• Пожаловаться

Alberto Vázquez-Figueroa: Bora Bora

Здесь есть возможность читать онлайн «Alberto Vázquez-Figueroa: Bora Bora» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Alberto Vázquez-Figueroa Bora Bora

Bora Bora: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Bora Bora»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Vázquez-Figueroa, en esta espectacular novela, logra exponer un convincente retrato de la cultura polinesia. La trama se desarrolla en una pequeña isla del Pacífico Sur la cual se ve salvajemente invadida por naves provenientes de un islote oceánico. Tras causar muerte y destrucción, la princesa se ve secuestrada por estos invasores llevándola mar adentro. Al compás de un dinámico relato, los habitantes supervivientes deciden emprender la persecución a través del océano buscando venganza…

Alberto Vázquez-Figueroa: другие книги автора


Кто написал Bora Bora? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Bora Bora — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Bora Bora», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Y para colmo, la mujer que adoraba andaba revolcándose con otro.

Se sentía terriblemente desgraciado y buscó por lo tanto consuelo en las estrellas, que eran las únicas que estaban en condiciones de proporcionárselo.

Por la hora calculó que muy pronto «Tupa», «El Cangrejo», empezaría a hacer su aparición sobre la línea del horizonte, justo a tres puntos al norte de Tahaa, la isla hermana de Rairatea, que se adivinaba, más que verse, en la distancia, y que primero serían las dos pequeñas estrellas que conformaban la punta de las pinzas las que asomaran, para que poco después lo hiciera toda la compleja masa luminosa en la que alguien, siglos atrás, tuvo el capricho de imaginar la silueta de un cangrejo.

Pero lo que sí resultaba cierto, era el hecho innegable de que cuando ese «Cangrejo» se hubiera alzado apenas una cuarta en el horizonte, sus patas traseras delimitarían, sin el más mínimo error, el punto exacto en que se encontraba el este durante los meses de verano.

Aguardó paciente seguro de que pronto «El Anzuelo de Maui» comenzaría a emerger de igual modo en el lugar en que tenía clavada la mirada, pero lo que de improviso hizo su aparición como surgiendo de la nada, fue una masa oscura y amenazante que avanzó como una sombra llegada de otros mundos, pues ni un rumor de pasos, ni un chasquido de ramas, ni tan siquiera el leve susurro de una hoja, habían servido para anunciar su presencia.

Podría tomársele por una densa nube o una montaña que se hubiera interpuesto de improviso entre el firmamento y el muchacho, pero resultaba evidente que se trataba de un hombre, y sin lugar a dudas, el más corpulento al que Tapú Tetuanúi se hubiese encarado a todo lo largo de su no demasiado larga vida.

— ¿Chimé…? — susurró apenas, imaginando tal vez que el hercúleo «Gigante de Farepíti» había tomado aquel mismo camino con la vana esperanza de disfrutar de una noche de amor con la dulce Maiana —. ¿Eres tú, Chimé?

La respuesta fue un hosco gruñido, y sin mediar palabra el monstruoso individuo dio un paso adelante, blandió una gruesa maza que le hubiera aplastado la cabeza como una nuez estalla bajo el impacto de una piedra, y la descargó con toda la portentosa fuerza de su desmesurado corpachón sobre el asombrado muchacho, que apenas tuvo tiempo de saltar a un lado al advertir cómo el arma asesina silbaba junto a su oído e iba a estrellarse contra el tronco del «pandanús» en que se encontraba apoyado, partiéndolo en dos como si se hubiese tratado de una simple caña de bambú.

Tapú Tetuanúi no era ni demasiado alto, ni demasiado fuerte aún, pero era, eso sí, tan ágil como un pez en el agua, por lo que sus reflejos le permitieron ponerse en pie de un salto antes de que su desconocido agresor tuviera tiempo de recuperarse del fallido golpe e intentarlo de nuevo.

Se observaron a la luz de las estrellas y resultó evidente que se trataba del más desigual combate de que hubieran sido testigo aquellas mismas estrellas, puesto que el atacante tenía todas las de ganar frente a un desarmado rival al que doblaba en corpulencia.

Tapú lo advirtió de inmediato y aunque un casi irrefrenable terror hacía temblar sus rodillas y le atenazaba la garganta, conservó la lucidez suficiente como para aguardar agazapado el segundo ataque, esquivarlo de nuevo, y echar a correr colina abajo por el estrecho sendero que tantas veces recorriera anteriormente.

La mole humana le siguió emitiendo un nuevo gruñido, y resultaba descorazonador y sorprendente el hecho de que un hombre tan grande y tan pesado pudiera, no obstante, moverse casi con tanta rapidez como su víctima.

El pánico había puesto alas en los pies de un desalentado fugitivo consciente de que tan sólo a base de velocidad conseguiría salvar la vida, pero a pesar de que Tapú Tetuanúi conocía muy bien el lugar por donde huía, no existía forma humana de despegarse de un perseguidor que a cada instante lanzaba violentos mazazos que parecían a punto de desnucarle.

