2. El diseño misericordioso del Padre
“Sino que lo entregó por todos nosotros.” Aquí se nos dice por qué el Padre hizo tal sacrificio de alto precio; ¡Él no escatimó (retuvo) a Cristo, para poder escatimarnos (retenernos) a nosotros! ¡No se trataba de falta de amor hacia el Salvador, sino de un maravilloso, sublime y admirable amor por nosotros! Oh, maravíllate en el magnífico diseño del Altísimo. “De tal manera amó Dios al mundo que ha dada a su hijo unigénito”. Verdaderamente, tal amor sobrepasa todo entendimiento. Además, Él hizo este sacrificio costoso no de mala gana o renuentemente, sino con liberalidad: por puro amor. Una vez Dios dijo al rebelde Israel, “¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín?” (Oseas 11:8). Dios tenía infinitas razones para decirle esto a El Santo, Su muy Amado, Aquel en quien Su alma se complacía diariamente. Sin embargo, Él “lo levantó” para vergüenza y escarnio, para odio y persecución, para sufrimiento y para la misma muerte. ¡Y Él lo entregó por nosotros, descendientes del rebelde Adán, depravados y contaminados, corruptos y pecadores, viles y sin valor! Para nosotros quienes han ido a “una provincia apartada” de enemistad contra Él, y allí gastamos nuestros bienes viviendo perdidamente. Sí, “por nosotros” quienes se han apartado como ovejas, cada cual por “su propio camino”. Por nosotros quienes “éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” en quienes no mora ningún bien. Por nosotros quienes nos hemos rebelado en contra de nuestro Creador, odiado Su santidad, despreciado Su Palabra, quebrantado Sus mandamientos, resistido a Su Espíritu. Por nosotros que bien merecemos ser echados en el fuego eterno y recibir la paga que nuestros pecados nos deben. Sí, por usted, mi hermano cristiano, quien muchas veces está tentado a interpretar sus sentimientos como muestras de la dureza de Dios, quien considera su pobreza como una señal de Su desdén, y sus temporadas de oscuridad como evidencia de Su abandono. Oh, confiésele a Él las maldades de estas dudas deshonrosas, y nunca más cuestiones el amor de Aquel que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. La fidelidad demanda que yo señale pronombre calificativo de nuestro versículo. No dice que Dios “lo entregó por todos”, sino “por todos nosotros”. Esto se define apropiadamente en los versículos que preceden. En Romanos 8:31 se hace la pregunta, “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” En Romanos 8:30 se define este “nosotros” como aquellos a quienes Dios ha predestinado y les ha “llamado” y “justificado”. Los “nosotros” son los favoritos del cielo, los objetos de la gracia soberana; los elegidos de Dios. Y sin embargo, en sí mismos ellos son, por naturaleza y práctica, merecedores de ira y nada más. Aun así, gracias a Dios, se trata de “todos nosotros”: tanto de los peores como de los mejores, del deudor de cien denarios, como el deudor de diez mil talentos.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.