Jeanne Kalogridis - La Cautiva De Los Borgia

Здесь есть возможность читать онлайн «Jeanne Kalogridis - La Cautiva De Los Borgia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Cautiva De Los Borgia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Cautiva De Los Borgia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La inocencia de la joven Sancha de Aragón, así como el honor de su linaje, se ponen a prueba cuando su matrimonio con Jofre Borgia, el hijo menor del papa Alejandro VI, la arrastra al círculo íntimo de la familia más poderosa de Europa, la más intrigante y la que mayores suspicacias despierta. Un irresistible relato de conspiraciones, intrigas, pasión, deslealtades y codicia desde el punto de vista de una noble española obligada a vivir en un mundo brillante y muy peligroso.

La Cautiva De Los Borgia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Cautiva De Los Borgia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Siguiendo la procesión iba Jofre, a caballo, y después, Alfonso, forzado a tomar parte en esa solemne parodia.

El último era César; de nuevo vestido con sencillez y elegancia con un traje de terciopelo negro.

En un hueco en la procesión, iban los miembros menores de la familia y la nobleza.

El desfile acabó en la fortaleza del castillo de Sant'Angelo, donde ya estaba encerrada la prisionera Caterina Sforza. Allí, el tono apagado del desfile se rompió de pronto cuando se lanzaron al aire fuegos de artificio desde lo alto de la torre.

La exhibición, que se reflejaba en el cercano Tíber, fue deslumbrante. Los fuegos de artificio estaban calculados para que las explosiones -si se utilizaba la imaginación- formasen la cabeza, el tronco y los miembros de un hombre. (César había intentado representar a un guerrero, como me informó Jofre más tarde aquella misma noche.)Los fuegos de artificio continuaron durante un buen rato; cada nuevo lanzamiento era más ambicioso que el anterior, y provocaba mayores gritos de entusiasmo de la multitud.

Desde su habitación en el castillo de Sant'Angelo, Caterina sin duda también contemplaba la exhibición.

Luego llegó el golpe de gracia: dos docenas de cohetes disparados a la vez. Las explosiones fueron tan violentas que me tapé los oídos; las persianas abiertas se sacudieron con tanta fuerza que temí que cayesen al suelo.

César Borgia había regresado, y quería que todo Roma lo supiese.

Aquella noche se celebró una fiesta en honor al capitán general en la Sala de las Artes Liberales. Las obligaciones familiares me forzaron a asistir; por fortuna, el número de visitantes era extraordinario, y conseguí evitar a César durante gran parte de la velada. En un aparente arranque de celos hacia su hermano, Jofre se emborrachó muy pronto y dedicó sus atenciones a una de las mujeres contratadas para entretener a los invitados masculinos. Me dolió; había esperado que con el paso del tiempo me acostumbraría a las infidelidades de mi marido. Pero como consideraba que no estaba bien que una esposa regia mostrase celos en tales asuntos, los evité a ambos.

En cambio, presenté mis respetos a Su Santidad, a la mayoría de los cardenales del consistorio y a los nobles. Me sorprendí al ver a Vannozza Cattanei, porque nunca antes la había encontrado en ningún acto en la residencia papal. Nos saludamos con afecto, como si fuésemos viejas amigas.

Cuando llegó el momento oportuno, me despedí de Alejandro y me dirigí hacia la puerta, agradecida de haber conseguido marcharme sin tener que ver al huésped de honor. Le hice una seña a doña Esmeralda y a mis otras damas para que me acompañasen, y llamé a los guardias para que nos escoltasen a través de la plaza abarrotada.

Pero en cuanto salí al pasillo, me sujetaron de la muñeca, suavemente pero con firmeza. Vi a César, en el momento en que hacía un gesto a doña Esmeralda y a las otras damas para que nos dejasen un momento a solas.

Mi corazón se aceleró. Ya no sentía ninguna emoción al contacto de su carne; ahora solo sentía odio, y el deseo de dar rienda suelta a mis emociones, cosa que pondría todavía más en peligro a Alfonso y Nápoles.

César me llevó por el pasillo, lejos del ruido y los invitados. Cuando se aseguró de que nadie podía escucharnos, dijo con su habitual tono controlado:

– Quizá ahora te das cuenta de la vida que has rechazado. -Me observó con atención-. No es demasiado tarde para un cambio.

Solté una exclamación que acabó en una carcajada de incredulidad.

– ¿Te estás declarando?

De inmediato, su voz y su expresión se hicieron todavía más cautelosas.

– ¿Qué pasa si lo hago?

Aparté mi mano de la suya; mantenía mis labios tan apretados que no pude responderle. Hubo un momento, antes de que asesinase a Juan, en el que me habría sentido abrumada de alegría al saber que él aún me amaba. Ahora solo sentía rechazo.