¿Qué había hecho él y quién era aquel loco que tenía tantísimo interés en machacarle?

El atribulado muchacho ni siquiera tuvo tiempo de plantearse la pregunta mientras volaba colina abajo, pero aun así mil extrañas ideas cruzaban por su mente sin que la propia velocidad de su carrera le permitiera encontrar respuesta lógica a semejante absurdo.

Al fin distinguió el frondoso «aito» de grueso tronco que marcaba el punto en que el camino daba un brusco giro a la izquierda evitando el barranco, y conservó la lucidez suficiente como para dirigirse directamente a él aun a riesgo de precipitarse al abismo.

En el último instante se tiró al suelo abrazándose al tronco, y ni siquiera tuvo oportunidad de advertir cómo su perseguidor pasaba de largo para lanzar un alarido de terror al comprender que había comenzado a correr sobre el vacío.

Poco después se escuchó un golpe seco al que siguió el silencio.

Aferrado al tronco del árbol, Tapú Tetuanúi dejó que pasaran los minutos permitiendo que su respiración volviera a serenarse y las piernas cesaran de temblarle, antes de ponerse trabajosamente en pie para otear en busca de su enemigo.

El mundo parecía haber quedado de nuevo en paz consigo mismo.

Allá en lo alto el cielo se mantenía cuajado de estrellas, pero su luz no conseguía adentrarse en el fondo del barranco, al tiempo que ni el más leve lamento indicaba que su agresor aún continuaba con vida.

Cuando se supo totalmente sereno, el muchacho buscó una pequeña rama seca, le quitó con los dientes la corteza, la partió en dos y comenzó a frotarlas con fuerza soplando hasta conseguir que una diminuta llama naciera de las tinieblas como un sorprendente milagro inexplicable.

La aproximó a unos matojos secos y la llama creció iluminando un amplio espacio a su alrededor, por lo que, arrancando otro matojo, permitió que ardiera hasta formar una bola de fuego que lanzó al vacío.

Cayó girando los seis o siete metros que le separaban del fondo del barranco, y durante el largo minuto que aún permaneció ardiendo, Tapú Tetuanúi tuvo tiempo de distinguir la ensangrentada figura del gigante que parecía un guiñapo aplastado contra el suelo.

Ni siquiera se movía, pero sin saber por qué abrigó el convencimiento de que no estaba muerto.

Arrancó tres nuevas ramas, las trenzó formando una especie de antorcha, y a su luz buscó la mejor forma de descender con el menor riesgo posible hasta donde se encontraba su agresor.

Aún respiraba.

Tenía una ancha herida en la cabeza y probablemente varias costillas rotas, pero no se necesitaba tener los conocimientos de medicina del prestigioso Hinói Tefaatáu, para llegar a la conclusión de que el fuerte golpe no acabaría con la vida de una bestia semejante.

Tapú Tetuanúi lo estudió con detenimiento.

Se le antojó la criatura más monstruosa a la que se hubiese encarado nunca, no sólo a causa de su tamaño y fortaleza, sino en especial por culpa de los horrendos tatuajes que cubrían cada centímetro de su piel, desde la frente a los tobillos.

Nada había en tales tatuajes que evocase los hermosos dibujos que el muchacho tanto admiraba en los adultos de su isla, o incluso en los de Rairatea o Tahití, puesto que aquellos constituían una especie de absurda maraña o inexplicable jeroglífico que parecía tener alguna finalidad que se apartaba por completo del simple deseo de resaltar la belleza de un cuerpo.

¿De dónde provenía aquella bestia apocalíptica?

¿Por qué se deslizaba de noche intentando asesinar a quienes se interponían en su camino?

¿Era quizá uno de aquellos terroríficos caníbales que llegaban de muy lejanas islas con el único fin de abastecer sus despensas de apetitosa carne humana?

El muchacho no pudo evitar que un estremecimiento le recorriera la espalda al imaginar que si la suerte no le hubiera acompañado, tal vez en aquellos instantes estaría sirviendo de cena a semejante ogro, y cuando a los pocos instantes el herido lanzó un leve lamento, dio un salto atrás como si acabara de advertir que estaba a punto de pisar la espina dorsal de un «nohú», el venenoso «pez-piedra», que había sido desde siempre su peor enemigo.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Bora Bora»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Bora Bora» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Alberto Vázquez Figueroa: Delfines
Delfines
Alberto Vázquez Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa: Océano
Océano
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa: Yáiza
Yáiza
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa: Piratas
Piratas
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa: León Bocanegra
León Bocanegra
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa: El inca
El inca
Alberto Vázquez-Figueroa
Отзывы о книге «Bora Bora»

Обсуждение, отзывы о книге «Bora Bora» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.