ESE ES ELVERDADERO SIGNIFICADO DE «SU» FELICIDAD. NO HAY UNA MISMA FELICIDAD PARA TODOS.
Definamos pues, qué es la felicidad.
¿Existe una definición de lo que es la felicidad?
Definir qué es exactamente la felicidad es un imposible. Sí se pueden hacer aproximaciones y esa es una de las tareas más controvertidas y complicadas, ya que para todos no se experimenta de la misma manera.A nadie se le puede decir cómo debe ser feliz.Y en estas últimas épocas, nos hemos lanzado a una búsqueda desenfrenada de la felicidad como meta o fin, sin embargo, con el correr del tiempo he llegado a comprender que todos los estados son momentáneos, la angustia, el dolor, la felicidad, duran tan solo minutos, horas o días, pero no es algo constante y permanente. Sí es probable lograr una vida donde lo que prevalezca sea la armonía y equilibrio, pero el resto, insisto, son momentos.
¡Qué locura! Podemos sentirnos felices o tristes en las situaciones más increíbles o ridículas en las que podamos pensar. Vi hombres llorar porque dieron un pequeño golpe con su coche y a una familia reírse y alegrarse en medio de un aparatoso accidente porque a pesar de todo salieron vivos y sin un rasguño.
Por tal motivo... es tan difícil ofrecer una definición sobre la felicidad, que sería incurrir en un error intentarlo.
Después de muchos días de lluvia, ver salir el sol da felicidad a las personas. Estar una semana estornudando y tosiendo y de pronto poder respirar bien también puede hacer feliz a una persona. Llegar a un evento bien vestido, con la ropa impecable, el perfume adecuado, el pelo perfectamente peinado… eso también puede hacer feliz a más de uno. Levantarse, darle un beso a la pareja y que el otro te brinde una sonrisa y te abrace, eso también es felicidad.Tras una intensa jornada de trabajo llegamos a casa, nos damos un baño y nos ponemos el pijama favorito, calzamos las zapatillas más estimadas y nos acostamos bajo las sábanas más queridas, eso también puede dar la felicidad.
Por eso… hay que vivir la vida, pero teniendo siempre presente que todo cambia, nada es permanente. Si llegamos a esa comprensión y aceptación, vivir será hermoso.
Las dos sortijas1
Un hombre rico, al morir, deja una importante herencia. Sus dos hijos la reparten equitativamente. Sin embargo, después de un tiempo, hallan un paquetito que había sido guardado celosamente por el difunto. Al abrir ese paquete se encontraron con dos anillos: uno de ellos tenía un enorme diamante, en cambio el otro era una sencilla sortija de plata. El hermano mayor, dominado por la avaricia, al ver semejante tesoro le dice a su hermano menor:
–Como soy el primogénito me corresponde quedarme con el anillo más valioso.
–De acuerdo, le responde el hermano, me parece justo.Y ambos se retiraron, cada uno por su lado, con sus respectivas sortijas.
Después de varios meses, al menor se le ocurrió preguntarse por qué el padre había guardado tan cuidadosamente ese anillo de plata ya que no parecía tener el aspecto de una joya, por lo cual, comenzó a examinarlo, y en su interior pudo leer:
«esto también cambiará».
Mientras el tiempo transcurría, ambos hermanos vivían tiempos de alegría y otros de tristeza, de bonanza e infortunio. Sin embargo, los cambios en la vida comenzaron a desequilibrar al hermano mayor, porque se entusiasmaba muchísimo cuando las cosas iban bien, pero se entristecía y caía en depresión cuando las circunstancias no le eran favorables. Estas fluctuaciones lentamente comenzaron a socavar su salud, a convertirlo en un ser nervioso, preocupado, opaco, solitario. De nada le había servido recibir una fabulosa herencia, había perdido su capacidad de disfrute. El hermano menor, en cambio, a pesar de haber pasado por momentos de prosperidad y otros menos favorables, había tenido siempre presente esa inscripción que tenía en su sortija «esto también cambiará». Con lo cual siempre había tenido una actitud equilibrada tanto ante lo bueno como lo malo. No se apegaba ni a lo placentero ni a lo desagradable porque sabía que todo era pasajero. Para él lo importante era vivir en paz y equilibradamente.
