David Liss - El mercader de café

Здесь есть возможность читать онлайн «David Liss - El mercader de café» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El mercader de café: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El mercader de café»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ámsterdam, 1659. En la primera bolsa de valores del mundo, la riqueza se hace y se pierde en un instante. Miguel Lienzo, un hábil comerciante de la comunidad judía de origen portugués, que en otro tiempo estuvo entre los mercaderes más envidiados, lo ha perdido todo por el repentino hundimiento del mercado del azúcar. Arruinado y escarnecido, obligado a vivir de la caridad de su mezquino hermano, está dispuesto a hacer lo que sea por cambiar su suerte.
En contra de las estrictas reglas de la comunidad judía, decide asociarse con Geertruid, una seductora mujer que le invita a participar en un osado plan para monopolizar el mercado de una nueva y sorprendente mercancía llamada café. Para triunfar, Miguel tendrá que arriesgar todo lo que valora
y poner a prueba los límites de su astucia en el comercio. Y también deberá enfrentarse a un enemigo que no se detendrá ante nada con tal de verlo caer.
Con ingenio e imaginación, David Liss describe un mundo de subterfugios y peligros, donde arraigadas tradiciones culturales y religiosas chocan con las exigencias de una nueva y emocionante forma de hacer negocios.

El mercader de café — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El mercader de café», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sin embargo, no todo fue tan amargo. Miguel había recibido un mensaje de Geertruid diciendo que se ausentaba para visitar a unos parientes de Frisia. Volvería pronto, pero entretanto había sabido que su hombre en Iberia se había asegurado agentes en Oporto y Lisboa, y se dirigía ahora a Sevilla, donde tenía por seguro que sus diligencias culminarían con éxito. La noticia era buena, aun cuando a la luz de la historia de Hannah resultara un tanto turbadora. ¿Qué secreto pudiera tener Geertruid que debiera ocultar a su socio? ¿Podía confiar en ella? ¿Tenía otra alternativa?

Había recibido unas pocas notas de Isaías Nunes, a quien empezaba a resultar dificultoso encontrar palabras que expresaran adecuadamente su irritación. Quería sus quinientos florines, y los lazos de amistad que lo frenaban estaban cada vez más maltrechos. En cambio, Miguel redactaba sus respuestas sin dificultad, haciendo vagas promesas de acción inmediata.

Entretanto, el precio del café seguía subiendo, a causa, suponía Miguel, de la influencia de Salomão Parido. Adquiría acciones de compra anticipando una subida y hacía correr la noticia. En la Bolsa de Amsterdam eso bastaba para mover los precios. Comerciantes que apenas sabían ni qué era el café empezaban a apostar por su aumento continuado.

Pero Miguel aún ignoraba cuál pudiera ser el plan de Parido. ¿Convencería a su asociación de negociantes para que ejecutaran sus acciones de compra y compraran grandes cantidades de café, haciendo así más difícil aún conseguir el monopolio? Un movimiento semejante destruiría el valor de las acciones de venta de Miguel, arruinando la oportunidad de que saldara sus deudas y endeudándolo más con su hermano. Pero la estrategia de Parido habría de ser aprobada por todos los miembros de su asociación, y los más de ellos no estaban dispuestos a hacer planes con el solo propósito de avergonzar a un rival. La adquisición de acciones de compra haría subir más los precios y, puesto que el mercado se habría hinchado artificialmente, la asociación tendría grandes trabajos para vender consiguiendo algún beneficio. Acaso Parido no tendría el respaldo de su asociación, aunque sin duda saber que Miguel había perdido sus inversiones sería suficiente contento para él.

Aquella tarde, en el Urca, Miguel topó con Isaías Nunes, el cual le sonrió a la manera de un niño culpable. Miguel había dado en beber café casi toda la jornada y se sentía capaz de cualquier cosa, de suerte que se acercó al mercader y lo abrazó cordialmente.

– ¿Cómo estáis, amigo mío?

– Justo el hombre que andaba buscando -dijo Nunes, sin el menor rastro de irritación.

– Oh, ¿para qué?

A Nunes le dio risa.

– Quisiera poder tener vuestro desparpajo, Miguel. Pero venid conmigo un momento, quiero que veáis una cosa. -Condujo a Miguel a la parte más recogida de la taberna, cerca de una ventana, y bajo la débil luz extendió un pedazo de papel que se sacó de su capote. Era su contrato con Miguel.

– Detesto ser tan puntilloso con vos -dijo-, pero he de llamar vuestra atención sobre algunos detalles.

Miguel había estado paseando junto al canal lleno de optimismo: ya tenía sus acciones de venta (aunque las había adquirido de forma ilícita con dinero de su hermano), Joachim ya no era problema (si se decidía a soltar a Hendrick), los agentes ya estaban donde debían (si acaso pudiera confiar en su socia)… pero en aquel instante, confinado en la oscura taberna, la energía del café empezó a obrar en su contra. Quería moverse, pero le costaba respirar. Las palabras no brotaban de su boca con la prontitud de otras veces.

