Colleen McCullough - El Pajaro Canta Hasta Morir (el Pajaro Espino)

Здесь есть возможность читать онлайн «Colleen McCullough - El Pajaro Canta Hasta Morir (el Pajaro Espino)» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Pajaro Canta Hasta Morir (el Pajaro Espino): краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Pajaro Canta Hasta Morir (el Pajaro Espino)»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En la Australia casi salvaje de los primeros años delsiglo XX, se desarrolla una trama de pasión ytragedia que afecta a tres generaciones. Una historia de amor ¿la que viven Maggie y el sacerdote Ralph de Bricassart? que se convierte en renuncia, dolor y sufrimiento, y que marca el altoprecio de la ambición y de las convenciones sociales. Una novela que supuso un verdadero fenómeno y que ha alcanzado la categoría de los clásicos.

El Pajaro Canta Hasta Morir (el Pajaro Espino) — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Pajaro Canta Hasta Morir (el Pajaro Espino)», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sintiendo por su familia el calor de algo que tal vez podía llamarse amor, Justine contemplo sucesivamente aquellas caras arrugadas y sonrientes. Bob, que era la fuerza vital de la unidad, el jefazo de Drogheda, pero sin alardear de ello; Jack, que sólo parecía seguir a Bob a todas partes, aunque tal vez se debía a lo bien que se llevaban los dos; Hughie, que tenía un algo de malicia que no tenían los otros, y que, sin embargo, se les parecía mucho; Jims y Patsy, las caras positiva y negativa de un conjunto que se bastaba por sí mismo; y el pobre y apagado Frank, el único que parecía víctima del miedo y la inseguridad. Todos ellos, salvo Jims y Patsy, tenían el pelo cano; Bob y Frank lo tenían completamente blanco; pero, en realidad, no parecían muy diferentes de como los recordaba ella de cuando era pequeña. -No sé si debería darte una cerveza -dijo Bob, vacilando, con una botella de «Swan» fría en la mano. Esta observación la habría irritado intensamente sólo medio día atrás, pero ahora era demasiado feliz para sentirse ofendida.

– Escucha, querido, sé que no se te ha ocurrido ofrecerme una cerveza durante nuestras sesiones con Rain; pero piensa que ya soy mayor y que puedo aguantarla. Te prometo que no es ningún pecado -añadió, sonriendo.

– ¿Dónde está Rainer? -preguntó Jims, tomando de Bob un vaso lleno y ofreciéndoselo a ella. -Reñí con él. -¿Con Reiner?

– Pues, sí Fue culpa mía. Le veré más tarde y le pediré perdón.

Los tíos no fumaban. Aunque ella no les había pedido nunca una cerveza, hasta hoy, en anteriores ocasiones se había puesto a fumar descaradamente' mientras ellos hablaban con Rain; ahora se necesitaba más valor del que tenía para sacar sus cigarrillos, y por esto se contentó con su pequeña victoria de la cerveza, pereciéndose por bebérsela de un trago, ¿ero dominándose a causa de sus miradas recelosas. Bebe a sorbitos como las damas, Justine, aunque estés más seca que un sermón de segunda mano.

– Rain es todo un tipo -declaró Hughie, haciendo un guiño.

Justine, sorprendida, comprendió de pronto por qué había adquirido tanta importancia para ellos: había pillado a- un hombre al que les gustaría tener en la familia.

– Sí, bastante -dijo brevemente, y cambió de tema-. Ha hecho un día espléndido, ¿no?

Todas las cabezas asintieron, incluso la de Frank; pero nadie pareció querer comentar esto. Ella veía ahora lo cansados que estaban, pero no lamentaba su impulso de visitarles. Los sentidos y los sentimientos casi atrofiados necesitaban un rato para aprender a funcionar debidamente, y los tíos eran un buen blanco para hacer prácticas. Éste era el inconveniente de ser como una isla; una se olvidaba de lo que pasaba más allá de sus playas.

– ¿Qué es Desdémona? -preguntó Frank, desde la sombra en la que se ocultaba.

Justine se lanzó a una animada descripción, gozando con su espanto al enterarse que la estrangularían cada noche, y sólo media hora más tarde se dio cuenta de lo cansados que debían estar, al ver que Patsy bostezaba.

– Tengo que irme -dijo, poniendo su vaso vacía sobre la mesa. No le habían ofrecido una segunda cerveza, pues, por lo visto, una era lo más que podían tomar las damas-. Gracias por escuchar mi parloteo.

Para sorpresa y confusión de Bob, ella le besó al darles las buenas noches; Jack trató de escabullirse, pero fue alcanzado fácilmente, mientras Hughie aceptaba la despedida con presteza. Jims se puso muy colorado y aguantó sin decir palabra. En cuanto a Patsy, se ganó un abrazo además del beso, porque también tenía algo de isla. Para Frank, ningún beso, pues volvió la cabeza; sin embargo, cuando ella le abrazó, percibió un débil eco de cierta intensidad que faltaba completamente en los otros. ¡Pobre Frank! ¿Por qué era así?

