• Пожаловаться

David Liss: El mercader de café

Здесь есть возможность читать онлайн «David Liss: El mercader de café» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Историческая проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

David Liss El mercader de café

El mercader de café: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El mercader de café»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ámsterdam, 1659. En la primera bolsa de valores del mundo, la riqueza se hace y se pierde en un instante. Miguel Lienzo, un hábil comerciante de la comunidad judía de origen portugués, que en otro tiempo estuvo entre los mercaderes más envidiados, lo ha perdido todo por el repentino hundimiento del mercado del azúcar. Arruinado y escarnecido, obligado a vivir de la caridad de su mezquino hermano, está dispuesto a hacer lo que sea por cambiar su suerte. En contra de las estrictas reglas de la comunidad judía, decide asociarse con Geertruid, una seductora mujer que le invita a participar en un osado plan para monopolizar el mercado de una nueva y sorprendente mercancía llamada café. Para triunfar, Miguel tendrá que arriesgar todo lo que valora y poner a prueba los límites de su astucia en el comercio. Y también deberá enfrentarse a un enemigo que no se detendrá ante nada con tal de verlo caer. Con ingenio e imaginación, David Liss describe un mundo de subterfugios y peligros, donde arraigadas tradiciones culturales y religiosas chocan con las exigencias de una nueva y emocionante forma de hacer negocios.

David Liss: другие книги автора


Кто написал El mercader de café? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El mercader de café — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El mercader de café», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Cómo hemos de hacerlo? -dijo él por fin, cayendo de pronto en la cuenta de que hacía varios minutos que no decía nada-. El comercio del fruto del café pertenece a la Compañía de las Indias Orientales, y no podemos esperar arrebatárselo a hombres con su poder. No entiendo qué me proponéis.

– ¡Yo tampoco! -Geertruid levantó las manos exaltada-. Pero propongo algo. Debemos hacer algo. No permitiré que el hecho de no saber lo que propongo se interponga en mi camino. Como dicen incluso el ciego tropieza con el cielo. Os preocupáis por el día veinte… ¿Debéis dinero? Yo os ofrezco riquezas. Una nueva e importante empresa con la que reconstruir y hacer que vuestra deuda actual parezca nimia.

– Necesito tiempo para pensarlo -le dijo, aunque no necesitaba nada parecido. Pero Geertruid tendría que esperar. Un hombre no tiene muchas oportunidades como esa en su vida, y arruinar sus posibilidades por impaciencia hubiera sido necedad-. Hablaremos de esto después del veinte. En una semana.

– Una semana es mucho tiempo -dijo la viuda con tono reflexivo-. En una semana se hacen fortunas. Imperios se levantan y caen.

– Necesito una semana -repitió Miguel suavemente.

– Una semana, entonces -dijo ella en tono amistoso. Sabía que no debía presionar más.

Miguel se dio cuenta de que había estado toqueteándose los botones del capote.

– Y ahora debo marchar para atender otros asuntos de importancia.

– Antes de iros, dejad que os dé algo que os ayudará a considerar la empresa. -Geertruid hizo una señal a Crispijn, que acudió rápidamente y colocó ante ella un tosco saco de lana.

– Me debe cierto dinero -explicó Geertruid en cuanto su primo se hubo retirado-. Estuve de acuerdo en aceptar un poco de esto como pago y quería daros algo en lo que pensar.

Miguel miró en el interior del saco, en el cual acaso habría unos doce puñados de bayas marrones.

– Café -dijo Geertruid-. He hecho que Crispijn tueste los frutos para vos, pues sé que no se puede pedir a un hidalgo portugués que los tueste él mismo. Ahora solo tenéis que molerlos, mezclarlos con leche caliente o agua dulce y después filtrarlo o dejar que se asiente en el fondo, como gustéis. No bebáis demasiado, si no queréis agitar vuestros intestinos.

– No mencionasteis la alteración intestinal cuando me cantasteis sus alabanzas.

– Aun los mejores productos de la naturaleza hacen daño si se toman en demasía. No os hubiera dicho nada, pero un hombre con los intestinos alborotados no es buen socio en los negocios.

Miguel dejó que la mujer lo besara de nuevo, y luego se escabulló por la taberna saliendo al frío y la niebla de media tarde. Después del hedor del Becerro de Oro, el aire salado del Ij resultaba tan maravillosamente purificador como la mikvah , [1]y Miguel dejó que la niebla le bañara el rostro hasta que un niño que no tendría ni seis años empezó a tirarle de la manga, llorando lastimeramente por su madre. Miguel le arrojó al mocoso medio ochavo, saboreando ya la riqueza que el café habría de darle: nada de deudas, una casa propia, la oportunidad de volver a tomar esposa y tener hijos.

Un instante después se reprendió a sí mismo por permitirse aquellas fantasías a la luz de los reveses de la jornada. Otros mil florines de deuda. Ya debía tres mil por todo el Vlooyenburg, incluidos los mil quinientos que tomó prestados a su hermano cuando el mercado del azúcar se vino abajo. Había permitido que la Oficina de Bancarrotas del Ayuntamiento llevara las deudas que había contraído con los cristianos, pero los judíos de su barrio llevaban sus propias cuentas.

