Rafael Duque Ramírez - Seducción - El diario de Dayana

–¿Qué dijiste? Le pregunté a Juliana.

–Que su amiga, Liliana, aquella que parecía una santa, se le entregó a su amor platónico en el río, y todos la vieron hacerlo.

¡Qué puta es!

Yo me levanté llorando de la mesa y alcancé a escuchar a Juliana que le decía a mi mamá.

–Creo que de verdad no sabía.

Me encerré en el cuarto, metí mi cara en la almohada y grité:

–¡Puta, puta, puta!

Estaba enojada y confundida.

¿Por qué me fui de esa forma? Le dejé el camino libre. Juan Diego quería era conmigo.

¿Será que debí haberme dejado llevar? ¿Será que van a ser novios? Tengo que saber qué pasó. Pero… ¿Qué le voy a decir? Ella debe saber que yo me muero por él. ¿Será que sabe que quería hacerlo conmigo? Entonces, la llamé:

–¿Liliana por favor?

–Un momento, dijo su padre.

–Hola, ¿con quién hablo?

–Hola, soy yo, Dayana.

–¿Hola cómo estás? ¿Dónde has estado? Hoy no te vi en el colegio y el sábado te fuiste sin despedirte. Quería hablar contigo.

–Ah, sí. ¿De qué? Pregunté.

–Pues amiga, ¿si sabes que me cuadré con Juan Diego?

–Pues oí algo así. Le dije.

–Sí, claro. En el colegio ya lo sabe todo el mundo, ¡estoy tan feliz! Aunque debo reconocer que te tenía celos. Él parecía muy interesado en ti, pero me dijo que se acercó a ti para llegar a mí. Porque tenía miedo de que yo lo rechazara, ¿puedes creerlo?

–Sí, contesté. Y le dije: tengo que colgar, mi mamá me llama. Chao. Colgué antes de que se despidiera, y seguí llorando toda la noche.

–Dayana buenos días, cuéntame cómo ha sido esta última semana…

–Bien, no ha pasado nada raro. Las ventas del local se han comportado como lo esperado.

–¿Con quién estás viviendo?

–Sola.

–Estuve leyendo el diario y vi que tuviste problemas con tu mejor amiga.

–Sí, pero luego me desquité.

–¿A qué te refieres? Pregunté.

–Traje escrito en el diario lo que sucedió después de que mi amiga me quitó mi amor platónico. Se lo voy a dejar. Hoy estoy de afán, ya saqué cita para mañana en la tarde con usted, doctor. Le dejo mi diario, mañana lo recojo.

La relación de Juan Diego con Liliana duró una semana. Pero en lugar de disminuir su atractivo, Liliana empezó a ser más buscada por los niños del colegio. Tiempo después, conocí un chico llamado Carlos, de un curso superior al mío, y cuando apenas empezábamos a conocernos, se hizo novio de Liliana. Él a mí me gustaba, pero qué caramba. A él le había gustado Liliana. No sería la primera vez, y pues no iba acabar mi amistad con Liliana por eso.

Entendí que no tenía ninguna oportunidad, y entre más ella lo buscaba, más me gustaba a mí. Era como si necesitara quitárselo como ella había hecho conmigo. Por eso me hice muy buena amiga de él.

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