Robert Maier - Virus-Cop - Muerte en el Nidda

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Virus-Cop: Muerte en el Nidda: краткое содержание, описание и аннотация

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El hijo de Olaf trabaja en la Brigada de Homicidios de Frankfurt y sufre acoso laboral. Olaf decide apoyarle con una idea brillante. Como jubilado ínformático tiene tiempo y conocimientos para instalarle un virus en su móvil, que le facilitará la información que su hijo Tobías reciba de la Policía. Ha nacido Virus-Cop.
Su primer caso se trata de un asesinato en el Nidda. Olaf ve la oportunidad, de poder ayudar a su hijo a encontrar al asesino. De esta manera comienza a investigar en el entorno de la Universidad de Frankfurt, junto a su viejo amigo Gottfried.
Cuando Olaf consigue finalmente hackear el ordenador de la víctima, se desata el caos. Comienza a seguir las pistas del crimen, pero es entonces cuando el virus empezará a actuar fuera de control.

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“Papá, sabes de sobra que no puedo revelar detalles de los casos.”

Siempre con secretitos . “Por lo menos me podrás decir lo que de todas maneras va a parecer en el periódico.”

“Por ejemplo” Tobías pegó un bocado a su panecillo “que se ha encontrado a un estudiante universitario muerto en el Nidda” dijo con la boca llena.

Que el asesinato había sido en el Nidda no lo sabía Olaf. “¿Asesinado?”

“Seguro que le han asesinado; si no, no habría caído este caso sobre mi mesa “

También ha caído en tu Smartphone . “Y ahora buscáis al autor.”

Tobías le miró flipado, parecía como si su padre hubiera envejecido de golpe y se le hubiera ido la cabeza.

“Sí” – se apresuró a decir Olaf “ya sé que sois el departamento de homicidios y ésa es la función del departamento, buscar asesinos.”

Se puso un café “¿y qué tienes que hacer tú en la investigación?”

“Lo usual en estos casos.” Típica frase hecha. “En cualquier caso, hoy tengo que trabajar en ello.”

Como si fueran las palabras mágicas, el teléfono de Tobías empezó a sonar con la melodía que tenía para las llamadas del trabajo.

“Sí”

Olaf oía la mayoría de las veces únicamente “sí” cada vez que su hijo hablaba con el jefe.

“De acuerdo. Eso haré”

Eso decía siempre que su jefe le permitía colgar el teléfono.

Acto seguido se puso a marcar un número. Olaf aparentemente estaba untando queso en el pan tan tranquilo, aunque en el fondo estaba escuchando expectante.

“Hola ¿Thorsten?” Silencio “¿Cómo? Quiero hablar con Thorsten.” Miró rebotado el Smartphone, pero parecía estar seguro, después de echarlo un vistazo, de que no se había confundido. “¿Naomi? ¿Chantal?” De nuevo separó el móvil de la oreja y miró fijamente a la pantalla “¿Qué significa eso de que ahí solo hay señoritas?”

Ajá, el Eros-Center . Olaf se sonrió por dentro.

“Lo mismo me pasó ayer” dijo Tobías contrariado, mientras dejaba su móvil encima de la mesa “¡Y en medio de un caso! Tengo que llamar a un compañero de huellas y siempre me sale este negocio tan raro.”

No dio detalles de a qué tipo de negocio se refería y miró de reojo al supuesto huevo del desayuno

“Holger va a pensar ahora que incluso para hacer esto soy demasiado tonto.”

Cogió la cucharita. Ahora se le rompería la cáscara del huevo.

“Esta inutilidad de móvil.”

Se levantó de la mesa

“He perdido el apetito.”

Olaf estuvo esperando hasta que Tobías se fue de casa. Para desactivar la función con la que había manipulado la agenda solo necesitaba un par de clics del ratón. Tobías ya tenía suficientes problemas con sus compañeros de trabajo como para añadirle un teléfono escacharrado. De todas formas, de lo que se trata es de escuchar lo que cuenta de su trabajo – y lo que no cuenta.

¡Qué tenía que ir sin falta a la Policía! Olaf sabía que esa profesión no era para su hijo y lo había intentado desanimar. ¿Quizás fue por eso por lo que Tobías hizo todo lo posible para ser policía? Las pruebas psicológicas las pasó impecablemente. ¡Qué lástima!