– Sé lo que deseáis decirme, amigo mío, pero si solo quisierais…

– Escuchad primero lo que tengo que deciros y luego yo os escucharé a vos. Es lo justo, ¿no os parece? -Nunes no esperó la respuesta-. Veis lo que aquí está escrito, por supuesto. -Alisó el contrato y señaló unas cuantas líneas pulidas y redactadas apretadamente-. Dice que pagaréis la mitad del coste de la entrega a petición del agente, que soy yo, cuando dicho coste sea exigido por el proveedor, el cual es la Compañía de las Indias Orientales.

Miguel asintió con impaciencia.

– Entiendo los términos…

– Por favor. Dejadme hablar. -Nunes cogió aire-. Habéis visto lo que pone. Aquí pone que el dinero ha de pagarse cuando la Compañía lo exija, no en la fecha de entrega. La Compañía puede exigir el pago cuando acepta vender la mercancía y entregarla en la fecha más cercana posible. ¿Lo entendéis?

– Por supuesto, lo entiendo -dijo Miguel-, y tengo toda la intención del mundo de conseguiros esos quinientos florines que faltan. Sé que ha sido menester que adelantéis ese dinero de vuestra bolsa, pero no dudéis que llegará.

– Estoy seguro. Solo quería que comprendierais bien los términos del contrato porque he recibido ciertas noticias inquietantes.

Aquel asunto del contrato le había irritado, pero Miguel comprendió que Nunes iba por otro camino.

– ¿Cuán inquietantes?

– Espero que no demasiado. -Su voz era firme y mantenía la espalda muy recta, como quien espera un golpe-. Temo que vuestro cargamento se retrase.

Miguel golpeó la mesa.

– ¿Retrasarse? ¿Por qué? Pero ¿cuánto tiempo?

– Un asunto desafortunado, pero sabéis que solo puedo plantear mis peticiones a hombres embarcados en navíos de la Compañía de las Indias Orientales. El barco que se nos había prometido cambió sus planes por voluntad de la Compañía. No irá hacia Moca y por tanto no podrá conseguir el café. ¿Qué hacer ante tamaño infortunio?

Miguel se llevó las manos a la cabeza. Por un instante temió que acaso se desmayaría.

– Retrasado -musitó, y entonces se quitó las manos de la cara y se aferró a los bordes de la mesa. Miró a Nunes y se obligó a esbozar una sonrisa desencajada-. ¿Retrasado, decís?

– Sé que os parecerá muy mala señal, pero acaso no sea tan malo como pensáis -dijo Nunes enseguida-. Mi hombre en la Compañía me dice que nos conseguirá la mercancía. Solo que habrá menester algo más de tiempo. Yo solicité que se pospusiera el pago, pero el contrato, tal y como os he mostrado, solo dice que deben enviar la mercancía en el primer barco que consideren apropiado, y es la Compañía quien decide lo que más le interesa.

– ¿Cuánto tiempo? -la voz se le quebró, y hubo de repetir la pregunta, de nuevo forzando una sonrisa. No se atrevía a manifestar sus miedos, pero sintió que una sensación hormigueante de pánico se extendía rápidamente por sus extremidades. Los dedos se le entumecieron, y se puso a flexionar las manos como si se le hubieran dormido.

Nunes ladeó la cabeza haciendo como que calculaba.

– Es difícil precisarlo. Son tantos los detalles que han de tomarse en consideración cuando se trata de organizar un cargamento… Han de encontrar un barco que haga la ruta en cuestión y asegurarse de que tiene el suficiente espacio en las bodegas. Os preocupaba mantener en secreto la mercancía, cosa que imagino no habrá cambiado, y eso es algo que no todos los barcos aceptan. Cada detalle ha de planificarse con el mayor cuidado.

– Por supuesto, lo comprendo. -Alzó su mano y se la pasó con torpeza por la cabeza-. Pero podéis haceros una idea. -Su sombrero cayó al suelo, y Miguel se agachó para recogerlo.

– Hacerme una idea -repitió Nunes, tratando de no alterarse ante el evidente nerviosismo de Miguel-. En estas circunstancias, en ocasiones puede llevar incluso un año hacer todas las diligencias, pero he escrito ya algunas cartas y he pedido que se me compense por ciertos favores. Espero tener vuestro cargamento dos o tres meses después de la fecha original. Acaso algo más.

Dos o tres meses. Acaso aún pudiera evitar el desastre. Teniendo ya a los agentes dispuestos, sin duda podría retrasarlo todo ese tiempo. Sí, no había razón para que no pudieran retrasarlo. Unos meses no tenían importancia en el plan general, no si al cabo conseguían su café. Y, dentro de unos años, se reirían de esos dos o tres meses.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El mercader de café»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El mercader de café» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El mercader de café»

Обсуждение, отзывы о книге «El mercader de café» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x