en Marte, y yo, ya emplazado, fui activado.

Miss Mundo dijo:

– Señor, ¿podría decirnos qué aspecto tenía la gente de Marte?

Aunque la pregunta era clara, el portero de Marte se estremeció por un segundo.

– No éramos distintos de como son ustedes ahora, al principio. Un poco más altos y flacos, y con más pelo. No excretábamos. No dormíamos. Y por supuesto vivíamos mucho más que ustedes… incluso al comienzo. Esto explica muchas cosas. Es que el DNA sólo sirve de algo a partir de los veinte años, y a partir de los cuarenta el cerebro de ustedes comienza a pudrirse. La esperanza de vida promedio en Marte era por lo menos de dos siglos, aun antes de que comenzaran a prolongarla. Y por supuesto practicamos una bioingeniería agresiva desde una etapa muy temprana. Por ejemplo, pronto desarrollamos una tecnología neurológica de circuito integrado. Lo que ustedes llaman telepatía. La estoy usando ahora, aunque he agregado una voz para los teleespectadores. ¿Perciben una leve resonancia metálica dentro de la cabeza? Tal vez les interese enterarse de que los pensamientos tienden al infinito y que viajan a la velocidad de la luz.

El portero de Marte se puso de pie, con un ruido terrible de su silla de metal que provocó un gesto de aprobación de Pop Jones mientras extendía la mano para tomar la lata de Bovril y una cuchara. En esta etapa los sentimientos de Pop por su colega marciano tenían muchos puntos de apoyo: desde la solidaridad hasta la admiración por alguien a quien consideraba un héroe. La actitud brusca de no permitir pasar, la expresión poco hospitalaria de sus ojos; y había algo más, algo más sutil, que a Pop le parecía la quintaesencia del arte de la portería: el estado de alerta ante la amenaza del esfuerzo. Eso era. Ha llegado el día, pensó. El día en que por fin los porteros…

– Bien, el tiempo apremia -dijo el robot con cierta dureza (quizá considerando que su público había hecho un viaje de cuatro meses y medio para verlo). Incluidas las suelas de crepé de sus zapatos, el portero de Marte no medía más de un metro con cincuenta. Pero transmitía una formidable convicción, una autosuficiencia metálica. Se movía como un ser vivo, pero de ninguna manera era posible confundirlo con un ser vivo. Es verdad que el rostro tenía una expresiva gama de actitudes y grados de exaltación, pero no había nada propio de un ser humano, ni siquiera de un ave, nada que fuera ni remotamente orgánico en su severidad. Se acercó al borde del escenario y dijo:

– No transformemos esto en una sesión de preguntas y respuestas. Yo tengo un programa que cumplir aquí. Iremos por partes y examinaremos nuestros respectivos viajes paralelamente. Entonces: hace tres mil setecientos millones de años aparece la semilla de la vida. Hace tres mil cuatrocientos millones de años, como he dicho, los marcianos están en actividad. “Cazadores y recolectores” es el eufemismo que ustedes usan por “buscadores de carroña”, que se acerca más a la verdad. En esta etapa, por supuesto, ustedes todavía son una burbuja de pedorreo. Materia pegajosa. Yogur macrobiótico dejado al sol. Pasan cinco siglos: Marte ya está íntegramente industrializado. Otros cinco, y entramos en lo que ustedes llamarían nuestra fase pos-histórica. La llamábamos Riqueza Total. En esta etapa lo único que ustedes logran hacer es ensuciar los estuarios y los lechos de los ríos, pero entre tanto en Marte estamos en la gravedad cuántica, la luz fatigada, el poder del cromo, la superposición de las ondas y la ortogonia. Éramos dueños de nuestro hábitat, ya que nos habíamos liberado de todos los animales, de los océanos y así sucesivamente, y las fluctuaciones troposféricas que ustedes llaman clima. En otras palabras: estábamos listos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Agua Pesada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Agua Pesada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Martin Amis - Lionel Asbo
Martin Amis
Martin Amis - Yellow Dog
Martin Amis
Martin Amis - House of Meetings
Martin Amis
Martin Amis - Dead Babies
Martin Amis
Martin Amis - Koba the Dread
Martin Amis
Martin Amis - Night Train
Martin Amis
Martin Amis - Perro callejero
Martin Amis
libcat.ru: книга без обложки
MARTIN AMIS
Martin Amis - The Drowned World
Martin Amis
Отзывы о книге «Agua Pesada»

Обсуждение, отзывы о книге «Agua Pesada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x