Cuando hubo salido, ella se apoyó un momento en la pared. Rain la amaba, Pero, cuando telefoneó a su habitación, la operadora le informó que se había marchado y regresado a Bonn.

Lo mismo daba. Tal vez, a fin de cuentas, sería mejor esperar a verle de nuevo en Londres. Una contrita disculpa por correo, y una invitación a cenar la próxima vez que fuese él a Inglaterra. Había muchas cosas que ignoraba acerca de Rain, pero de una estaba completamente segura: él iría a ella, porque no era rencoroso. Y, como los asuntos extranjeros eran su fuerte, Inglaterra era uno de sus más regulares puertos de arribada.

– Espera y verás, amigo mío -dijo, mirando al espejo y viendo la cara de él en vez de la suya propia-. Voy a hacer de Inglaterra tu más importante asunto exterior, o no me llamo Justine O'Neill.

No se le había ocurrido pensar que tal vez, para Rain, su nombre era el punto crucial de la cuestión. Ella tenía marcadas sus pautas de comportamiento, y el matrimonio no entraba en ellas. Jamás le había pasado por la mente que Rain pudiese querer convertirla en Justine Hartheim. Estaba demasiado absorta recordando la calidad de su beso y soñando en recibir más.

Sólo faltaba decirle a Dane que no podría acompañarle a Grecia, pero esto no la preocupaba. Dane comprendería, como siempre. Pero, por alguna razón, no pensaba contarle todos los motivos que impedían su viaje. Por mucho que quisiera a su hermano, no tenía ganas de escuchar la que habría sido su homilía más severa. Él quería que se casara con Rain; por consiguiente, si le decía cuáles eran sus planes, se la llevaría a Grecia con él, aunque fuese a viva fuerza. En cambio, si Dane no se enteraba, su corazón no podría sufrir por ello.

Querido Rain -decía la carta-. Siento haber echado a correr como una cabra loca aquella noche; no sé lo que me pasó. Debió de ser por las emociones del día y todo lo demás. Perdóname por comportarme como una imbécil. Me avergüenzo de haber armado tanto jaleo por una nimiedad. Y me atrevo a decir que también en ti se dejaron sentir los efectos de aquel día, con tus palabras de amor. Por consiguiente, te digo: perdóname, y yo te perdonaré. Seamos amigos, te lo ruego. No puedo soportar estar enfadada contigo. La próxima vez que vengas a Londres, ven a comer a mi casa y redactaremos formalmente nuestro tratado de paz.

Como de costumbre, firmaba sólo «Justine». Sin despedidas afectuosas; no las empleaba nunca. Con el ceño fruncido, Rainer estudió las sencillas frases, como si pudiese ver a través de ellas lo que había realmente en la mente de Justine al escribirlas. Era, sin duda, una apertura a la amistad; pero, ¿qué más? Suspiró y tuvo que confesarse que, probablemente, muy poco. Él la había espantado de verdad; si ella quería conservar su amistad, era una prueba de que le apreciaba mucho; pero él dudaba de llegar a comprender cuáles eran exactamente sus sentimiento/con respecto a él. A fin de cuentas, ahora Justine sabía que él la amaba; si hubiese descubierto que le amaba también, se lo habría dicho claramente en la carta. Sin embargo, ¿por qué había vuelto a Londres, en vez de irse a Grecia con Dane? Sabía que no podía esperar que fuese por su causa, pero, a pesar de sus recelos, la esperanza empezó a alegrar sus pensamientos cuando llamó a su secretaria por el teléfono interior. Eran las diez de la mañana según el horario de Greenwich, la mejor hora para encontrarla en casa.

– Llame a Miss O'Neill, en su piso de Londres -ordenó, y esperó que transcurriesen los segundos, frunciendo el entrecejo.

– ¡Rain! -dijo Justine, visiblemente entusiasmada-. ¿Recibiste mi carta?

– Acabo de recibirla.

Después de una delicada pausa, ella preguntó:

– ¿Y vendrás pronto a comer?

– Tengo que estar en Inglaterra el viernes y el sábado próximos. ¿Será demasiado pronto?

– No, si te conviene el sábado por la noche. El viernes tengo ensayo de mi papel de Desdémona.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Pajaro Canta Hasta Morir (el Pajaro Espino)»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Pajaro Canta Hasta Morir (el Pajaro Espino)» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Colleen McCullough - La huida de Morgan
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Primer Hombre De Roma
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Desafío
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El caballo de César
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Czas Miłości
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Credo trzeciego tysiąclecia
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Antonio y Cleopatra
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Tim
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Morgan’s Run
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Las Señoritas De Missalonghi
Colleen McCullough
Colleen McCullough - 3. Fortune's Favorites
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Sins of the Flesh
Colleen McCullough
Отзывы о книге «El Pajaro Canta Hasta Morir (el Pajaro Espino)»

Обсуждение, отзывы о книге «El Pajaro Canta Hasta Morir (el Pajaro Espino)» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x