Flynn Berry - En la tormenta

Здесь есть возможность читать онлайн «Flynn Berry - En la tormenta» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

En la tormenta: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «En la tormenta»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Como si Elena Ferrante hubiera escrito
Broadchurch. Cuando Nora se baja del tren para visitar a su hermana Rachel, lo último que espera es descubrir el cadáver de esta en el salón de su casa familiar, víctima de un brutal asesinato. Muy pronto, en medio de la investigación policíaca que rodea al crimen, Nora se sumirá en una espiral de angustia y temor, como si los secretos del pasado hubieran despertado. El miedo de Nora se transforma en una obsesión implacable: encontrar al asesino de su hermana, aunque eso suponga poner en riesgo su propia vida y no distinguir la verdad de la mentira.Flynn Berry nos regala una narración de tono perfecto, un
thriller literario de suspense psicológico y un personaje inolvidable, Nora, que transita entre heroína y víctima e inocente y culpable. Ganadora del premio Edgar Award a la mejor novela debut. Mejor Libro del Año según
The Atlantic. Top diez mejores libros de misterio según
The Washington Post. "Un emocionante thriller para fans de
La chica del tren y de
Perdida: de lectura compulsiva y escrito por una nueva y original voz. Bajo la tensión de la historia palpita una autora de primera categoría (…) Sus frases precisas recuerdan la meticulosidad narrativa de Hitchock." The New York Times Book Review"Un estudio psicológico estremecedor sobre el dolor, la paranoia y los recuerdos; un retrato inteligente de una compleja relación entre dos hermanas; y más que todo eso, un misterio y un asesinato por resolver (…) Berry aborda grandes temas, como el poder y la sumisión de las mujeres y los convierte en una historia emocionante y tensa. No hay un ápice de pedantería en la inteligente y habilidosa narración que construye la autora." The Atlantic"Exquisitamente preciso e intenso (…) Hay notas de
Rebeca, el clásico de Daphne du Maurier, pero (…) En la tormenta es un thriller psicológico soberbio, y se merece ser elogiado por su excelente y original singularidad." The Washington Post"La trama te envuelve desde la primera línea. La prosa de Berry es libre y mordaz." The Huffington Post"Flynn Berry enlaza el tema de la violencia contra las mujeres, las trampas de la memoria y lo hace con más literatura que Paula Hawkins y cien veces más intriga (…) Una historia perfectamente pulida de prosa cuidadosa, con una interesante y helada desesperación en su esqueleto." USA Today"Una novela atmosférica que se lee de un tirón, escrita por una narradora de raza". Rosamund Lupton, autora de
Hermana"Un thriller psicológico literario (…) La lectura imperdible de la temporada." Elle"Obsesión y memoria, furia y reproches recorren este atmosférico debut que lleva más allá el suspense psicológico." Library Journal"Un debut de primer nivel (…) Berry logra que la víctima cobre vida en las páginas de su novela sin sacrificar la pérdida y la tristeza de los que deja tras de sí." Kirkus"Los lectores disfrutarán del enigma que la muerte de Nora presenta, pero los que piensen que han descubierto quién es el asesino van a llevarse una sorpresa (…) Un debut magnífico." Publishers Weekly

En la tormenta — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «En la tormenta», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Quiero que el shock me dé un poco más de tiempo, pero la aflicción ya está aquí, cayó como una guillotina cuando la mujer puso el dedo en el cuello de Rachel. No paro de pensar en que nunca volveré a ver a mi hermana, en que estaba a punto de verla. Mientras pasamos por Marlow, me doy cuenta de que estoy hablando conmigo misma en mi cabeza. No hay nadie más ahí. Normalmente, cuando tengo la insólita sensación de observarme a mí misma pensar, moldeo mis pensamientos en forma de cosas que decirle a Rachel.

Me hundo en el asiento. Los coches nos adelantan en la autopista. Me pregunto si el inspector siempre conduce tan despacio o solo cuando hay alguien más en el coche. Me doy cuenta de que no he estado mirando las señales de la carretera para comprobar a dónde me está llevando. Una parte de mí desea que me lleve a un campo húmedo y oscuro, lejos de las luces del pueblo. Sería simétrico. Una hermana asesinada y luego la otra, en un espacio de unas pocas horas.

Lo hizo. Luego rodeó la casa y volvió a la entrada, y me convenció de que me fuera con él mientras los demás estaban distraídos. No es difícil convencerme. El miedo ya está aquí, presionándome el pecho. Cojo un bolígrafo del bolso y lo sujeto con fuerza bajo el muslo.

Espero a que disminuya la velocidad en una curva en dirección a una fábrica abandonada o un huerto vacío. La autopista está repleta de ángulos muertos, así que tiene muchas posibilidades. Me preparo para clavarle el boli en el ojo y luego volver corriendo a la casa. Rachel estará sentada en el salón. Levantará la vista, con el ceño fruncido. «¿Funcionó?»

Pero aparece el cartel de Abingdon, y el inspector sale de la autopista, frenando al final de la vía de acceso. Tiene la cara flácida y los ojos fijos en el semáforo a través del parabrisas.

—¿Quién lo ha hecho? —pregunto.

No me mira. El intermitente hace tictac en el coche en silencio.

—Todavía no lo sabemos.

El semáforo cambia y pone el coche en marcha. El cartel luminoso de la policía de Thames Valley da vueltas en un poste a la entrada del edificio.

En un espacio abierto del piso de arriba, un hombre pálido con un traje oscuro colgando de los hombros está de pie frente a una pizarra blanca. Cuando nos oye entrar, se aleja de la pizarra, en la que acababa de pegar una foto de Rachel.