Y esa fue «su» felicidad.
Sobre las emociones
«El hombre que controla a un grupo es importante; un hombre que controla masas es influyente, pero el hombre que se controla a sí mismo es poderoso.»
Anónimo
Qué llamativo es ver todo el tiempo y en diferentes lugares las consecuencias del mal manejo (o directamente no manejo) de las emociones. Discusiones, peleas, malos entendidos, ira, todo producto de la comunicación incorrecta, llevada de la mano de emociones altamente negativas y algunas, hasta nocivas. Familias divididas, parejas rotas, seres humanos que se hallan al borde del abismo por no poder controlar ese impulso feroz.
Frente a esta realidad se hace necesario preguntar:¿es posible manejar las emociones? ¿Transformar esas emociones negativas en emociones más funcionales o positivas para uno y para los demás? ¿Podríamos lograr mantener el buen humor (o la buena onda, por llamarla de alguna manera) en circunstancias poco favorables?
Obviamente la respuesta es sí. La solución a las malas relaciones, a las reyertas, broncas, humores desagradables, es el autocontrol. Sí, autocontrol, no represión de las emociones. De nada sirve reprimir emociones, porque tarde o temprano aparecen en otro momento y otro lugar (desubicadísimas) y con mucha más fuerza, dañándonos y dañando a los que nos rodean; y generalmente, en vez de provocar una respuesta positiva, una solución, genera comentarios del tipo: ¿Estás loco?
¿Por qué salió esto ahora? ¿No es algo que pasó hace dos meses? ¿Todo este tiempo te lo tragaste? ¿Por qué no lo dijiste antes?
El autocontrol es una fuerza interior, la capacidad y la inteligencia puesta al servicio de nuestra calidad de vida y de quienes nos rodean, para mejorar nuestras relaciones y vida en general.Todo el mundo posee esta herramienta, pero como requiere disciplina y esfuerzo, la mayoría se deja arrebatar por el torbellino de emociones, la comodidad de dejarse llevar, que lejos de ser una comodidad es una incomodidad que en un lapso determinado se transforma en daño.
Todos los seres humanos poseemos una amplia gama de emociones y todas ellas pueden ser, con cuidado y voluntad férrea, manejadas. No somos sencillos animales que nos dejamos llevar por impulsos. Podemos decidir sobre lo que sentimos y lo que nos pasa.
La idea que quiero transmitirles es que las emociones, lo que sentimos, nuestros pensamientos deben jugar a favor nuestro y no en contra. Somos seres inteligentes, no debemos ser nuestro enemigo.
El autocontrol al principio cuesta, da trabajo, pero con el tiempo se va internalizando y finalmente se convierte en nuestro mejor aliado.A través del control analizamos mejor y reaccionamos mejor, positivamente y con ello maduramos, evolucionamos.
Imaginemos que queremos hacer un bello dibujo y tenemos una caja con un montón de lápices; algunos de hermosos colores, otros no tan bellos y finalmente unos que no tienen ni punta. ¿Usaríamos estos dos últimos? Si así lo hiciéramos no solo arruinaríamos el dibujo sino que no sería muy inteligente de nuestra parte ¿no?
Si bien el manejo de las emociones no es tan fácil como elegir lápices (ojalá lo fuera) es posible hacer elecciones mejores para hacer de nuestra vida una hermosa aventura.
¡Es posible! ¡Intentémoslo!
Insisto… no es fácil pero no es imposible. Vivir les puede resultar más fácil y gratificante.
Las exageraciones
Llegar cansados de trabajar y no atender las necesidades de la pareja ni dedicar un momento a los hijos... «¡Por favor! Tuve 10000 problemas para poder llegar a la oficina» (En realidad solo tuvo uno o dos.)
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