Olaf se puso a revisar lo que el virus había descargado en el servidor. Borró las grabaciones telefónicas, sin oírlas antes. Demasiado íntimo. Abrió el programa de configuración del virus e hizo los ajustes. El virus estaba configurado de tal manera que todo lo que pasaba por el móvil de Tobías, se enviaba íntegramente al servidor. Desde luego esa no había sido la intención de Olaf. Solo quería gastarle una broma a su hijo. Pero después de la sorprendente información sobre el asesinato, se le despertaron las ganas de investigar con Gottfried sobre el tema, aunque no tenía ninguna intención de vigilar a su hijo. Desactivó la opción de copia de llamadas, la de transferir fotos y videos tomados con el móvil y algunas otras funciones sensibles.

Después volvió a leer los documentos que había enviado el virus. Los datos sobre el asesinato de Benjamin Hoffmann, el estudiante muerto, estaban incompletos. Ya se estaba arrepintiendo de haber desactivado las grabaciones telefónicas. Podrían haber añadido más información.

Finalmente marcó el número de teléfono de Gottfried.

“Tengo noticias frescas. ¿Quedamos en el Krummer Hund a las siete?”

Olaf oyó al otro lado del teléfono un suspiro.

“Vale, Miss Marple.”

“¿Miss Marple?”

Pero Gottfried ya había colgado

4

Gottfried tenía el mismo aspecto enfermizo que la última vez que se vieron. Cuando entró en el restaurante algunas personas le miraron fijamente como si fuera el diablo en persona. Pidió a Karin costillas con col.

“¿Qué tal en el médico?” Olaf estaba realmente preocupado

“Tuve que anular la cita.” La voz de Gottfried sonaba extrañamente aguda. Tosió varias veces como si tuviera flemas en la garganta.

“Tienes que ir de todas todas al médico. A lo mejor tienes algo serio.”

“Inesperadamente tuvimos que hacer una videoconferencia y con las nueve horas de diferencia horaria con la Costa Oeste, no podíamos hacerla en otro momento.”

“Nadie adelgaza de esa manera sin ninguna razón. Por favor, vete al médico.”

“Ya estoy en tratamiento.”

Olaf se quedó mirando sorprendido a su amigo de toda la vida

“¿Me vas a decir de una vez por todas qué te pasa?”

Justo donde estaba la cara demacrada de Gottfried, apareció un plato. Karin puso el plato de costillas con col encima de la mesa. Gottfried cogió una cucharadita de mostaza del tarrito azul de loza, lo puso a un lado del plato y tomó un trago de su sidra. Entonces se quedó mirando a Olaf, como si acabara de darse cuenta que estaba en la mesa.

“Tengo cáncer.”

Sonó como un tiro en la cabeza. Así que ésa era la razón por la que había perdido tanto peso. Si las consecuencias de la enfermedad eran tan visibles, eso quería decir que no estaba en una fase inicial.

“Lo siento mucho Gottfried.”

Aparte del hecho de que parecía un cadáver andante, Gottfried hacía todo lo contrario que dar pena. Respiraba ruidosamente después de pegar un trago de sidra y dejar el vaso al lado del plato. Después luchaba con el cuchillo para cortar las costillas.

“Me tenías muy preocupado, pero que sea cáncer…” A Olaf se le habían quitado las ganas de tomar su sidra con soda. Tenía un nudo en el estómago.

“Hubiera preferido que fuera la solitaria” dijo tras un rato e inmediatamente se sintió imbécil.

“Pues no hubieras andado muy alejado. Tengo cáncer de colon.” Gottfried separó la parte de grasa de las costillas y lo puso a un lado en el plato “me ha dicho mi médico que no es sano.”

Olaf miró fijamente durante un momento la corteza rosada del plato de Gottfried

“¿Y ahora qué?

“Los médicos han preparado un plan y lo seguiremos.”

“¿Tienes que ponerte quimio?”

“El próximo viernes empiezo con eso.”

“¿Qué posibilidades tienes?”

“Los médicos opinan que estoy en un fifty-fifty” dijo Gottfried con la boca llena.

Así que sobrevivían uno de cada dos. Mirando a Gottfried, su cara pálida y sus manos temblorosas, asaltaba la duda de si él sería ese uno. Viendo su alegría ante un trozo de cerdo salado y las ganas con las que comía la col agria, cabía un margen para la esperanza de que Gottfried volviera a ser el viejo de siempre.

Siguieron hablando un rato sobre el cáncer y sobre cómo se había tomado su familia la noticia. Cuando Gottfried terminó de comerse sus costillas, se pidió otra sidra “Ahora vamos con tu investigación sobre el asesinato Miss Marple.” La sonrisa cadavérica tenía restos de carne entre los dientes.

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