Se me escapa un quejido. Es la foto de la página web del hospital, su rostro ovalado está enmarcado por el cabello oscuro. Su cara es tan familiar que es como si estuviera mirándome a mí misma. Es más pálida y tiene los rasgos más marcados. Yo puedo desaparecer en una habitación, ella no. Ambas tenemos pómulos altos, pero los suyos acaban como pomos. En la fotografía sonríe con la boca cerrada, los labios se estiran ligeramente hacia los lados.

En la sala de interrogatorios, Moretti se sienta frente a mí y se desabrocha el botón de la chaqueta del traje con una mano.

—¿Está cansada? —pregunta.

—Sí.

—Es por el shock.

Asiento. Es extraño estar tan cansada, y también tan asustada, como si mi cuerpo estuviera dormido pero recibiendo descargas eléctricas.

—¿Puedo ofrecerle algo? —pregunta.

No sé qué quiere decir y, como no contesto, me trae un té que no me bebo. Me ofrece una sudadera azul oscuro y unos pantalones de chándal.

—Por si quiere cambiarse.

—No, gracias.

Dice naderías durante algunos minutos. Tiene una cabaña en Whitstable.

—Es precioso cuando la marea está baja —comenta.

Me pone nerviosa, incluso cuando habla del mar. Me pide que le diga lo que vi nada más entrar en la casa. Oigo como la lengua se me separa del fondo de la boca con un clic antes de cada respuesta. Se frota la nuca y la presión de la mano hace que baje la cabeza.

—¿Vive aquí con ella?

—No, vivo en Londres.

—¿Es habitual que venga a visitarla un viernes por la tarde?

—Sí, vengo a menudo de visita.

—¿Cuándo fue la última vez que habló con su hermana?

—Anoche, sobre las diez.

El cielo se ha oscurecido, así que veo los cuadrados color cuarzo pálido de las luces de la oficina al otro lado de la carretera.

—¿Y cómo la oyó?

—Como siempre.

Por encima de su hombro, uno de los cuadrados amarillos se apaga. Me pregunto si cree que lo he hecho yo. Lo dudo, la verdad, y el miedo a que lo piense es distante, como otra carga profunda pero que apenas me alcanza. Por un momento, desearía que me estuvieran acusando. Así lo que sentiría en este momento sería otra cosa —preocupación, indignación, rectitud— diferente a esto. Lo cual es nada, como despertarse en un campo y no recordar cómo has llegado hasta allí.

—¿Cuánto durará esto? —pregunto.

—¿Qué?

—El estado de shock.

—Depende. Puede que algunos días.

En una oficina al otro lado de la calle, una mujer de la limpieza levanta el cable de la aspiradora y aparta las sillas de su camino.

—Lo siento —dice—. Sé que quiere irse a casa. ¿Le parecía que Rachel estaba preocupada por algo últimamente?

—No. Bueno, un poco, por el trabajo.

—¿Se le ocurre alguien que quisiera hacerle daño a Rachel?

—No.

—Si se hubiera sentido amenazada, ¿se lo habría dicho?

—Sí.

Nada de esto es propio de ella. No me cuesta nada imaginarme la otra cara de la moneda. Veo a Rachel, empapada de sangre, sentada en esta silla y explicando pacientemente al inspector cómo mató al hombre que la atacó.

—¿Tardó mucho? —pregunto.

—No lo sé —contesta. Yo inclino la cabeza contra el zumbido de mis oídos. La mujer que llegó con él abre la puerta. Tiene la cara suave y regordeta, y el pelo rizado recogido en un moño.

—Alistair —dice—, ven un momento.

—¿Rachel tenía novio? —dice Moretti cuando regresa.

—No.

Me pide que escriba los nombres de los hombres con los que salió alrededor del último año. Escribo cada letra cuidadosamente, comenzando por el más reciente y remontándome dieciséis años atrás, al primer novio que tuvo en Snaith, donde nos criamos. Cuando termino la lista, me siento en la mesa que tengo delante con los puños cerrados y Moretti se queda de pie junto a la puerta e inclina su pesada cabeza cuadrada sobre el papel. Lo observo para ver si reconoce alguno de los nombres de otros casos, pero su expresión no cambia.

—El primer nombre —digo—. Stephen Bailey. Estuvieron a punto de casarse hace dos años. Se veían de vez en cuando. Vive en West Bay, en Dorset.

—¿Fue violento con ella alguna vez?

—No.

Moretti asiente. De todos modos, Stephen será la primera persona que eliminarán. El inspector sale de la habitación y, cuando regresa, tiene las manos vacías. Pienso en el pub de esta tarde y en la mujer desaparecida en Yorkshire.

—Hay algo más —digo—. Alguien atacó a Rachel cuando tenía diecisiete años.

—¿La atacaron?

—Sí. El cargo habría sido lesiones físicas graves.

—¿Conocía al atacante?

—No.

—¿Detuvieron a alguien?

—No. La policía no la creyó.

No atacada, pero no de la manera en que ella lo describió. Sospecharon que había intentado robar a alguien o prostituirse y que la habían rechazado violentamente. Eran los últimos policías de la vieja escuela, preocupados por lo que había bebido ella y por que no hubiera llorado.

—Ocurrió en Snaith, en Yorkshire —dije—. No sé si aún tienen el registro. Fue hace quince años.

Moretti me da las gracias.

—Necesitaremos que se quede por la zona. ¿Tiene algún lugar donde dormir esta noche? —pregunta.

—La casa de Rachel.

—No puede quedarse allí. ¿Hay alguien que pueda venir a recogerla?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «En la tormenta»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «En la tormenta» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «En la tormenta»

Обсуждение, отзывы о книге «En la tormenta» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x