Se dio cuenta de mi reacción; cuando habló de nuevo, su tono era de burla:

– Pero por supuesto, todavía eres leal a Jofre. Veo que, como una buena esposa, has hecho caso omiso de que ya se haya marchado para estar en los brazos de una cortesana.

Sonreí con frialdad, y decliné responder a sus dardos.

– He oído decir que cada vez te pareces más a tu hermano Juan. Ninguna mujer en la Romaña está a salvo de tus no deseados afectos; y Caterina Sforza menos que ninguna.

Me dedicó una sonrisa cruel.

– ¿Estás celosa, madonna?

Una parte de mí lo estaba; sin embargo, la mayor parte solo sentía repulsión. No pude contener la lengua.

– ¿Celosa, capitán general? ¿De la marca que intentas ocultar debajo de la barba? ¿Del obsequio que las putas francesas te hicieron? Estoy segura de que tu nueva esposa estará encantada cuando se entere del regalo que le has traído de tus viajes.

Yo estaba lo bastante cerca para advertir las cicatrices y las llagas rojas en sus mejillas. Los napolitanos lo llamábamos «el mal francés»; los franceses intentaban, naturalmente, acusar a las prostitutas que habían frecuentado en Nápoles. Me consoló un poco saber que la enfermedad reduciría su vida; los años finales lo arrastraría a la locura.

La furia brilló en sus ojos; había conseguido asestarle un golpe bajo. Me volví, satisfecha, y me reuní con mis damas.

Desde detrás llegaron unas suaves, pero en absoluto cariñosas palabras:

– Lo he intentado una última vez, madonna. Ahora sé dónde estoy; ahora sé qué camino tomar.

No me molesté en responder.

Por fortuna, pasamos de la primavera al verano sin incidentes; el rey Luis no hizo ningún movimiento hacia Nápoles, y la vida dentro de la casa Borgia transcurrió con normalidad.

Con la excusa de urgentes preocupaciones por el ejército y por cuestiones políticas, César se ausentó de todas nuestras cenas con el Papa. No hablé con él de nuevo después de aquella primera noche de su regreso, y apenas lo vi, excepto de pasada; las miradas que intercambiábamos eran frías. Doña Esmeralda me informó que cuando no estaba con su padre o los representantes franceses, urdiendo complots, César pasaba las noches con cortesanas o con la desdichada Caterina Sforza, a la que hacía llevar de su celda en el castillo de Sant'Angelo a sus aposentos. Los guardias decían que era hermosa, susurró Esmeralda, con el pelo más claro que la paja, y la piel lechosa que resplandecía por la noche como el ópalo. Antes de la captura era un poco rolliza, pero los abusos de César la habían convertido en una mujer delgada.

Nunca la vi en persona, pero había ocasiones en las que me parecía intuir su triste y escandalizada presencia en los mismos pasillos que una vez yo había recorrido de camino a los aposentos privados de César. Sentía celos hacia ella; pero la emoción que predominaba era la de la solidaridad. Sabía qué era ser violada y sentirse indefensa y amargada.

César no hacía ningún gesto en público o en privado para mostrar a Alfonso o al bebé la menor consideración. En cualquier caso, a pesar del obvio desprecio de César por la casa de Aragón, Su Santidad continuó tratándonos con gran afecto personal, y se preocupó de darle a Alfonso un lugar destacado en todas las ceremonias. Yo creía que Alejandro, en su corazón, apoyaba de verdad a Nápoles y a España, y detestaba a los franceses, pese a su aparente alegría ante la boda de su hijo mayor con Carlota de Albret. Pero también recordé cómo Lucrecia, embarazada del hijo de su hermano, había llorado horrorizada mientras confesaba que incluso el Papa temía a César. La pregunta era si Su Santidad tenía la fuerza de voluntad para continuar con su papel de defensor de Nápoles.

A principios de verano, Alejandro cayó víctima de un leve ataque de apoplejía que lo dejó débil y lo mantuvo en cama durante varios días.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Cautiva De Los Borgia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Cautiva De Los Borgia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jeanne Stein - Cloud City
Jeanne Stein
Jeanne Stein - The Becoming
Jeanne Stein
Jeanne Kalogridis - The Borgia Bride
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - El secreto de Mona Lisa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Il Signore dei Vampiri
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Il patto con il Vampiro
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Painting Mona Lisa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - The Scarlet Contessa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - The Devil’s Queen
Jeanne Kalogridis
Отзывы о книге «La Cautiva De Los Borgia»

Обсуждение, отзывы о книге «La Cautiva De Los Borgia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x