La marea había empezado a subir y las aguas habían rebasado los límites del Rozengracht y cubrían las calles. Del otro lado de la ciudad, en la casa de su hermano, en el cavernoso sótano donde Miguel dormía pronto empezaría su inundación particular. Aquel era el precio de vivir en una ciudad construida sobre pilares encima de las aguas, pero Miguel ya no se preocupaba por las incomodidades de Amsterdam que tanto le molestaron cuando llegó. Ahora apenas reparaba en el hedor a pescado muerto del agua del canal ni en el agua que pisaba al caminar. El olor a pez muerto era el perfume de la riqueza de Amsterdam, y el sonido del agua al pisarla, su melodía.

Lo más prudente era volver a casa enseguida y escribir una nota a Geertruid explicando que los riesgos de trabajar con ella eran demasiado grandes y podían llevarlo a la ruina. Pero nunca se libraría de las deudas siendo prudente y ya estaba arruinado. Solo unos meses atrás, su azúcar atestaba almacenes enteros a los lados del canal y él paseaba por el Vlooyenburg como un burgués. Estaba dispuesto a superar la pérdida de Catarina, a tomar nueva esposa y tener hijos, y las alcahuetas se lo disputaban. Pero ahora estaba endeudado. Su posición había quedado poco menos que en nada. Recibía notas amenazadoras de algún demente. ¿Cómo podía cambiar su suerte si no era haciendo algo osado?

Había corrido riesgos toda su vida. ¿Acaso tenía que dejar de hacerlo por temor al poder arbitrario del ma'amad, unos hombres a quienes se había encargado hacer respetar la Ley de Moisés y que valoraban su poder por encima de la Palabra de Dios? La Ley no tenía nada que decir sobre las viudas holandesas. ¿Por qué había de evitar hacer fortuna con una de ellas?

Hubiera querido cerrar algún negocio más aquel día, pero tenía la sospecha de que su agitación no le hubiera llevado a hacer nada de provecho, de modo que fue a la Talmud Torá para las plegarias de la tarde y la noche. Aquella liturgia ahora tan familiar lo amansaba como vino especiado de modo que, para cuando salió de allí, se sentía renovado.

Mientras recorría la escasa distancia que separaba la sinagoga de la casa de su hermano, manteniéndose pegado a las casas del lado del canal para evitar a ladrones y serenos, Miguel no dejó de oír el sonido de las ratas sobre los tablones colocados sobre las alcantarillas. Café, canturreó para sí. No necesitaba una semana para darle una respuesta a Geertruid. Solo necesitaba tiempo para convencerse de que si hacía negocios con ella, no acabaría de forjar su ruina.

de

Las reveladoras y verídicas memorias

de Alonzo Alferonda

Mi nombre es Alonzo Rodrigo Tomás de la Alferonda. Yo traje la bebida llamada café a los europeos, podría decirse que inicié su andadura por estas tierras. Bueno, acaso sea un tanto vanidoso, pues sin duda el café hubiera recorrido el mismo camino turbio sin mis esfuerzos. Digamos más bien que yo fui la partera que lo ayudó a pasar de la oscuridad a la gloria. No, diréis, tampoco fui yo, que fue Miguel Lienzo. Entonces, ¿qué papel pudo tener Alonzo Alferonda en el triunfo de este gran fruto? Más del que se supone, os lo aseguro. Y para quienes dicen que no hice sino maldades, que no hice sino entorpecer, poner trabas, zaherir, solo puedo decir que yo sé más que mis detractores. Yo estuve allí… y vos, con toda probabilidad, no.

Mi verdadero nombre es Abraham, como lo fuera el nombre de mi padre y el del padre de mi padre. Todo primogénito varón nacido de un Alferonda ha llamado secretamente a sus primogénitos varones Abraham desde que los judíos tienen nombres secretos; y antes de esto, cuando los moros gobernaban en Iberia, los llamaban Abraham abiertamente. Durante la mayor parte de mi vida no se me ha permitido pronunciar mi nombre salvo en oscuras habitaciones, y aun entonces solo en voz baja. Aquellos que cuestionen mis acciones debieran recordarlo. ¿Quién seríais vosotros, pregunto a aquellos que tan duramente me juzgan, si vuestro propio nombre fuera un secreto que pudiera costaros la vida y hasta la de vuestros amigos y familiares?

Nací en la ciudad portuguesa de Lisboa, en el seno de una familia judía a la que no se permitía orar según el rito judío. Nos llamaban cristianos nuevos, o conversos, pues nuestros antepasados habían sido obligados a elegir entre la fe católica o entregar sus propiedades… y a menudo sus vidas. Por temor a la tortura, la ruina e incluso la muerte, públicamente rezábamos como católicos, pero entre las sombras, en los sótanos, en sinagogas secretas que iban de una casa a otra, orábamos como judíos. Los libros de oraciones eran raros y preciosos para nosotros. A la luz del día, un hombre medía su riqueza en oro, pero en la oscuridad de aquellas sombrías habitaciones, medíamos la riqueza en páginas y conocimiento. Entre nosotros, raros eran los que podían leer en hebreo en los pocos libros que teníamos. Raros los que conocían las oraciones para el día sagrado del sabbath.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El mercader de café»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El mercader de café» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


David Liss: The Coffee Trader
The Coffee Trader
David Liss
David Liss: El asesino ético
El asesino ético
David Liss
James Patterson: Luna De Miel
Luna De Miel
James Patterson
John Katzenbach: El profesor
El profesor
John Katzenbach
David Liss: La Conjura
La Conjura
David Liss
Отзывы о книге «El mercader de café»

Обсуждение, отзывы о книге «El mercader de café» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.